ROSENDO cierra gira “De Escalde y Trinchera 2017” en Madrid
Como no podía ser de otra manera, allí estuvimos viendo al maestro ROSENDO cerrando gira en una Riviera abarrotada en Madrid… Nos lo cuenta Fran Llorente y las fotos son de Boliche Ángeles…
ROSENDO: Viernes 22 de Diciembre (Madrid, sala La Riviera)
Tras un largo periplo por la geografía estatal, en la que ha facturado treinta enormes bolos a lo largo y ancho del país, Rosendo despidió 2017 (el año del Centenario de la Revolución Rusa), a lo grande, en loor de multitudes, colgando el cartel de “Aforo Completo” en la madrileña sala La Riviera, en una especie de conquista del Palacio de Invierno ribereño, bajo las estrellas de una noche fría y desapacible (en lo climatológico) no así en lo artístico (dentro, dimos rienda suelta a la pasión acalorada).
En la Comunidad de Madrid hemos disfrutado (y hemos sido testigo) de 5 inmensos bolos del maestro en los últimos seis meses (repasamos: Arganda, Getafe –Cultura Inquieta junto a BURNING y LOS ZIGARROS), Jardín Botánico de la Universidad Complutense –que os contamos aquí-), fiestas de Fuenlabrada… y broche de oro en La Riviera para cerrar el año) a cual más intenso y puntero, pues en los cinco eventos mencionados disfrutamos de lo lindo. En todos ellos ya presentando su reciente, “De escalde y trinchera”, por cierto…
La estructura de sus recitales siempre sigue un mismo patrón: una primera hora de calentamiento, donde el maestro se despacha a gusto presentando las canciones de sus últimos discos y esas exquisitas ‘rarezas’ (“Menú de la cuneta”, “Borrachazos”, “Sufrido”, “Aguanta el tipo”, “Mala tiña”….) escondidas en muchos de sus trabajos. Canciones muy populares ya a estas alturas, pero que no llegan a la categoría de súper-clásicos de su repertorio (“Flojos de pantalón”, “Masculino singular”, “Qué desilusión”, “Sorprendente” etc…). Después, tonadas que levantan a un muerto de la tumba, trallazos como sables que siempre desarrolla pasado el ecuador junto a las sempiternas gemas de su primer disco en solitario, “Loco por incordiar”(1985) (“Agradecido”, “Y dale!”, “Pan de higo”…) y que nunca pueden faltar en sus eventos, por expreso deseo del artista y de sus fans.
Como este último tramo ya nos lo tenemos más visto que el TBO (no por ello, deja de ser puntero, pues el es momento para el desmadre y la juega total, para el desfogue de los más acérrimos…) este humilde escriba suele disfrutar mucho más en la primera hora del concierto, esperando las sorpresas y delicias que el maestro nos tiene preparadas… Se podría afirmar sin ningún rubor que esta primera hora de show es eléctrica canción de autor (y rocanrolera y carabanchelera, por supuesto), a cargo de un bardo inasequible al desaliento, que no da puntada sin hilo y deja frases como látigos denunciando la mediocridad reinante y el mundo tan triste y vulgar que nos toca vivir.
De este modo, arropado por sus sempiternos secuaces, Rafa Vegas al bajo y Mariano Montero a la batería, en formato de power-trío y al son de “Aguanta el tipo”, “Cuando…” y “Mala tiña”, como un sabueso hincándole el diente al hueso, arrancó una función que prometía numerosas satisfacciones. Primeras andanadas con la estupenda “El botillo y la pringá”: ‘Viva el vino y el ganado porcino, mucho patriotismo y poca diplomacia, un anacronismo de lo nacional…” Es casi imposible decir tanto en tan pocas palabras, dedicadas a ‘profanos y eminentes que no paran de enmendar’. Introducidos en la molienda del rock’n’roll más autentico, sonaron a continuación: “Que muela la muela”, “Nada más” y la exquisita versión de Antonio Flores, “No dudaría” que nos trajo muchos y buenos recuerdos de los añorados (y dorados) años ochenta del pasado siglo. Pero la Movida quedó atrás y somos nosotros los que ahora nos toca lidiar y portar el estandarte.
“Soy” nos dejó otra buena ración de ritmo y poesía a flor de piel: “Soy el alma dormida, soy la sangre de la herida, soy ola y despedida… Soy funambulista, insolente y trasgresor, amoral y tremendista, pretendido seductor… Soy protagonista, figurante y productor, ayudante, guionista y por supuesto, el director. Soy un optimista, soy el gran embaucador, soy el dueño de la pista, soy el centro de atención….”. Pero como en la canción, todo lo que sube, baja, y suele tener su lado oscuro: “Y de mañana cuando me despierto, en frente de la realidad, solo soy un grito en medio del desierto, el desconsuelo de la frustración, la soledad y el desconcierto…”. Chapeaù!!… Qué forma más brutal de llamar a las cosas por su nombre, (qué desilusión, como metáfora de la vida) los dichosos lances del mundo artístico y del real también, que suele ser peor, sin el destello de la brillantina y las lentejuelas. A buen entendedor, huelgan las palabras…
Nuestro protagonista está ya de vuelta con “Cúrame de Espantos”: ‘Y si fueras más constante, y prestaras atención, si te hubieras protegido de la manipulación, comprenderías que unos pican y otros no…” Amén. De esta guisa, como para no ir “Sufrido”, en este valle de lágrimas tan grotesco que nos toca vivir, ‘Siempre igual’ por la senda del perdedor (“Tu que… yo que”) siempre de la misma manera, alzando la voz y reivindicando las causas perdidas, cuando ya no hay remedio, cuando es tarde ya…. Regresión democrática rampante y avances socioeconómicos al pilón; derechos laborales y culturales (que costaron sangre y lágrimas conseguir) que resbalan a la mayoría aborregada, y se pierden entre los dedos como arena de playa, como lágrimas en la lluvia… “Que si vengo, que si voy”, que si somos galgos o podencos mientras magnates y mangantes se lo llevan crudo. Llegados a ese punto, el páter del rock’n’roll urbano invita a su vástago Rodrigo Mercado a las tablas, y juntos se echan “A remar”, empapados en sudor y determinación.
Sobrepasado el ecuador, comienza la fiesta con mayúsculas al ritmo de los clásicos con mayúsculas; “Y dale” o “Cosita” a las que se suma esa “Vergüenza Torera”, ya un clásico, de la que el artista hace gala y que ROSENDO lleva siempre por bandera, no sin antes apostillar: ‘(…) Mienten, los chorizos mienten, qué mierda de país (…)’. Suenan como contrapunto los mayores hits de la noche: una deliciosa “Qué desilusión” (de los tiempos de LEÑO), que nos eleva al mismísimo cielo, más las soberbias “Flojos de Pantalón” y “Masculino Singular”, imprescindibles. A partir de ahí, ya sabemos lo que nos espera: encaje de bolillos con los penúltimos fogonazos de la noche: “Pan de higo”, “Navegando” y esperar a los previsibles bises: “Loco por incordiar” y “Maneras de vivir” (el himno de LEÑO por excelencia, y por ende del rock patrio), a los que se sumó un estupendo adiós con “La Fina”, también de LEÑO.
Sobra decir, que salimos todos con una sonrisa de oreja a oreja, ante tamaña demostración de poderío y magisterio sobre las tablas. … Esperamos repetir pronto (ROSENDO ya se anuncia como cabeza de cártel del RIVAS ROCK 2018). ¡Allí nos veremos!
Texto: Fran Llorente
Fotos: Boliche Ángeles
P.D.: Desde estas páginas queremos enviar un fuerte abrazo a la banda, y en especial a su manager y productor, Eugenio Muñoz, por el cariño y facilidades que siempre nos presta en el ejercicio de nuestra abnegada labor de cronistas rocanroleros…
Y para cerrar, un vídeo del momento: