Noches del Botánico 2018: Crónica de Gary Clark Jr.

Interesante programa doble el que nos preparaba Noches del Botánico para un caluroso miércoles de verano. Las dos bandas de esta noche no podían ser más variadas, mezclando ambas multitud de estilos: folk, sonidos surferos, indie-rock… CORIZONAS, y blues, soul, rock y hasta funk con GARY CLARK JR.

NOCHES DEL BOTÁNICO – CORIZONAS + GARY CLARK JR. (Miércoles, 25/07/2018, Jardínes del Botánico de la Complutense)

Gary Clark Jr.

Comenzamos la crónica con una reflexión primero… Y es que, como de costumbre en este festival, uno de los aspectos más negativos es el público que prácticamente llenó el recinto. Nunca entenderé por qué, dado que las entradas de estos conciertos del Botánico no son precisamente baratas, pero hay buena parte del respetable que no merece ese calificativo, porque ellos no respetan a los demás. Y durante casi toda la noche están mucho más pendientes de hablar de sus cosas  con sus amigos (y no en voz baja precisamente), que de la música.

Personalmente creo que si vas a estar de cháchara con tus colegas, vete a un bar: te saldrá mucho más barato, y no molestas a nadie… Dicho esto, vamos ya con el relato de lo que fueron los dos conciertos de la noche:

CORIZONAS:

Corizonas

En este ambiente y con apenas 10 minutos de retraso sobre el horario previsto, salieron los CORIZONAS. Mitad madrileños, mitad vallisoletanos; mitad CORONAS mitad ARIZONA BABY, han conseguido hacer que este extraño invento de mezclar 2 bandas tan diferentes funcione. Sobre todo, porque son unos pedazo de músicos y porque hay mucho trabajo detrás de este proyecto. Te puede gustar más o menos lo que proponen, pero eso es innegable.

Personalmente, me atrae más el lado CORONAS de esta banda, esas mezclas locas que hacen con su sonido surfero tan característico, que el lado ARIZONA BABY que, si bien me gustan cuando suenan más folk-rock, me aburren cuando se van demasiado hacia sonidos indies. Además, se echa de menos al divertido Fernando Pardo como maestro de ceremonias. Es que, salvo en un par de momentos puntuales, pierde protagonismo en favor del predicador Javier Vielva, que es un gran cantante pero bastante más soso que Fernando. De todos modos eso es anecdótico, pues lo importante es que la banda suena de puta madre.

Corizonas, guitarras

La excelente base rítmica de LOS CORONAS con el bajo de David Krahe y la batería de Roberto Lozano, las guitarras de Javi Vacas y Fernando Pardo, con el excelente añadido de Rubén Marrón, y la magnífica trompeta de Yevhen Riechkalov, unidas a la cálida voz de Javier Vielva, forman un conjunto brillante.

Su actuación tuvo altibajos, desde mi punto de vista, por el SETLIST elegido. Me encantó la fuerza de “Las paredes bailan”, tema que va de menos a más y que termina a todo gas, con gran protagonismo de las guitarras y de la trompeta ucraniana; que también brilló en “Todo va bien” otro buen tema con letra muy irónica. Pero luego me dejaron frío por completo con “Yo quiero ser yo”.

Después del bajón, salió Fernando Pardo animarnos un poco con su gracia habitual, y enlazaron 3 buenos temas, en el que para mí fue el mejor momento de la noche. 2 divertidas blasfemias, tan típicas especialmente de LOS CORONAS, con versiones llevadas a su terreno del “Supernaut” de BLACK SABBATH y el “Wish you were here” de PINK FLOYD. Y entre medias, un buen tema del primer disco de CORIZONAS: “The Falcon Sleeps Tonight”, que parece sacado de la banda sonora de una peli de Tarantino.

Me arrodillo ante vos

Pero a partir de ahí, la verdad es que la cosa bajó bastante. Los temas que sonaron, casi todos de sus 2 últimos trabajos, me resultaron muy sosos. En mi opinión, en estos dos discos hay canciones bastante mejores. Solo me sacaron del letargo con “Piangi con me”, un bolero en italiano llevado al terreno y sonidos de CORIZONAS que sonó francamente bien. También me gustó el tema con el que cerraron sus aproximadamente 60 minutos de actuación: “I wanna believe”, un corte muy marchoso que sonó totalmente a soul y funk setentero, presentado por un Javier Vielva metido de lleno en su papel de predicador, y que nos preparaba para lo que venía a continuación: la estrella de la noche, Gary Clark.

GARY CLARK JR.:

La verdad es que tenía una espinita clavada con GARY CLARK JR. Realmente quería verle en el “British Summer Time 2018” de Londres, pero no llegué a tiempo. Me alegro de haberme podido resarcir tan pronto… También me alegro de no haber tenido que ejercer de fotógrafo en esta ocasión, porque la casi nula iluminación, teniendo sobre el escenario a un tipo negro como el carbón con sombrero de ala ancha, es una combinación “divertidísima” para hacer fotos.

Gary Clark

Volviendo al concierto en sí, el que se esperase ver a un artista de blues puro y clásico, llevó un buen chasco, desde luego. Porque Gary Clark es muchísimo más que eso: es rock, es soul, es funk, y por supuesto también blues. Todo ello mezclado, improvisado y retorcido hasta el punto de que no sabes si ha tocado 9 canciones o 18, y tocado en su guitarra con absoluta maestría, con un dominio de las 6 cuerdas casi demoníaco. No merece la pena ni hablar de los increíbles solos, fueron tantos y tan variados, mostrando un dominio de tantos géneros, que podría estar 20 páginas describiéndolos, así como los salvajes riffs y las bonitas melodías con las que hacía hablar a su guitarra. A este chico le pones a tocar una muñeira-eléctrica, y la clava.

Además, sin ser un gran cantante, lo cierto es que sabe acoplar su voz perfectamente a cada uno de los estilos que tocaba, lo que no es nada fácil dada la variedad de géneros a los que se acerca en sus directos. Sin olvidar la excelente banda que le acompaña, sólida como hormigón armado. En esta ocasión destacaron Johnny Bradley al bajo y Johhny Radelat a la batería. El segundo guitarra de la banda tuvo muchísimos problemas de sonido durante toda la primera mitad del concierto, ya que su instrumento no se oía nada, lo que le restó fuerza a los temas más rockeros en esa parte de la actuación. La verdad, era un poco raro… el bueno de Eric “King” Zapata estaba enfurruñado, tocando botones y cables de su “ampli”, todo el tiempo (incluso llegaron a cambiarlo), mientras el resto de la banda seguía tocando como si nada y sin prestarle ninguna atención. Al pobre Zapata, mientras, sólo le faltaba llamar por teléfono al servicio técnico… Y la verdad es que no se notó excesivamente, porque la guitarra de Gary vale por 2 o 3.

La banda de Gary

Me encantó el arranque del concierto, con una rockera y poderosa versión del “Come togheter” de los BEATLES, y “Ain’t Messin’ Around”, un temazo espectacular que mezcla soul y funk a la perfección y te hace pensar en la Motown de los 70. Y para terminar un arranque de lujo: los potentes de riffs rockeros de “Travis County”, y un blues con sonido texano “Next Door Neighbor Blues”, en el que la voz y, en esta ocasión, la slide-guitar de Gary Clark brillaron con luz propia. Además, este hombre tiene la ventaja de que incluso en los temas más sosillos te sale con unos solos magistrales, y mira, pues ya les sacas algo.

Es lo que me sucedió en los siguientes momentos de la noche, en los que predominó especialmente el soul con algún aire funk, géneros que no me atraen demasiado pero en los cuales me mantuvo enchufado la portentosa habilidad con la guitarra de este gran músico. Tuvo sus momentos, como la romántica “Our Love”, con Gary haciendo un falsete que le quedó muy resultón, pero en general no fue mi parte favorita del concierto.

Blues en el Botánico

Esto duró ya hasta casi el final de la noche pero, por fin, en el tema que cerraba en teoría su concierto salió un tío con una armónica y volvió a sonar EL BLUES, con mayúsculas. Una maravilla con un ritmo contagioso que daba ganas de bailar, en la que lucieron flamantes solos de armónica y de ambas guitarras, incluida la de King Zapata, que había empezado a sonar a mitad de concierto.

Para los bises Gary nos había reservado lo mejor de la noche. Un momento íntimo y maravilloso en “Things are changing”, que sonó solo con la voz y la guitarra de Gary Clark, y una barbaridad de tema llamado “Bright Lights”, un potente corte que combina a la perfección blues y rock, y que fue un fin de fiesta por todo lo alto, con salvajes riffs y solos de un auténtico maestro de las 6 cuerdas: Gary Clark Jr.

Texto: Raúl Moreno

Fotos: Boliche Ángeles

¿Vemos un vídeo de la noche para cerrar la crónica?

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