Tras su paso estelar por las Noches del Botánico en el verano pasado, el guitarrista neoyorkino volvió por sus fueros y nuevamente en loor de multitudes, con una nueva gira europea: “Inviolate Tour 2023”. Damos todos los detalles a continuación de su huracanado paso por la sala ribereña del Manzanares.

STEVE VAI – Sala La Riviera (Madrid), Viernes 31 Marzo 2023

Steve Vai

Nueva febril demostración guitarrera en un recital de punteos y escalas sin límite donde se explayaron por todo lo alto. A destacar varios elementes que fueron capitales en el show, en primer lugar: hay que subrayar una notable calidad de sonido que junto a la cuidada escenografía, fueron el aderezo necesario a un festín de virtuosismo por doquier.

Rodeado por un elenco de músicos de primera categoría, con la novedad del joven Dante Frisello como guitarrista rítmico arropando al maestro Vai, (con un discípulo que nos recordó bastante al espigado guitarrista que acompañaba a Fran Zappa a finales de los 70’s) junto a Jeremy Colson en los tamboriles y percusión (una bestia parda que ha tocado al servicio de lo más grandes hachas entre ellos el sin par Michael Schenker o Marty Friedman, sin ir más lejos) y Philip Bynoe al bajo, otro ‘monstruo’ de las cuatro cuerdas, con un importante bagaje a sus espaldas.

Como si estuvieran bendecidos por una fuerza mayor, y perfumados de sándalo, Steve Vai y su banda salieron al comerse a bocados el escenario, dejando de inicio piezas rutilantes como “Avalancha” (no confundir con la homónima pieza de HÉROES DEL SILENCIO), “Giant balls of gold”, “Little Pretty” o “Tender Surrender”, con las que fueron calentando el ambiente de un recital in crescendo que dejó a continuación hermosas piezas como “Lights are on”, “Incantation” o “Candlepower”, intercaladas con febriles solos de bajo y guitarra.

El trasiego tuvo mucho de onírico y hasta un punto surrealista, hasta tal punto que una buena amiga al finalizar el concierto me preguntó por Whatsapp: “¿Qué tal estuvo Steve Vai?” A lo que este humilde escriba respondió escuetamente: “Brriiiilliiiii Brrhruuuhhhhh…” haciendo una graciosa aliteración del sonido de los solos de guitarra que se vieron en una noche mágica y un tanto hipnótica. Creo que esta jocosa anécdota ilustra a las claras la esencia de un recital donde se vieron momentos realmente inspirados (musicalmente hablando) y otros donde predominaba un virtuosismo pasado de vueltas y realmente desconcertante para quien esto suscribe, con en “Building the Church”, con masterclass de técnicas de ‘tapping’ incluidas, o “Greenish Blues”, donde el Chef Vai deconstruye las viejas escalas de Muddy Watters y compañía hasta marcarse unas ‘crudities’ para paladares modernistas y amantes de la nueva cocina y de los vanguardistas sonidos de la actualidad…

Steve Vai

De este modo, entre un rutilante desfile de guitarras Ibanez (de su patrocinio desde siempre) transcurrió un show sinuoso y desmesurado, que nos regaló otras golosinas en el ecuador como “Bad Horsie”, “I’m becoming” o “Whispering a prayer” con imágenes muy místicas en la pantalla trasera. Así hasta llegar al tramo final donde tras “Dying Day” y un machacante solo de batería a cargo de Colson, nuestro protagonista rubricó otro momento estelar del show, sacando a pasear una flamante guitarra con tres mástiles para tocar “Teeth of the Hydra” y a continuación, en el más difícil todavía, se calzó la levita diabólica de Jack Butler en “Cruce de Caminos” para abordar “Zeus in Chains”, como si fuera una deidad encadenada que pretende liberarse de la maldad de los mortales, que arrasan un planeta en decadencia presidido por la devastación y la guerra.

Como contrapunto, ya en los bises, regalaría “Liberty” y “For the Love of God” con imágenes beatíficas en las pantallas y un perfume de exquisitas melodías (algo bastante inusual durante un recorrido en el que predominaron los ardientes punteos y fraseos desmedidos…) embalsamando con oleo sagrado una despedida que nos dejó bastante buen sabor de boca, en líneas generales. Aunque todo hay que decirlo, las dos horas y media que duró el evento se nos hicieron un poco largas ante semejante demostración de músculo guitarrero y virtuosismo sin fin, al servicio de un ego tan grande como su desorbitado talento.

De cualquier manera, una colosal sinfonía de punteos, escalas y desbarres variados a cargo de un artista que ha prestado sus servicios a grandes luminarias como Frank Zappa o David Lee Roth, sin olvidar su efímero paso por formaciones que estaban en la cresta de la ola por entonces, como los rutilantes ALCATRAZZ o unos WHITESNAKE imponentes, arañando el cielo tras su último gran álbum (al menos a nivel clásico y popular queremos decir) “Slip of the Tongue” (1989).

Steve Vai

Con “Fire Garden Suite” finalizó un recorrido por las más altas cimas de la guitarra, aunque bien es verdad que grandes escaladores ha habido muchos, y que el instrumento puede tocarse de muchas formas, algunas más clásicas, para elaborar redondas canciones. Steve Vai domina casi todos los registros y solo podemos inclinarnos ante su egregia figura y quitarnos el sombrero. Bravo por el barroquismo vanguardista de Vai, y sus virguerías (y travesuras) en las seis cuerdas, que rizan el rizo de los adornos y arpegios propios del más allá…

Texto: Fran Llorente / Fotos: Javier Paredes

Galería completa de fotos del concierto de VAI en el enlace.

Posdata: Si bien, como lo colofón a lo aquí expresado, (y ya es cuestión de gustos personales), quien esto suscribe prefiere el magisterio más templado de Joe Satriani, en onda parecida a lo visto y degustado en la noche de autos, o la divina providencia de dioses como Michael Schenker o Eric Clapton (aún vivos) y otras leyendas imperecederas como Gary Moore, Rhandy Roads o el más grande de todos, JIMI HENDRIX, siempre en nuestro parnaso particular de insuperables guitarristas, y artistas (con mayúsculas) que rebasaron estilos y fronteras

Eso no quita obviamente para contar siempre las virtudes de un guitarrista único, excelso y totalmente legendario como Mr. Vai. De nuevo excelente, cercano y a la vez estratosférico.