Crónica del conciertazo de THE CULT en La Riviera

Pleno agosto en Madrid pero La Riviera se llenó para ver a unos clásicos como THE CULT homenajeando uno de sus discos históricos como es «Sonic temple». Allí estuvimos:

THE CULT – Sala La Riviera, miércoles 21 de agosto de 2019 (Madrid)

The Cult

Creo que ninguno podíamos esperarnos la expectación que iba a suponer este concierto de THE CULT, un poco metido con calzador a última hora en la programación veraniega de salas, y el llenazo que se vivió un miércoles “cualquiera” de finales de agosto en Madrid para ver a unos clásicos como ellos. Es cierto que es una banda muy querida aquí, con ese punto intermedio perfecto entre el mainstream y el underground (conocidos por muchos pero “escogidos”, por decirlo así), y que aun así no son muy habituales por estos lares. Cierto que por ejemplo les vimos en Download hace un par de años, si no recuerdo mal, o en el Azkena el año pasado… y aún recuerdo un conciertazo anterior también en La Riviera hará una década, que fue la primera vez que un servidor les veía.

El caso es que sorpresivamente la sala colgó un tremendo sold out (con aforo ampliado por fin en La Riviera, como nos confirmaron in situ) y con público veterano pero muy diverso. Desde heavies a pijos literalmente, roqueros de toda la vida, muchas chicas e incluso multitud de público “normal” (si eso existe) que habían sido roqueros, góticos o heavies de jóvenes, ya sabéis. Y ellos, el grupo, en una forma excelente, con la excusa quizás algo manida del 30 aniversario de uno de sus discos más míticos, pero lo cierto es que encima del escenario nos volvieron a dar una lección de clase, maestría y mucha, muchísima calidad. Y no importa que entre ellos, los dos protagonistas, la relación siga tan fría como siempre (incluso pareció al final del concierto que ahora se llevan mejor, jeje), o que ni se miren ni interactúen nada con la banda… excelentes músicos todos, por cierto.

Quizás para quien no conozca a THE CULT se podría decir que el concierto fue frío, con poca interacción con el público, y ellos a cumplir y poco más… pero no es verdad. Para opinar de ese modo primero hay que conocer el rollo del grupo, y es que ellos siempre han sido así. De hecho estuvieron más comunicativos que otras veces, aunque muchos no termináramos de pillar por qué Astbury estuvo todo el concierto con cazadora y con gafas de sol en pleno agosto y en una sala hasta arriba de gente sudando… pero ellos son así. Lo importante es que musicalmente demostraron por qué son una banda histórica y por qué sus primeros discos son tan legendarios. Y habla uno que los conoció ya con su último disco clásico, un “Ceremony” del 91 del que lamentablemente no tocan nada ya. Demasiado hardroquero y “americano” supongo.

Billy Duffy

Por cierto, antes de comenzar la crónica como tal creo que es justo también ejercer la parte crítica de nuestra profesión, y tirarle de las orejas a la organización cuando lo merece. Y no nos trataron nada bien a la prensa, ni la promotora supo lidiar bien con los medios en este concierto. Normalmente la relación es cordial y sobre todo fácil entre medios y promotor, pero otras veces surgen dificultades y como tal hay que decirlas… siempre con ánimo constructivo y con intención de mejorar las cosas para otras veces. El caso es que no tiene sentido (pero ninguno) tenernos a los fotógrafos y redactores literalmente una hora en la puerta de la sala a esperar a que empiece el concierto. ¿Para qué? Ni dividir el foso dificultando mucho la labor de los fotógrafos al respecto (por ello no tenemos fotos de los miembros de la banda que estaban al otro lado del foso que nos tocó).

Y lo que es peor, pese a estar el aforo completo (que todos los sabíamos, y lo vimos al entrar a la sala), ¿qué sentido tiene echar a los fotógrafos acreditados una vez terminadas las 3 canciones de rigor y no permitirles quedarse en la sala a ver el concierto… estando acreditados para ello? Personalmente siempre he pensado que una promotora, aunque tenga sus razones (en este caso de aforo) pierde mucho más de lo que gana con estas acciones. Pero bueno, nuestra labor es primero trabajar, pero también protestar y decirlo cuando creemos que no se han hecho bien las cosas y así lo hacemos en este caso.

Dicho esto, proseguimos con el relato y lo cierto es que fue una noche musical excelente. El concierto empezó con cierto retraso, pero sobre las 21:20 ya estaba la banda sobre el escenario descargando la hora y media justa que nos iban a regalar. Por cierto, como siempre, y pese al buen estado vocal de Ian Astbury, mis reverencias siempre para el gran Billy Duffy… Uno de esos guitarristas infravalorados pero que deberían estar considerados entre los grandes. Hierático, casi sin moverse y 100% concentrado en su instrumento y su interpretación pero a la vez es la macarrería, actitud y elegancia personificada. Físicamente está increíble a sus casi 60 años o más, pero es que tocando mantiene esa clase sublime, el morro y la perfección total de los grandes. Un jefazo sin duda, ¡mis respetos, Mr. Duffy!

The Cult

También me encantó, y destaco por tanto, al batería John Tempesta (TESTAMENT, EXODUS…), duro, preciso, rítmico al máximo y 100% clavando esos ritmos de batería perfectos de los temas clásicos de THE CULT (en muchos caso marca de la casa de un tal Matt Sorum, ¿os suena?, y Les Gardner) pero aportando ese punto más poderoso en la pegada de la escuela thraser. Y como contrapunto estaba al teclista Damon Fox, setentero, con un rollo más vintage pero aportando ese deje clásico y netamente roquero que THE CULT siempre han tenido, tanto en su etapa más gótica de los inicios, en su época hardroquera de finales de los 80 y principios de los 90, como en sus años más alternativos / metaleros posteriores.

Hay que decir, aunque ya lo sabemos, que vinieron como parte de su gira de 30 aniversario de celebración del mítico “Sonic Temple”, uno de esos discos inmortales que tanto nos gusta recordar a los mitómanos (y que tan lucrativo es para las bandas, y más en estos tiempos). Ambas partes sabemos que es un truco y un engaño, pero ambos nos dejamos caer en la trampa, golosa para ellos y algo engañifa para nosotros… pero picamos el anzuelo gustosos y salimos todos contentos. No pasa nada, es un trato consensuado y mientras ellos no se pasen de la raya en el mercadeo de la nostalgia y el engañar de más a su gente, y nosotros sepamos distinguir entre cuando nos la quieren dar con queso y cuando merece la pena entrar en el juego, pues todo perfecto… ¿no? Ésta fue de las buenas y como tal creo que todos salimos realmente satisfechos tras el conciertazo de THE CULT en La Riviera.

Por cierto, ni tocaron el disco entero (“sólo” 8 temas, jeje) ni lo hicieron en orden exacto, pero sí es cierto que el repaso y el homenaje fue más que válido en la primera parte del concierto. Comenzando de hecho muy poderosos directamente con “Sun King”, que precisamente abría “Sonic temple” hace 30 años, o con la grandiosa y adictiva “New York city”. En las pantallas más que la portada del disco teníamos la imagen de la gira sobre unas montañas, en una vistosa imagen estática de fondo que era muy chula pero quizás en algún momento  hubiera estado bien que nos regalaran imágenes antiguas o algún tipo de proyección audiovisual de acompañamiento, pero ellos son THE CULT y se centran en su música.

Duffy

De hecho, aunque el sonido fue muy bueno durante la velada, las luces permanecieron oscuras (¡hey!, son THE CULT y no van a cambiar ahora) y todo el show se centró en las canciones y su interpretación. Y el público 100% con ellos, por cierto, tanto los que estamos más que acostumbrados a ir a conciertos como los que van una o dos veces al año a recordar las bandas y los discos que les gustaban cuando eran jóvenes y aún no se habían casado ni tenido hijos (y mientras los padres roqueros normales seguimos yendo a conciertos todas las semanas, pero ése es otro debate, jeje). No lo critico, ¡eh!, en absoluto, pero sí me resulta curioso y es que se nota a la legua… así como ver su cara cuando se acercan a la barra y se asustan al saber los precios actualesde las consumiciones en las salas… ¡angelitos!

Seguíamos de clásicos, con temas imprescindibles como “Sweet soul sister”, y el rollazo que tiene, con Astbury cantando realmente bien pero aún algo mohíno con el público (¡hey!, son THE CULT, ¿lo he dicho ya?), o “Fire woman”, siempre electrizante, o “Eddie (ciao Baby), imprescindible a medio tiempo… y el público encantado y muy caliente. Era el momento de ir variando el repertorio y salir un poco de “Sonic temple” para la segunda parte del concierto. Personalmente siempre he echado de menos en sus conciertos los temas de “Ceremony”, pero está claro que aparte de “Sonic Temple” sus discos clásicos son “Love” y “Electric”, y aun así le hicieron algún guiño a alguno de sus discos más actuales, interesantes pero para mí bastante por debajo. Aun así, tienen buenos temas como la poderosa “Rise” o “American gothic” de su “Beyond good and evil”, su disco de “reunión” tras los años de Astbury emulando a Jim Morrison con RIDERS OF THE STORM.

Personalmente siempre me gustaron mucho sus primeros tiempos, cuando aún eran casi más una banda más de rock gótico a lo BAUHAUS, SISTERS OF MERY o THE CURE (sí, THE CURE, incluso unos U2 con guitarras más potentes) que el grupo de hard rock que serían después. Y no nos podían dejar si algún guiño a estos primeros tiempos en los que Billy Duffy aún tenía el pelo corto y tocaba casi sin distorsión. De hecho, fue curioso el cambio de guitarra y que se tocara con una preciosa Grestch color hueso ese “Spiritwalker” o “The Phoenix” de sus primeros años. Y para cerrar, otro de sus superclásicos, pre “Sonic Temple” como es “She sells sanctuary”, sonando tan chula y tan gótica como antaño.

Astbury

Ellos seguían sin mirarse, o sin hacerle caso a la banda, pero daba igual pues la música hablaba por ellos y el conciertazo que nos estaban dando, aunque corto, bien merecía el “desplante”. Quizás otros dirían aquello de que estaban en actitud de “toma el dinero y corre” pero, ¡hey!, que son THE CULT, ¡que son así!… ¿de secos y de fríos? Lo primero sí, lo segundo no, o al menos a mí nunca me lo ha parecido, y de hecho esta noche en Madrid estuvieron hasta cercanos con la gente.

Bueno, faltaban los bises y la tripleta para cerrar tenía que ser de superclásicos y no defraudaron en absoluto: una superpotente, y casi acedeciana, “Wild flowers” primero, seguida de la eterna “(Here comes the) Rain”, posiblemente su canción más conocida, para terminar de lujo, tras la clásica petición de “One more?”, con la fantástica “Love removal machine”, superochentera y fantástica para cerrar un bolazo… ¿Vemos vídeo para comprobarlo antes de terminar?:

Algo corto, cierto, centrado en clásicos y siendo 100% profesionales y con las mínimas concesiones a la galería, pero lo cierto es que llegaron triunfaron y se marcharon, tras despedirse muy efusivamente (para ser ellos) de la gente que coreaba esos “oés” que un rato antes Astbury había pedido jocosamente para “un poco después”, jeje. Sonidazo, muy buen set list (teniendo en cuenta que tenían que repasar el “Sonic temple” y dejaba poco espacio para el resto) y una vez más demostrando que las bandas más clásicas e históricas siempre lo son por algo.

Y reitero, aún a riesgo de ser pesado, muy grande Billy Duffy, ¡mis reverencias, señor!

Texto: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)

Fotos: Boliche Ángeles 

En esta galería completa podemos ver las fotos que hicimos del concierto

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