Crónica de ROBE (en Madrid Escena) de nuevo en la capital
El celebrado Mesías Carismático del Rock Transgresivo volvió por sus fueros en un abarrotado Auditorio, ante más de 10,000 personas, mostrando los costurones de una gira en loor de multitudes, pero en la que para bien o para mal, echamos muchísimo de menos la energía cuasi-nuclear que antaño desplegaba con los EXTREMODURO.
ROBE – Festival Madrid Escena, Sábado 11 Junio (Auditorio Parque Enrique Tierno Galván)
En esta ocasión, la Mayéutica se nos quedó un poco light, pese al ambiente de euforia entre la mayoría de la concurrencia y la buena organización de un encuentro que trató a todos los espectadores por igual, a la vieja usanza, con entrada única para todo el recinto. Está claro que en todos los conciertos (y en el ARTE en general) hay un factor subjetivo cuyo peso en ocasiones marca un excesivo condicionante. Asistir a un evento con un mal día (cansado, malhumorado…) puede alterar las precepciones del espectador, pero éste no era el caso.
Ese día acudimos a la llamada felicísimos de la vida, muy agradecidos y súper alegres ante la ocasión que se nos presentaba. La Organización de Madrid Escena ya nos había dado todas las facilidades en otros eventos que habíamos acudido a cubrir, así que en este capítulo todo son agradecimientos por nuestra parte, especialmente para Prado Arenas, Jefa de Prensa, y también para todo el staff de El Dromedario, que se hicieron cargo de la Producción del evento de ROBE una vez más.
Tras sus conciertos en Rivas y especialmente en el WiZink Center, el 20-N, crónicas que ofrecimos con todo lujo de detalles en esta web (como veis en los enlaces correspondientes), este humilde escriba salió con un ligero resquemor preguntándose si no sería yo, el que había tenido un mal día ante la sensación de cierta frustración por lo vivido y sentido allí. Pero en esta ocasión la sensación fue muy diferente: la de haber constatado (como si fuéramos galenos especializados en medir las emociones y en los quehaceres del alma) los fallos estructurales de un Tour diseñado para todos los públicos y que se nos queda muy light, para el acrisolado ROCK con enjundia que nos gusta degustar habitualmente.
Siento ejercer de ‘corta-rollos’ y tener que decir esto, más cuando la inmensa mayoría de las crónicas de ROBE en Madrid Escena han sido más que favorables para el bardo de Plasencia. El caso es que desde que nuestro protagonista decidió picotear en todos los nidos, sin demasiado pudor, ha ido sumando una heterodoxa parroquia donde se congrega mucha chavala guapa pero donde cada día cuesta más encontrar al curtido rocanrolero de toda la vida (con su larga y fosca melena, llena de canas) confundido en un proceloso maremágnum de “fauna” peculiar, compuesta por ‘perroflautas’ de variado pelaje (que fueron mayoría en el día de autos), indies aventureros y hip-hoperos con ganas de matraca, pijos cada vez menos desubicados en estos conciertos (aunque más bien somos los rockeros los que cada vez estamos más desubicados en estos magnos eventos) junto otras especies urbanas que pululan los fines de semana, por los parques y Fiestas Patronales de nuestras queridas metrópolis, como pequeños oasis fiesteros en medio de la árida jungla de cemento.
Como se supone que Robe Iniesta siempre protagoniza aquelarres con mucha conciencia, también tuvimos ese día la rara sensación de estar de faranduleros (en una fiesta más o menos banal, según se vea…) mientras las bombas siguen cayendo en Ucrania… Con el oscuro trasfondo de una guerra terrible en el Este de Europa (que está devastando ciudades en llamas) y sus consecuencias para el común de los mortales, en forma de terrible alza de precios y una devastadora crisis energética que no sabemos cómo puede terminar, nos postulamos por allí. Hubo alguna pincelada al respecto en algún tema, especialmente en la estupenda “Nana Cruel” pero ahí quedó la cosa. De cualquier manera, salvo 2 o 3 piezas que nos gustaron mucho, especialmente la vetusta e inesperada “Tu corazón” tuvimos la impresión de que había demasiada ‘paja’ en el trasiego, especialmente en el primer tramo, pues las canciones nuevas como “No hay nada” o “Ininteligible” tuvieron difícil encaje en un recorrido con demasiados cambios de rasante.
Volviendo al concierto en sí, Robe está bien secundado por la banda con la que ha venido girando en los últimos tiempos. Un combo muy solvente formado por Woody Amores a la guitarra eléctrica (SINKOPE, RAIMUNDO AMADOR) como poderoso factótum de un show hilvanado en los músicos habituales: David Lerman al bajo, clarinete y saxo, Carlitos Pérez al violín, Álvaro Rodríguez al piano y teclados, más Alber Fuentes a la batería, sin olvidar la participación de Lorenzo González en segundas voces y coros, y por supuesto Robe (voz principal y guitarra), que marcó perfil bajo, con todo a su favor.
De inicio, un lento arranque con “Del tiempo perdido”, más la sinuosa “Por encima del bien y del mal”, que con la que parecía despegaba la función hasta topar con “Por ser un pervertido”, una rola de pasiones urgentes, todavía con mucha luz en el cielo, y con un ritmo muy al ralentí. “Nana cruel” fue un pequeño diamante en medio del desierto del desconsuelo, mientras “Si te vas” siguió por parecidos derroteros. Tras algún poema y la sorpresiva “No hay nada”, por fin volvimos a conectar con “Tu corazón”, con algo de agitación desatinada entre la concurrencia… Y vuelta a las andadas del lento trasegar con “Tango Suicida”. Y de ahí pasamos, sin solución de continuidad, a un buen trozo de “la Ley Innata”: “Lo de fuera”, el segundo Movimiento de esta obra conceptual que nos dejó muy buen sabor de boca, justo antes del nuevo sencillo “Ininteligible” con el que nos fuimos al merecido descanso…
Poco a poco fue anocheciendo y con la oscuridad voló la “Mayéutica” en el segundo tiempo. Rienda suelta para el último elepé conceptual de nuestro héroe, una continuación sui generis de aquella “Pedrá” que rubricó en 1994, justo antes del emerger definitivo de EXTREMODURO con el fabuloso elepé “Agila”. La respuesta del respetable fue esta vez algo más tibia que en ocasiones venideras, especialmente la del WiZink Center, donde en ese tramo del show se vio mucho baile desaforado. En el Auditorio Tierno Galván los espectadores estuvieron más contenidos ante esa poética marginal hecha canción. ROBE completó los cuatro movimientos y la coda feliz, donde se admitían peticiones de los sueños incumplidos, con un poso de amargura ante los utópicos propósitos de cambiar el mundo que quedaron desvencijados en la herrumbre del camino.
Como recalcamos en la anterior entrega, “ahora soy un adicto de ti, de tu piel y de tu boca… y solo quiero hacerte bailar como una puta loca…”. Un expreso mensaje hedonista para enjuagar los criminales tiempos que corren. “Después de la Catarsis”, “Mierda de Filosofía” para que el personal mueva el esqueleto, y tras “Un instante de luz”, rubricar que “No soy el dueño de mis emociones”, un entramado que se nos antoja demasiado confuso, porque si uno no es dueño de sus emociones, ¿de qué lo es?…
Y por fin llegamos al tramo final del show, donde como bises postreros y quizás demasiado tarde, sonaron tres grandes clásicos de EXTREMODURO: “A fuego”, “La vereda de la Puerta de Atrás”, y “Ama, ama y ensancha el alma” con la que rubricaron una función donde la mayoría del público salió bastante entusiasmado ante lo que había visto… pero que, observado desde el fino tamiz del espíritu crítico que siempre nos acompaña, no parecía tan bueno y tan efusivo.
En fin, en otra ocasión será (ndr: no eres tú, soy yo, supongo). Esperamos desquitarnos pronto en otro bolo que sea algo más redondo y sobre todo más pasional…
Texto: Fran Llorente
Galería completa de fotos del concierto de ROBE en Madrid en este enlace.