Crónica de la edición XXV del Ripollet Rock

Había que ver a LOUDNESS en su tercera visita a nuestro país sí o sí. Daba igual que la cita fuera en Ripollet a cientos de kilómetros de casa porque, ¿a que siempre es chulo ver conciertos fuera de los lugares a los que acudimos habitualmente a ello? ¡Claro que sí! Además, el evento pintaba genial al ser el marco de la actuación de los japoneses el 25 aniversario del Ripollet Rock, cuyo cartel completaban CRYSTAL VIPER, JADED HEART, REGRESION y RISING CORE, ¡casi nada!

Antes de entrar en detalles, decir que nunca había estado en el Ripollet Rock (ndr.: ya lo cubrimos el año pasado pero fueron otros compañeros los que estuvieron allí), pero desde luego que me lo apunto para futuras ocasiones. Buen recinto, buen escenario, buen sonido, buenos precios en las barras… y encima entrada gratuita. No es de extrañar que aquello se pusiera hasta la bandera para ver a LOUDNESS, si bien la afluencia de público durante el resto de la jornada no desmereció para nada a la que disfrutaron los cabezas de cartel. Ya desde el inicio hubo una buena cantidad de gente atendiendo a lo que pasaba en el escenario.

RISING CORE

Abrieron el festival RISING CORE en su papel de banda local. Buen gesto el de incluir una agrupación de la zona, aunque su amateurismo contrastaba con los telones y demás atrezo muy profesional con el que adornaron el escenario. Me parece bien invertir en darle un extra a la puesta en escena, pero también me queda la sensación de que RISING CORE han empezado la casa por el tejado.

Me explico: su música se orienta a un ambicioso híbrido de Prog y Power que exige un nivel en las composiciones que RISING CORE roza con los dedos pero no domina al máximo, lo cuál no les impidió dejar buenos detalles en escena, especialmente su guitarra solista Juan Martín.  Me gusto también el hecho de que tampoco se arrugaron al estar tocando ante un buen número de personas, así que pulgar hacia arriba por mi parte a RISING CORE y ánimos para seguir trabajando.

REGRESION

Llegaba el turno de REGRESION que siguen con su gira de presentación de “Terra Ignis” y que disfrutaron de mejor sonido que RISING CORE ya desde los primeros compases del concierto. Nunca había visto a REGRESION jugando en casa, y desde luego que hicieron un buen concierto convenciendo a la gente en base a su Heavy Rock de toda la vida.

Hubo varios momentos destacables, como el toque reivindicativo, y a la vez festivo, de “Quién soy yo (sin el puto Rock and Roll)”, el sentido homenaje a MOTORHEAD en “Puño de Hierro” y el recuerdo a las víctimas del atentado terrorista en Barcelona con “Cautivo”. REGRESION ni han inventado nada ni alardean de ello: se limitaron a jugar muy bien sus cartas y, a través de experiencia y tablas, consiguieron perfectamente calentar al público de cara a los platos fuertes de la noche.

JADED HEART

La primera banda guiri que iba a aparecer sobre el escenario era JADED HEART… No había vuelto a ver al grupo tras su accidentado concierto en Madrid en 2005 teloneando a HELLOWEEN, y aunque el combo desde entonces ha cambiado de formación, y hasta de estilo, los músicos que rodean al bajista y líder Michael Muller supieron ganarse a la gente desde el primer momento, especialmente su compinche desde hace más tiempo, el vocalista Johan Fahlberg. Doble mérito para JADED HEART ya que no es una banda especialmente seguida en nuestro país, y aun así montaron una buena fiesta sabiendo llegar a un público que al principio se mostró algo frío, pero que fue siendo cada vez más partícipe de la actuación hasta terminar completamente implicado coreando “Paid my Dues”, la versión de ANASTACIA contenida en aquel ya lejano “Helluva time”.

En medio hubo tiempo de que Johan animara gritando “salut i força al canut”, de un nuevo recuerdo a las víctimas del ISIS con “Schizoprenic” y de mucho más.  Reconozco que yo mismo era muy escéptico respecto a qué me iba a encontrar en el concierto de JADED HEART, pues no voy a negar que a mí me gustaban más cuando era un grupo 100% HardRockero, pero firmaron una buena actuación que es lo que al final importa.

LOUDNESS

Llegaba el gran momento de la noche: LOUDNESS haciendo un repertorio completo en la península por primera vez. Nada de shows recortados de festivales esta vez sino un concierto largo y completo al fin. Antes de entrar en pormenores ya os adelanto que LOUDNESS aprovecharon su oportunidad al máximo firmando un concierto inolvidable. No me cabe duda de que la propia banda sabe que está en un momento dulce…  Lo intuyo porque hay que tener mucha confianza en las propias posibilidades para arrancar una actuación con un single tan evidente como “Crazy Nights”, que bien valdría como bis.

En festivales que se desarrollan en suelo europeo LOUDNESS se centran en los trabajos de su carrera que mayor distribución tuvieron aquí. Sin embargo en Ripollet contaron con tiempo para explayarse y ofrecer algo más, abriendo la caja de las sorpresas en el repertorio con “Loudness”. “No sé si muchos la vais a conocer” fue la escueta presentación del corte por parte del vocalista Minoru Niihara… ¡Por supuesto que sí! (respuesta más de fan que de cronista, lo reconozco), directamente sacada del magnífico primer trabajo “The Birthday Eve” y un gusto escucharla en directo.

Por cierto, todos los temas eran tocados a su velocidad y afinación correctas, pero es que además lo de Akira Takasaki, su guitarrista fundador, es ya de otra galaxia interpretando cada solo a la perfección, como por ejemplo los elegantes dibujos neoclásicos de “Black Wall”, que sería la siguiente en ser interpretada, y desde luego uno de los cortes más oscuros de los que iban a sonar en toda la noche. Ahí estuvo la gracia del setlist, con singles tan conocidos como “Let it Go” (y ojo que Akira lució la misma guitarra roja del vídeo promocional de ésta en varios momentos del show) se intercalaban con rarezas de la época japonesa como “To Be Demon”, causando ese ansia que generan los buenos bolos cuando nos preguntamos ¿qué canción vendrá después?, y el grupo siempre acierta…

¿Cómo no iban a acertar LOUDNESS con “Blackstar Oblivion” o “Ares’ lament”?…  Detengámonos en esta última, pues aunque este año se cumple el 30 aniversario de “Hurricane Eyes”, “Ares’ Lament” no iba a sonar en su versión americanizada del 87 sino fiel a la original de “Disillusion, pues de representar la época más Hard del grupo en el setlist se iba a encargar “Rock this Way”, con ese sonido tan característico de cuando LOUDNESS se dejaron querer por EEUU a mediados de los 80.

La base rítmica de Masayoshi Yamashita y Masayuki Suzuki (bajo y batera respectivamente) es tan compacta como para que no se eche de menos una segunda guitarra ni en cortes como éste “Rock this way” en el que su rítmica es tan sólida como para que Akira pueda realizar cada punteo de la canción sin que ésta suene vacía. LOUDNESS son unos instrumentistas gigantes… Sin asomo de cansancio la banda japonesa dejó para el final la cañera “In the Mirror” en su versión ‘83, no la remozada de Vescera, precedida previamente por “Metal Mad” y “The sun will rise again”.

Lo más speedico del repertorio quedó para el final, como cuando en los 80 remataban con “Speed” o “Dream Fantasy”. De verdad que a muchos grupos de su generación se les debería de caer la cara de vergüenza al compararse con LOUDNESS y su estado de forma. Cuando tienes una carrera repleta de grandes trabajos es difícil elegir un repertorio que contente a todo el mundo, pero lo que sí que es sencillo es dejar un buen par de clásicos para el bis y ¿cómo iban a dejar LOUDNESS Ripollet sin la visita del Doctor? Por supuesto que sonó “Crazy Doctor”, y sin descanso la cañerísima “SDI” puso fin por todo lo alto al concierto. No se puede pedir más… Tengo el culo pelado de ver bandas y ya pocas me emocionan como lo hicieron LOUDNESS el pasado viernes.

CRYSTAL VIPER

Los polacos lo tenían difícil tocando después de la enorme descarga de LOUDNESS, pero un trabajo tan interesante como es su nuevo “Queen of the Witches” (que reseñábamos hace un tiempo aquí), y la alargada sombra de su primer trabajo que les puso en el mapa en nuestro país, allanaron el camino poniéndolo mucho más fácil.

Aunque su bajista Błażej Grygiel tuvo algún problema técnico de inicio, el grupo salió a por todas con mucha energía y… no, no serán el mejor combo del mundo, pero lo están haciendo muy bien en el underground y consiguieron retener a un montón de gente en el recinto a pesar de lo avanzado de la madrugada. En definitiva un gran cierre y fin de fiesta de puro heavy metal clásico.

Seguro que volveremos al Ripollet Rock. ¡A por otras 25 ediciones!

Texto: Pablo Mayoral (pablo@redhardnheavy.com)

Fotos: Manu Damea (menos la de RISING CORE de Alfredo M Geisse extraída del FB de la banda (¡Gracias!) 

 

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