TOPO – Melodías en el parnaso del ROCK insobornable

En el comienzo de su gira “40 años en la carretera” TOPO volvieron a dar una nueva CÁTEDRA (con mayúsculas) en la sala Independance, llena hasta la bandera y con el público apretado como si de una lata de sardinas se tratase, debido a lo estrecho del escenario.

TOPO – Sabado 19 Enero, Sala Independance (Madrid)

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Esperamos repetir pronto este dulce bálsamo que cura todos los males, una fórmula basada en la autenticidad, el talento, y la perseverancia, sudando la camiseta, con cientos de miles de kilómetros recorridos en pos de la excelencia filosófica y musical. ¡Os lo contamos!

Poco se puede añadir (a estas alturas de la película) de esta mítica banda, que cumple cuatro décadas en la carretera y que es la quintaesencia del ROCK español más luminoso y comprometido. Siempre he afirmado que si José Luis Jiménez (bajo y voz principal), Lele Laina (guitarra y voz) o Luis Cruz (guitarra solista) hubieran nacido allende nuestras fronteras, especialmente en Inglaterra o EE.UU, hoy serían GRANDES ESTRELLAS del ROCK. Pero tuvieron la desgracia, como todos nosotros, de nacer en un país que no valora a sus artistas (salvo cuatro chalados que le ponemos mucha pasión a este noble extravío) ni premia el talento de sus mentes más insignes.

Antaño se decía que “África empezaba en los Pirineos” y pese al supuesto ‘milagro económico español’ en estos años 40 años de supuesta ‘democracia’ (que no es otra cosa que un régimen liberal corrupto, por los cuatro costados) poco hemos avanzado en ese sentido. Dado la nube negra que tenemos sobre nuestras cabezas y la espada de Damocles del Fascismo amenazando nuestras cabezas (que se dilucidará el próximo 28 de abril) poco más podemos añadir…

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Como cantan los propios TOPO: “(…) La Televisión funciona siempre, nos proyecta un mundo ideal, nos hace olvidar la verdad de las calles, querida Televisión, bendita Televisión (…)”. Tonadas atemporales, dulce terapia para combatir todo lo falso y criminal de esta nueva era NEO: neo-liberal y neo-puritana. Quizás ahora cabría añadir que los Móviles también funcionan siempre y las dichosas redes sociales ya se encargan de controlar al personal, y de tener bien domesticada y adocenada a la parroquia… Vamos al grano:

Bajos los acordes de “Cantante Urbano” empezó una fiesta de muchos kilates, que se prolongó al son de “Los Chicos están mal” y “Marea Negra”. Pero los chicos están de putísima madre, como de encargó en recalcar José Luis Jiménez. ‘Sin un duro en el bolsillo’ (con poca pasta en la cartera) pero felices, al fin y al cabo, ante tal despliegue de talento musical. “La vida”, una canción del olvidado elepé “La Jaula del Silencio”, es la que sonó a continuación. Más pensamiento radiante y reflexiones a flor de piel: ‘la vida, no sé si me trata bien, no sé si me trata mal. No sé si salvar la piel, no sé dejarme llevar…”.

De este modo daba comienzo una velada que prometía grandes satisfacciones Y sobre todo CANCIONES, con mayúsculas, del tamaño de elefantes arrebatados: “Autorretrato /Abélica” asomaron a continuación para dar paso a ese nuevo y extraño ser que ha nacido en la ciudad, y que solo tiene un vicio: el gas butano. Una impresionante “Ser Urbano” nos puso a cien, antes de que asomara “El Blues del Dandy”, una semblanza profética escrita para tipejos como el banquero Mario Conde, pero eso sí, de forma alucinante y genial, perfilada diez años antes de que asomara a la vida pública el siniestro personaje. En el ecuador del evento, TOPO se despacharon con una buena ración de esa obra maestra llamada “Marea Negra”(1982) empezando por “Guerra Fría”, una canción sobre el desencuentro Este-Oeste que vuelve a cobrar rabiosa actualidad, junto a “Colores” con declaración expresa de José Luís sobre lo bueno y lo malo de este sufrido país, y de esos colores que estallan al amanecer y que nos hacen sentir bien…

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“Vallecas 1996” fue otro disparo a bocajarro para ponernos a mil. Tras esta perla digna del mejor George Orwell se sosegaron un poco los ánimos con la preciosa balada “Rocinante” (‘todo lo bello lo he visto aquí, no necesito más’) y esa versión bluesy de Sam Cooke “Trae a casa tu amor” para arrimar los cuerpos junto a la sorpresiva “Radio 10” (del ‘desnostado’ álbum, para algunos,“Pret a Porter” de 1980) que dedicaron al mítico programa de radio “El Búho” de Paco Pérez Bryan, del que ya casi nadie se acuerda.

Píldoras contra la desmemoria como la estupenda “Días de cine” en la que salieron a la palestra Kacho Casal (a la batería) y Pablo Salinas (como 3er guitarrista y teclista ocasional), dos músicos geniales que tuvieron mucho protagonismo en “Ciudad de Músicos” de 1986, otro elepé genial de nuestros protagonistas.

Amplia celebración con “Todos a bordo” (Kacho y Pablo permanecen en el escenario) mientras Pablo Salinas demuestra su clase como príncipe de las seis cuerdas. Momentos para el recuerdo con “Días de Escuela” (enseña a tu hijo a amar la libertad) y José Carlos Molina atizando su flauta en el interludio de la canción. Y vuelta a las andadas, con “Ciudad de Músicos”: “(…) Si todo pasó, si nada quedó, ya estás en la eternidad… (…)”. Sube la temperatura, sube el volumen, más calor, sudor y euforia entre el personal. Arañamos el cielo… ¡¡Que no acabe la noche, más madera!!

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En los Bises ya, unas deliciosas “La isla del amor” y “El Periódico” sosegaron los ánimos elevándonos al parnaso de las melodías inalcanzables, con unas letras dignas de encomio, que nos retrotraen a la mejor época psicodélica, en una catarsis de amor libre en medio de las verdes praderas de la ilusión colectiva, ante los albores de la recién estrenada ‘democracia’ (justo la antítesis de la actualidad, en el ocaso de la corrompida política): “(…) Una isla de caramelo, con montañas de turrón, ríos de leche, cataratas de licor, bosques de fresa (…)”.

Como un pícaro escondido entre bambalinas, José Carlos Molina hizo de nuevo su aparición para marcarse una propia “Tocaba correr” y corresponder, por partida doble, a la presencia de José Luis y Lele en el concierto navideño que ofrecieron Ñu en Copérnico a finales de diciembre. “Después del concierto” más la sempiterna “Mis amigos donde estarán”, con todos los músicos invitados sobre las tablas, pusieron el broche de oro a una velada realmente inolvidable.

Una vez más TOPO inalcanzables para el común de los mortales. Sólo nos queda añadir: Chapeaù!

Texto: Fran Llorente

Fotos: Boliche Ángeles

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