Excelente el nuevo disco de W.E.T., una nueva muestra de hard rock de calidad que nos presentan Erik Martensson, Jeff Scott Soto, Robert Säll y compañía. Se llama «Retransmission» y nos habla Fernando Galicia del mismo.

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W.E.T. – “Retransmissión” (Frontiers Records 2021)

Tres años después de su fabuloso Earthrage (2018), W.E.T. vuelven a la palestra con Retransmission, un nuevo bombazo de hard rock melódico facturado por Frontiers Records, que confirma la línea ascendente del grupo. Una línea que ya desde el principio puso el listón muy alto, allá por 2009. Y es que W.E.T. lo han vuelto a hacer… han encendido sus fogones para cocinar otra delicatessen de alta repostería, en cuya receta el principal secreto es el equilibro de sus ingredientes, y sobre todo la cantidad justa de azúcar.

La súper banda liderada por Robert Säll (WORK OF ART), Erik Martensson (ECLIPSE) y Jeff Scott Soto (S.O.T.O., SONS OF APOLLO, JSS, TALISMÁN…) se ha mantenido estable en su formación, junto a Magnus Hernriksson (ECLIPSE) Y Robban Bäck (MUSTASCH, ex -ECLIPSE), con la única novedad de haber incorporado a sus filas al bajista Andreas Passmark (ROYAL HUNT). Esto, que está a la orden del día en cualquier banda de rock, no es asunto baladí, ya que Erik Martensson, que tocaba el bajo en los discos anteriores, ha quedado liberado para cantar y colgarse la guitarra, reforzando así a Säll y a Henriksson, y aportando mucha más fuerza a los pasajes más eminentemente rockeros de Retransmission.  O lo que es lo mismo: W.E.T. tiene ahora mismo tres guitarristas, algo poco o nada usual en el mundo del hard rock melódico (aunque todo hay que decirlo, raramente coinciden los tres, puesto que Säll suele estar tras el teclado), y que le da mucho más empaque.

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Retransmission es la perfecta continuación de Earthrage; tanto que, sinceramente, cuesta decir de Retransmission algo que no dijera ya en la crítica de éste. Mucho más contundente que sus dos primeras entregas (W.E.T. -2009- y Rise Up -2013-), contiene todos los elementos que se esperan de un disco de este estilo: mucha melodía, coros muy cuidados, riffs exquisitos y una base rítmica sólida, pero al mismo tiempo han procurado no hacerlo empalagoso, primando las guitarras a los teclados, con pocos temas lentos (“What are you Waiting for” es la única balada), y dejando el azúcar para los estribillos, grandes protagonistas del álbum.

Si entramos un poco más en detalle, descubrimos once canciones muy variadas en forma y planteamiento, dentro de los parámetros lógicos del hard rock melódico. De esta manera, hay temas realmente rockeros, como el inicial “Big Boys Don’t Cry” (uno de los singles del disco), la fantástica “The Call of the Wild” o “Beautiful Game”; temas más cercanos al AOR, como “The Moment of Truth”; baladas y medios tiempos (aunque rockeros, como el excelente “Got to Be About love”, el otro single que han lanzado); temas más intensos, como “How Do I Know”; temas más ligeros y melódicos (“Coming Home”); e incluso temas con parte para los rockeros y otra para los más melódicos, como “One Final Kiss”.

Si tuviera que ponerle alguna pega a este Retransmission, diría que está mal estructurado. Empieza muy bien, alternando la balanza entre el hard rock y el AOR a medida que avanzamos. Pero llega un momento en que cambia la dinámica, y el equilibrio se tambalea. La sensación es parecida a la que tengo cuando escucho, salvando las distancias y estilo, el disco negro de METALLICA, e incluso la misma que ya tuve con Earthrage: han soltado tal andanada al principio, que a partir de la mitad el disco empieza a flojear casi por lógica. Pero no porque las canciones sean malas (más de uno las quisiera para sí como singles de sus propios trabajos), sino porque las comparaciones son odiosas, y es complicado mantener el mismo nivel en once cortes seguidos (de ahí la importancia de escoger bien el orden).

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De esta forma, el primer bloque, integrado por “Big Boys Don’t Cry”, “The Moment of Truth”, “The Call of the Wild”, “Got to Be About Love” y “Beautiful Game”, es realmente impecable, tanto en composición como en lo que transmite el disco. Es enérgico, pero también es melódico; es abrumador, pero con delicadeza. Empiezas a escucharlo y da subidón, así de claro. Hasta que llega “How Far to Babylon”, que es completamente distinta a lo escuchado hasta entonces. Una canción rítmica, con mucho coro, e incluso pegadiza… que yo, personalmente, me hubiera ahorrado por su estilo, mucho más cercano al de una “boy band” (véase, por ejemplo, BACKSTREET BOYS) que al de un grupo de hard rock, por muy melódico que sea. “Coming Home” regresa a la senda del rock melódico, y consigue remontar parte del desaguisado con su carácter más alegre… pero cuando estamos volviendo a mover la punta del pie, llega “What are You Waiting For”, para mi gusto la más floja del álbum, y todo se desmorona. Es una balada un tanto insulsa; bonita, sí, pero sin brillo, lo que hace que parezca gris en un disco de color intenso.

El último bloque, compuesto por “You Better Believe”, “How Do I Know” y “One Final Kiss”, es nuevamente de subida, aunque poco homogéneo. La primera de ellas tiene aroma a ECLIPSE, entre el hard rock clásico y un toque moderno, mientras que “How Do I Know” cambia completamente de registro hacia un sonido más denso y carácter más serio. La diferencia con “How Far to Babylon” es que esta se mueve completamente dentro del estilo del hard rock melódico, incluso con un punto épico, y por ello no da la sensación de ser una piedra en el camino, sino todo lo contrario: un corte muy interesante. “One Final Kiss” es puro equilibrio, con riff y estrofas poderosas, y estribillos completamente AOR, que nos devuelve al principio del álbum, consiguiendo cerrarlo de manera redonda.

Del trabajo de los músicos poco se puede decir que no conozcamos ya. Es realmente perfecto tanto desde el plano instrumental hasta el vocal, con un Soto espectacular y un Martensson que, cuando aparece, lo hace para aportar el contraste justo y necesario (“Big Boys Don’t Cry” es el mejor ejemplo). Pero lo más importante sigue siendo que han conseguido dotar a la banda de un sonido propio: no suena a ECLIPSE, no suena a TALISMÁN, no suena a WORK OF ART, pero conserva lo mejor de todas las casas, unificado en un “sonido W.E.T.”, lo cual dice mucho de su calidad. Respecto a la producción, una vez más, fantástica, resaltando todos los detalles en su momento preciso, sin dejar que se pisen los instrumentos, y al mismo tiempo aportándole la cohesión y fuerza que necesitan los temas. Una producción sin lugar a dudas enriquecedora en todos los sentidos.

En definitiva, Retransmission es un magnífico trabajo de hard rock melódico, que hará disfrutar tanto a los seguidores acérrimos del género como a los que solo lo escuchen por curiosidad, debido a su carácter más rockero y menos azucarado de lo habitual para este estilo, pero manteniendo un equilibrio, calidad desbordante y mucha clase.  No habrán inventado la rueda, pero han construido una muy buena y muy llamativa. ¿Es Retransmission mejor que Earthrage? Está muy ajustado, la verdad, así que juzgad vosotros mismos sin dejaros influir por mis comentarios.

En cualquier caso, de lo que estoy seguro (y estamos aún en enero) es de que será el mejor disco de hard rock melódico del año, y es serio candidato al Top Ten de 2021. En un año lo sabremos. Un disco maravilloso.

Texto: Fernando Galicia

Tracklist nuevo disco de W.E.T.:

1. Big Boys Don’t Cry
   2. The Moment Of Truth
   3. The Call Of The Wild
   4. Got To Be About Love
   5. Beautiful Game
   6. How Far To Babylon
   7. Coming Home
   8. What Are You Waiting For
   9. You Better Believe It
   10. How Do I Know
   11. One Final Kiss