Mitología y Heavy Metal: descubrir el mundo clásico a través del heavy metal
Tenemos ganas de seguir publicando artículos, y de analizar de manera más o menos académica, profunda, profesional y formativa incluso algunos temas relacionados con el heavy metal y el mundo de la cultura y el arte. Comenzamos con un primer artículo sobre mitología y heavy metal:
Así, vamos a analizar en tres artículos la relación entre el heavy metal y la mitología, que son dos disciplinas totalmente conectadas y con muchos ejemplos. De hecho, en nuestro programa de radio de ayer mismo, debatimos y expusimos todas estas cuestiones y temáticas durante tres horas (sí, tres horas de programa hablando de mitología y heavy metal). En breve lo colgamos completo para que todos lo escuchéis pero empezamos con este documento que de hecho fue la base del programa, y el punto de partida…
En este primer artículo vamos a comentar algunas ideas y ejemplos de la relación entre el heavy metal y el mundo clásico, a través de una serie de canciones que hablan directamente de mitos conocidos y de hechos tanto históricos como mitológicos. El artículo, por cierto, es de nuestro amigo y compañero granadino Miguel Ángel Ávila (profesor de griego, latín y experto en el mundo clásico y mitología):
Metal Classics: descubrir el mundo clásico a través del heavy metal
En una época en la que imperan los criterios de mercado y el valor de las artes- concretamente de la música- se mide con arreglo a los beneficios económicos que generan, tratar de recobrar el sabor de los viejos mitos es tarea cuando menos ardua. En este sentido hay algo claro: el estudio de las humanidades clásicas comparte con el heavy metal el mismo rango de marginalidad.
No puedo evitar pensar en las sociedades deshumanizadas que imaginaran George Orwell en 1984 y Fritz Lang en Metropolis, y siento cómo el heavy metal y la Cultura Clásica reman codo con codo en un barco azotado por las aguas procelosas de la industria discográfica, del Reggaeton, de los reality shows y la telebasura, del ninguneo de las letras y de cómo van quedándose paulatinamente relegadas al olvido. Es por ello por lo que propongo en este artículo, sacando a colación el viejo adagio de que la unión hace la fuerza (¡y es menester hacer fuerza común en estos tiempos aciagos que nos asolan!) y combinar estos dos ámbitos, muy dispares sólo en apariencia, ya que el heavy metal, más allá de la complejidad técnica y musical que entraña, se nutre fundamentalmente de historias, y no hay historias más inmortales e imperecederas que las que nos legaron los mitos clásicos.
El primer interrogante que se me plantea entonces es el de ¿qué orden seguir? ¿la cronología brumosa de los mitos que se hunde en la noche de los tiempos, con todo su complejo entramado de parentescos que se remontan a los dioses y diosas del Olimpo o la real de las bandas que, desde el Achilles last stand de LED ZEPPELIN del álbum Presence de 1976 hasta, por ejemplo, el Romulus del disco homónimo editado en 2009 por la banda canadiense EX DEO, o el más reciente “La voluntad de las estrellas” de nuestros ARENIA (el disco pone el broche final a la trilogía inspirada en la novela de Javier Negrete “Señores del Olimpo”, que versa sobre los mitos del héroe griego Heracles (Hércules en la mitología romana), no han dejado de recurrir a los mitos clásicos para nutrir sus canciones? Apostaré pues por un camino intermedio, intentando conjugar, en la medida de lo posible, ambas cronologías.
De este modo, el primer tema que sale a escena es Medusa del álbum Spreading the disease (1985) de la banda neoyorquina ANTHRAX. La canción pone voz a Perseo, uno de los primeros héroes de la mitología griega, a quien se le encomendó ir a matar a Medusa, una de las tres hermanas Gorgonas, cuya mirada convertía en piedra a quien se la dirigía. El mito de Medusa es curioso por cuanto ésta representa rasgos de una sociedad matriarcal previa a la llegada de las tribus nómadas indoeuropeas a suelo griego en torno al segundo milenio a.C. En efecto, según la leyenda, Medusa era sacerdotisa de la diosa Atenea, diosa de las artes y de la guerra, y fue violada por el dios del mar, Poseidón, y la diosa, como castigo al ultraje recibido por su sacerdotisa, transformó el cabello de la doncella en serpientes.
Antrópologos y estudiosos de la mitología como Robert Graves han querido ver en este mito la imposición de la mentalidad patriarcal griega frente a las sociedades agrícolas que veneraban a una gran Diosa Madre que representaría la Tierra: de hecho, la serpiente es un símbolo de las sociedades matriarcales agrícolas en toda la cuenca del Mediterráneo y la palabra médousa en griego significa originariamente “guardiana” o “protectora”, por lo que el monstruo femenino tendría en principio las atribuciones de una sacerdotisa de Gea, que con la imposición de la cultura indoeuropea acabaría demonizada.
De todos modos, la imagen de Medusa siguió teniendo en la Grecia clásica propiedades apotropaicas en la forma del gorgoneion, un amuleto con la imagen de la diosa que se creía con el poder de alejar los males. Los atenienses que combatieron contra los persas en la famosa Batalla de Maratón en 490 a.C. exhibían una imagen de Medusa en sus escudos para causar horror en las filas enemigas. El clásico de Anthrax nos presenta no obstante a Medusa como un demonio maligno: Destroyer of life, demon/ I´m ready to strike Gorgon. Los versos wicked smile, full of lies/ head of snakes, approach her cave/ but don´t look in her eyes describen con precisión los poderes maléficos de Medusa: la cabeza ensortijada de serpientes y la mirada fulminante que convertía en piedra.
Vemos el vídeo de la canción (no oficial) con imágenes de la película original de «Furia de Titanes», muy cercana a estos mitos de los que estamos hablando:
Otro mito que pertenece a los albores del pasado griego y que remonta a la influencia que la sociedad cretense o minoica tuvo en la civilización griega es el plasmado en el clásico Flight of the Icarus de los colosales, eternos e incombustibles IRON MAIDEN, y que constituye la tercera pista del álbum Piece of Mind de 1983. Según la leyenda, Minos, el mítico rey de la isla de Creta, había ordenado al arquitecto Dédalo y a su hijo Ícaro un laberinto para encerrar en él al Minotauro, un ser fabuloso con cuerpo de hombre y cabeza de toro, fruto de la unión aberrante de Pasífae, mujer del rey, con un toro (¡ya nos presenta la mitología griega escenas escabrosas de zoofilia!).
Tal era la perfección del laberinto que padre e hijo no encontraron otro modo de salir de él que construyendo unas alas con cera y plumas de las aves que pasaban sobre él. En el momento de salir volando del laberinto (en la mitología todos los sueños son posibles), Dédalo advirtió a su hijo de que no se acercara demasiado al sol ya que corría el riesgo de que se derritiera la cera de las alas y se hundiera en el mar. Pero Ícaro, atolondrado y deseoso de ver el sol más de cerca, desoyó el consejo paterno y ascendió en el cielo hasta que sucedió la profecía fatal: el calor del sol derritió la cera, quemó las plumas e Ícaro se precipitó en las aguas, dando así nombre al mar de Icaria.
Si bien para los antiguos griegos esta leyenda tenía un significado profundamente religioso, en el sentido en que Ícaro había cometido un pecado de hybris, es decir, de soberbia para con los dioses por haberse querido poner al mismo nivel que el sol (en la mitología griega el dios sol era Helios, que cada mañana recorría el orbe celeste con su carro tirado por caballos de fuego, y que fue más tarde identificado con el dios Apolo), Bruce Dickinson, el polifacético y humanista cantante de IRON MAIDEN, modificó la historia para hacer del mito una alegoría de la rebeldía adolescente en este tema: el famoso y más que coreado estribillo (…) fly on your way like an eagle/ fly as high as the sun representa un emblema más que palmario de esta actitud juvenil.
La canción nos presenta a Dédalo y a Ícaro rodeados por una multitud y a este último en el momento de emprender el vuelo, as he spreads his wings and shouts at the crowd/ “in the name of God my father I fly!” en un claro juego anacrónico ya que, como es de todos sabido, los antiguos griegos no creían en el dios cristiano.
Si hay algún ciclo mitológico que ha tenido repercusión en la tradición occidental, en cultura popular, y más concretamente en el heavy metal, ése es el ciclo de la GUERRA DE TROYA. Las peripecias de griegos y troyanos en torno a la toma de la legendaria ciudad de Troya por el amor de Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta, quien, víctima de una pasión prohibida por el príncipe troyano Paris, abandonó a marido e hija provocando una guerra de más de diez años que concluiría con el famoso episodio del caballo de Troya, hallan eco en no pocas bandas.
Así pues, dentro del ámbito nacional, los riojanos TIERRA SANTA dedican todo el tema El caballo de Troya dentro de su mítico álbum Tierras de Leyenda (2000)- que además cuenta con el tema La caja de Pandora, también de temática mitológica- a explicar el famoso episodio recogido ya por Homero en la Odisea y por Virgilio en la Eneida: los griegos, hastiados ya de tan larga guerra, y tras haber perecido Aquiles, su mejor guerrero, construyen, inspirados por Odiseo (Ulises), el más astuto de los guerreros, un caballo de madera que simula ser un símbolo de su rendición y regreso a la patria.
Poco sospechan los troyanos, enaltecidos con el falso triunfo, el engaño que el caballo encierra: toda una hueste de guerreros griegos se halla escondida en su interior esperando el momento propicio para atacar y abrirle las puertas al resto del ejército, que se encuentra oculto en la cercana isla de Ténedos. Sólo Laocoonte, sacerdote de Poseidón, recela del caballo y le arroja una lanza para comprobar si guarda alguna trampa: mas en ese instante la diosa Hera, favorable a los griegos, manda a Troya dos gigantescas serpientes que estrangulan a Laocoonte y a sus dos hijos (quien visite los Museos Vaticanos en Roma podrá contemplar el famoso grupo escultórico del Laocoonte, que recrea este episodio del mito). Los troyanos, creyendo que los dioses han castigado a Laocoonte por sacrilegio en el momento de arrojarle la lanza al caballo, introducen sin demora el caballo en la ciudad, forjando así su propia ruina.
La frase un griego les convenció que era el regalo de un dios y de que abrieran las puertas hace referencia a Sinón, de quien habla Virgilio en el libro II de la Eneida, el pérfido griego que finge pasarse al bando troyano y los convence para que introduzcan el caballo en la ciudad.
La tradición de los nóstoi, es decir, de los regresos de los combatientes griegos en Troya a sus respectivas patrias, se halla igualmente reflejada en diversos trabajos. Quizá uno de los más emblemáticos sea la Ópera Metal conceptual dividida en dos actos, The House of Atreus Act 1 (1999) y The House of Atreus Act 2 (2000) de la banda neoyorquina VIRGIN STEELE. El doble álbum recrea, haciendo alarde de una amplia instrumentación y unas melodías de marcado corte épico, la trilogía La Orestíada del tragediógrafo ateniense Esquilo (ca.525-ca.455 a.C.), en la que se nos presenta al rey Agamenón, jefe del ejército griego, triunfante a su regreso a su patria, la ciudad de Micenas.
Durante la estancia de Agamenón en Troya, su esposa, la reina Clitemnestra, resentida porque Agamenón había sacrificado a su hija Ifigenia para lograr viento favorable que empujase las naves negras a Troya, se había amancebado con Egisto, primo del rey, y había estado maquinando la ruina de éste. En efecto, en el banquete de bienvenida al rey, Clitemnestra y Egisto asesinan a Agamenón y a su séquito, lo que generará los resentimientos de sus hijos Electra y Orestes, quienes vengarán en el futuro la muerte del padre asesinando a la vez a Clitemnestra y a Egisto. Orestes, perseguido por las Erinias, divinidades vengadoras de los crímenes y sacrilegios, se refugia en el Areópago de Atenas, una roca donde se juzgaban los delitos de sangre, y allí, juzgado por los dioses, sale absuelto gracias a la ayuda de los dioses Apolo y Atenea, ya que Orestes había asesinado a su madre para vengar la muerte del padre, dentro de la típica mentalidad heteropatriarcal que caracterizaba a los antiguos griegos.
Queremos reseñar aquí, dentro de la amplia variedad de temas que ofrecen ambos actos, Through the Ring of Fire, la tercera pista del primer acto, en la que se recrea, al más puro estilo coral de la antigua tragedia griega, un diálogo entre un coro de ancianos de Micenas, Agamenón y Clitemnestra, en el que esta última profetiza veladamente el inminente final del rey. El estribillo through the ring of fire, through the ring of pain/through the ring of fire I am born again hace referencia al Flegetonte, uno de los ríos del Hades, el mundo de los difuntos, por el que Agamenón ha de pasar en breve.
Sin duda, el nóstos más influyente de toda la literatura griega y la tradición occidental es el de Ulises (en griego, Odiseo), narrado magistralmente por Homero en la Odisea. Animamos desde aquí a una lectura profunda y concienzuda del poema, ya que pormenorizar aquí las aventuras de Ulises desde su salida de Troya hasta su llegada a la isla de Ítaca en la que su esposa Penélope y su hijo Telémaco resisten al acoso de una serie de pretendientes que pretenden quedarse con la hacienda de Ulises, es tarea más que ardua. La banda asturiana WARCRY, en el tema Ulises (segunda pista del disco La quinta esencia, de 2006) nos presenta al héroe contando su historia en primera persona y alentando a Penélope a la espera ( espérame, pronto he de regresar/ ningún dios lo impedirá, según reza el estribillo).
El grupo de versos Ya de vuelta a casa, el cielo me castigó/ por un mal que yo no hice ni mi mano consintió/ si es vuestra justicia castigar el bien con mal/no soy hombre que se rinda ni que eluda pelear hace referencia al castigo que Poseidón, dios del mar, agitando su azulada cabellera (el oleaje marino que impedía la llegada a Ítaca) inflige a Ulises por haber cegado a su hijo, el cíclope Polifemo. En efecto, a su salida de Troya, y tras haber saqueado la tierra de los Cicones y llegado al país de los Lotófagos, Ulises y sus compañeros arriban a la isla Trinacria, hogar de los Cíclopes, monstruos gigantescos con un solo ojo en la frente y que se alimentan de carne humana. Allí entran en la cueva de Polifemo, quien, tras llevar a apacentar su ganado, no duda en comerse a varios de los compañeros de Ulises. Cuando le toca el turno a éste, Ulises no duda en darle vino al monstruo: al preguntarle el Cíclope su nombre, Ulises, maestro del engaño, le responde “Nadie”, a lo que el Cíclope le dice que en agradecimiento por el regalo del vino, se lo comerá el último.
Cuando Polifemo se ha dormido por los efectos del vino, Ulises y los compañeros que quedan con vida afilan una estaca que había en el antro del Cíclope y se la clavan en el ojo. Polifemo, aullando de dolor, descorre la piedra que tapaba su gruta y llama en su ayuda a los demás Cíclopes, momento que Ulises y los compañeros supervivientes aprovechan para escapar agazapados bajo las ovejas. Al decirles Polifemo que “Nadie” lo había cegado, los demás Cíclopes le responden que si no había sufrido ofensa alguna para qué los molestaba; ya en la playa, lejos de Polifemo, Ulises le revela su verdadera identidad: es él, Ulises, el destructor de Troya, quien ha cegado al Cíclope, y quiere que lo sepa para que su nombre sea imperecedero, en un afán de narcisismo y de gloria.
Quepa decir que la Odisea es de las pocas obras de la literatura griega que dan una visión positiva de Ulises: en la tradición grecolatina, sobre todo en las tragedias (especialmente en el Filoctetes de Sófocles y en Las troyanas de Eurípides), Ulises aparece como el modelo de político cruel y sin escrúpulos que no tiene empacho alguno en engañar y manipular a los demás para lograr sus objetivos. Es curioso cómo en la Odisea se narra un mito que ha recogido asimismo su eco en el heavy metal. La banda sueca de doom metal CANDLEMASS, en su álbum homónimo de 2005 nos presenta en su décima pista el tema Mars and Volcanos en el que el inconfundible Messiah Marcolin pone voz a Vulcano (en Grecia, Hefesto), el feo y patizambo dios del fuego, que maldice a su esposa, la diosa del amor y la belleza, Venus (Afrodita en Grecia) por haberle sido infiel con Marte, dios de la guerra (Ares en griego).
En efecto, cuando Hefesto se iba a trabajar a su fragua en el monte Etna, en Sicilia, Ares y Afrodita (llamémoslos por sus nombres griegos, más genuinos) aprovechaban para acostarse juntos. Pero cierta noche la batalla amorosa fue tan intensa que Helios, dios del Sol, sorprendió dormidos en el lecho a ambos amantes cuando iba a emprender su recorrido por la órbita celeste y fue a comunicárselo a Hefesto (la obra de nuestro genial pintor Velázquez La fragua de Vulcano reproduce el preciso instante en el que Helios le está comunicando a Hefesto la infidelidad de Afrodita).
Éste, como dios del fuego y los artesanos que es, urdió una silenciosa venganza: fabricó una finísima redecilla, prácticamente invisible, y la colocó sobre el lecho conyugal. Fingiendo que marchaba a la fragua, se quedó agazapado esperando a que Ares y Afrodita se acostaran, y al quedarse éstos atrapados en la red, llamó al resto de dioses del Olimpo para que, en una cómica escena de vergüenza y escarnio público, contemplaran a los dos amantes enredados. No faltó quien dijera que no le importaba pasar semejante bochorno con tal de yacer en los brazos de la áurea Afrodita. El verso de esta canción Mars at war, Venus whore expresa de forma fidedigna el resentimiento de Hefesto por el ultraje recibido.
No podemos terminar este artículo sin hacer referencia a la influencia que la mitología específicamente romana ha tenido en nuestra música fetiche. En 2009 la banda canadiense de black metal EX DEO, la temática de cuyas canciones versa casi exclusivamente en torno a la antigua Roma, editó el álbum Romulus, en cuyo tema homónimo se trata el mito fundacional de la ciudad de Roma: la leyenda de Rómulo y Remo:
Los gémelos Rómulo y Remo habían nacido fruto de la unión de Rea Silvia, una joven a la que su tío Amulio, tras desposeer a su hermano Numitor, padre de ésta, del trono de la legendaria ciudad de Alba Longa, había obligado a hacerse sacerdotisa vestal (las sacerdotisas vestales debían mantener siempre vivo el fuego del templo consagrado a la diosa Vesta y debían guardar voto de castidad, algo así como las monjas de nuestros días) con el dios Marte (del que acabamos de hablar y al que, por tratar ahora de Roma, llamamos con su nombre latino), quien la había dejado encinta cuando dormía a orillas del río Tiber. Rea, temerosa de que su tío Amulio matara a los gemelos nacidos de su vientre, los puso en una cesta y los echó al río, abandonándolos a su suerte.
Mas quiso el destino que la cesta se quedase varada en la orilla, y acertó a pasar una loba que dio de mamar a los gemelos por primera vez (otras versiones de la historia narran que no fue literalmente una loba la que pasó, sino una mujer llamada Acca Larentia considerada figuradamente lupa, es decir, prostituta… Como curiosidad, comentar que del sentido figurado de lupa procede nuestro término lupanar). Al poco pasó Fáustulo, un pastor del lugar que al ver a los niños solos y desprotegidos decidió criarlos como si fueran hijos propios. Al crecer, Rómulo y Remo se dedicaron al bandidaje, y cierto día que a Remo se le ocurrió ir a robar en las tierras de Amulio, fue apresado por los guardias del rey. Rómulo entonces fue a liberar a su hermano, y tras saber la verdad sobre su linaje, mató a Amulio y repuso en el trono a su abuelo, el legítimo rey Numitor. Para evitar que hubiera nuevas disputas en torno al trono de Alba, Rómulo y Remo decidieron ir a fundar una nueva ciudad a un valle circundado por siete colinas (las futuras siete colinas de Roma).
Tras subir cada uno a una colina, decidieron que aquel que viera más buitres sería el designado por los dioses para fundar la nueva ciudad. Remo ascendió al monte Aventino y vio seis buitres; pero Rómulo, desde el monte Palatino divisó doce, por lo que le correspondía a él ser el fundador de la nueva ciudad. Celoso por el triunfo de su hermano, Remo traspasó los límites del pomoerium, el núcleo de la nueva ciudad, que Rómulo estaba marcando con el arado, lo que suscitó la cólera de éste, que mató a Remo en una pelea.
Así pues, la canción de EX DEO pone voz a un Rómulo que narra en primera persona su historia, desde que fue amamantado por la loba (from the wolf´s mouth I feed eternity) pasando por su coronación como conditor novae urbis (fundador de la nueva ciudad) en A flock of birds crown me / I am fathered by the god of war, I am the king of Rome, hasta llegar a su enfrentamiento con Remo (Remus defied me, and I shall strike upon those who disobey me with death).
Mucho más quedaría por hablar sobre la influencia del mundo clásico en el heavy metal: han quedado en el tintero clásicos como el Achilles last stand de LED ZEPPELIN, mencionado al comienzo de este artículo, o el Achilles´ ecstasy and agony in eight parts del Triumph of Steel de MANOWAR, de los que no hemos hablado por la prolijidad que entrañan, pasando por La caja de Pandora de TIERRA SANTA o el Prometheus The Fallen One de VIRGIN STEELE. Y eso por lo que respecta únicamente a la mitología. Sin olvidarnos por ejemplo de ese «The Odissey» de SYMPHONY X, dedicado íntegramente a la Odisea, y también «The Divine Wings of Tragedy», o uno de los discos de los franceses WHITE SKULL, dedicado a Julio César… entre muchos otros.
Si hemos de hablar de hechos históricos de la Antigüedad que conforman clásicos del metal cabría sin duda mencionar el tema instrumental que abre el mítico álbum Killers (1981), The Ides of March, que rinde homenaje al trágico asesinato de Julio César, o el famoso Alexander The Great del Somewhere in Time (1986), que narra las singladuras bélicas de Alejandro de Macedonia. Quien tenga interés en el asunto hallará información más que sobrada en el libro Classical Antiquity in Heavy Metal Music, editado por K.F.B. Fletcher y Osman Umurhan, en el que varios autores exponen pormenorizadamente el nexo entre el mundo clásico y el Heavy Metal.
Pero, como decía Michael Ende al final de su clásico La Historia Interminable, ésa es otra historia y ha de ser contada en otra ocasión…
Texto: Miguel Ángel Ávila Aguilar
En esta vez (ya habrá cabida en otro momento) no hemos hablado del mito, historia y hazañas de Aquiles, el hijo mas hermoso de los dioses, y Héctor, uno de los más valientes héroes de la mitología clásica… ambos personajes clave de la Guerra de Troya. Entonces, es impepinable cerrar el artículo con esa obra maestra que incluyeron MANOWAR abriendo el gran «Triumph of steel», «escenificando» y sobre todo musicando esta historia tan famosa de La Iliada en estos más de 28 minutos de gloria musical:
P.D. – Obviamente hay más ejemplos y muchos más mitos que tienen reflejo en canciones, discos y demás de heavy metal. En este artículo hemos hecho un resúmen centrado en los mitos del mundo clásico (de la mitología griega y romana principalmente). En el siguiente artículo hacemos un resúmen, introducción / explicación y ramificación de los distintos tipos de mitología y a su vez cómo se relacionan con el heavy metal, al menos de manera transversal.
En el segundo artículo no profundizaremos tanto ni hablaremos de manera tan concreta como aquí… y no por no hacerlo sino porque la materia es tan profusa que nos daría no para uno ni dos sino para muchos más artículos de cada ramificación, estilo y materia. Todo se andará en el futuro… pero a modo de resúmen y vista general, os recomendamos que no os lo perdáis. En breve lo publicamos, pero primero sigamos por ahora con el mundo clásico y enlazamos, en breve y como decimos, con el segundo artículo.
Un comentario en “Mitología y Heavy Metal: descubrir el mundo clásico a través del heavy metal”