Reverencia para MIGUEL RIOS en el Wizink

Se nos quedó colgada la crónica del conciertazo de MIGUEL RÍOS tocando con orquesta sinfónica (pero un concierto muy roquero) hace algunas semanas en el Wizink Center, en Madrid. La recuperamos ya, ¡bienvenidos, hijos del rock n´roll!

Rios

MIGUEL RÍOS – SYMPHONIC RÍOS – Martes 11 de diciembre de 2018, Wizink Center (Madrid)

Cada vez que dudo del tópico de que los viejos roqueros nunca mueren, no tengo más que ir a ver a uno de ellos en directo… a uno de los de verdad, y de los grandes, para volver a aprender a respetar a nuestros mayores. En este caso, encima, con más razón todavía porque el gran “Mike Rivers” (vale, hace mucho que eso quedó atrás pero ya me entendéis) volvía a Madrid en uno de los tramos finales de su gira “Symphonic Ríos” a lo grande: en el Wizink Center, con orquesta y un montón de invitados de relumbrón para darle engalane de oro a la noche. Además, curiosamente para mí, pese al adorno de la orquesta y a que inevitablemente era un concierto para mayores de 40… y de 50 y de 60 (sí, reconozco que muy pocas veces he estado en un concierto con público más veterano… o con menos gente joven alrededor, dicho de otro modo), era la primera vez le veía en mucho, mucho tiempo.

Foto: José Luis Martín

Bueno, como digo muchas veces, los que no vinieron se lo perdieron, que quedan cada vez menos roqueros de los netamente auténticos, y a su vez pocos artistas clásicos en mejor forma que Míguel Ríos. Y pese a que ya no le acompañan nombres míticos para nosotros como Salvador Domínguez o el propio Javier Vargas (aunque éste sí estuvo en el concierto como invitado, al igual que por ejemplo el productor habitual de Miguel Ríos, y también guitarrista, Carlos Narea), sin duda la banda que le acompaña… con el aderezo de la orquesta detrás, es de agárrate y no te menees.

Pero antes de meternos en harina, hay que decir que baratas no eran las entradas y que la realidad es que MIGUEL RÍOS hace tiempo que está un tanto fuera de la circulación activa, al menos dando un paso atrás en sus apariciones públicas. Esto hizo que el Palacio no se llenara, y que de hecho toda la parte de la pista fuera también sentado (y tampoco estaba llena al 100%), con lo que el ambiente se resintió, habiendo buena entrada de todos modos, una cosa no quita la otra… Y no porque lo que nos venía desde el escenario fuera menos potente y movido, que no lo fue en absoluto, pero hay que reconocer que hubo más energía sobre el escenario que debajo, al menos hasta la parte final del concierto. Vale, el público era veterano y con solera, y es cierto que ya no están habituados a ir a conciertos regularmente y por tanto lo disfrutan de otra manera… aunque al que firma se le hizo raro ver el concierto sentado y demasiado tranquilo.

Bueno, todo comenzó con la intro del “Bienvenidos” con una pomposidad tremenda por parte de la orquesta. Por cierto, se trata de la Orquesta Universal Music dirigida por el maestro Carlos Narcea… y ya entran los músicos de la banda para dar comienzo al show, y un Miguel vestido de negro impoluto y con ese porte que sólo tienen, sin pretenderlo ni buscarlo, los viejos roqueros, los auténticos de verdad como decía antes. Un par de detalles a comentar, eso sí, y es que aunque el sonido fue exquisito, la falta de pantallas hizo que desde atrás no se viera nada… pero nada de nada, y es que al final el Palacio es muy grande y se agradece siempre la ayuda de las pantallas. Apuntado el detalle, lo cierto es que hay que recalcar que Miguel mostró un nivel de voz excelente, un humor aún mejor, y una energía y vitalidad que ya la quisieran para sí muchos de los jovenzuelos que no fueron a verle… Ainnnns, una guerra os hace falta y pasar hambre, musicalmente hablando, para apreciar a los pioneros.

Miguel Rios

Más detalles a comentar, y es que me encantó encontrarme a un Miguel Ríos muy roquero, guerrero pero también muy hablador, sincero comunicador y con la lengua desatada. Repartiendo loas, alabanzas y piedras por igual, sin cortarse, ¡como debe ser!, sin ser políticamente correcto ni lamer el culo a nadie, que si con 70 y tantos tacos aún tienes que bajarte los pantalones, algo has hecho muy mal y lo sigues haciendo peor. Pero no, repartió para VOX, abogó por la igualdad de género, enardeció al público arengándoles para moverse en varias ocasiones, hizo divertidas alusiones a su edad y a su larga trayectoria, repartió mucho cariño entre sus compañeros, recordó en muchas ocasiones lo a gusto que está y se siente en Madrid… y se mostró como un gran señor en escena, ¡muy bien!

Comenzaban los primeros temas con cortes más conocidos como la famosa “Memorias de la carretera”, que sonó muy bluesera, o una más tranquila “Boabdil el chico (se va a al Norte)”, acordándose de su Granada natal (con Raúl Rodrigo como primer invitado a la guitarra andaluza)… Cierto es que, aunque la orquesta aporta un extra increíble, y maravilla a muchos, es inevitable que los viejos roqueros miremos un tanto con desdén la opción más clásica, entiéndase referida a música clásica, que el formato de siempre como banda monda y lironda netamente de rock. Que con Miguel y sus BLACK BETTY BOYS, nos hubiera bastado y sobrado a muchos, vaya… pero esto no es cuestión de debate hoy.

Seguimos con más invitados, y aparecen Osvi Grecco y Macela Ferrari para recordar cuando las cosas iban igual o peor que ahora, en el 83, rescatando una gran “En la frontera”… con 3 guitarras en escena, una de ellas blanca de flecha, que a nadie se le olvide que Miguel fue uno de los pioneros del rock duro en España. También hubo momentos más suaves y generalistas, que encandilaron al gran público mientras los roqueros seguíamos esperando la siguiente píldora eléctrica. Pero bueno, sin duda que “El río” y sobre todo “No estás sola” sigue teniendo vigencia e importancia en estos tiempos, como bien recordó Miguel al presentarla y dedicarla al colectivo feminista, tratando de acabar siempre con la lacra del maltrato y la desigualdad de género.

Bienvenidos!

Sí, volvía nuestro momento recordando Miguel además al gran Salvador Domínguez para atacar la maravillosa “Reina de la noche”… con un tal Jorge Salán de invitado, ¿os suena? Pues lo dicho, mucha clase, ¡y cómo sonó!… Seguíamos los más roqueros de dulce porque ahora era Javier Vargas el que nos iba a regalar con la banda “Un caballo llamado muerte”, aquella canción contra la lacra entonces de la heroína y que, tantos años después, sigue emocionando. Y por cierto, cuando la banda roqueaba, ¡roqueaba de verdad! Era el momento de presentar a su querido Carlos Narea (y Tato Gómez) para regalarnos esa maravillosa letra de Victor Manuel que es “El blues del autobús”, dedicada a todos los currelas del concierto y de cualquier gira, que de eso un servidor sabe un poco… ¡Y Miguel también!

Pequeña paradita para breve descanso, “meadita” (que la próstata nos ataca a los señores mayores) y resuello mientras el teclista Luis Pardo nos canta un divertido blues sobre estar viejo y gordo… Pero no, Miguel de viejo y gordo nada, y menos cuando se pone más heavy que nunca para recordar aquel precioso y a la vez ruidoso “Antinuclear” de los primeros 80, que nos hizo sonreír sin duda a los peludos del lugar. Momento de presentar a Tatu (el bajista clásico de MIGUEL RÍOS) y a su mujer Cútula Gomes  para “El rock de una noche de verano”, que sonó a gloria aunque estuviéramos en pleno invierno. Mucho calor arriba del escenario pero muy frío debajo, eso sí, una pena… Y es que con todos sentados el ambiente queda injustamente gélido, ¿qué le vamos a hacer?

Bueno, Miguel nos intenta animar arrancándose por bulerías… digo por Elvis y con un medley de clásicos del rock de los 50 y 60 (“Roll over Beethoven”…), que por fin hace levantar y animarse al veterano respetable… que les respetamos pero, leñe, se podían haber animado antes. Cierto es que quedaba un tanto bizarro ver de repente bailar a todo el mundo como si de un guateque de la época se tratara, pero mejor eso que el ambiente gélido previo, ¡sin duda!

Tocaba ir cerrando y en la última parte del concierto nos encontramos de nuevo al Miguel más animado y combativo, primero atizando a los viejos roqueros “que dicen que se retiran pero siempre vuelven”, parodiándose a él mismo, ¡que nunca falte la autocrítica ni el sentido del humor!, pero arrancándose bien potente con “Los viejos roqueros nunca mueren”. Y no podía faltar el gran John Parsons (otro de los guitarristas clásicos del grupo en los tiempos del “Rock n´Ríos”) para marcarse una previsible pero majestuosa “Santa Lucía”, y arrancarse casi a modo de crooner con un pedazo de “Vuelvo a Granada”, de su primerísima etapa, pero adaptado a la actualidad, claro.

Set list

Ya para cerrar, y tras un buen y acertado discurso contra el fascismo y abogando por la defensa de la dignidad del ser humano, era el momento de unirnos todos a cantar ese inmortal “Himno de la alegría” que aún sigue poniendo los pelos de punta, y con orquesta de fondo más. Aún quedaba una última bala en el cargador, y es que teníamos que despedirnos todos sobre el escenario (la banda, orquesta e invitados, se entiende) para cerrar el show recuperando “Bienvenidos” ya a modo de informal despedida y agradecimiento por una gran noche de Rockn´Ríos.

Pues lo dicho, hijos del Rock n´roll, sean bienvenidos y bienhallados… y sigamos honrando y respetando a nuestros mayores. Se lo merecen, y los que están en tan buena forma aún más. Reverencia para MIGUEL RÍOS en Madrid.

Texto: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)

Fotos: José Luis Martín (¡gracias!) y Fran Llorente

¿Vemos un vídeo resúmen de la actuación para cerrar?

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