Kutxi Romero en acústico en Madrid, ¡y que nos lleve la marea!
Con retraso inexcusable, publicamos crónica completa del concierto (el segundo de hecho, que hubo dos días, 6 y 7) de Kutxi Romero en Madrid a primeros de diciembre. Acústico y con matices casi de monólogo, pasamos una tarde / noche estupenda, como nos cuenta y muestra Esquitino.
KUTXI ROMERO: Lunes 7 de diciembre de 2020 (Teatro EDP Gran Vía, Madrid)
Tiene narices que nos demoremos dos meses (casi) en hacer y publicar una crónica, pero a veces pasa. Espero que el bueno de Kutxi sepa disculparnos pero, en momentos de pandemia y de actividad distorsionada (conciertos incluidos), así son las cosas. Mal por mi parte, de todos modos, y prometo redimirme en otro momento o a la próxima…
Para empezar quiero poner de relieve que ya en 2021 estamos empezando, muy despacio, a volver a tener algo más de eventos musicales (o teatrales, o culturales) pero en los últimos meses de 2020 ha sido predicar en el desierto. Y este concierto de Kutxi, en solitario (más o menos) y en acústico, fue una excelente manera de quitarnos el mono. Qué había, y hay mono, no podemos ni queremos engañar a nadie al respecto.
Vale que no es MAREA, que no era el Palacio de los Deportes a tope de sudor y watios, y que al final un concierto acústico en un teatro no es lo mismo que un show de banda a lo grande, pero también se disfruta y tiene su punto y su magia. Cercano y entre amigos, que ya es empezar bien. Por lo pronto, que no es poco, un teatro hasta arriba (dentro de las actuales limitaciones de aforo y demás, que nadie malinterprete el comentario) en la mitad de la Gran Vía, en Madrid. Nada más y nada menos.
A la vez, muchos seguidores tanto de MAREA, como es lógico, como de los clásicos del rock nacional a los que de alguna manera iría recordando y homenajeando en el repertorio: BARRICADA, ROSENDO y demás. Y lo cierto es que Kutxi es un crack, y domina el escenario y las distancias cortas como nadie. Es divertido, es gamberro, es particular y sólo se casa con él mismo y su guitarra… y con los compadres que le acompañen, en este caso Juan (guitarrista de BOCANADA) por un lado, y El Pete por el otro. Aunque el show es Kutxi, con sus canciones y sus comentarios. Genio y figura como he dicho tantas veces, y siempre puro corazón… y sin tener que caer bien a todo el mundo, ni lo pretende.
Vuelvo a la idea inicial: pura ambrosía volver a disfrutar de música en vivo, aunque por ahora sea sentados, con cierta distancia de seguridad, el público con mascarillas y demás. Mejor esto que nada, ¿eh?, y el músico sobre el escenario, actuando (y cobrando también) lo poco o mucho que puedan. Nuestro hábitat natural: ellos arriba, nosotros abajo… y la música entre medias. Sombrero, cubata, telón de fondo de la gira, acústicas, y canciones, chascarrillos y aplausos. ¿Se os ocurre mejor resumen? Porque a mí no.
Vale, que las obviedades se ponen sobre la mesa y no pasa nada: cierto que el público esperaba tal vez más recuerdos a MAREA pero a la vez quizás nos sabíamos más canciones del repertorio de las que pensábamos. Y no, no hubo “flamenquito” ni desvaríos ni tonterías. Charlas sí, y todas acertadas (aunque alguno se durmiera en las primeras filas, jeje), incluso llegando al punto de monólogo en alguna ocasión, pero yo me quito el sombrero ficticio con Kutxi y su arte porque el tío tiene duende, tiene algo y es único. Eso sí, a su manera y gustos de cada uno aparte.
Se arrancó por soleares y poniendo sobre la mesa que los roqueros (que éramos mayoría lógica), incluso en acústico, “Venimos del Mercado” (y del Boni, me permito yo añadir ya a posteriori). Hubo temas de su trabajo en solitario, fascinante por ejemplo los guiños animales de “Corazón equino” o “El año del conejo” (con desternillante explicación previa del origen multicultural de la canción) o la preciosa “La sangre llega hasta el cielo”, pero es cierto que los momentos más intensos vinieron de la mano de versiones inesperadas, como una excelente “Silencio” (cuya letra, y de dónde surge, te dejan el corazón encogido… aunque efectivamente, como dijo Kutxi, su voz no es la de Aurora Beltrán) o la preciosa “El sitio de mi recreo” de Antonio Vega (¡qué pasa!, ¿que los roqueros no podemos escuchar otra cosa ni reconocer una buena canción de pop?).
Y por supuesto hubo momento también para versiones esperadas, o más conocidas, como ese “Azulejo frío” de TXARRENA / EL DROGAS que ya es un clásico, o la maravillosa “Qué desilusión”, posiblemente mi rola favorita de LEÑO y que me hizo sonreír con ganas de nuevo en un teatro escuchando música de nuevo pero a la vez recordando tiempos mejores de juventud. Aunque lo cierto es que mentiría si no dijera que los dos o tres guiños a MAREA fueron los momentos álgidos, sobre todo con “Pan duro”, tan intensa o más en formato 100% acústico, y “Ciudad de los gitanos”, que es inmensa.
Para cerrar, era inevitable el paso al frente de Kike Turrón, con su boa de plumas y chaqueta elegante sobre su traje de barrendero urbano, la intro recitada y la colaboración en sí para rematar con “No me beses en la boca”, quizás el tema más conocido de su disco en solitario. Que bien, que ok, no diré nada malo pero… me dejó más frío que otras canciones previas. Pero oye, rematamos con buen sabor de boca y con la sensación de que sí se puede. Que sí, que hora y media de Kutxi en acústico es reparador para el espíritu y benefactor para el alma, del que la tenga.
Personalmente, sin ser el mejor concierto teatral (por el lugar digo) que he visto, me alegró el cuerpo, me despejó el coco y volvió a acentuar mis buenas impresiones sobre Kutxi encima de un escenario. Te gustará más o menos el tipo, tendrá más o menos morro, pondrá más o menos de papel en el personaje (aunque yo creo que hay mucho más de persona que de personaje, las cosas como son), pero nadie le puede echar en cara que no sea un artista. En lo suyo y en lo nuestro. Y yo me congratulo de seguir compartiendo noches toledanas, en la capital digo, en acústico (hoy) o en eléctrico (otras veces), con sabor a nuestro rock de fondo.
Sólo por eso ya merece la pena, sea en pandemia, en preferencia o en ultramemia. Y yo tampoco soy de nadie, por cierto…
Texto y fotos: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)
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