EL RINCÓN DEL GRUÑÓN: «Esto se nos va de las manos» (artículo de opinión)
¡Esto se nos va de las manos!
Vamos con una segunda edición de «El rincón del gruñón», donde ya sabéis que nos apetece protestar, denunciar y poner de relieve cosas que no nos gustan de la actual escena, industria y negocio del rock. También sirve para reivindicar y darle visibilidad a causas perdidas o a razonamientos políticamente incorrectos que creemos conveniente abanderar. E incluso para poner sobre la mesa cuestiones de actualidad, como en este caso, que creemos que merecen ser estudiados, debatidos, reflexionados e incluso vomitados.
Bueno, pues para este segundo capítulo vamos a centrar nuestros gruñidos y quejas sobre la sobre-explotada escena de conciertos que, al menos en Madrid, estamos viviendo en los últimos meses/años. Ya entraremos luego, o en otro momento, en la misma cuestión referida a los festivales (que telita lo que se nos avecina para 2017), pero en este caso creo que es importante poner el dedo en la cuestión de los conciertos en salas: ¿¡¡¡¡¡¡ pero qué coño está pasando en esta ciudad?!!!!!!!
A ver, contextualicemos primero… Ya sabéis que desde hace tiempo publicamos periódicamente recordatorios de los conciertos/giras que se nos avecinan, además de tener bastante actualizada nuestra agenda de conciertos… y comentar con amigos, compañeros, músicos, colegas y demás gente del entorno cercano muchas de las opciones que tenemos por delante en cuanto a oferta musical se refiere. Por supuesto no nos centramos necesariamente en Madrid, pero al vivir aquí a veces es inevitable ser un poco centralistas e incluso «egocéntricos» en este sentido. Por eso, aunque sé que la situación es extrapolable a otras ciudades (Barcelona por ejemplo), e incluso a otros países (que vemos que muchas de las giras que tenemos aquí también pasan por Europa), permitirme esta vez centrarme en mi ciudad, como dirían SARATOGA… Bendito y maldito Madrid, ¿eh?
Sí, es cierto que la oferta cultural (musical en este caso) es tremenda, riquísima y variadísima, y no nos quejamos por ello… bueno, un poco también, pero por las consecuencias y no por la situación en sí, ¡faltaría más! El caso es que en los últimos meses la sobre oferta es asfixiante y esto está a punto de explotar… si es que no lo ha hecho ya. Dicho en plata, y siguiendo con el símil, no hay tanta plata para tanto concierto… ni sobre todo tanta gente para ¿tantas? salas. Y voy un paso más allá, ¿en serio Madrid es una ciudad tan roquera como para albergar y sobre todo absorber y rentabilizar tal oferta de conciertos? ¡Ojo!, y estamos hablando de rock en todas sus variantes y estilos cercanos (heavy metal, punk, blues, metal extremo…), que si encima añadimos la oferta de otros estilos ya se rompe la baraja (que no seré yo el que vaya a ir a ver a Laura Pausini, por ejemplo, pero ahí está también).
Todo esto viene a colación de mirar planes y conciertos en concreto para estas dos o tres próximas semanas (sin olvidarnos de por ejemplo la situación muy similar de los últimos días de Septiembre, tres cuartos de lo mismo), y asustarnos. Pues bien, tenemos sólo este fin de semana unos 20 posibles planes musicales similares, llegando a más de 40 o 50 si juntamos con el próximo finde o próximos días, vaya. ¿No me creéis? Mirar este post… y aún faltan cosas. Por tanto, ¿es sostenible, es posible, es factible? ¿A quién beneficia esto… o más bien perdemos todos?
Veamos por puntos:
¿Para los seguidores? Imposible tener el don de la ubicuidad y estar en varios sitios a la vez. Y más imposible todavía tener la capacidad económica para ir a todo lo que nos gustaría. Aún más complicado que nos dé el tiempo (que el día tiene 24 horas y hay que dormir, comer, trabajar… e incluso a veces atender a la familia, amigos, amantes…) y que tengamos ganas de estar de concierto todos los días y encima en sesión matutina / vespertina y ya también golfa (que, por cierto, Caracol empieza a ofrecer segunda sesión… interesante pero que contribuye aún más a la sobre oferta que decimos). Y esto sin hablar aún de gustos, de horarios, de otras opciones de ocio que también nos atraen ni de, centrándonos más en el tema que nos ocupa, salas que no están preparadas para albergar conciertos y aún así nos los ofrecen… Tampoco vamos a hablar de precios dentro de las salas ni de gastos de gestión de las entradas, jeje, que esto lo dejamos para otro artículo si eso (o leeros el anterior, que algo trataba sobre esto).
¿Para los promotores? Pues os podéis imaginar, cuando además los cachés cada vez son más caros, y el maldito IVA cultural del 21% no sólo no ayuda sino que dispara precios, riesgos y dificultades. Además, se une el hecho de la competencia constante y cada vez más inevitable e incluso desleal… ¿Colaborar entre nosotros? mejor jugamos a maricón/machote el último y a para puta la Tacones, ¡que esto es España! y estamos a años luz de ser un país lógico y civilizado al respecto. Pues eso, a mayor cantidad de bolos, la gente se tiene inevitablemente que repartir y los ingresos se reducen considerablemente (¿he dicho ingresos?, dejémoslo en tratar de no perder). De hecho, esto se convierte en una lotería o más bien en una ruleta rusa… Por cierto, otro día hablaremos de la contraprogramación o de la poca colaboración entre los agentes de la ecuación en nuestro país, una pena… pero ese es otro tema en todo caso.
¿Para los grupos? Pues por lo pronto los grandes cada vez tienen que girar más porque los ingresos de ventas casi no existen, y ya que estamos «subimos los cachés lo máximo que la inflación ha hecho mella en nuestras cuentas corrientes y además en España son más tontos que en otros países a la hora de pagar contrataciones» (o ellos más listos a la hora de pedir precios y condiciones, según se mire). Y aún así el exceso de oferta también es asfixiante para ellos, y lo están notando porque es insostenible conciertos grandes una semana tras otra… De todos modos, lo más grave es para los grupos de tamaño medio y sobre todo pequeños, que al final los grandes siempre llenan pase lo que pase, cueste lo que cueste y sea cuando sea y donde sea.
Total, que luego los medianos y pequeños se encuentran con que la escena está saturadísima, que toques cuando toques hay más conciertos similares el mismo día y en el mismo área… y luego encima olvídate de que te paguen ni siquiera a taquilla (que no sé si es mal menor), que «los tiempos están como están» y si encima tenemos que repartir el poco público que hay entre la múltiple oferta y a su vez competir con el concierto grande de turno de ese fin de semana, pues olvídate de situaciones halagüeñas. Y claro, ya ni amigos ni familia se pueden comprometer cuando tienes que elegir el mismo fin de semana entre 3 grupos grandes, uno gigante, 5 pequeños, 3 medianos, 4 de colegas, 10 bandas tributo, un homenaje a una vieja gloria, la presentación de un fantástico combo emergente, la reunión de turno y los dos bolos de esos tan guapos que si no hay nada más me acercaría sin dudar.
¡Ah!, y un par de fiestas de barrio que todavía estamos en los últimos coletazos de las mismas (benditas fiestas de barrio, que nadie me malinterprete, ¡eh!, que estoy exponiendo la situación con la máxima crudeza pero a la vez sorna e ironía posible). Luego ya entraríamos en el debate de si todo lo que hay es bueno y merece la pena o si no se llenan los bolos por cuestiones de interés o de calidad, pero esto es también otro hueso para roer en otro momento me temo…
¿Las salas? Por lo pronto las pocas salas especializadas de rock/metal o no existen o están moribundas en esta ciudad (algo comentamos en este artículo en su momento). El resto sobreviven como pueden, se reinventan o tenemos que recurrir a discotecas que se ceden para la causa previo alquiler, lo que lógicamente no ayuda a la viabilidad de las giras ni para promotores ni para los grupos… con lo que al final tampoco es beneficioso para casi nadie en este sentido. Y claro, la sobre-oferta también influye en que, si no se llenan las salas, también disminuyen los ingresos por barras, roperos y demás. ¡Otro punto negativo para la situación de oferta extrema de conciertos en la capital!
De todos modos, las salas quizás sean las menos afectadas por esto, al menos en una primera visión superficial, que sería interesante hacer un análisis completo y más profundo de viabilidad real en este sentido. Que ellos cobran su alquiler y bueno, aunque hagan menos caja de barras si hay poca gente, muchas veces ya salvan la papeleta con ese alquiler (insisto, habría que analizar bien hasta qué punto afecta la sobre-oferta en este sentido que ya digo que es obvio que a salas vacías, poco beneficio extra se obtiene). ¿Más problemas en este sentido? Si programas rock y heavy metal y la gente no va, al final muchas dejarán de programar rock, y las especializadas desaparecerán directamente (¿os suena We Rock o Excalibur?)… Puede ser mal de muchos y/o consuelo de tontos, no lo sé, pero sin duda que a la larga la sobre oferta también puede ser un problema en este sentido… tiempo al tiempo.
En definitiva, creo que la situación actual no favorece a nadie y a la larga (o a la corta) esto va a explotar. O se hace criba de giras o de conciertos o de promotores, o de los tres, pero esto es insostenible. Como siempre decimos, nos encantaría que de toda la oferta cultural que se programa en una ciudad se llenasen los teatros, los cines, las salas de conciertos, los museos, las exposiciones… Lamentablemente no es así. Y si en concreto hablamos de oferta musical, el problema es más sangrante aún porque, al menos en cuanto a rock se refiere, la demanda es grande, cierto, pero la oferta se ha desbordado hace mucho.
Además, está siendo insostenible ya no sólo de manera profesional para todos los que de alguna manera nos intentamos dedicar humildemente a esto (¡eh!, que para los periodistas también es un problema porque literalmente es IMPOSIBLE cubrir ni una mínima parte de todo lo que se nos ofrece semana tras semana), sino para el público, que no puede absorber ni de coña tanta oferta, ni ir a tantas cosas ni atender siquiera a tantas posibilidades… Sinceramente, ¿cuántos de vosotros os habéis enterado de TODO lo que hay este fin de semana? ¡Ni nosotros mismos!… Y voy un paso más allá: ¿cuánto os interesa y cuánto os podéis permitir? Lo dicho, insostenible… ¡Ah!, y por si alguien lo duda, la agenda está llena y las salas ya están totalmente reservadas TODAS en Madrid a varios meses vista, así que muy complicado encontrar una fecha ya para 2016 y difícil para comienzos/mediados de 2017.
Es decir, que el problema tiene visos de seguir enquistándose en próximos meses… Que sí, que veremos muchos conciertos y será genial, pero en muchos os contaremos que había cuatro gatos y en otros tantos que finalmente se acabó aplazando o suspendiendo el evento porque era inviable tocar en la fecha de turno que sea. El embudo se estrecha, amigos, y la criba de calidad e interés es inevitable, pero o hacemos algo al respecto o veremos… Y yo sigo sin desear un futuro sólo con conciertos de bandas tributo (que incluso esa escena se está saturando todos los fines de semana)… Avisados estáis.
Por cierto, para terminar también metería otra variable muy importante en la ecuación, que sería el hecho de que con más subvenciones, ayudas y facilidades en cuanto a permisos, normativa, regulación y demás para los conciertos de rock (de música más bien… para actos y eventos culturales, vaya) sería más fácil para todos, y quizás se pudiera arreglar un poco la situación… pero tal vez no interesa o, lo que es peor, no importa. Todos queremos cultura pero ni la podemos comprar ni podemos acceder a mucho de lo que se nos ofrece. Si encima ponemos/encontramos zancadillas extras y condiciones económicas y estructurales/coyunturales difíciles en todos los sentidos, ¡apaga y vámonos!
En fin, no le demos más vueltas por ahora, pero ni los seguidores, ni los periodistas, ni los grupos, ni los promotores, ni las salas podemos con esta sobre-programación, sobre-oferta y exceso de conciertos en la capital que tenemos en estos tiempos. O le empezamos a poner freno pronto, o la olla a presión está a punto de explotar (y los garbanzos andan encabronados y calentitos, avisamos… bueno, algunos mansos de los que les da todo igual también andan repartidos por el fondo de la cacerola, las cosas como son). Y que nos quede claro: Madrid es rockera como mucho de apariencia o de boquilla pero en la realidad estamos aún lejísimos de ser una ciudad orgullosa de su oferta cultural y sobre todo musical y de rock/metal. Hay mucho sí, pero o es de mentira o la gente no se entera… y/o no lo puede aprovechar, ¡qué pena!… Aparte de los daños colaterales del exceso de oferta suficientemente expuestos en el artículo, claro.
Difícil solución tiene esto, que cuando había poco y casi todo bueno nos quejábamos, pero cuando hay mucho y tenemos de sobra y para elegir sin dificultad (de lo bueno, de lo medio bueno y también de lo malo), nos quejamos aún más… Pero leñe, ¿tan difícil en este país hacer las cosas con lógica y saber quedarse en un elegante, factible y rentable término medio? Pues no, aquí burro grande siempre, ande o no ande…
Texto: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)
P.D. – Y no nos metemos en este caso con lo que sería otro punto importante de la cuestión: Si la sobre oferta de rock y conciertos de los nuestros también llegara a los medios generalistas, la televisión, las radios y demás, e interesara apoyar algo más que a los artistas mainstream de turno y las «pijadas» de moda, tal vez otro gallo (o gallito) cantaría, pero en este caso sabemos que la batalla la tenemos perdida… Así que mejor intentamos arreglarlo entre los implicados directos, que los de arriba y los de los lados me temo que se siguen lavando las manos como siempre… y tratándonos aún como vagos y maleantes, o como invisibles e irrelevantes, que no sé si es peor.