EL RINCÓN DEL GRUÑÓN: «¿Por qué nos engañan?» (artículo de opinión)
EL RINCON DEL GRUÑÓN – «¿Por qué me engañas?»
Estrenamos esta nueva sección que será muy habitual en la web, a modo de reflexiones, quejas, poner de relieve cosas que no nos gustan y, en definitiva, quejarnos de lo que creemos que tenemos que hacerlo. Hay que protestar, ser insurrectos, irreverentes, meter el dedo en el ojo y, ¿porqué no?, ser justos y no bajarnos los pantalones con las situaciones que creemos que no debemos hacerlo.
Que nunca se pierda el espíritu crítico en el periodismo, por favor, al menos en el musical que es en el que nosotros podemos aportar algo o ser una influencia y/o «referente» (dicho sin ningún atisbo de soberbia y sin pecar de nada, que nadie entienda lo contrario por favor).
«Nosotros nos mojamos», siempre lo decimos y siempre lo intentamos, aunque a veces es, si no imposible, sí difícil. Bueno, en Redhardnheavy.com vamos a seguir intentando mojarnos, y más con esta nueva sección que esperemos que nos dé muchas noches y días de «gloria», que sirva de reflexión para muchos, que nos cree enemigos y enemistades también (que una crítica si es blanca y no molesta a nadie, no sirve para nada), que seamos incluso mal vistos, ¡cojonudo!, pues esto significará que lo estamos haciendo bien.
Protestar, reivindicar, patalear, dar por culo, molestar y ser críticos, subjetivos y objetivos pero siempre con la mirada crítica por delante. Denunciar, ¿por qué nos da tanto miedo?, ¿por qué somos como corderitos políticamente correctos por no perder una acreditación, un disco «gratis» (ya otro día haremos otro post sobre lo que significa esta palabra en nuestro mundillo, que sin duda merece un capítulo aparte, jeje). Que los peces pequeños le plantemos cara a los grandes o all menos que digamos a la cara las cosas que no nos gustan y que, en nuestra opinión, no están bien.
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Mal, lo estás haciendo mal… y te estás aprovechando de nosotros, de la gente, del espíritu del rock y de la ilusión de la gente por la música. Mal, haces el negocio jugando sucio y a costa de la buena disposición del respetable, del público de a pie, y eso no es jugar limpio. Me ocultas información o me la das de manera sesgada, y eso no es lo que nos ha enseñado el rock. Juegas sucio y me engañas y cuanto menos hay que denunciarlo… ¡Ojo!, y hablo del sistema, de la escena, del negocio en general en este país, no me refiero a nadie en particular… Ahora, si alguien se da por aludido (que no va por nadie en concreto ni mucho menos), será por algo.
Bueno… aún os estaréis preguntando a qué viene esta primera pataleta y protesta/denuncia de hoy. Pues bien, os lo explico… Esta mañana he acudido raudo y veloz a comprar una entrada para SAXON+GIRLSCHOOL+77 en Madrid, que ayer salían a la venta. «Pero si luego os acreditan», pensaréis algunos… Cierto, y esperemos que así sea, que nos encanta disfrutar de conciertos «gratis» (insisto, ya hablaremos de este concepto tan idealista y falso otro día… ¿o es que el tiempo y el esfuerzo y el trabajo de la gente, de nuestra gente y de nosotros mismos no tiene valor?, pero bueno, es otro tema sobre el que volveremos a incidir sin duda). Pero lo dicho, permitirme la sorna y la ironía al escribir estos artículos, y efectivamente nos encanta ir gratis a los conciertos (a trabajar, pero «gratis»), aunque de todos modos hay giras especiales que, por si acaso, yo me compro mi entrada, y luego ya veremos.
De todos modos, no versa sobre esto este primer artículo gruñón sino sobre los engaños, ¿porqué nos engañan las compañías, los grupos, los promotores, los distribuidores…? Empiezo por el caso concreto que me ocupa, y luego desarrollo más ideas. A ver, esta gira de SAXON no cuesta 25 euros, las entradas no están a tan buen precio sino a 30.90€…, que no está ni bien ni mal, es precio actual de mercado y bueno, hay bolos mucho peores bastante más caros… E igual hablando del ROCKTIEMBRE por ejemplo (por decir otro caso reciente), que no eran 30 euros (como se vendió en la primera oferta inicial) ni 33/35 euros sino casi 40… pues eso, no es lo mismo.
Y tampoco es el tema la cuestión de los malditos gastos de distribución, que de nuevo merecen un capítulo aparte y un reportaje propio (que también llegará, no sufráis por esto, jeje). Pero en éste no voy por ahí, voy al engaño… Es más, ni siquiera critico en este caso el abusivo incremento a modo de extra de distribución que casi ninguno terminamos de entender (y que obviamente sé que van más allá del tópico fácil de «¡pero si sólo es un papel impreso!»). Lo dicho, volveremos a ello… pero el quid de la cuestión es: ¿POR QUÉ ME ENGAÑAN?
(Yo o cualquiera) Leo que cuestan 25 euros las entradas y voy contentísimo a por ella a la tienda de turno, las pocas que existen, o directamente por Internet, en la web en este caso de Tickemaster (pero no personalizo, que son todas iguales). Es como el chollo del que se le ocurrió por primera vez cobrar por aparcar en la calle, ¡de puta madre, esto es mejor que inventarse impuestos!… Supongo que ahora el lumbreras en cuestión sera superconcejal o superasesor de algo superimportante, ya sabéis cómo funcionan estas cosas, jeje. Y dentro de nada se venderá aire enlatado para respirar, se cobrarán a las motos por aparcar en zona hora y demás (ups, esto no lo he dicho, ¡que ningún político lea esto por favor!!!!).
Total, que me disipo, que llegas a comprarlas y no son 25 sino 31. ¡Ostia!, no es lo mismo… Y cabreo instantáneo y sensación de que me están tomando el pelo, por tonto, por gilipollas supremo y, lo más grave, aprovechándose de mí. Insisto, no voy a entrar ahora en si son gastos excesivos, innecesarios, necesarios, inevitables… No es el debate ahora, ¿pero por qué me engañan? ¿Para que parezca que las entradas son más baratas y luego no lo son? No es lícito, no es justo pero es que me parece que además es un error. ¿Merece la pena el cabreo que nos pillamos y la sensación de ser estafados (vale, engañados) por decir una verdad a medias?
«25 euros más gastos»… ¡Joder!, decirnos que son 31 y no pasa nada, ¡todos contentos! Ya hubo una agrísima polémica (llevada a juicio de hecho) por el abuso con los gastos de distribución con las entradas de Bruce Sprinsgteen (casi 20 euros de gastos, creo recordar), que hasta el propio artista lo denunció. Ha pasado con BRYAN ADAMS, ha pasado recientemente con IRON MAIDEN (que el propio Bruce Dickinson se ha quejado a las altas instancias que les contrataron denunciando que las entradas en España eran las más caras de Europa… en parte por estas cosas)… Insisto, bis, que ni caro ni barato, que ni excesivo ni no excesivo, que éste es otro debate, pero… ¿por qué nos decís lo que no es? Es que son casos flagrantes de publicidad engañosa, y creo que no se juega limpio en este sentido… España, país de pícaros, nunca ha cambiado y seguramente nunca cambiará.
No me meto ahora en el punto de defender el negocio, que conozco bien y del que yo también soy parte y sé cómo funciona, ni de cambiar las reglas del juego, pero sí creo que debemos por lo menos protestar en este tipo de situaciones… E incluso esto es un poco tirar piedras contra mi propio tejado pero… ¿porqué le tenemos miedo a decir las cosas como son? Que seguro que en Europa, en Estados Unidos y demás también lo hacen, y ha habido sus respectivas críticas al respecto pero al menos ahí suelen ir con la verdad por delante, jugando más o menos limpio (no vamos ahora a defender a la industria y sus tejemanejes siempre a su favor, pero al menos no me vendas un caramelo de fresa que luego es de menta, por favor).
Más casos flagrantes de engaños que vemos continuamente en este país y que sinceramente no entiendo… Asistencia a los festivales. A ver, no han ido 200.000 personas a Viña Rock, ni 70.000 a RockFest, ni 40.000 al Leyendas… (ni 150.000 a Benicassim o Rototom, que no va ser toda la crítica para nosotros, los peludos)… ¡Ojalá!, de verdad, me encantaría que fuera así, porque sería señal de que nos iría mejor a todos, pero no es cierto. De repente los medios nos encontramos desde hace pocos años al término de los festivales con los comunicados oficiales tipo: «Exito total, tres días de sold out del festival, 15.000 entradas vendidas el primer día, 20.000 el segundo y 10.000 el tercero… ¡gracias a las 45.000 personas que han abarrotado los tres días de Piticlín Fest!». Y luego encima caemos, no sé porqué, en difundir algo que todos sabemos que no es verdad.
A ver, la mayoría de asistentes han estado los tres días, y los asistentes del día de presentación gratuito no han pagado entrada (o muchos de ellos son asistentes con abono al festival, o público que SÓLO ha ido a ver un par de bandas el día gratuito). ¿De dónde salen esas sumas?, ¿desde cuándo y sobre todo PORQUÉ?… Voy más allá, ¿por qué el engaño y A QUIÉN queremos engañar? ¿Es por mirarnos el ombligo, por aparentar, por venderle una moto a promotores, ayuntamientos y demás, por sacarle una oferta extra a patrocinadores que sólo miren cifras, aunque sean irreales? Y vuelvo a la base de este artículo: ¿Porqué ese miedo de ir con la verdad por delante? Es decir: «¡Hemos vendido 20.000 abonos y 10.000 entradas individuales!», vale, pues son 30.000, no 45.000… Y como esto mil veces… ¡No me engañes, por favor!
Más engaños habituales… y en esto he participado yo mismo aún sin estar de acuerdo, pero ya sabéis aquello de que donde hay patrón no manda marinero… «La banda X suspende su gira española por tifus, dengue y anquilosis galopante en el codo de su batería«. A ver, no pasa nada por decir que no se han vendido suficientes entradas, que ha habido problemas en los acuerdos económicos o que el grupo (o el promotor) se han comportado como gilipollas y por lo que sea mejor echar atrás esa gira (casi siempre es lo primero, por cierto, lo de las entradas).
Pero nos empecinamos en buscar la excusa de turno que no se cree casi nadie nunca (a no ser el público mayoritario que viene a conciertos roqueros como quien viene a eventos sociales y cualquier excusa le parece bien… incluso hay los que piensan que sí, que IRON MAIDEN, METALLICA y AC/DC van a tocar el mismo día en una sala de 200 personas en la capital… ahora iremos también con ese engaño, por cierto). Mal, nuevamente mal, y tirón de orejas a los que lo hacen y/o a los que lo hemos hecho alguna vez, porque es un error.
¿Por qué no se puede reconocer que esa apuesta no ha funcionado o que sencillamente ese grupo, justa o injustamente, no ha interesado? Luego se nos echa todo el mundo encima y nos dicen de todo por mentirosos, y se nos pone la cara colorada (al ver en Facebook la foto del batería de turno subiéndose por unos cocoteros de vacaciones en ibiza ese mismo fin de semana) por no reconocer desde el principio que la gira de turno no ha suscitado interés. Como dicen nuestras madres, todas, se coge antes a un mentiroso que a un cojo… y más en este país donde es tan habitual aquello del cuento del lobo… ¿os suena? Y es que no pasa nada por decir la verdad, en serio, ¡no pasa nada! No vamos a perder credibilidad, ni vamos a aparentar ser menos ni vamos a quedar peor. Pues no, ahí seguimos buscando lesiones que ni existen o razonamientos absurdos para no decir lo que ha pasado.
Mentiras piadosas, cierto, y que a veces es obligado hacerlo pero creo que está mal y que no es el camino… Luego ya se lidiará con compañías de seguros, con indemnizaciones o con pérdidas económicas, que suspender siempre es un problema, por supuesto, pero no añadamos la campaña sucia de salvar los muebles a lo «maricón (o heterosexual) el último» y que la imagen de empresa quede limpia e impoluta porque casi nunca funciona, y además suele ser peor el remedio que la enfermedad… Por cierto, estáis notando que hoy me ha dado por refranes pero vienen al pelo.
«La gira no ha funcionado, económicamente no es rentable y tenemos que suspender, podéis devolver las entradas compradas (las pocas que habéis comprado, cabrones -esta licencia me la permito yo-) en los puntos de venta». Pero no, en este bendito país sigue siendo mejor seguir el cuento del Lazarillo de Tormes, pícaros y mentirosos (y jugando a aparentar ser más de lo que se es) una y otra vez. Y encima, se nos engaña a los ciudadanos de a pie, a los seguidores, pero muchos medios somos cómplices de esto (aparte de los promotores, agencias, compañías, mánagers…). Sí, nosotros también nos incluimos, que el que esté libre de pecado… en fin, ya sabéis.
Otro engaño habitual, y sin entrar en la polémica de las bandas tributo (que esto nos da no para otra entrada o para otro capítulo sino para un libro entero, ¡y para la nueva enciclopedia Espasa! y la Encíclica del Papa 3.0. -al servicio de Dio, a ser posible-)… El engaño al que me refiero es eso de vender un concierto tributo (lo que sabéis que no comparto y la mayoría de las veces incluso no respeto, lo reconozco) con esos carteles con los logos gigantes, estratosféricos, bien vistosos y luminosos bien grandes y en primera línea de las bandas originales. Lo que decía antes: IRON MAIDEN, DIO, AC/DC, METALLICA, LOS SUAVES y LED ZEPPELIN juntos en la sala Mierdecilla de Matalascañas de Arriba. «¡Joder, que guapo!, ¿en serio?» (sí, esto pasa, no me lo invento… y no lo del cartel, que ahora lo desarrollo, sino el hecho de que exista gente que se lo crea… público Rock FM no roquero, cierto, pero pasa).
A ver, dejando de lado el que alguien sea tan tonto, o tan inculto (o muchas veces las dos cosas), de pensar que Jimi Hendrix, John Bonham, Janis Joplin, Lemmy y Jesús de la Rosa van a resucitar justo para tocar en tu pueblo, ¿porqué el promotor de turno nos intenta engañar vendiendo lo que no es? ¡No pasa nada por poner «concierto tributo a IRON MAIDEN, DEF LEPPARD y MOTÖRHEAD»!… ni por poner delante el nombre de la banda tributo (con su logo incluso, vale) y más grande, destacando lo de «tributo a», y no lo contrario 😉
Ok, tal vez se venda alguna entrada más, y puedo admitir (sin comprenderlo ni entenderlo) que sea atractivo ver esos logos tan bonitos que todos llevábamos en la carpeta y pintábamos en la mesa del instituto juntos en un mismo cartel… pero es mentira, además hecho a posta buscando un propósito claro: confundir y engañar (y vender más entradas). Que sí, que admito el juego y guiño a la nostalgia, el que la gente quiera escuchar esas versiones, ver chicas con voluminosas tetas tocando canciones de IRON MAIDEN (¡ups!, esto se me ha escapado), o sencillamente disfrutar de un concierto en el que escuches tus canciones favoritas de tu banda preferida (aunque no sean ellos y/o sean sucedáneos). No va por ahí el comentario, insisto (que volveremos sobre esto en próximas actualizaciones, jeje, no lo dudéis…) ¡¿¡¿pero porqué la mentira y la publicidad engañosa!?!?!?
A ver, no es tan difícil: «concierto tributo a IRON MAIDEN y METALLICA por parte de las bandas AIRON MUERTE y ALKOHOLIKA» (que me perdonen si existen esas bandas ya, o me agradezcan las futuras formaciones con ese nombre el haberles dado la idea para el mismo). Y los logos del tributo PRIMERO, y especificando que es un concierto TRIBUTO. ¿Tan difícil es?, ¿tan putillas somos?, ¿tan pícaros seguimos siendo?
Bueno, podría poner más ejemplos que me enervan en el sentido de engaños (set list especiales de los grupos, giras de despedida de las bandas, precios abusivos de los conciertos en nuestro país, aniversarios de los grupos que cumplen muchos años aunque hayan estado 20 o 30 fuera de circulación, grupos acabados que se siguen aprovechando del nombre o gloria pasada… pero o ya hemos hablado de ello, y si no lo haremos, o en este caso queda un tanto fuera del motivo de base de este artículo). De cualquier manera, que nadie se me enfade, o sí, y sobre todo que estos artículos se compartan y sirvan para algo, a ver si poco a poco entre todos los engranajes que formamos parte de este negocio/maquinaria por fin empezamos a hacer las cosas bien.
Es difícil, lo sé, que a cabezones, huevos gordos y «yo soy más que tú» no nos gana nadie en este «bendito» país.
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Para terminar sí quiero dejar clara una cosa, que nunca dejemos de criticar, de protestar, que no nos traguemos todo lo que nos tiran encima, que pensemos y denunciemos… De hecho, animo de corazón a mis compañeros y amigos de los medios a que también hagan lo mismo. Eso sí, que nuestras críticas sean razonadas, justas, constructivas y con afán de cambiar y mejorar las cosas. Es más, si no lo son, que prevalezca la libertad de expresión y el escribir sin censura ni miedo a represalias (que aquí nos conocemos todos, para bien o para mal)…
Y si no lo conseguimos, al menos que nos divirtamos haciéndolo, ¡que no es poco!
Texto: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)
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