HELLFEST 2016 – Clisson (Francia), del 17 al 19 de junio de 2016… 

Ya tenemos aquí la completa crónica del Hellfest 2016, que se ha hecho de rogar pero por fin la tenemos completa a modo de reportaje y artículo con crónicas y fotos de todo tipo.

Como siempre decimos, es imposible abarcarlo todo en festivales tan grandes, ni por supuesto podemos verlo todo en los diferentes escenarios, carpas y demás (que además coinciden muchas bandas en mismo horario, que hay mucha gente y a veces no es fácil pasar de un escenario a otro con rapidez… e incluso los gustos personales, que también influyen, claro, y más metido en la vorágine de un festival tan gigante, variado y peculiar como Hellfest). Así, una vez más, os ofrecemos un primer artículo genérico a modo de comentario y/o introducción, y después os desgranamos en otros tres artículos respectivos los tres días de festival… ¿comenzamos?

Si hablamos de un lugar donde los escorpiones exhalan fuego, donde las temperaturas cambian espontáneamente y donde es más común comunicarse a base de gritos guturales que utilizando el don de la palabra, quizás pensemos en ciencia ficción… pero nada más lejos de la realidad. Hablamos del Hellfest Open Air o, lo que es lo mismo, la representación terrenal del infierno en forma de festival de metal.

Nos encontramos al norte de Francia, en la región de Países del Loira, en la ya mencionada ciudad de Clisson, que con apenas dieciocho mil habitantes, desde la primera edición en 2006 (ndr.: antes FuryFest, un festival de hardcore) cada año se enfunda en cuero y acoge envuelta en llamas a bandas de talla internacional bajo un ambiente inmejorable de colectividad y buena música.

El logo oficial del festival, la doble cruz de hierro (símbolo teutónico, re-usada por las fuerzas alemanas y posteriormente por los Bikers) está presente por doquier y los suelos de Clisson cuentan con numerosas placas recordando desde la primera edición, a cada uno de los grupos. Ya son diez en total y, este año, el aniversario ha sido especialmente dedicado al recuerdo del gran Lemmy Kilmister (MÖTORHEAD).

Día 0 – Jueves 16 – Intro y comentario general: 

Día Pre-festival, momento en el que la mayoría de los campistas van formando cola y accediendo al recinto para canjear sus entradas o acreditaciones por pulseras. Nada más llegar al recinto conviene hacerse con un mapa, ya que el lugar es realmente gigantesco y cuenta con varias zonas bien definidas, cada una con su particular función. Desde el primer momento el recinto del festival se encontraba transitado y es que el Hellfest acoge todos los años a más de 100.000 asistentes, que vienen no sólo por la música sino también por el resto de actividades que ofrece el evento.

Lo primero que se encuentra uno al acceder al recinto es el imponente Hell City Square (nombre que proviene de la mezcla entre el archiconocido pabellón multiusos americano Madison Square Garden y de la película Sin City, de la que han adquirido su tipografía). Esta “ciudad del infierno” contiene varios bloques, excelentemente ambientados, en los que se presentan todo tipo de actividades para el disfrute de los asistentes. Desde un Bloque de Dr.Martens (la conocida marca de botas/calzado) donde se ofrecían cortes de pelo gratis por una buena causa (todo el pelo era después donado a una asociación de ayuda al cáncer), hasta un rincón oficial de Gibson Guitars, donde ofrecían asesoramiento y se podía probar una amplia variedad de sus modelos. Por no olvidar el divertido simulador de conducción de BlaBlaCar, entre otras muchas cosas.

Como comentábamos, la puesta en escena es excepcional, con un recinto brutal (ndr.: que sigue sorprendiendo sea la primera vez que lo veas y estés repitiendo… da igual, es impresionante). todo tipo de grandes esculturas decoran cada rincón del recinto: un King Kong, una bota, cráneos, tumbas o auriculares gigantes que, al caer la noche, destacan incluso más gracias a los añadidos lumínicos, fuego y demás. Cada detalle está cuidado, que por ejemplo las mesas cuentan con sombrillas en forma de mariposa gigante y en las paredes sobresalen carteles inventados de películas de serie B. Sin duda esto es un Tomorrowland del metal en cuanto a espectáculo y devoción por el diseño de buen gusto.

Como en cualquier gran festival, el recinto cuenta también con gran un puesto de información, donde puedes recibir, sin impedimentos, atención en varios idiomas. Así como un amplio mercado/zona de mercadillo donde se podía encontrar todo tipo de merchandising, desde ropa de todo tipo a vinilos de segunda mano, libros, CD’s originales y firmados e incluso máscaras de látex.

La otra gran parte del festival es la zona destinada al camping, gratuito para todo aquel que tenga la entrada, y que ofrece además la opción para los privilegiados que puedan permitírselo de alojarse en tiendas ya montadas. Las únicas incomodidades que se pueden experimentar en el camping son las sonoras, ya que a nivel higiénico el planteamiento es eficiente y realista. De hecho, se recompensa la recogida de basura con diversos premios, entre ellos un concurso en el que se ofrecía una entrada para la siguiente edición (2017) además de camisetas y otros obsequios. El reciclaje está presente en cada rincón, pues encontramos servicios corrientes o Compost-toilets, una idea funcional y ecológica en la que no hay gasto de agua (ésta se sustituye por virutas de madera) y los desechos son reciclados y usados posteriormente como abono.

El agua potable era en todo momento accesible y gratuita ya que el festival cuenta con numerosos puestos en los que rellenar las botellas (algo que por ahora no vemos, ni parece que veremos en España, una pena…). En lo que respecta a las duchas, era necesario abonar la cantidad de 6 euros para acceder al recinto de aseos privados, abierto los tres días del festival. Se trata de un espacio que cuenta con duchas comunes y duchas independientes de agua templada a elección del usuario, en el que el único inconveniente es esperar el turno.

Sin duda una de las novedades que presenta el Hellfest frente a otros festivales de su talla es su práctico sistema económico. A diferencia de los abusivos tokens de otros festivales, en el Hellfest se da a conocer una tarjeta única del festival que funciona a modo de tarjeta de crédito, en la que cada usuario introduce la cantidad que desea de dinero para pagar sus gastos dentro del recinto del festival y que permite la opción de sacar también ese dinero en los distintos cajeros, solventando así el dilema de tener que gastar todo lo abonado por no poder recuperarlo.

En lo respectivo a la oferta de comida, encontramos varios puestos de todo tipo, americana, thailandesa, francesa… para todos los gustos, vaya. Dependiendo del lugar se concretaba si se debía pagar con tarjeta, en metálico, o si era posible ambas. Y la calidad es bastante aceptable, y el precio también, así que no nos podemos quejar al respecto. Hay de todo y para todos los gustos y bolsillos, «delicatessens», cocina internacional, fastfood y también comida de batalla, lo que prefiramos.

Por cierto, en este primer pre-día  ya se puede asistir a algunos conciertos de grupos nóveles en la sala Metal Corner para ir calentando el organismo y preparándonos para la traca de los días siguientes… que os contamos en los próximos artículos. De hecho podemos ver algunas imágenes de este Warm Up Show, como ellos lo llaman.

Texto: J.T.G y María Jara Martín.

Fotos: Isa García (primera galería de ambiente) y Juan Antonio Seves (segunda galería, aquí debajo)

También, aquí vemos una galería de fotos oficial de los asistentes y preparativos, y en este enlace una segunda galería de otro de los fotógrafos oficiales del Hellfest. Y por supuesto la película resúmen del festival que vemos para cerrar el artículo de introducción…