LOS RECONOCES – (Madrid, Sala Penélope – 29/11/14)

Memorable. El concierto de reencuentro y despedida que nos ofrecieron LOS RECONOCES el pasado sábado 29 de noviembre en la Sala Penélope no puede tener mejor adjetivo que ése. Parece que les quedaba una espinita clavada a los componentes del grupo madrileño  y se la quitaron haciéndonos partícipes de un directo único que iba a poner fin a su trayectoria por todo lo alto. Además, tendremos la suerte de poder disfrutarlo en breve en formato DVD y CD para deleite del personal, ya que fue grabado para conmemorar dicha ocasión.

Se percibía en el ambiente desde el principio que era un acontecimiento muy especial, la reunión de un mítico grupo que llevaba 8 años sin subirse a un escenario y que lo hacía además para despedirse de su público en su ciudad. El fin de toda una trayectoria, breve pero intensa, que marcó a muchos de los asistentes al evento a juzgar por el llenazo que tuvieron y el apoyo incondicional de un público que se volcó desde la primera hasta la última canción. Sentimientos contradictorios por las ganas que había de volver a ver la reunión de  Eduardo “Luter” García Martín, Jorge Ortuño “Joris”, Jose Luis Martínez “Buho” y David Fernández “Txafas”, y la tristeza que provoca el saber que se trata de la última vez que tocarán como banda.

Una intro de película marcaba el comienzo del concierto mientras se proyectaban imágenes históricas de la banda y sus componentes sobre el escenario. Salieron a escena con “El patio de Lacoma”, y prácticamente sin tiempo para coger aliento fueron sonando temas míticos como “Las horas del mar”, “No siempre” o “Se me secan los mares”, que iban siempre acompañados por los coros del personal que se desgañitó con cada una de las canciones que fueron sonando. Una selección de más de 25 temas muy bien elegidos para la ocasión, además de una excelente interpretación por parte de cada uno de los músicos, que se dejaron la piel en el escenario y que obtuvieron su recompensa con el cariño demostrado por todos y cada uno de los asistentes. Me gustaría destacar sobre todo la interpretación de “En bolsas de basura” donde el protagonismo de las voces recaía sobre el Buho y Txafas, y que sonó espectacularmente.

No debieron sentirse solos ni un solo momento porque, aparte del apoyo incondicional del público subieron al escenario amigos como Michel Molinera de STAFAS en “No creo nada”, donde las guitarras rugieron con más fuerza que nunca. “Cráneos privilegiados” fue otra de las imprescindibles de la noche, y de las más ovacionadas. Tras ella,  Joris abandonó por un momento su posición a la batería para dedicar unas palabras de agradecimiento y volvieron a la carga con “Atrapado”. “A trompicones” permitió lucirse a El Luter soltando sensibilidad por todos sus poros en un formato más  acústico, pero la tranquilidad duró poco porque “Me lo guiso” sonó  a continuación como un verdadero huracán y puso a todo el mundo a bailar de nuevo. Grandes pogos se formaron al son de “Nadie”, “En mi micromundo” o “Suerte” donde les acompañaron Ziku y Angel de ENVIDIA KOTXINA, que aportaron más agresividad al tema gracias a sus peculiares e inconfundibles voces.

 Afrontábamos la recta final con una peculiar canción de amor: “Miel”, seguida de “Chabolismo vertical”, “Autarquía”, “La caja tonta” y “Sueños en tetra-brick”, con la que desaparecieron de la escena. En ese momento toda la sala se convirtió en una única voz coreando el nombre del grupo para que nos siguieran deleitando con algún tema más. Antes de ello, el Luter tuvo el detalle de agradecer a sus padres su apoyo incondicional sin olvidar que fueron ellos los responsables de que una guitarra llegara a sus manos por primera vez. También quiso destacar la labor de todas las personas que hicieron posible que esta despedida se pudiera realizar y poder dejar constancia de ello en una grabación para la posteridad. Junto a Ernesto Guilmain a la guitarra se marcaron en formato acústico una muy íntima y sentimental versión de “Primarios” que dejaba la sensibilidad de todos a flor de piel. Con “En balde” volvió la formación al completo para regalarnos además otros dos temas imprescindibles: “Levantad”, donde intervino Dani “El francés”, y “La risa”, con la que cerraron el show acompañados por todos los amigos y colaboradores que participaron en esta fiesta de despedida. Con una sonrisa de agradecimiento y de satisfacción por lo que habíamos visto y oído esa noche nos dejaron a todos, aunque también  con esa extraña sensación de melancolía que dejan las despedidas.

Se nos ha ido un gran grupo de rock urbano, visceral, barriobajero (y lo digo eliminando de la palabra todo el sentido peyorativo que muchos insisten en atribuirle), con letras que aun siendo poéticas no pierden fuerza ni esencia de la lucha comprometida con los problemas sociales. Formado por músicos humildes, agradecidos, que son unos grandes profesionales de la música y, sobre todo, currantes que han conseguido llegar a donde están no sin esfuerzo. Quizás El Luter, con el mono de currito del rock&roll que llevaba a modo de uniforme de gala para la ocasión, fuera el símbolo visible de lo que significa vivir con el rock en las venas. Me siento una privilegiada por haber asistido a un concierto de una excelente calidad en todos los sentidos, en el humano, en el musical e incluso hasta en la sala, que en esta ocasión facilitó el trabajo a la prensa permitiéndonos el acceso a un foso desde el que evitas molestar al público y que te molesten.

A veces cuesta reconocer el talento y la calidad cuando se tiene tan cerca y LOS RECONOCES, de un barrio periférico del norte de Madrid, Lacoma, han aportado su granito de arena al mundo del rock… y yo estuve allí, en su despedida. Gracias por todo ello.

Texto: Maribel Caballero

Fotos: Mari Caballero