THE MUSICAL BOX –  “The Black Show”: Teatro Nuevo Apolo, Lunes 7 de Noviembre (Madrid)… 

La banda canadiense aterrizó en nuestro país, esta vez para rendir homenaje al disco más exitoso de GENESIS durante los años 70, el magnífico e inspirado “Selling England by the Pound”, cuya traducción sería algo así como “Vendiendo Inglaterra al peso / Vendiendo Inglaterra por una libra”. Los amantes del rock progresivo y sinfónico pudieron disfrutar de una velada sin igual en el Teatro Nuevo Apolo, si bien el aforo no se llenó. Con butacas ocupadas por viejos rockeros en general y bastantes huecos en la platea, es decir, media entrada para disfrutar un show que no deja indiferente al respetable y que encandiló a todos los devotos de este tipo de sonoridades musicales.

La banda compuesta por Denis Gagné (que hace las veces de Peter Gabriel a la voz solista, flauta y percusión ocasional), François Gagnon («Steve Hackett» en la guitarra eléctrica y acústica de 6 cuerdas, y guitarra de 12 cuerdas), Sébastien Lamothe («Mike Rutherford» bajo, guitarra de 12 cuerdas y coros), Guillaume Rivard («Tony Banks»: a los teclados, coros y guitarra de 12 cuerdas) y Marc Laflamme («Phil Collins»: a la batería, percusión y coros) se marcaron una verdadera “hippiada” propia de otros tiempos y de otras tesituras sociológicas y culturales.

Es cierto que, vistas a los ojos de hoy en día (con la escena musical tan degradada me refiero), se nos antojan por lo menos extrañas, hijas de otra era donde la gente, al parecer, era más feliz, y el supuesto estado del bienestar no hacía aguas por los cuatro costados (al menos en la Europa civilizada). El sueño de la posguerra (como cantó Roger Waters con pulso magistral en el álbum “The Final Cut”) no amenazaba todavía derrumbe., y el mundo bipolar de la Guerra Fría estaba en pleno apogeo. Si bien el título de “Selling England by the pound” era claramente irónico, la atmósfera que se respiraba en los barrios obreros de la Inglaterra por aquel entonces no invitaba precisamente al optimismo y se entiende perfectamente, viendo el espectáculo “The Black Show”, porque surgió el punk allá por 1976.

El rock-sinfónico y progresivo, cuyas tesituras musicales son maravillosas (para los entendidos en la materia), estaba cayendo en un ensimismamiento y un intelectualismo que no poco tenía que ver con los sufridos habitantes de las barriadas obreras que estaban sufriendo ya en sus carnes las acometidas de primera crisis del petróleo (1974). Unas condiciones de vida bastante inhóspitas para ciudadanos de pleno derecho del primer mundo, con barrios degradados y contaminados por la industria febril, mientras los más cultivados del lugar se refugiaban en el “Canterbury Sound”, especialmente los estudiantes de las prestigiosas y elitistas universidades británicas. Unos 70’s con sus luces y sombras (más de lo primero que de lo segundo para este humilde escriba) con la banda sonora tan especial que se traían entre manos bandas como CAMEL, KING CRIMSON o el combo que hoy nos ocupa, los míticos GENESIS, que junto a los estelares PINK FLOYD fueran probablemente los más comprometidos y sensibles a las cuestiones sociales de aquel entonces.

Desde las primeras rolas del concierto apreciamos estos detalles al milímetro y las crípticas metáforas en composiciones como “Watcher of the skies”, “Dancing with the Moonlight King” o “The Cinema Show” que marcaban unas melodías escapistas, en búsqueda de la belleza angelical, por mucho que la letra de alguna de estas canciones invite a una reflexión profunda: “¿Puedes decirme dónde yace mi país?, dijo el extraviado a los ojos de su gran amor. Yace conmigo, gritó la reina de la oportunidad. Por su mercancía, él negoció su precio. Ultimas noticias!, gritó una voz entre la multitud, ‘el viejo ha muerto’ parece que se ahogó ‘Vendiendo Inglaterra al peso…’ Para los ciudadanos de Esperanza y Gloria, el tiempo pasa…” 

Por estos derroteros y otros parecidos se desarrolló un show amable y muy teatralizado, que representaba al milímetro la obra que se marcaban sus protagonistas en los dorados años 70. Sonaron a continuación piezas del calibre de “I know whhat I like (in your wardrobe)”, “Firth of Fifyth” o la propia “The Musical Box”, que bautiza a la formación que hoy nos ocupa. Sin embargo echamos a faltar más elementos visuales, que podían haberse proyectado en la luna semi-esférica que presidía el escenario, y sobre todo un  subtitulado de las canciones, para conocer y conectar en profundidad el mensaje que estas canciones quieren transmitir. De lo contrario, el espectáculo se convierte (sólo) en una representación para entendidos y nostálgicos de la materia en cuestión.

“Horizons” más la zigzagueante y sarcástica  “The battle of Epping Forest” fueron echando al cierre a la función, mientras en el ambiente se deslizaban frases de este calibre: “Las babosas ladrando, súper engreídas, hoy es el día de arreglarlo, sí, arreglarlo, estos soldados cristianos luchando para proteger a los pobres. Héroes del East End tienen que marcar (para ganar el derby)…”, estrofas llenas de filo e intención, armas de destrucción + IVA, cargadas de ironía, que desconocemos si el público asistente supo descifrarlas. Al menos el que lo entendió le sacó todo el jugo a la representación, y el resto simplemente lo disfrutó, que no es poco.

De esta guisa, entre afinados acordes, gorgoritos y posturnos varios, sumergidos en unas armonías de otro tiempo, trascurrieron 100 minutos mágicos donde se nos fue el santo al cielo con tanto desarrollo instrumental y tanto virtuosismo a flor de piel.  “Supper’s Ready” (la cena está lista) más el postrero bis “The Knife” pusieron el broche de oro a una noche que tardaremos en olvidar, aunque solo sea por la perfecta recreación que hacen THE MUSICAL BOX del show que se marcaban GENESIS allá por 1973/74.

‘1‘

Texto: Fran Llorente

Fotos: Boliche Ángeles