Crónica de ROSENDO en Madrid cerrando su gira «Mentira me parece»

Rosendo4ROSENDO + ÚLTIMA EXPERIENCIA (Madrid, martes 22 de diciembre de 2015)

Estábamos de martes, que no está ni bien ni mal pero es un hecho. Además, aún en semana post-electoral y a las puertas de Navidad… A priori no sé si era el mejor escenario espacio-temporal para el que era el último concierto de ROSENDO no sólo en esta extensa gira, que ya digo que se le ha hecho larga,  sino en una pequeña temporada como él mismo ha anunciado a bombo y platillo en las últimas semanas.

También, venían de tocar sólo cuatro días antes en Barcelona en otra noche de emotividad similar… malo. Y es que por momentos me ha parecido que ha sido un concierto más para terminar que de despedida, que no es lo mismo. Ojo, que sin duda ROSENDO, banda, trío y también individuo, están en una forma excelente en este final de 2015, pero personalmente pedía más de este último show de la gira «Mentira me parece». Cierto es que ha sido exitosa, tremendamente positiva y agradable, pero también extenuante y excesivamente profusa, si me permitís usar lenguaje rosendiano en la explicación.

En Madrid han vuelto a ser dos horas pero sin excesivos alardes. Es decir, sí, un recinto excelente (el antiguo Palacio de los formatos en su formato The Ring, sin gradas y sólo la pista) y lleno hasta la bandera, aunque nosotros tampoco hemos estado 100% a la altura. De martes, lo dicho, y aún con resaca post-electoral pero protestando lo justo y moviéndonos lo mínimo. Tirón de orejas al público también esta noche pues, aunque fueramos 5.000 y cada uno de su padre y de su madre, y de edades más que variadas: desde nietos a abuelos, y pasando por muchos hijos. Eso sí, hemos pedido que Rosendo sea presidente aunque, siendo un poco disidente en mi opinión, permitirme que abogue por «la otra parte contratante» (a pesar de que quizás sólo los más «viejos» del lugar sepan a qué me refiero), que prefiero cuando escucho aquello de «Molina presidente» en los conciertos de ÑU… llamarme exquisito y puntilloso, jeje.

Rosendo9Bromas aparte, y volviendo a la realidad y al «post-partido», esta noche han salido a empatar con el resultado ya decidido e incluso a jugar casi con los suplentes en momentos puntuales. Y no era una noche para reservarse, al menos en mi humilde opinión. Personalmente venía con los ánimos subidos tras aquel inesperado conciertazo de ROSENDO en las fiestas de Móstoles (Madrid) en Septiembre (como os contábamos entonces aquí), pero me he vuelto a encontrar con aquellos shows de nuestro entrañable roquero carabanchelero que me habían aburrido más en los últimos tiempos.

Una pena, aunque vaya por delante que me quito el sombrero ante don Rosendo Mercado, admiración en mis palabras mediante, y es que sigue siendo un placer verle encima de un escenario en tan buena forma vocal, instrumental, personal e incluso cenital. La banda tan correcta como siempre, aunque con menos brillo… de martes, insisto. Y es que incluso la resolución y realización de las imágenes por pantalla han sido más justitas de lo esperado. Quizás culpa mía, puede ser, que las miras habían quedado altas y hoy no era sábado, sabadete, y encima esperaba un comienzo más brío y mala leche… Siempre diré que el día que se atreva a empezar directamente con «Flojos de pantalón» o «Pan de higo», tal vez el subidón sea desde el primer momento.

Que sí, que el sonido y las luces siempre son correctas, y también la interpretación y la entrega, y el cariño del respetable, cada vez más heterogéneo y menos netamente roquero, las cosas como son… que no está ni mal ni bien pero no son todos los que están, y punto. Entonces, bien arriba y abajo (con las reservas que antes exponía, eso sí), pero la reverencia obligada y el cariño no son suficientes si Rosendo no sonríe pícaro y satisfecho desde el primer momento y la banda no muestra ese punto de actitud que sí tiene cuando el maestro está «on fire». Y esta noche no fue la noche de que te hablé ni de la que te hablaré cuando recuerde los conciertazos que sí hemos visto en esta gira, ya sea en solitario, en festivales, en fiestas de pueblos y demás, que este año se han hinchado, como decíamos, y lo celebramos y le concedemos ya el merecido descanso… pero queríamos más confeti y tarta en el último concierto, y fuegos artificiales y café, copa y puro a ser posible, ¡leñe!

Dicho esto, que ya me he adelantado, comentar que la noche la abría una interesante banda como es ÚLTIMA EXPERIENCIA, una formación de blues/rock clásico y vintage que, pese a sonar menos «duros» de lo que aparentaban por imagen y rollo inicialmente, no han dejado mal sabor de boca… aunque el público ha entrado con calma, las cosas como son, que el nombre del prota es demasiado grande y el del telonero a su vez demasiado desconocido en este caso para colgar el cartel de no hay billetes antes de tiempo.

Ultima experienciaEn formato de power trío, que esta noche iba de tridentes roqueros, nos han dejado poco menos de una hora de pantalones de campana, sonido más o menos retro, y blues/rock de vieja escuela. Eso sí, más imagen e incluso actitud y pose que temazos, las cosas como son. Rematando con su último single, «Blues cañí», nos han dejado buena impresión sin más… Esperaremos a la próxima, a o a verles solos, para subir o bajar el pulgar que en esta ocasión se han quedado un tanto a medias.

Y pasadas las 21:30 ya saltaba al ruedo… perdón, a la Arena (ndr: nótese el juego de palabras… ¡premio para el que lo acierte!), el Rafa al bajo, Mariano a la batería, y el tito Rosen a la guitarra carabanchelera y las voces propias. Curioso trío de temas para empezar: «Mala vida», el punto más actual de «Lo malo es ni darse cuenta», y la magia de «¿De qué vas?», sonando quizás demasiado pronto y con menos chispa y fuerza que tamaño temazo merece, primera señal de que hoy nos faltaba una marcha… Avanzamos a ritmo de «Date por disimulao» o «Amaina tempestad», que bien… pero aún andábamos pedaleando a piñón fijo y con la efusividad justa.

Subíamos enteros con «Muele a la muela», de lo mejor reciente y que a muchos nos hizo rechinar los dientes acordándonos de las elecciones del domingo, y la fantástica «Menú de la cuneta», que siempre me encantó pese a ser de un disco tan irregular como «La tortuga», de los primeros 90. Lo mismo que «Cada día», sentida y a corazón abierto, que me parece de los mejores temas de ROSENDO con diferencia de su última etapa. El guiño a LEÑO aparece con la facilona «El tren» (lo siento, siempre me lo pareció… en su versión de las dos bandas con Ñ), que mueve al público pero nos deja fríos a los que sabemos que tienen mucho mejores temas para tocar en directo y recordar en estos tiempos de convulsa realidad social. Eso sí, «Hasta de perfil» siempre merece reverencia y es que no entiendo cómo ha estado muchos años fuera del repertorio… cosas de la edad, supongo.

Por cierto, castiza y torera presentación de autor para «Vergüenza torera» por parte del maestro, aunque me temo que lamentablemente tenemos que cantarla muchas más veces, amigo. Después, esa oda costumbrista pero con mucho encanto como es «Por meter entre mis cosas la nariz» me alegraba la parte final del show justo antes de dedicar «El ganador» a la gente del barrio del jefe, Carabanchel… Y con «Masculino singular», siempre gloriosa, huele a que viene la parte final del concierto: la buena, la imprescindible y la que nunca falta; sobre todo cuando las primeras notas de «Flojos de pantalón» nos vuelven a poner nerviosos y excitados como siempre… ¡muy grande!

Rosendo12Lástima que cuando sabes qué pasa, cuándo y porqué, las emociones se relajan un poco, y además insisto que el concierto no estaba siendo especial ni de despedida realmente, y ni siquiera único, sino más bien uno más… Que no está ni mal ni bien, reitero mi opinión y el tono general de la crónica, pero esperaba un punto extra de sal/pimienta en el set, más emotividad en los rostros de los protagonistas, más actitud en el respetable (que sí, que culpa nuestra también que hoy hemos sido un público comodón) y un final pisando más a fondo el acelerador…

Bueno, al tran-tran y al trote tampoco se va mal, y mucho menos de la mano de «Pan de higo», rabiosa e insidiosa incluso cuando se canta con menos rabia y se toca con menos punch que otras veces. Lo mismo que «Loco por incordiar», siempre grande aunque haya sonado descafeinado y haya incordiado menos de lo que debiera tres días después de las elecciones… ¿He comentado ya algo de este dato durante las crónica?, pues eso… De cualquier manera, siempre es un honor ver al icono y todos tenemos que estar «Agradecidos» de poder seguir teniendo a ROSENDO delante, a ser posible encima de un escenario melena blanca al viento, sonrisa socarrona de bonachón en ristre, y con el Rafa y el Mariano a los lados (que ya no lo concibo de otra manera… a no ser ayudado por sus viejos compinches de LEÑO, el que queda al menos, o incluso por Luz Casal).

Bises, hora de los bises… y sí, facilitos también y habituales, con pocas sorpresas. Aunque eso no quita que me emocione con la preciosa «Y dale…», una de mis coplillas rosendianas favoritas desde siempre; la más típica «Maneras de vivir», que sí, un superclasicazo, pero LEÑO eran mucho más incisivos y en fechas como éstas hubiera agradecido guiños más mordaces e irónicos al estilo de «Que tire la toalla», «Cucarachas», «No lo entiendo», «Que desilusión», «Castigo» o «Sorprendente»… Peticiones de viejo roquero, imposibles e improbables a estas alturas, pero no sé, aún soy ese tonto soñador que les pido a los músicos algo más, algo diferente y regalos especiales en noches especiales. Pero no, terminábamos «Navegando» a muerte, caiga quien caiga, que tampoco está nada mal, ¡caramba!

Lo dicho: bien sin excesos, en una noche que quizás merecía un esfuerzo extra por parte de todos, encima y debajo del escenario y que se ha quedado sólo en «uno más» de los conciertos buenos de esta larga gira pero en absoluto ha sido esa traca final y noche memorable que a lo mejor teníamos algunos en mente… Si es que era martes…  Eso sí, gracias y hasta siempre/pronto, Rosen y compañía.

fotonoticia_20150809093813-802729_644Ahora a respirar, cargar las pilas y vuelta al ruedo en unos meses sin dejar de ser incisivo, mordaz y a la vez entrañable. Y es que tú mismo me enseñaste hace muchos años a pedir siempre un poco más, ¡mucho más! Pues sin faltar te lo digo, que hay que seguir siendo el enemigo disparando de nuevo pan de higo en cuanto se recarguen las baterías, ¿vale? Y el fogueo lo dejamos aparcado para los conciertos de mentirijilla…

Texto: David Esquitino (david_esquitino@redhardnheavy.com)

Fotos: Ángel Corral

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