Crónica de HOGJAW en Madrid

Sep 22, 2015 por Red Hard´n´Heavy en Conciertos

HOGJAW, Madrid, martes 15 de septiembre de 2015 (sala La Boite)…

HOGJAW, banda de trayectoria ascendente y prometedora, representan el lado más salvaje del southern rock, la versión más pesada y contundente del género, la más directa y sin florituras y, sobre todo, la más personal. Vinieron, tocaron y triunfaron.

No hay música más contestataria que el rock y es que el rock es un sentimiento que sale de abajo y de la izquierda, es decir, del corazón. No obstante, son muchas las bandas o artistas que comulgan con posiciones más conservadoras. Y aquí es donde entra el eterno debate: ¿Se pueden separar las creencias e ideologías de la música que se escucha? Muchos somos los que adoramos a Alice Cooper o a Dee Snider y ni nos planteamos si son votantes del partido Demócrata o del Republicano… Pero cuando hablamos del rock sureño a muchos nos inquieta el hecho de que gran parte de estas bandas se declaren integrantes de la Asociación Nacional del Rifle, sean conservadores o incluso sobrevuele sobre ellas la eterna duda relativa a la utilización de la bandera confederada: ¿serán xenófobos o simplemente quieren mostrar orgullo hacia sus ancestros?

El rock habitualmente lo hemos vinculado a la rebeldía y al espíritu social combativo, un grito contra los valores convencionales. Sin embargo, no podemos perder de vista que los orígenes del rock and roll se remontan al sur de los Estados Unidos, de donde provenían Elvis Presley o Little Richard, que además ha sido feudo de los rednecks, los trabajadores rurales sureños, blancos y conservadores. De este entorno surgen bandas como LYNYRD SKYNYRD o BLACKFOOT, y recientemente BLACKBERRY SMOKE o HOGJAW, haciendo gala de un southern rock de calidad y sin esconder sus señas de identidad. Debo reconocer que, en mi caso, intento dejar de lado connotaciones ideológicas cuando escucho a alguna de estas bandas, como tampoco me planteo a qué partido votará Clint Eastwood cuando veo una de sus películas. Supongo que Estados Unidos me queda lejos y es más fácil cerrar los ojos a su realidad. Eso, y que pienso que frente a la libertad de expresión de cada músico está la libertad de recepción del público.

Dejando al margen este tipo de consideraciones, el pasado 15 de septiembre me fui a ver HOGJAW, que tocaba en la sala Boite, en uno de los primeros bolos de la temporada. Tras la sequía de conciertos del mes de agosto, festivales aparte, retomamos la actividad como si no hubiera mañana. Y no debo ser la única a la que le devora el ansia, ya que la sala estaba prácticamente llena a pesar de ser un martes.

Desde Arizona nos visitaba HOGJAW, una oportunidad que numerosos amantes del rock más puro no dudaron en aprovechar pues no es tan frecuente poder disfrutar por estos lares del mejor rock sureño. El cuarteto es de los que mantiene una raíz más fiel a lo tradicional. Rock auténtico, ése que suena en los bares de carretera de las “road movies”. No es la primera vez que nos visitan y en esta ocasión venían a presentar, como parte de una extensa gira, su quinto y último trabajo, “Rise to the Mountains”, del que dieron buena cuenta.

Es evidente la conexión que consigue esta formación con el público, que se entregó incondicionalmente desde la primera nota. Y es que los americanos desplegaron toda su artillería pesada durante dos horas, sin apenas respirar entre tema y tema. Sus directos no son más que una muestra de la evidente pasión con que sienten la música. Rock sureño, aderezado con un poco de blues y algo de country, de voz grave cascada por el bourbon y guitarras que llegan al éxtasis cuando son acariciadas. Y es que Jimmy Rose sabe cómo tratar a su nena, con pasión y sentimiento hasta sacar las notas más sensuales.

La calidad de estos músicos es evidente y su sonido es tan pesado que en ocasiones me recordaban a BLACK SABBATH. Sonaron contundentes y la banda se veía bien engrasada, a pesar de la relativamente reciente incorporación de Jimmy Rose a las seis cuerdas. Sus solos conmovieron a los asistentes y era tal su delirio que a punto estuvo de golpearnos con el mástil de su Gibson en más de una ocasión. La base rítmica es contundente y la potencia de Kwal a la batería, así como la pasión de Elvis D al bajo, no deja indiferente a nadie. Pero, sobre todo, tenemos que destacar el carácter único de la voz principal, Jonboat Jones, que imprime una gran personalidad a la banda y un estilo propio.

El repertorio, compuesto por 17 temas, incluía un repaso a sus cinco álbumes de estudio, deteniéndose especialmente en su último trabajo. Empezaron con el trallazo de “Over for You Know It”, seguido del rotundo “Rollin Thunder”, para calentar al personal sin más contemplaciones, así sin anestesia. “County Line” me puso los pelos como escarpias y es que ese inicio a medio tiempo, los solos magistrales intercalados con las guitarras dobladas, una batería poderosa y la cavernosa voz, más auténtica en este tema si cabe, hacen que la sala se venga abajo con este himno.

Con “Fire, Fuel, Air” el bajista lo dio todo, mezclándose con el público tras bajar del escenario, y con la pegadiza “Am I Wrong” comprobamos que Kwall no sólo es un gran batería, sino que tiene una preciosa voz rasgada, complemento perfecto a la voz profunda y personal de Joanboat Jones. Son tan grandes músicos que aprovecharon un cambio de amplificador de Jimmy Rose para tocar a modo de jam session con el resto de componentes de la banda, que no es lo mismo pasar ese trance de brazos cruzados que bailando a ritmo de rock. No podía faltar la polémica “Gitsum”, obra maestra del rock sureño a favor de la libertad de armas, ni el feeling de “I Wil Remain” donde Jimmy Rose nos embriagó con sus magistrales solos de guitarra.

Tras deleitarnos con el ritmo potente de “Swamp”, llegaron a unos bises que pedimos insistentemente y agradecimos que no tardaran en ofrecernos, pues con la tontería ya no eran horas para un martes. Nos reservaban “Junga”, con su maravilloso punteo, para cerrar con “This Wiskey”, extendiendo su final con guitarras dobladas y haciéndonos partícipes de esa magia que existe entre ambos guitarristas.

Nos quedamos con ganas de charlar con ellos después del bolo, compartir alguna birra o incluso una barbacoa, pero los martes pasada la medianoche una ya teme que el metro se convierta en calabaza y luego por la mañana el despertador en ametralladora.

Texto y fotos: Leticia RC

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