Crónica de BETH HART en Madrid (en su primera visita a España)

Portada 2BETH HART: Madrid, 11 de diciembre de 2015, Teatro Barceló…

Ya podemos leer la crónica del concierto de BETH HART, «nueva» diva (dicho en el mejor sentido) del blues, en su primera visita a nuestro país. Sus ojos nos hipnotizaron, su voz nos encandiló y su magia y clase nos hechizó. Gran concierto… aunque sobre todo para los menos duros del lugar. 

Siempre es interesante, incluso mentalmente sano, ir a ver de vez en cuando conciertos y espectáculos diferentes. Sabiendo que yo soy más heavy y rockero en sí, me encaminé con esa idea en la cabeza al Teatro Barceló esa tarde/noche a disfrutar de una de las últimas gran damas de la escena (en este caso más del Blues… blues/rock como mucho). Tengo que decir lo primero que hacía posiblemente 20 años que no pisaba Pachá (Teatro Barceló cuando se engalana de concierto) y casi ni la recordaba. Sin meternos en si es una discoteca pija o no, que para esto es irrelevante, lo cierto es que me encontré con una sala amplia, diáfana, de buena capacidad (casi mil personas de aforo) y, en este caso lo más importante, con un escenario grande y un gran equipo de sonido y luces.

Cierto que me sentí un tanto raro de ver un concierto en aquella discoteca pija (vale, lo he dicho) donde algunos comenzamos nuestras salidas nocturnas hace años (aunque, en honor a la verdad, puntualizo que yo la pisé apenas tres o cuatro veces, que mi rollo es el rock desde hace muchos años). También me sorprendió mucho la variedad de público presente, totalmente alejado de lo que estamos acostumbrados a ver (y asistir) por estos lares. Que no está ni bien ni mal, no voy por ahí, pero me llamó bastante la atención… ¡si hasta nos pidieron silencio en dos o tres ocasiones entre canción y canción! En fin, la globalización del «rock» también ha llegado al blues… y no pasa nada, pero quería reseñarlo.

BethHart10Por cierto, primera visita a España de una artista realmente reputada en todo el mundo y ya con una carrera más que consolidada, habiendo tocado con gente tan grande como Joe Bonamassa, Jeff Beck o el propio Slash. Y doy fe que no será la última pues la reacción del público fue estratosférica en todo momento, la actuación deliciosa, y Beth y su banda quedaron encantadísimos de este primer concierto en nuestro país (además en fecha única en Madrid y contando con un sold-out de libro, fantástico). Por mi parte quiero decir dos cosas principalmente, una buena, excelente de hecho, y otra «mala»: La primera es que el concierto fue de bandera, un 10, y la artista es de esas mujeres especiales tocadas por una varita que son grandes sólo con salir al escenario, sonreír agradecida y mirarnos con esos ojos felinos tan intensos que tiene. Pura actitud y feeling, gancho, duende, carisma y clase, como se quiera denominar, o un poco de cada… ¿La mala? Que los más rockeros y heavymetaleros (que alguno estábamos) quizás esperábamos un punto extra de rock y de «caña» en el concierto.

Me explico: movimiento hubo, y mucho, y calidad suprema en todo momento, pero quizás el bagaje de BETH HART es un tanto más roquero (con sus momentos acústicos y al piano, marca de la casa, siempre presentes) y esta noche se centró demasiado quizás en su lado más tranquilo… al menos a mi parecer. Cierto es que la propia actitud, magnetismo y fiereza, y a la par sensualidad, de Beth lo eclipsan todo, y su vozarrón, ahora potente y desgarrado, después dulce y melancólico… por no hablar de la banda, bandaza de libro, que además llevan con ellos muchos años acompañándola en solitario, especialmente su guitarrista de confianza, Jon Nichols. Y con batería negro, orondo y con sombrero de… batería negro jazzístico, jeje. Y eso que Beth comenzó de pie y con repertorio más movido, pero ir alternando con largas partes al piano más «tranquilas», acorde con el tono general de su nuevo trabajo «Better than home», que venía a presentar, e incluso una parte final casi acústica sentada en el borde del escenario y regalándonos su sencillez y cercanía.

Mucha clase, y dominando el show y a la gente a su antojo, y cantando de lujo y encima siendo simpática y divertida (y emocionándose al presentar a su marido y mánager que, según nos contó antes de dedicarle uno de los temas más especiales de la noche -la preciosa balada del último disco «We´re still living in the city»- fue quien la sacó de las drogas, demonios personales y la compleja vida que llevó en los inicios de su carrera). Toda una jefa, diva y artista, ¡con dos ovarios!… y unos cuantos tatus, que siempre quedan bien en el cuerpo de las almas atormentadas con vidas disolutas.

Casi dos horas de show, por cierto (y sin el casi), y la gente entregada del primer momento al último, con un sonido excelente, la banda demostrando que son de primera línea y Beth demostrando porqué es ya casi una leyenda vida del estilo (y sin el casi, de nuevo). Delicada y poderosa a la vez, sensual y sexual, frágil y dura a un tiempo, jugando con esa «bipolaridad» de su personalidad que han marcado su vida y su historia personal y musical. Una deliciosa sorpresa que seguro que no será la última que veamos por nuestro país porque tanto ella, su banda y su público quedaron encantados de esta primera visita.

Beth Hart14En el repertorio, variado como digo, brillaron temazos tanto de su carrera en solitario como de sus distintas colaboraciones e incluso alguna versión puntual que en su piel queda totalmente propia, como ese «Chocolate Jesus» de Tom Waits. Entre la gente, momentos inolvidables como fueron las interpretaciones de temazos tan intensos como «Can´t let go» o «Baddest blues», ésta ya al piano. También, no podían faltar sus ya clásicos como ese «I´d rather go blind«, supercelebrada, «As long as I have a song» o el tema que da título a su último trabajo, «Better than home». Eso sí, yo me quedo con el momento espectacular de «Trouble», con Beth y el guitarrista PJ Barth dándolo todo para cerrar el concierto antes de los bises; y esa ensoñadora «St. Teresa» que es pura magia y encanto (¡vaya voz de las que desgarran almas y arrancan corazones!).

Pues nada, uno de los conciertos del año para algunos, un show excelente para otros y una gran velada diferente y de descubrimiento para mí. Eso sí, no puedo asegurar que repita, que el sector sorpresa no creo que funcione una segunda vez, y lo mío sigue siendo el rock (a ser posible algo más duro). A lo mejor es que no está hecha la miel para la boca del asno, ¿qué le vamos a hacer?… Le dejo la próxima vez para cualquiera de nuestros buenos amigos y compañeros que salió del show con esa sonrisa de satisfacción tan característica que sólo aparece, y perdura, en las noches únicas y especiales.

Texto y fotos: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)

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