Crónica de AIRBOURNE + BLUES PILLS en Madrid
Diciembre arrancaba en Madrid con la promesa de, por fin, una de las descargas de rock más enérgicas y auténticas de cuantas se pueden contemplar por hoy en la escena del rock y el heavy metal. AIRBOURNE y BLUES PILLS juntos, ¡casi nada!
AIRBOURNE + BLUES PILLS – Palacio Vistalegre (Madrid) – Jueves 1 de diciembre de 2022
La gira de AIRBOURNE tenía tres fechas en España, y se les esperaba con ganas después de dos años en el dique seco por aplazamientos derivados de la pandemia de Covid-19. Visto así, sobre el papel era un día perfecto para los fans no solo de los australianos, sino también del hard rock de corte más clásico. Sin embargo, una vez más a Madrid le tocó bailar con la más fea, y tuvo que acoger el concierto no solo en día laborable entre semana (algo que se está convirtiendo en una molesta costumbre por parte de los promotores, aunque inevitable muchas veces), sino además en sesión vespertina y coincidiendo con el partido de España en el Mundial de fútbol. Y sí, se notó en la asistencia…
En estas condiciones, a la hora de apertura de puertas (19:00) no había ningún tipo de jaleo en la calle, con apenas unas decenas de seguidores haciendo cola y otras tantas refugiadas en bares aledaños. Llamadme lo que queráis, pero una de las mejores cosas que rodea a un día de concierto son las previas con los colegas, las charlas y las cervezas calentando el ambiente. Quizá algunos nos estemos haciendo viejos, o nos guste seguir haciendo las cosas “a la antigua”, aprovechando estas ocasiones para que sean nuestras “redes sociales” particulares donde encontrarnos cara a cara y darnos un abrazo, especialmente tras estos dos años tan raros y tan complicados. Pero parece que últimamente se lo quieren poner difícil a todos los que, fíjense ustedes, tienen la mala costumbre de ir a trabajar.
De esta guisa fuimos entrando en un pabellón desangelado, que presentaba la mayoría de las gradas cerradas, dejando solo las situadas en la parte frontal del escenario y la barrera de la plaza de toros. Este era otro debate que estaba en el aire desde que se anunció que se haría en Vistalegre: ¿era buena idea un recinto tan grande, cuando existen en Madrid otros como La Riviera, con un aforo más comedido y tal vez más adecuado a la realidad de grupos de este calibre? Yo soy de la opinión de que los promotores, en la situación actual, necesitan “crear” la siguiente generación de grandes bandas, o el negocio se va a terminar. A fin de cuentas, esto no deja de ser una industria, y el marketing tiene que hacer su función. Y no nos engañemos: esto ha sido así toda la vida, por muy románticos que nos queramos poner.
En este sentido, creo que a pesar de saber que no se va a llenar, es valiente y positivo proponer este salto de recinto… aunque en este caso, tal vez en fin de semana y con menos factores en contra hubiera funcionado mejor. Por el contrario, si nos ceñimos a este concierto, también es cierto que en La Riviera, por ejemplo, hubiera lucido mucho más y hubiera resultado más espectacular. Fijaos cómo son las cosas, se hablaba de que en Barcelona y en Bilbao se estaba rozando o se había llegado al sold out, pero en Madrid era un batacazo.
Si tenemos en cuenta que en Barcelona tocaron el viernes en Razzmatazz, que tiene un aforo aproximado de 2300 personas, que en Bilbao tocaron el sábado en la sala Luxua BEC!, con aforo de 1500 personas, y que en Madrid se vendieron 2300 entradas siendo jueves… sí, es batacazo en cuanto a perspectiva del recinto (de unas 4000 personas en pista más lo correspondiente, en esta ocasión, a la grada baja frontal), pero no en cuanto a la realidad de la venta de entradas. Que cada uno saque sus conclusiones.
BLUES PILLS:
Sea como sea, a las 19’45h, hora en la que BLUES PILLS saltaron a la palestra, allí no éramos más de 1000 almas, siendo generosos. No sé lo que pasaría por la cabeza de la banda cuando salió y vio que únicamente había un cuarto del aforo posible, pero las condiciones no daban para más. Sin embargo, asumieron con gran responsabilidad y profesionalidad la tarea de calentar el iglú en el que estaba convertido Vistalegre en aquel momento, no solo por el frío físico, sino también por el psicológico.
Afortunadamente, los suecos cuentan con un arma espectacular llamada Elin Larsson, que desde que salió al frente del escenario, de negro impoluto y botas blancas hasta la rodilla, dio una master class de cómo se prende fuego a un recinto solo con la mera presencia y esa manera de desenvolverse sobre las tablas. ¡Qué mujer! ¡Qué frontwoman! ¡Qué voz!… Como un auténtico torbellino, su energía fue despertando a un público que aún no se había desprendido de las prisas por llegar a tiempo, y poco a poco se lo fue metiendo en el bolsillo.
La banda sonó muy compacta y estuvo muy correcta, aunque es innegable que todos los focos los acapara la vocalista rubia. Por una parte, sus continuos contoneos, bailes, movimientos y vaivenes por el escenario contrastan con el estatismo exacerbado de sus compañeros Zack Andersson y Kristoffer Schander a ambos lados. Solo André Kvarnström, desde detrás de la batería, parece generar algo de dinamismo que, en cualquier caso, queda en segundo plano. Por otro lado, la voz de Elin es, a la vez, tan tremenda, que es imposible no abstraerse de lo que ocurre musicalmente alrededor. Hay quien la compara con Janis Joplin o Aretha Franklin. Bien, sin estar del todo de acuerdo, no seré yo quien les lleve la contraria, aunque sin duda tiene una personalidad propia y magnética.
Puede que su estilo, más centrado en el blues rock y la psicodelia setentera, no fuera, a priori, lo que pudiera parecer más acorde con el hard rock que vendría después, pero todos los prejuicios cayeron a tierra en cuanto BLUES PILLS comenzaron su actuación. Su setlist estaría conformado por temas escogidos íntegramente de su primer disco, homónimo, y de su más reciente Holy Moly! (2020), obviando el anterior Lady in Gold (2016) en una decisión que me pareció, cuando menos, curiosa. Vale que como artista invitado tienes menos tiempo, y que quieres defender tu último trabajo, pero tal vez no hubiera estado de más hacer un pequeño recorrido por todos ellos al menos para darles presencia. Distribuidos uniformemente por parejas (y un trío), los temas fueron dando representación a ambos álbumes, empezando por el último con “Proud Woman”, “Low Road” y “Kiss my past goodbye”.
Cuando miraron hacia atrás con “High Class Woman”, Elin Larsson bajó hasta el foso para cantar junto a los fans agolpados en las primeras filas, repitiendo en “Black Smoke”. Olvidaos de artistas fríos: lo de Larsson es un derroche total de simpatía y feeling con los suyos (incluso después de su concierto bajó a la pista a charlar y hacerse fotos). Tras ello, “Dust” y “Bye bye Birdy” se recibieron de otra manera, dejando el camino allanado para sus ya clásicos “Little Sun” y “Devil Man”, con los que cerraron el show prometiendo volver con disco nuevo, y se llevaron la ovación de un público que ya era algo más numeroso que al comienzo.
Bravo por BLUES PILLS, que esta noche supieron encender el fuego, y demostraron por qué poco a poco se están forjando una reputación impecable.
Galería de fotos completa de BLUES PILLS en Madrid en este enlace.
Setlist BLUES PILLS:
- Proud Woman
- Low Road
- Kiss My Past Goodbye
- High Class Woman
- Black Smoke
- Dust
- Bye Bye Birdy
- Little Sun
- Devil Man
AIRBOURNE:
Para cuando AIRBOURNE pisaron el escenario, el aspecto del recinto había mejorado considerablemente dentro de lo que supone haber vendido el aforo de una sala y meterlo en un pabellón. Puede que la vista engañara por esto, pero lo que no dejaba lugar a dudas era el jaleo de más de dos mil personas con ganas de rock and roll.
Y eso es lo que el cuarteto australiano hace mejor que la mayoría de las bandas actuales: rock and roll crudo, fresco, potente, sin adornos ni parafernalias que desvíen la atención de lo que sale por los amplificadores. Ya lo demostraron este mes de julio en Barcelona, cuando abrieron para IRON MAIDEN y WITHIN’ TEMPTATION en el Estadio Olímpico, haciendo que sus compañeros de viaje dieran la sensación de estar tocando con un lastre en las manos o recién despertados de la siesta. Su público lo sabe, y ahora que han vuelto a España y con gira propia se aseguraba un concierto literalmente eléctrico.
Así fue desde que, terminada la intro de Terminator 2, Joel O’Keefe y los suyos tomaran el escenario a la carrera al ritmo atronador de “Ready to Rock”, con la que el pabellón se vino completamente arriba. Un escenario sobrio, con su ya característico muro de Marshalls sobre el que descansaban dos ristras de luces cegadoras, y un enorme telón de fondo con la portada de Boneshaker que irían cambiando a lo largo del espectáculo por las del resto de discos. Nada de pantallas, petardos o confeti: solo rock a todo volumen, en lo que es ya un sello personal.
Es este precisamente otro punto de debate que enarbolan los detractores de la banda: que siempre hacen lo mismo, que están estancados, que tendrían que evolucionar… Y sí, es cierto que no variar el espectáculo da sensación de estar contemplando la misma gira una y otra vez, pero también lo es que ni a ellos ni a sus fans les importa lo más mínimo lo que ocurra más allá de la música y de la actitud. En este sentido están más cerca, por ejemplo, de MÖTORHEAD que de AC/DC, por exponer un dato objetivo. Y ya que hablamos de AC/DC, aprovechando el otro mantra que revolotea en cada visita de AIRBOURNE, es precisamente en la música donde sí se aprecia una clara evolución. Nada drástico, afortunadamente, pero después de cinco discos de estudio han encontrado una personalidad mucho más propia. Y digo “afortunadamente” porque vista la “evolución” de muchos otros es mejor no tocar lo que funciona perfectamente.
Superado el motivo de discordia entre partidarios y detractores, lo cierto es que el concierto fue una auténtica fiesta de rock and roll, con una comunión entre artistas y público excepcional. Desde el primer hasta el último minuto la gente estuvo cantando, saltando y celebrando cada tema; y los “minis” de cerveza volaban continuamente por el aire (creo que no recuerdo nada similar desde hace ya muchos años). Como viene siendo habitual, desde el escenario también volaron los vasos de cerveza con esa técnica depurada que Joel ha desarrollado con el paso de los años, y que suelen llegar siempre a su destino con una puntería casi infalible y sin derramar apenas una gota.
Después de una muy celebrada “Too much, too Young, too fast” llegó una de las sorpresas de la noche: “Firepower”, que si no me falla la memoria no habían interpretado en directo en ninguna gira, y que fue muy bien recibida. Completó el frenético inicio de concierto otro de los clásicos, “Girls in black”, con el que Vistalegre terminó de explotar y en la que Joel bajó a hacer su tradicional paseo entre el público a hombros de uno de sus “pipas”, y se rompió la primera lata de cerveza en la cabeza.
El setlist estuvo muy repartido entre sus distintos álbumes. Si alguien pensaba que iban a desgranar su debut Runnin’ Wild entero estuvo muy equivocado, toda vez que Black Dog Barking se llevó el mismo protagonismo (cuatro de cada uno), Boneshaker casi (con tres), Breakin’ Outta Hell aportó dos canciones, y No Guts, No Glory fue el principal damnificado con únicamente “Bottom of the well”. Más allá de este reparto hubo sorpresas, como la de “Firepower”, o la de una rapidísima “Rock’n’Roll for Life” que tampoco había sonado en giras anteriores y dejaron prácticamente para el final.
“It’s All for Rock’n’Roll” fue el momento elegido para homenajear la figura de Lemmy Kilmister, gran amigo e influencia de AIRBOURNE, y lo hicieron con un minibar (“Lemmy’s Bar”) y cuatro Jack Daniel’s con Cola que el propio Joel sirvió a sus compañeros mientras les presentaba. Entre ellos destacaba Jarrad “Jazz” Morrice (ex BLACK ACE), que entró este mismo año sustituyendo a Matt Harrison como guitarrista rítmico. Ya pudimos verle en julio en Barcelona, pero oficialmente no había sido presentado en sociedad. Y es lícito decir que me sorprendió gratamente, dejándome la sensación de que está muchísimo más integrado en la formación que Harrison, y con mucha más actitud, que es lo que el grupo demanda. Su incorporación ha sido todo un acierto.
Tras “Live it Up” y “Rock’n’Roll for Life” como bises, la introducción de “Running Wild” auguraba el final de un show que se hizo realmente corto: apenas una hora y media, como es costumbre en el cuarteto australiano, seguramente por el enorme derroche de energía de cada una de sus descargas. Pero no por ello, y por el hecho de saberlo, impide que el público se quede con ganas de más. Quizá en este punto es donde les puedo poner un “pero”, toda vez que alguno de los temas del setlist se alargan demasiado y no precisamente haciendo “solos”, como ocurre con otros grupos, sino en labores como arrojar vasos de cerveza o tocar la sirena. Ojo, que creo que estos momentos dan sabor al espectáculo, pero podrían recortarlos un poco o ampliar unos minutos la duración del espectáculo, e incluir uno o dos temas extra en el repertorio, que casi se agradecerían más.
En cualquier caso, enfilando la salida las caras lo decían todo: fue un concierto de rock con mayúsculas, con una banda entregadísima que ejecutó el setlist a una velocidad de vértigo, que derrochó energía y actitud por los cuatro costados, y que dio a su público exactamente lo que quiere: watios y watios de rock and roll. Fue jueves, fue en Vistalegre, fue día de fútbol… Pero sobre todo fue día de rock, con una banda llamada a ser (si quiere) gigante.
Dicen que a los grupos hay que verles en “su momento”, y sin duda este es el de AIRBOURNE (con A de Actitud). Nunca decepcionan.
Texto: Fernando Galicia Poblet / Fotos: Ángeles Salmerón
Galería de fotos completa de AIRBOURNE en Madrid en este enlace.
Setlist de AIRBOURNE:
- Ready to Rock
- Too Much, Too Young, Too Fast
- Firepower
- Girls in Black
- Back in the Game
- Burnout the Nitro
- Boneshaker
- Bottom of the Well
- Breakin’ Outta Hell
- It’s All for Rock ‘n’ Roll
- Stand Up for Rock ‘n’ Roll
- Live It Up
- Rock ’n’ Roll for Life
- Runnin’ Wild