AMON AMARTH + TESTAMENT + GRAND MAGUS (Madrid, viernes 11 de noviembre de 2016)…

Ahora que está a punto de llegar a España la nueva gira de AMON AMARTH, una segunda parte de su gira más bien, (comenzando ayer en Málaga y tocando hoy mismo en Burgos), es momento perfecto para recuperar la crónica/comentario/artículo sobre el grandioso concierto a tres que vivimos en la capital (la gira fue de tres fechas pero nosotros les vimos en Madrid) a finales de año. AMON AMARTH, TESTAMENT y GRAND MAGUS, ¡casi nada!

De todo y para todos, aunando caña, metal extremo, heavy metal, thrash metal y el manido (dicho esta vez en el buen sentido) old school y new school. De hecho, creo que son tres bandas que representan mejor esto: bandas superclásicas como TESTAMENT pero que han sabido adaptarse de maravilla a los nuevos tiempos, sonando tan clásicos como siempre pero a la vez actuales (como KREATOR por ejemplo, o ACCEPT me viene ahora a la mente). Por otro lado, GRAND MAGUS, heavy metal old school de chaleco de parches, bigotes nórdicos ochenteros y excelentes canciones de metal tradicional pero con melodía y caña a partes iguales, y que sin embargo casan perfectamente con los tiempos actuales, y en un cartel como el que nos ocupa.

Y finalmente AMON AMARTH, seguramente paradigma de esto que estamos diciendo: metal actual sin contemplaciones, death metal old school pero sonido nórdico, melódico, apabullante… y una presencia escénica, producción de escenario, sonido, actitud… digna de los que son primeros espada atemporales, ahora y siempre. Es decir, lo son ahora, y seguro que lo hubieran sido en los 80, en los 90 o en los 70… si hubiern existido hordas vikingas deathmetaleras entonces, jeje.

¿Resultado? La sala hasta los topes, público metalero de TODOS los estilos y edades, y La Riviera llena desde primera hora (menos con GRAND MAGUS obviamente… pero mucho más público de lo habitual para ver al primer telonero, y empezando tan pronto, que en muchas otras ocasiones). Signo de los tiempos: la gente quiere conciertos, quiere heavy metal pero quiere carteles atractivos y bandas buenas de verdad. Parece una perogrullada pero no lo es, que si fuera fácil lo haría (conseguiría más bien) todo el mundo pero obviamente no es así. Y siendo una fórmula habitual últimamente en nuestro país, no siempre sale bien pero el organizador, Madness, tiene bien cogido el punto y la fórmula… y en este caso sobre todo acertaron al 100% en todos los sentidos.

GRAND MAGUS:

Comenzaron los suecos cuando creo que aún no eran las 7 de la tarde y demostraron que en lo suyo ya son una banda de referencia. Cierto es que no tienen, ni tendrán, la popularidad (ni el nivel) de unos superclásicos como TESTAMENT o de unos nuevos clásicos como AMON AMARTH, como os contamos a continuación, pero haciendo heavy metal underground y tradicional a día de hoy son unos maestros. Mucho MANOWAR de fondo (las cosas como son), y los más trues del lugar disfrutando de la breve presentación en directo del trío sueco.

Canciones de espadas y guerreros, y leyendas nórdicas, heavy metal de siempre del bueno y todos disfrutando del primer aperitivo, ya contundente y de calidad, de la noche. Lástima que yo mismo llegué ya empezados (que los horarios Disney son complicados un viernes laborable), así que yo y muchos nos quedamos con ganas de volverles a ver en concierto propio en próxima ocasión… Aún así, desde sus nuevos temas, como el single “Varangian”, hasta sus ya clásicos como “Iron will”, ¡gran comienzo de la épica noche que se nos avecinaba!

TESTAMENT:

¡A cuadrarse que llegan Chuck Billy y los suyos!, y eso son palabras mayores. Quizás los más trues, y gruñones del lugar, protestaban un poco por la disposición en el cartel, lo habitual, pero TESTAMENT con toda la humildad del mundo han estado abriendo para AMON AMARTH en esta gira, y les disputan el trono no “en los despachos” o “desde la barrera” sino encima del escenario. Superclásicos del thrash metal y una de las bandas seguro que referencia incluso para los propios AMON AMARTH, pero viviendo una genial segunda y tercera juventud, ya recuperados de enfermedades, cambios de formación, espantadas y problemas varios. Presentando además un brutal “Btotherhood of the snake” (que reseñamos aquí cuando salió) y dándole mucha cancha a su excelente nueva etapa en los escasos 50 minutos de show que tenían por delante.

Aún así, escenario propio (menor que el de los cabeza, claro), «ruinas» de fondo y sobre todo bandaza sobre el escenario: desde los clásicos Alex Skolnick y Eric Peterson (seguramente la mejor pareja de hachas del thrash metal) hasta la brutal base rítmica actual del grupo, sin olvidarnos del gran jefe indio Chuck Billy, cada día más grande, orondo y “envejecido” pero que siempre rejuvenece encima del escenario, con su pie de micro de media caña y sus movimientos 100% marca de la casa. Old School, amigos, tocando thrash metal atemporal para la new school… y sus fans de siempre, que por supuesto también los había, “tarras thrasers” con chalecos de la época moviendo los pelos al ritmo de TESTAMENT, que siguen siendo una apisonadora en directo.

Sonríen, demuestran que suenan como un cañón (y como un reloj), mezclan su actualidad con su glorioso pasado y, en definitiva, demuestran que los que han sido grandes jefes siguen estando en primera línea en la batalla (y más un grupo como ellos que llevan tres discos de quitarse el sombrero uno tras otro desde que se reunieron a mediados de 2000). “¡Todos hermanos del metal al servicio de la serpiente!”, hermandad, masonería, sociedades secretas y mucha enjundia detrás de las letras de la banda y complejidad musical al servicio de las canciones de una banda siempre de primera división, pese a sus desvaríos (y horas bajas, lógicas) sobre todo a finales de los 90, enfermedad grave del jefe incluida.

Desde los cortes actuales como la brutal “Dark roots on Earth” o “The pale king”, hasta los superclásicos como “The new order” o las imprescindibles y seminales “Into the pit” y “Over the Wall”, perfectos… y más siendo teloneros en “territorio hostil”, que al final de hecho no lo fue en absoluto y tanto con TESTAMENT como con AMON AMARTH (y ya digo que también con GRAND MAGUS), aquí todos los públicos salieron satisfechos.

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¿Vemos cómo fue parte del directo de TESTAMENT antes de seguir con el relato?

AMON AMARTH:

Me quito el sombrero, y el casco vikingo, ante una banda que representa el relevo generacional 100%. Es decir, claro que AMON AMARTH no son nuevos, que de hecho cumplen en breve el 20 aniversario, pero sin duda que son una de las referencias del nuevo milenio y una de esas bandas que han recogido el cetro, de la manera más merecida, de los clásicos. Cierto que hay pocas bandas “nuevas” dignas de ocupar el nivel de los grandes, pero tiene que haber cambio de cromos de una vez, desde los puestos altos de los festivales hasta por supuesto los nombres grandes como cabezas de cartel en grandes giras mundiales… Y AMON AMARTH ya están ahí por méritos propios… así que lo dicho, enhorabuena.

Por lo pronto hay que decir, para empezar en el lado negativo, que una vez más en España quedamos (o pecamos) de tontos. Y es que aquí los grandes montajes de los guiris casi nunca caben o no se pueden usar… y eso que La Riviera es grande, pero aún así parte del montaje se quedó en el camión porque no cabía, y nada de fuego ni pirotecnia ni dragones escupiendo llamas esta vez. Una pena pero Spain is different, el norte de África y el sur de Europa, y/ o siempre los más tontos (los más “listos” para unas cosas y al final con cara de tontos, nada nuevo). Aún así vimos un montaje espectacular, con unos telones gigantescos y los dibujos de las portadas en ellos, brutal, y sobre todo un enorme casco vikingo con unos cuernos que ya les gustaría tener a los Mihura que tanto le gustan a los españoles muy españoles. Sobre esto se situaba la batería, así que podéis imaginar la espectacularidad del mismo.

A esto había que sumarle cierto atrezzo a modo de ruinas vikingas, imitación de piedras y demás, y también parte de escenografía con actores (seguramente miembros de la crew, vale, jeje) vestidos para la ocasión y luchando y escenificando momentos de batalla en directo, “sencillo” pero muy efectivo, sin duda. Perfecto ejemplo de que con “poco” y mucha imaginación, actitud y ganas de ofrecer algo más se puede ofrecer mucho. Chapeaù!…

Sin olvidarnos de la propia banda, 5 vikingazos nórdicos, con melenas y barbas al viento, liderados por un siempre simpático Johan Hegg, algo menos hercúleo quizás en la actualidad, jeje, pero que a día de hoy es posiblemente uno de los mejores frontmen de la escena, y de los más queridos y respetados. Cierto que ya no canta de manera tan abrumadora como antes, ni es el gran jefe vikingo de antaño (y le va quedando menos pelo incluso) pero hay que rendirse a la evidencia de que es ya por derecho un grande y todo un líder en escena, cuerno vikingo en ristre y desgranando leyendas mitológicas y escenas de batalla en las canciones mientras la música te vuela la cabeza.

Excelente banda en directo, que de hecho es la primera vez que un servidor les veía en su propia gira (¿qué pasa?, hasta ahora sólo les había visto en festivales), y me quedé muy, muy impresionado: fama de bandaza más que merecida y en Madrid refrendaron que ya están sin duda en la primera línea y disputando el trono de Conan a los más grandes. Hora y tres cuartos de show, sonando espectaculares y bajo uno de los mejores juegos de luces que he visto en directo en directo. Johan arengando a las tropas desde las tablas y la gente como loca en la platea, demostrando y refrendando lo dicho: que ya estamos ante una banda que ha llegado al nivel más alto. El resto de la banda no le va a la zaga, destacando las melodías de los dos guitarristas del grupo y la pegada espectacular, desde las alturas, del nuevo batería (algo más joven que el resto pero con una fuerza digna de Thor y Odín).

En verano en Rock Fest les vimos durante una hora con dragones a los lados y a plena luz del día, mientras que aquí venían presentando “Jomsviking” y ofreciendo un show cercano a los 100 minutos que hizo las delicias de los más clásicos, como decía antes, y sobre todo de los “nuevos” fans que ya les tienen como Dioses mitológicos. Comenzando a tope con “The pursuit of vikings” salieron a no hacer prisioneros desde el comienzo, destacando momentos sublimes como la primera batalla en escena de la mano de “Deceiver of the Gods”, brutal, la caña de “Death in fire” o los arqueros en directo “disparándonos” flechas en “One thousand burning arrows”.

Para “Father of the Wolf” apareció el propio Loki en escena, con una máscara con unos cuernos que de nuevo nos reímos del toro de Osborne, para acabar ya en los bises blandiendo todos a una nuestros cuernos en “Raise your horns”, más festiva en cierto modo, para acabar de nuevo a mil revoluciones por minuto recordando a las hordas de guardianes de Aasgard y cerrar definitivamente con “Twilight of the thunder gods”, ante las reverencias y aplausos más que merecidos poniendo broche de oro a una noche sublime.

En definitiva, todos rendidos a la evidencia de que cuando las hordas de vikingos (de los de verdad, que aquí hay también mucho pintamonas… que no es el caso) arriban a tu ciudad, únete a ellos o muere. Uno de los bolos del año sin duda y que se recordará en próximos años. 

Unos putos dioses del rock y del metal, ¡lo juro por Thor, Loki, Odín y todos los dioses y demonios nórdicos y mitológicos!!

Texto: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)

Fotos: Yolanda Moreno

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¿No os creéis lo que habéis leído? Pues aquí tenéis la prueba visual de cómo comenzó el concierto, con la intro del Valhalla de fondo y el público arengando la entrada del grupo en escena, ¡a tope!