Crónica de LOQUILLO& NU NILES en Madrid
LOQUILLO & NU NILES + VELVET CANDLES: Madrid, martes 28 de abril, sala La Riviera….
“Esto es una gamberrada, una solemne y divertida gamberrada” nos confesaba el Loco en la entrevista que pudimos hacerle en persona pocos días antes del doble concierto de Madrid (nosotros estuvimos en la segunda fecha, que la primera fue el 23). Y no puedo estar más de acuerdo, dando un paso atrás para dar otro adelante, como nos confesó, atusándose el tupé, con esa sonrisa de medio lado totalmente de canalla que le hace irresistible, sus casi dos metros de rock n´roll bien plantado con los pies en el suelo y la cabeza donde él quiera. Un disco de rockabilly, rememorando sus primeros tiempos, sus años de rocker, sus comienzos incluso antes de que los Trogloditas afilaran las guitarras y enrabietaran el mensaje. Y más de 30 años después el Loco vuelve a hacer “duduá”, tocando con tíos con tupés, brillantina en el pelo y camisas vaqueras modelo peli de “Grease” o “Rebeldes”, y subiéndose al escenario para seguir demostrando que haciendo diversión, poesía, teatro o rock n´roll, como las buenas rockstars, sigue siendo uno de nuestros artistas más grandes… y no sólo por tamaño.
Artista. Por arte, por morro, por creatividad y por carisma y personalidad. Y todo ello con la desvergüenza del que no sabe tocar ni un instrumento, a no ser que consideremos los corazones y genitales como tal. Pero encima del escenario es donde sale a relucir la calle, la chupa de cuero (la lleves puesta o no, que en este caso la cambió por elegante chaqueta de rocker maduro), la picardía y el liderazgo… Le miras y sí, ese tipo alto y ya no tan delgado manda, y dispone. Y entre tanto se rodea de unos tíos tan rockers como él, que encima se le presentaron hace 20 años en la puerta de su casa con la esperanza y la ilusión de que, cuando fuera, compartieran estudio de grabación, escenario y carretera. NU NILES, lo habéis conseguido, ¡enhorabuena!… Y graban juntos ese disco prometido pero dejado en barbecho hace tantos años y “lo petan”… Salen de gira y lo siguen petando, porque ¡vaya últimos añitos de éxito que lleva el Loco!… rodeado de quien merezca seguir su estela en cada momento. Y haciendo lo que le sale del pájaro loco cada vez, pero su público fiel estaba ahí delante como siempre, en la Riviera en este caso, pero también en el resto de conciertos de la gira que están agotando allí por donde van…
Curioso, eso sí, que casi no se veían rockers como tal entre el público, algo que me extrañó, aunque quizás el público del Loco ahora es otro. O una explicación más sencilla: los rockers de antaño ya no van a conciertos o ya no se visten como tal… Nos pasa a los heavies, así que nada que reprochar al respecto, sencillamente me llamó la atención y como tal lo expreso. Por el contrario, muchos “pijos”, demasiada gente “normal” y media de edad talludita. Pues nada, la gamberrada también va para ellos, para los que entiendan de qué trata todo esto, y para los que, al igual que Mahou que patrocina la gira, le pagan al Loco y compañía el retiro dorado que se está labrando (con toda la coherencia y merecimiento del mundo). Que él no ha cambiado, ni su concepto de rocker de antaño ni el actual: con el mundo y contra el mundo… pero por mi camino y a mi manera. Que ya hemos luchado demasiadas veces contra la ley, y casi siempre nos ganó… aunque por si acaso seguimos luchando a cabezazos contra ella, y que nunca dejemos de hacerlo. Es el código rocker, ¿qué le vamos a hacer?
Y mientras tanto estábamos también algunos roqueros de pro delante del Loco y sus compinches en La Riviera, incluso varios heavies pero sobre todo muchos seguidores de toda la carrera de «El gamberro», si me permitís el guiño, cantando desde los temas inmortales como los de nuevo cuño, todos ellos pasados por la batidora de la guitarra slide y la Telecaster modelo años 50 de Mario Cobo. Eso sí, reconozco que mi sonrisa se afilaba más cuando salía a dar cera el señor Igor Paskual (aunque sólo colabora en momentos puntuales en esta gira), que por muy bueno que sea el guitarrista rockabilly, el corazón hardroquero no palpita igual que ante uno de los suyos. Por cierto, hubo teloneros, a la vieja usanza pero, en este caso siguiendo con la gamberrada y con la imagen/rollo del concierto: un coro de “doo-woop” eran los que amenizaron los primeros compases del show… Bueno, para gustos los colores, y fue coherente con la propuesta, pero sigo mostrándome más seguidor de otro tipo de “rock suave”, si ustedes entienden lo que quiero decir. Ahora, aplauso para los 4 chicos y una chica, si no recuerdo mal, que forman VELVET CANDLES, desde Barcelona, una de las pocas (y de las mejores) formaciones del estilo que quedan en activo… Y que por cierto también harían coros después durante la actuación de la banda protagonista (en “Piratas” y “Soy una cámara”, creo recordar). Aunque mi concepto de rock n´roll, incluso de los 50 o 60, es otro…
Pero llegaban la hora de comienzo y con La Riviera de nuevo hasta arriba (no hubo sold out como en la primera fecha pero casi), sale la actual banda del Loco, mezclando miembros de NU NILES con los fieles músicos de los últimos años de LOQUILLO, como el guitarrista y productor Josu García, todo un crack. Y de repente ya no estábamos en Madrid sino en Nashville, en un autocine de la época, en la Barcelona del Clot de principios de los 70, en los puertos de Marsella o en cualquier escenario de película de James Dean o de rockers jóvenes, malencarados, con sonrisa de medio lado, cigarro siempre en la boca pero con ese encanto innegable del peligro, de la bronca, de la brillantina, del cuero ajustado, de los zapatos de gamuza azul (y/o de charol) y de la noche aún más oscura bajo las gafas de sol. Da igual que un heavy como yo prefiera su etapa más guitarrera y rotundamente ochentera y/o “sabinera” (lo mismo, el que quiera entender que entienda, con todos los respetos a los fantásticos discos con los Troglos resucitados en los 90, o esa última etapa tan interesante ya con Igor Paskual y Jaime Stinus ya en el nuevo siglo), que empieza el concierto y somos súbditos de inmediato del Loco y su tropa gamberra.
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Y eso que no fue la mejor noche de la banda, que les he visto tocar más enrabietados, más desatados y más netamente rockers, que incluso el jefe tuvo que parar durante “El hombre de negro” y mandar volver a empezar al notar que la testosterona y el duende habían bajado peligrosamente de intensidad. Pero la elegancia, junto con ese punto más divertido, bailón y desenfadado de este formato de concierto hacen que no dejes de bailar, que quieras tener un camión, luchar contra la ley, beber champán del caro o quemar banderas. Actitud y clase, es el secreto y el leitmotiv del Loco en directo, y la banda le sigue todos a una, derrochando picaresca, canallería, macarrería y sutileza, que no son términos incompatibles. Suenan de lujo, teniendo mucho protagonismo el contrabajo o las teclas, según la canción, la ironía o el costumbrismo, según cada letra predominante, el arte o la testiculina, el rock o el vodevil, el slide o la distorsión (hoy poca, eso sí).
Como es lógico, repasaron casi al completo su reciente “Código rocker”, con esa retahíla de canciones predominantemente de la primera etapa de LOQUILLO, aderezada con alguna pincelada de NU NILES, como ese hipnótico “El crujir de tus rodillas” que ya es un himno. Comenzando sin hacer prisioneros con “Eres un rocker” o la macarrería de la versión del “Train keep a rollin” (El tren de la costa), aunque rápido empiezan las caricias gamberras de “Channel, cocaína y Don Perignon” o el punto más netamente rockabilly de “Tatuados”. “Por amor” y “El hombre de negro” son dos de los temas de otras etapas del Loco (la segunda una versión de Johhny Cash, vale, pero me quedo con la del Loco, ¿qué pasa?… y eso que yo no visto de negro) que mejor quedan en este formato, aunque realmente la que me mola así es “Vaqueros del espacio”, que hay pocos temas de esos primeros tiempos del Loco “más NU&NILES”, si me permitís la comparación… y con letra de las que acarician primero pero luego escuecen, que no se diga.
Pasamos al formato crooner por un momento, al Rod Stewart y al Johnny Hallyday, y ese punto tan de peli de gangsters en blanco y negro, de tugurio a base de whisky barato y ginebra seca lleno de humo y de mujeres que fuman… y el Loco maneja esto como nadie, ya sea cantando “La rubia de Hitch” o, mucho más a la francesa y con ambiente casi carnavalesco, pero igualmente canalla, en “Políticamente incorrecto”… seamos siempre incorrectos, por favor. Por cierto, yo tampoco creo en la igualdad ni tampoco me gusta el multiculturalismo, al menos el que es tan hortera que nos quieren meter constantemente por los ojos. Salen los teloneros y nos ponemos más cincuenteros, a lo “Regreso al futuro” (la primera, claro), para cantar esa letra tan actual que es “Piratas”, una canción tremendamente corsaria, si me permiten apropiarme por un momento del mensaje y el trasfondo.
Bien, mucho rockabilly, la banda siendo coherente al formato, gran sonido, mucha clase, musicazos y la gente muy metida en el concierto… pero los más duros agradecimos ver aparecer a un tipo tan “molón” como Igor Paskual para la parte más “hardroquera” del concierto, sobre todo para esa fantástica “Luché contra la ley”, aunque el duelo de pistoleros/guitarreros no fuera tan intenso en este caso como en la primera fecha, según nos contaron. ¡Ah!, y de repente “Quiero un camión” suena a superclásico, curioso… algo que no deja de sorprenderme, pero el tema es adictivo, las cosas como son. Obviamente un servidor hubiera preferido que la cosa se desatara a lo “Todo el mundo ama a Isabel” o incluso “Carne para linda” o «Mis problemas con las mujeres», para no salirnos demasiado del guión, pero los tiros van por otro lado en esta gira, que también tiene su punto…
Faltaba la última parte del concierto con varios temas que se salían del “Código Rocker” y de la presentación de la gira que vimos en Madrid hace varias semanas, quedándome con la macarrilla y bisoña “Nena, no me toques”, con el Loco bailando sobre el escenario como en aquella primera época de “Los tiempos están cambiando» y demás. Para terminar, había que hacer la concesión a “Feo, fuerte y formal”, el superhit que además es la banda sonora de la gira y que se ha convertido en el nuevo “Rock n´roll star”, “El ritmo de garaje”, “Cadillac solitario” y demás. Grande, sin duda, y buen fin de fiesta para el guateque que disfrutamos durante casi dos horas. Cierto que la reacción de la gente, superentusiasta, hubiera merecido si no algún tema más, saliéndose quizás del guión, que la banda y sobre todo el Loco salieran a despedirse de nuevo. Pero bueno, los rockers son tipos duros y no se ablandan ni por aplausos ni por adulaciones extras. A puñetazos sí, a besos sólo en la intimidad… Es el código rocker y la razón de ser de esta gira… Por mi parte, aplausos y besos, y admiración… aunque sigo abogando por el retorno al “rock suave” en la próxima vuelta de tuerca del Camaleón residente en San Sebastián desde hace años. ¿Qué le vamos a hacer?, si es que en el fondo somos más heavies que rockers aquí, más Coverdale que Elvis, más de basket callejero que de carreras de coches en los viaductos.
Aún así, mi reverencia y respeto siempre para el señor Sanz, digo Loco, y que nunca falte la chulería bien entendida y el hacer las gamberradas que te pida el corazón y te permita la cartera (la propia o la ajena… incluso la corporativa, de Mahou o de quien sea). Y yo para ser feliz también quiero un camión, o mejor una moto, que para el caso es el mismo concepto.
Texto: David Esquitino
Fotos: Amanda Lumen
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