Crítica del nuevo trabajo de HAMMERCULT

Sep 17, 2015 por Red Hard´n´Heavy en Discos

HAMMERCULT: “Built for war” (SPV)…

Ya podemos leer la crítica de los israelíes HAMMERCULT, tercer trabajo de su discografía, y manteniendo calidad, caña y mala leche a partes iguales. Nos lo cuenta Ángel Ruiz desde Finlandia…

La verdad es que cuando uno piensa en Israel lo normal es que vengan a su mente imágenes de parásitos con tirabuzones, piedras voladoras y otras costumbres locales a las que nos tienen acostumbrados… Aunque lo más probable es que si pretendemos hablar de metal la mayoría se quede en blanco (ahora mismo solo me vienen a la mente MELECHESH y ORPHANED LAND…), cometiendo probablemente el error de pasar por alto a maquinas de guerra como HAMMERCULT.

Personalmente su primer trabajo, “Anthemsof the damned”, no me disgustó pero tampoco es que me cautivara: un thrash metal poderoso con mucha influencia del death metal, un híbrido a medio camino podría decirse. Sin variar mucho de dirección su segundo LP, “Steelcrusher”, me sonó algo más personal y ya captaron más mi atención decidiendo seguirlos de cerca. Por otro lado, he de admitir que no me fío mucho de las bandas que editan discos como churros cada año y poco más de media, pero lo cierto que este “Built for war” está precisamente hecho para eso, para presentar batalla.

Han suavizado un tanto su propuesta como puede escucharse casi desde un inicio con “Rise of the hammer”, acercándose más al thrash que nunca pero sin perder esa agresividad habitual en ellos. Las curiosas guitarras disonantes de “I live for this shit” llaman mi atención desde una primera escucha, pero es su poderoso y acelerado estribillo el que me engancha, siendo con “Spoils of war” donde es más que patente el nuevo enfoque de la banda, primando más la melodía de sus guitarras que en sus anteriores trabajos, algo que agradecerán no solo los fans de las seis cuerdas. Es innegable que suenan mejor que nunca, aunque esas voces claras no acaben de convencerme, esperemos que sea algo puntual.

Con “Ready to roll” vuelven con un sonido mucho más old school y con un cierto regustillo a MOTÖRHEAD que me da muy buen rollo, siguiendo por la misma senda con “Raise some hell”, un corte 100% thrash metal con algún que otro guiño al death melódico. Con “Blackened blade” me sorprenden con una faceta mucho más old school de la habitual en ellos, ejemplo claro de su nueva dirección, no por ello dejando de sonar frescos y potentes. Prueba de ello es “Let it roar”, con algún guiño inicial al power que luego se embrutece, recordándome puntualmente a los míticos OVERKILL.

Tras el pequeño descanso instrumental que supone “Ode to Ares” arremeten con toda la furia de la que son posibles con “Altair of pain”, un corte más en la línea de sus anteriores trabajos, es decir, acelerado y más cercano al death que al thrash, algo muy evidente hasta para el oído menos educado. Doble bombo de metralleta nos sale al paso en “Blood and fire”, nuevamente mostrando un sonido más rockero y macarra que hará las delicias de todos los fans de thrash más rancio con toda probabilidad. Encarando la recta final del disco nos encontramos con toda una declaración de principios destinada a caer en sus directos en forma de moshpits tamaño XXL, y es que su nombre lo dice todo: “Saturday night circle pit fight”, ¡para que decir más!

Hay bandas que prefieren terminar suavecito, pero no es el caso, siendo “Road to hell” un corte si bien no de lo más duros de la banda, sí cañero como el que más en comparación con otras formaciones thrashers… La verdad, no soy el mayor fan de del thrash metal que, con todos mis respetos, siempre me ha parecido un tanto flojillo como fan de sonidos más extremos… pero en ocasiones puntuales hay discos y/o grupos que me sorprenden o enganchan, y éste ha sido el caso.

Un trabajo potente, bien producido (excelente labor de Tue Madsen, algo habrá tenido que ver) y con temas molones, ¿que más se puede pedir? En definitiva, altamente recomendable, y no me lo esperaba. Eso sí, escucharlo en un buen equipo ecualizado como dios manda o es más que posible que se os pase por alto el excelente trabajo guitarrero, incluso que os suene todo embarullado.