Crónica de THE STORM+SWEET HOLE en Madrid
STORM+SWEET HOLE: Madrid, sala Lemon Music Live, 22 de mayo de 2015…
Noche de pioneros y de hard rock de muchos quilates…
Día histórico para el rock nacional. Día histórico para la capital del reino con la visita, 35 años después, del hijo bastardo que en su día abandonó su Sevilla natal para llevarle la luz que alumbraría el nacimiento en España del hard rock y el heavy metal.Y es que cuando aquí aún se estaba aprendiendo a andar sobre suelo genuinamente rockero, unos adelantados a su tiempo llegaron para iluminar el camino a seguir; para cambiarle los pañales al bebé rock madrileño y hacerle un hombre de provecho. Eran STORM… Pero Madrid, qué mala memoria tienes. Tanto que ni te acordabas de quiénes eran esos hombres que vinieron a cantarte y a recordarte aquellos años en los que juntos luchabais por la libertad.
¿Dónde estaban todos esos que se jactan de ser pioneros del rock en España? ¿Todos esos que enarbolan la bandera del rock nacional? ¿Todos esos que se quejan amarga y continuamente de la falta de apoyo que el hard rock y el heavy metal reciben de los grandes medios y de la política cultural? ¿Todos esos que se quejan de la falta de apoyo que reciben del público madrileño? Yo os lo voy a decir: en cualquier otra parte. Ayer os tocaba a vosotros hacer ese papel, y no os vi a ninguno. Y lo que es peor: STORM tampoco recibieron vuestro cariño. Mucho queda de estos pioneros andaluces pero poco, muy poco, del Madrid del rollo.
Podría haber elegido empezar esta crónica de otra manera pero, como bien dice nuestro capitán, aquí nos mojamos. Para eso somos corsarios. Y ésa es la realidad: ayer una sala medio vacía fue la encargada de rendir homenaje y expresar su reconocimiento al grupo al que más deben el hard rock y el heavy metal en España. Una lástima. Ahora saltarán los que digan que es que esa misma noche en Madrid había tres o cuatro conciertos de hard rock. Sí, eso no lo voy a negar, al igual que no puedo reprochar nada a quien no conozca a STORM, o a quien, directamente, nunca le gustó lo que hacían. Pero después de 35 años sin venir son unos cuantos los que saben que deberían haber estado allí, y ni siquiera se molestaron en hacerse eco de su visita. Y ojo, que no me estoy refiriendo únicamente al gremio de los medios de comunicación. Poca memoria, poco interés o poca vergüenza, ¿qué más da? Todos sabemos cómo funciona esto; quejarse es gratis, y la demagogia también. Ahí lo dejo…
Vamos a hablar de música, que es lo mejor… Música que empezaron ofreciendo SWEET HOLE, un grupo sevillano difícil de catalogar: ¿rock progresivo? ¿rock sinfónico? ¿rock? ¿hard rock? Pues un poco de todo. En la música de la banda se pueden encontrar referencias de grupos como YES, GÉNESIS, CAMEL, KING CRIMSON e incluso de TRIANA. Sí, ya sé que es muy fácil caer en el tópico de decir que un grupo sevillano tiene influencia de los padres del rock andaluz, pero en este caso es totalmente cierto. Eso no quiere decir que hicieran el mismo tipo de música, cuidado, porque de hecho ese es el único estilo que no se adivinaba en sus temas. Pero hay raíces que salen solas, y en ciertos pasajes de sus largas composiciones era evidente ese toque inconfundible de los de Jesús de la Rosa.
Musicalmente compactos y complejos, fueron de menos a más, con una sección rítmica especialmente inspirada que personalmente me gustó bastante. No se puede negar la entrega del quinteto ante una sala que, cuando comenzó su actuación, estaba aún muy desangelada y fría. Al final, tres temas extensos de rock progresivo de sabor setentero (“Decide”, “Neverending cycle” y “Assassin”) más una estupenda versión de “Never let go”, de CAMEL, con su inconfundible aire funky (saxofonista incluído), con los que completaron casi una hora de actuación.
Si tuviera que hacer alguna observación a la misma les diría, por un lado, que quitaran el atril con las letras (resulta poco profesional además de obstaculizar la visión de la banda sobre el escenario); y por otro algo que en España, en general, se cuida poco: la imagen. Y es que resultaba extraña la mezcolanza de indumentarias, desde la camisa abotonada y zapatos náuticos de su cantante hasta el rollo hawaiano de flores y gorra del saxofonista, pasando por una impronta de grupo indie más propia de VETUSTA MORLA que de un grupo de rock como el que se supone que son. Un mal menor, lo sé. Nunca he sido de juzgar el libro por la cubierta, pero ya que estamos no cuesta mucho mimar ese detalle.
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Vamos con el plato fuerte: pasadas las 22’30h subieron al escenario los componentes de STORM, “los DEEP PURPLE españoles”, jaleados por el público presente que, eso sí, no anduvo falto de entusiasmo. Presentaban su nuevo disco, «Trilogía«, que incluye seis temas nuevos a una selección de sus temas clásicos. Y con uno de ellos, “Back to road”, dieron comienzo a una descarga que durante una hora y media fue realmente una tormenta de hard rock clásico de la mejor factura.
Lo primero que me vino a la cabeza fue la maldición que les ha perseguido durante toda su carrera, condenados a un injusto ostracismo mediático, en parte por culpa de la “mili” (aquella que destrozó tantos buenos grupos de rock a finales de los setenta) y de Miguel Ríos, que se “olvidó” de ellos cuando presentó su programa de televisión “¡Qué noche la de aquel año!” tras su negativa a ser su banda de acompañamiento (un episodio que Diego Ruiz recuerda con cierta amargura). Pero también por culpa de su carácter peculiar y de las circunstancias: su forma de entender el negocio, su lugar de origen, su conocimiento del inglés y el panorama político y cultural nunca jugaron a su favor.
“I’ve gotta tell you Mama”, cantada por Diego (desde la batería), fue el primer referente de su época más clásica, muy bien recibida al igual que “I don’t know”, probablemente uno de los más conocidos de su carrera (y también interpretada por Diego). Dos cañonazos que sonaron contundentes. Para entonces supongo que todos los presentes pensábamos lo mismo: ¡cómo es posible que en el año 74 ya hubiera alguien en este país que tocara así!, y cómo es posible que no tuvieran mucho más éxito del que tuvieron. Ya se sabe: unos cardan la lana… “Trilogía”, de su nuevo álbum, estuvo dedicada a Azucena, malograda vocalista de SANTA que en su día les homenajeara con aquel fantástico “Huérfanos de la tormenta”, incluido en el segundo trabajo del grupo madrileño.
Hay que señalar la buena distribución que STORM hicieron del setlist, intercalando con acierto los temas nuevos con los antiguos, y haciendo que no sonaran ni mucho menos extraños o diferentes. Durante toda la noche hubo muy buen ambiente, con Ángel muy bromista, y muy buen rollo con el público al que en varias ocasiones agradecieron el apoyo.
Especialmente simpáticas resultaron las continuas referencias al idioma, a la censura de la época y al por qué cantaban en inglés o en spanglish cuando ellos no tenían mucha idea. Incluso justificaron si aquello se entendía mejor o peor: “total, como nosotros hablamos así el castellano… pues da lo mismo”. Mucho arte… Con “El día de la tormenta” llegó uno de los punto álgidos del show, despertando los primeros “olés” (sí, esta vez eran “olés” en vez de “oés”, era de justicia), y el “si me queréis, irse” con el que bromearon varias veces “que si no vamos a durar aquí más que la puntilla de un almanaque”. Lo dicho: un ambiente muy cercano y distendido.
El segundo bloque comenzó con dos clásicos instrumentales enlazados: “Un señor llamado Fernández de Córdoba” (homenaje implícito a su mítico manager, y explícito -por alusión directa de Ángel- al fallecido teclista y miembro original de la formación Luis Genil) y “Saeta ensayo, parte 1”. Buen momento para destacar la gran labor de sus nuevos músicos, el teclista Manuel Muriel y el bajista José Ramón Torres, muy bien integrados y con los que existe plena compenetración. “Caja de metal”, balada del nuevo disco, llegó con la dedicatoria a todos aquellos que están presos injustamente… y a los que debieran estarlo y sin embargo están en la calle. Era período electoral, y no podía escaparse la ocasión de recordar ciertas cosas.
Toque mucho más rockero el de “Woman mine”, otra novedad, interpretada a la voz por José Ramón Torres, en un nuevo ejemplo de cómo los nuevos componentes participan de esta reencarnación de la banda. Y qué buena voz para darle este toque desgarrado que el hard rock necesita de vez en cuando. Acierto total. “Robot de ciudad”, probablemente una de las canciones más inspiradas y hard rockeras de su nueva entrega, y “Señor del viento” mantuvieron el listón muy alto para llegar a otro de los puntales de la noche: “It’s all right”, con la colaboración de Óscar Sancho (LUJURIA), presente en la sala y animador constante tanto desde abajo como encima de las tablas.
El título del siguiente tema, “Fly on my own”, fue motivo de risa cuando Ángel lo presentó reconociendo que no tenía ni idea de lo que significaba. Genio y figura. Con un toque muy Purple, vino a demostrar que las nuevas composiciones no están muy lejos estilísticamente de las más antiguas, situándose a caballo entre las de sus dos primeros álbumes.
“Crazy machine”, casi terminando el concierto, fue el plato fuerte del mismo, y resume perfectamente lo que es STORM: hard rock, potencia, técnica y profesionalidad. Un tema con una estructura básica sobre la que Ángel efectúa largas improvisaciones guitarrísticas (no en vano, fueron casi 20 minutos de interpretación), incluyendo duelos particulares con teclado, bajo e incluso batería, al más puro estilo anglosajón. Lo terminaron empalmando con una versión libre de un fragmento del Concierto de Aranjuez y de algunos pasajes barrocos, para los que Ángel tocó la guitarra con los dientes y con un vaso de tubo; pero un vaso de tubo con la mano derecha, no con la izquierda a modo de slide (los guitarristas sabrán a lo que me refiero). Lo importante es molar: ¡esto es rock and roll!. Memorable.
El fin de fiesta lo puso un fragmento del «Rock and Roll» de LED ZEPPELIN, con José Ramón en las voces, y un solo de batería de Diego que terminó tocando sobre los amplis, el suelo, y zapateando como buen andaluz. Tremendo. “¡Si me queréis irse!”, pero no: aún quedó tiempo para que en Madrid se oyera: “¡esto es Sevilla, y aquí hay que mamar!”, y una enorme y leñera versión del “Big fat Mama” de la que los propios STATUS QUO estarían orgullosos cerró el show de forma magistral.
STORM llegó, vio y venció, y de paso recordaron que ellos, en el 74, ya hacían lo que nadie se había atrevido a hacer todavía en España: hard rock tan bueno como el de fuera. Nada de rock andaluz, nada de canciones populares, nada de rock urbano, nada que sonara a “typical spanish”. Tal vez por ello QUEEN los escogió como teloneros para su primera actuación en este país de pandereta. Tal vez por ello nunca fueron famosos, ¿quién sabe? Lo que sí es cierto es que lo de ayer en la sala Lemon fue un regalo para la historia; un regalo para los oídos de los estuvimos allí; un disfrute para los que realmente comprenden y conocen la historia del rock español; uno de los conciertos del año, sin lugar a dudas.
Madrid, qué mala memoria tienes… Poco queda de tus adalides del rock; mucho de los que vinieron a enseñarte que se podía hacer. El rock entró en España por Sevilla, y el hard rock también. Gracias STORM por recordárnoslo (y perdón por los que no han “podido” venir a ofrecerte sus respetos… algún motivo tendrían, claro).
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Texto: Fernando Galicia
Fotos: Elena Sánchez / Ángel Corral