A sus sesenta y ocho primaveras, José Luís Campuzano, SHERPA para los amigos, sigue pilotando su aparato con gran destreza y profesionalidad. Durante el mes de febrero nos hemos dado el gusto de verle sendos fines de semana en Madrid (primero en acústico en la Sala Barracudas la semana anterior). 

SHERPA + ASALTO BERSERKER: Sala Caravan (Madrid), viernes 22 de Febrero de 2019

SHERPA

Daremos a continuación unas breves pinceladas del acústico, y seis días más tarde, ya con banda y en puro eléctrico, pero en una sala no demasiado bien acondicionada para el directo (en realidad es un disco-pub), disfrutando una vez más de esos HIMNOS imperecederos que nos ponen las pilas como pocas cosas en esta vida… 

Al final, los artistas son sus propias canciones. Lo tengo escrito por activa y por pasiva en la cabeza. Y en esta faceta, Sherpa da sopas con honda a propios y extraños. Pese a los años transcurridos y los golpes que asestó la vida, nuestro protagonista se mantiene en buena forma, conservando casi íntegra su magnífica voz (junto a su bajo Rickembaker, que es icónico a estas alturas). Ésas son sus mejores armas, junto a un repertorio sin par, para enfrentar los directos a una edad donde pesan los años y pesan los kilos… y también pesan los desengaños y las traiciones (que no fueron pocas en la intensa existencia artística de nuestro admirado bajista y cantante).

Aún así, se encuentra con las fuerzas suficientes para sentar cátedra en acústico y en eléctrico. Con la guitarra Taylor en ristre en el primer caso, se sumerge por los temas que le sirvieron de alimento en su juventud (desde el “Hound Dog” de Elvis al súper clásico “House of the Rising Sun” de los Animals, pasando por canciones tan buenas, tan bien traídas y con tanta enjundia como “Mi calle” de LONESTAR), añadiendo siempre varias perlas beatlelianas (y alguna stoniana también), junto a los sempiternos clásicos como “Hijos de Caín” o “Siempre estás allí”. Éste es el combustible que maneja en formato acústico y es pura ambrosía.

SHERPA

En eléctrico, el octanaje es harina de otro costal, pues a los clásicos de BARÓN suma canciones propias de alto voltaje (de su “resurrección” en solitario a partir de 2003) piezas para relamerse como “Ajedrez mortal”, “Con pies de plomo”… que no dejan indiferente al respetable. Y eso que por razones de tiempo (y de espacio, suponemos) se deja en el tintero, cánticos del calibre de “Flor de invernadero”, “Tienes un amigo”, “Estoy de vuelta”, o “Guerrero en el desierto”.

Pero antes de entrar en materia de lo que fue una velada muy intensa y gozosa, daremos unos breves apuntes de la banda que ejerció de telonera y cuyo desarrollo apenas pudimos ver (fue una sorpresa llegar a la sala y ver que había un grupo abriendo fuego)…

ASALTO BERSEKER, teloneros en la noche oscura: 

En nuestra información previa desconocíamos el dato, y también el cartel del evento no favoreció las cosas en ese sentido… Que se anunció a última hora por Facebook y casi por sorpresa, vaya. Lo dicho, que al parecer los madrileños se incorporaron al evento al final y no dio suficiente tiempo a publicitar su presencia para muchos aficionados que nos presentamos en Caravan, diez minutos antes de las 22’30 (inicio anunciado).

Foto: Asalto Berserker

El cuarteto madrileño regaló siete temas de metal oscuro y punzante, comenzando por la emblemática “Luces y sombras” y, a continuación, rolas muy rabiosas como “Entre los cuervos”, Falso anhelo” o “Camino del exilio”, de lírica acerada y temática poderosa. Terminaron con “Preso del silencio”, arrancando los aplausos del respetable.

Sherpa, contra viento y marea…

Contra las columnas que se interponen en el fatal destino de los artistas ‘malditos’… Mucho sudor y muchas fatigas (por culpa de regular calidad de sonido) en una velada donde, al final, salimos muy felices y con una sonrisa de oreja a oreja. Quizás el lugar elegido para el evento no era el más adecuado (por lo visto fue una invitación personal, atendida por nuestro héroe, que en peores plazas ha lidiado…). 

De cualquier forma, desde los primeros acordes, supimos que José Luís Campuzano iba a darlo todo, hasta la última gota de sudor y de talento, rodeado por sus siempre fieles Hermes Calabria a la batería y con esos dos colosos como escuderos a las seis cuerdas, Marcelo Calabria y Sergio Rivas, que son verdaderos titanes en medio de la noche oscura. De inicio, “El Malo” y “Son como hormigas” pusieron a la concurrencia a cien, pese a lo incómodo de una sala cuyas columnas centrales se interponían en la correcta visibilidad del espectador y con una calidad de sonido que, en ciertas zonas del local, dejaba bastante que desear. Pese a todo, “Se escapa el tiempo” y “Campo de concentración” inyectaron nuevas dosis de mordiente a un evento que ya fue pura delicia durante toda la velada.

SHERPA

Con verdadera joyas, como “Concierto para ellos” o “Siempre estás allí”, que son HIMNOS insuperables. ¿Y qué decir de la preciosa balada “Mil años luz”?, pues que no va más: Un repertorio inalcanzable, para el común de los mortales, coronado con otras rolas que nos pusieron los pelos de punta como “El pobre” o la mítica “Tierra de nadie” o, ya en los bises: “Hijos de Caín”, con una formidable “Resistiré” echando el cierre y poniendo los puntos sobre las íes, con un broche de oro, declaración de principios donde las haya, para conservar mil años en la memoria.

Creciéndose en la adversidad, SHERPA cuajó una vez más otro concierto sensacional, que nos hizo olvidar todas las miserias y los sinsabores de la anodina existencia, de todas las falsedades y engaños por los que hemos de tragar en esta enferma sociedad, ‘el látigo del tiempo actual’ como cantaban BANZAI hace demasiado tiempo.

Son himnos que siguen de rabiosa actualidad, “Son como hormigas”, y canciones proféticas para la eternidad. (Como siempre), CHAPEAU!! 

Texto y fotos: Fran Llorente

En este enlace podemos ver un vídeo testimonio de lo que fue la noche, y concluimos con la galería de fotos correspondiente del concierto: 

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