Recuperamos crónica de LENDAKARIS MUERTOS en Rivas
Irreverentes, gamberros, divertidos, afilados y muy muy punkies. De hecho son los más punkies, y a la vez los más heavies, duros y macarras. Actitud pura y dura, chufla, rechufla, retranca y clarividencia máxima. Por favor, más conciertos de LENDAKARIS… Nos lo cuenta Esquitino, con retraso:
LENDAKARIS MUERTOS: Viernes 21 de mayo de 2022 – Auditorio Pilar Bardem (Rivas, Madrid)
A veces se nos acumulan las crónicas pendientes o se nos queda en barbecho algún texto sin querer, pero siempre lo acabamos sacando, y más cuando se trata de la crónica de un concierto tan particular y especial como éste: LENDAKARIS MUERTOS “presentando” un disco que aún no ha salido, dando su segundo concierto tras la pandemia, y tocando en un teatro de Rivas, con el público sentado muy formalitos (más o menos) enfrente. ¿Cómo os quedáis?
Pues como nos quedamos nosotros inicialmente, pero lo cierto es que había muchas muchas ganas de ver a una de las bandas más locas de por aquí en los últimos años, y con uno de los directos más salvajes y desvergonzados (y las mejores letras del panorama actual, por cierto). Y ni más ni menos que vimos eso… pero con aforo reducido y el público sentado (pero cantando y bailando con muchas ganas). Punk Rock clásico, mucha cera y a disfrutar aunque fuera sentados por una vez…
De hecho, parece que era más difícil ver cómo el personal del auditorio / teatro (precioso, por cierto, con acústica y visibilidad excelente y un lugar genial para ver conciertos… a ver si cunde el ejemplo) se lo tomaba con calma viendo que el público punkie y rockero no era ni mucho menos tan fiero como podían pensar, que el hecho del momento raro de ver a LENDAKARIS “así” (imagino que para ellos era igual o más raro… aunque aprovecharon pero bien lo grande que era el escenario y alguna incursión, pequeña, acabaron haciendo entre el público en algún momento puntual). Por cierto, no se llenó al 100% (que el teatro es grande aunque fuera con aforo reducido) pero hubo una muy buena entrada.
Dejamos en anécdota absolutamente intrascendente el hecho de encontrar a cuatro tontos (porque eran “cuatro”, cinco como mucho) fuera del auditorio esgrimiendo banderas de España, pancartas y queriendo reventar el concierto al grito de “terroristas” y similares. Hay que reírse porque si nos lo tomamos en serio más que asustar da vergüenza, pero bueno, que quede constancia del hecho. Es más, si llegan a entrar y ver el gigante telón a modo de enorme bandera de España (tuneada “Lendakaris style”, claro) que presidía el escenario, les da un chungo… o llaman a los tanques directamente, una de dos. En fin, lo dicho, nos reímos aunque da bastante grima y pena el tema, y asusta el punto que estamos llegando en este bendito país de la democracia plena y la libertad de expresión distorsionada.
Feos y desagradables “incidentes” previos aparte, lo cierto es que había mucha hambre de concierto y muchas ganas de LENDAKARIS en directo, aunque fuera sentados como decía (nosotros, que ellos estaban a tope y sudando como siempre o más). Y ahí estaban, Aitor a las voces y locuras, los gemelos en la base rítmica y el gran Joxemi a la guitarra dándolo todo como siempre, y adaptándose ellos y nosotros a que la locura por una vez fuera controlada.
Como aún no había disco nuevo que presentar (que por cierto, se llamará “Spainkiller” –estos tipos son brillantes-, y la portada ya digo que no deja a nadie indiferente), pues era cuestión de hacer un grandes éxitos pero centrándose lógicamente en el gran “Cicatrix en la matrix” y el más reciente “Podrán cortar la droga pero no la primavera”. Bueno, no me olvido de su reciente EP editado en pandemia, que tocaron casi entero, acordándose de Miguel Bosé, de los chivatos del balcón, acusicas, agentes ibéricos secretos y demás personajes que han sido tristes (y cómicos) protagonistas de los últimos meses.
Lástima que empezáramos sin oírse pero pronto se solucionó, y nosotros cantando a capella e improvisado aquello de que esto no va para nada de política, que estábamos juguetones (y calentitos). Y se abrió el teatro para el punk rock, mejoró el sonido y los LENDAKARIS demostraron que tras la pandemia y haberles tenido enjaulados siguen tan salvajes como siempre, igual de locos y divertidos y con la lengua, la pluma y las ganas bien afilados. Se hacía raro que Aitor sólo corriera por el escenario, que no se subieran compañeros o compañeras a liarla sobre el escenario (una de besos gatxeteros y poco más) pero sin duda que disfrutamos de himnos como “Estamos por las drogas”, “El último txangurra” o detectando gilipolleces en los primeros compases.
Lujazo, por cierto, ver algunos críos en las primeras filas, a los que les dieron púas y les instaron a taparse los oídos con las canciones más gamberras e irreverentes (que son casi todas, jeje), como en la mítica “Cómeme la franja de Gaza”, siempre inmensa. Esto sí que es una buena ikastola, y si no puede ser directamente la calle, que sea en un teatro, sin pistolas, y con letras inteligentes y que dicen muchas cosas en una primera, segunda y tercera lectura, donde aprendamos cómo es la vida de verdad. Y es que sí, somos “Héroes de la clase obrera” gracias a grupos como ellos. Seguíamos riendo y disfrutando, y ellos dándonos cera de la buena con algunos de sus últimos himnos, ya imprescindibles en los conciertos, como “Drogopropulsado”, el “4K se llevó a mi chica” o “Chunga la húngara” (una de las mejores canciones denuncia que se han hecho aquí en muchos años).
Era momento de volver a los clásicos primigenios y de gritar bien alto eso de “Gora España”, aunque hoy sin pogo ni balón, jeje, y dedicado indirectamente a los tontos de fuera (con los de uniforme protegiéndoles y amparándoles, como siempre, en fin…). Lo dicho, esto no va para nada de política y siempre tenemos que ser los mismos los superhérores de barrio conflictivo… ¡Perdón, que me desvió! Por cierto, curioso el guiño a BARRICADA con el final antes de los bises a modo de “Esta noche no es para andar por esas calles” (no porque tocaran el tema sino por ir marchándose uno a uno).
Y ya en los bises y con el panda asomando por el escenario, era el momento de ir rematando a ritmo de “Ni sí ni no”, uno de sus nuevos clásicos como es “Coctel molotov al chivato del balcón”, “Eta sí, Eta no” y cerrar en “Modo dios” (y modo diosa) y con “Ojeras farloperas”, con el panda / mascota del grupo bailando y siendo protagonista en la parte final.
Lo dicho, son grandísimos, y aunque sea sentados se disfrutó muchísimo. Necesitamos más conciertos en teatros, más punk y rock duro en espacios culturales para gente de bien (como nosotros) y sobre todo más LENDAKARIS MUERTOS y más mentes brillantes componiendo, tocando, cantando y diseccionando la realidad de manera tan perfecto como lo hacen ellos…
¿Terroristas?, ¿vascos de mierda?, ¿irrespetuosos?, ¿no respetan nada?, ¿se ríen de todo?… Lo dicho, ¡Gora España y gora LENDAKARIS!
Texto: David Esquitino (david.esquitino@redhardnheavy.com)
Fotos: Boliche Angeles (vamos la galería de fotos completa en este enlace)