Maravillosa noche de hard rock clásico: ECO y REYLOBO

Ofrecemos a continuación todos los detalles, en esta puntera y esmerada crónica, donde esperamos no dejarnos nada en el tintero. Volamos alto a lomos de una alfombra mágica que nos encandiló como pocas veces… ECO + REYLOBO en Madrid, ¡casi nada!

ECO + REYLOBO en Madrid –  Sala Rockville, Domingo 30 de Mayo

Los gallegos ECO más los murcianos REYLOBO (como teloneros) protagonizaron una estupenda velada de Hard Rock Clásico (con algunas pinceladas de power metal, a cargo lógicamente de los teloneros) en un encuentro donde disfrutamos de lo lindo, como niños, con el talento que atesora Roberto Espinosa (el cantante y actual alma máter de ECO), un volcán en erupción sobre las tablas, que rugió con enorme fuerza durante todo el trasiego. Pura lija y seda, dulce ambrosía para nuestros oídos.

Eco

La banda galaica publica su segundo elepé “Los años del Silencio” (ya sin Alberto Cereijo a la guitarra, “protagonista” involuntario de la primera etapa de la banda) Y con la formación completamente renovada, con Fran Rodríguez a la guitarra, Javier Teijido al bajo y Pablo Espido en la batería. Un cuarteto de auténticos forajidos, para quitarse el sombrero, y que saben muy bien lo que se traen entre manos.

De las pocas cosas lamentables de la noche, destacar la fuga masiva de los fans (casi todos adolescentes) que habían acudido a ver a REYLOBO y no se quedaron a disfrutar del plato fuerte de la noche. Una circunstancia que llevamos observando ya en más de un concierto y que debemos criticar sin reparos: es nefasto que cuando se dan cita varias bandas, los fans de cada una de ellas no den la oportunidad a las otras formaciones de mostrar su repertorio (y lo que tengan a bien ofrecer) para un público ajeno al acostumbrado…

REYLOBO, buen sabor de boca, a cargo de unos “chavales” que empiezan a despuntar

Rey Lobo

Debemos destacar lo primero, lo bien que suena la música en la sala Rockville, un espacio perfectamente acondicionado que engrandece a las bandas y a los artistas que por allí pasan. Bajo esta premisa se deslizó el quinteto murciano (Nacho Fernández a la voz, Pedro Gallego a la guitarra, Miguel Torralba  a los teclados más la potente base rítmica de Wenceslao Miralles al bajo y Alex Molina a la batería) arropados por un nutrido grupo de fans que los llevaron en volandas a lo largo de los diez temas, más la intro, que se marcaron de inicio, y que se corresponden por entero con los cortes de su primer álbum “El Octavo pecado”. Rolas como “La configuración del caos”, “La jauría humana” o “Rebelión” animaron extraordinariamente el cotarro, justo al arrancar el show, y antes de dar con nuestros huesos en pasajes más alambicados (subrayar en este punto la buena compenetración entre los músicos y el buen empaste de la guitarra y el teclado) en temas como “Sidonie” o “Los olvidados”…

Así hasta topar de bruces con el power de “Dogma” y entonar un “Requiem” por los que no están, por todas aquellas víctimas que se llevó la maldita pandemia. “Origen” y “Las Águilas Blancas” pusieron punto y final a una función que nos dejó buen sabor de boca. Animados entrantes a cargo de un combo que apunta alto en pos de alcanzar su sueño y lograr algún día el nivel musical de sus admirados SARATOGA. Nos esperaba el plato fuerte de la noche a continuación…

ECO, un torrente de pasión desaforada…

Roberto Espinosa

Roberto Espinosa y compañía se mostraron como una banda de auténtica liga de campeones, en la línea de esos mitos del Hard Rock que tanto nos apasionan, ya sea GARY MOORE, UFO o los BLACK STAR RIDERS (con miembros de THIN LIZZY), por citar tres formaciones que enseguida nos vienen a la cabeza. Empezando por la homónima “Los años del Silencio” y regalando a continuación varias gemas de su primer álbum “Replica”, como las sin par “De pie”, “Inevitable”, “Tatuaje” y “Un minuto”.

Los gallegos se mostraron en plena forma, desplegando una energía cuasi nuclear ante tan solo unas 25 personas, ya que el resto de espectadores hicieron mutis por el foro. Repetimos: algo realmente triste y que da una ligera idea de cómo funcionan algunas cabezas (mal amuebladas) de ciertos jóvenes en la actualidad. Pero a nuestros protagonistas no les hizo mella tal circunstancia y mostraron una personalidad (y sobre todo una PROFESIONALIDAD, con mayúsculas) digna de encomio, como si estuvieran en un gran festival ante 15.000 personas y nada de esto ocurriera ante su alrededor.

Alucinamos de lo lindo con la forma de entonar, pura gloria para nuestros tímpanos, y con la pasión desaforada, fuera de lo común, que puso Roberto Espinosa sobre las tablas, muy bien arropado en todo momento, dicho sea de paso, por sus compañeros de batalla. Las canciones del nuevo disco también nos gustaron mucho y temas como “¿Dónde están ahora?”, “Fuego en las Alas” o “Mares de paz” hicieron las delicias de propios y extraños. En este mundo a la deriva, letras tan terapéuticas como las de “Éxodo” o la propia “¿Dónde están ahora?” se agradecen especialmente por su lírica radiante y su gran carga de humanidad:

Eco

“¿Dónde están ahora? todas esas manos, que iban a salvarte y a librarte del fracaso. ¿Dónde están ahora? todas esas flores, todas las estrellas y los mundos de colores. “¿Dónde están ahora? cuando la suerte te abandona y la vida te traiciona”. Invocando a la voz de la conciencia, añaden: “La que nunca calla, la que nunca miente, la que te desvela y te llega de repente. La que siempre grita toda la verdad y por mucho que te escondas, siempre sabe donde está»… ¡Bravo!, no se pueden expresar más sentimientos con menos palabras y sobre todo, con esa vena poética tan exquisita y acertada.

Como anécdota jocosa de la jornada, cabe destacar la confusión en el tramo final del evento al realizar las dos versiones que tenían preparadas y que son dos auténticos HIMNOS (con mayúsculas también) de la canción de autor en nuestro país. Dos auténticas joyas que tienden puentes y acercan entre sí ambas orillas de una misma realidad. Dos géneros primos hermanos que además siempre fueron vasos comunicantes: la canción socialmente comprometida y el rocanrol con alma (y rebeldía a flor de piel). “(…) Queremos transmitir con la música valores que se están perdiendo. Dar a conocer a los maestros que nos trajeron aquí…” enfatizó Roberto al anunciar que iban a marcarse una preciosa rola con música del maestro Joan Manuel Serrat y letra del inmortal poeta Antonio Machado…

Monumental fue nuestra sorpresa y perplejidad al constatar que en realidad estaban tocando “Al Alba” de Luis Eduardo Aute. “El que tiene boca se equivoca” añadió el cantante con cierta sorna al finalizar el tema y percatarse del error. Sin más dilación pasaron a ofrecernos la esperada “Cantares” que junto al corte que cierra su nuevo álbum, la estupenda “Lágrimas”, pusieron el broche de oro a una velada que tardaremos mucho tiempo en olvidar… Chapeu!!

Texto y fotos: Fran Llorente

Vemos galería de fotos completa del concierto en este enlace de Facebook

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