El progresivo goza de buena salud: lleno absoluto en la visita de HAKEN a Madrid

arkentype1 copiaHAKEN+SPECIAL PROVIDENCE+ARKENTYPE: Madrid, viernes 3 de junio (sala Caracol)…

Es diferente. Es diferente la forma de disfrutar un concierto de Rock Progresivo; cambian muchos conceptos con respecto al Heavy Metal. Pero no nos confundamos, se disfruta de forma igualmente auténtica.

En lugar de puños en alto, hay sutiles movimientos de testa, anticipando compases rotos. Al meneo de melenas al viento le sustituyen sonrisas cómplices de entusiasmo ante una virguería. El público aplaude al unísono las raras ocasiones en las que se puede seguir un ritmo sencillo y predecible… ¡Y no se va de tempo ni un ápice! Al fin y al cabo, muchos tienen formación musical. Guitarras y bajos a la altura del pecho, auriculares para seguir las claquetas y mucho humo y luces de ambiente, que los músicos no pueden permitirse el estar pendientes de la puesta en escena por la dificultad en la ejecución.

Sabía a lo que me enfrentaba e iba mental y emocionalmente preparado… O eso pensaba. La primera en la frente: No logré enterarme de que se había producido un cambio de horarios, por lo que me planté en el recinto a la que originalmente era la hora de apertura de puertas, las 20:00. Los madrileños ARKENTYPE ya habían terminado su actuación y SPECIAL PROVIDENCE ya estaban sobre el escenario. ¡Por la verruga de Lemmy!, rápido “pádentro” a pillar un buen sitio para no perder detalle.

Debo decir en mi defensa que, tres días después, aún se puede ver en la web de la promotora las 20:00 como inicio del espectáculo. La otra cara de la gran cantidad de información en la red, que mantenerla toda actualizada es ¿virtualmente? imposible. Así que, mis disculpas a los seguidores de ARKENTYPE y a la propia banda.

specialprovidence4 copiaComo decía, SPECIAL PROVIDENCE ya habían comenzado, mientras se llenaba poco a poco la sala Caracol. El cuarteto instrumental de Budapest hacía su magia con complicidad. Ellos dicen hacer “Progjazzrockmetal”. ¿En qué se traduce eso? ¿En húngaro? Pues en lo que uno se esperaba esa noche: requiebros rítmicos, bajos de cinco cuerdas en distintas afinaciones, guitarras difíciles, muy difíciles y el protagonismos de los teclados de Kaltenecker Zsolt,  que es quien aporta la parte más jazzística. En algunos momentos, muchos de los recursos y la intención artística no diferían demasiado de fragmentos de HAKEN.

Sin embargo, en las partes más complejas, no logran obtener la pulcritud y el detalle que alcanzan los cabezas de cartel. Entre tema y tema, mientras se repasaban afinaciones y se anticipaban los retos del siguiente, Markó Ádám, el batería, hablaba con torpeza en inglés explicando su alegría por poder estar en España, presentado su quinto álbum.

haken1 copiaHAKEN: 

Pero el respetable había ido esa noche a ver a HAKEN y había acudido en masa a la convocatoria, dándose ya los primeros empujones para coger un buen sitio desde donde no perderse ni un detalle. Y es que no era cosa baladí. La riqueza armónica del juego entre los cinco instrumentos era impresionante. Los londinenses alcanzaron el “top” en su estilo con su anterior trabajo y parece que Affinity no va sino a consolidar su estatus.

El concierto comenzó con el grito de “¡¡¡Madriiiiiiid!!!”. Buena labor la de Ross Jennings, como frontman. Su voz no tembló ni un ápice, a pesar de tener que defender registros realmente altos, y bajos como los de “Earthrise”, y melodías complejas. Hasta se lanzó con la parte “gutural” de «The Architect”. Además, hizo esfuerzos por entretener y transmitir. Sus llamativas gafas iluminadas de color verde, del estilo de la portada de su nuevo álbum, ayudaban a llamar la atención. Este tipo de elementos visuales se agradecen especialmente en estos estilos donde no queda memoria Ram para volverse majara y dar espectáculo sobre el escenario.

Lo más positivo del directo fue poder disfrutar del sonido acústico de las baterías de Raymond Hearne, muy procesadas en el disco. Eso, y la divertida «Cockroach King«, que hizo bailotear y canturrear hasta al más parado. Las canciones, de nueve minutos de media y conocidas al dedillo por los presentes, se hacían cortas como “hits” de radio y eran aplaudidas con entusiasmo al terminar. Ross preguntaba «What year is it?» y todos contestaban al unísono sin dudar «¡1985!«.

haken2 copiaPor supuesto, como adelantamos antes, también cayeron los más de quince minutos de “The Architect” y, como bis, los casi veinte de “Crystallised”, arropados por la bandera española. No obstante, quien se llevara las mayores ovaciones de la noche no fue otro que Diego Tejeida. Cada vez que daba un paso al frente con su teclado portátil para hacer algún solo, los vítores inundaban la sala.

Por decirlo de una manera sencilla, fue una gozada: La ejecución era exquisita, la coordinación, magistral, el sonido, embriagador… El placer de las cosas bien hechas; de que lo complejo parezca sencillo y accesible. Es diferente, pero el resultado es el mismo: Caras de honda satisfacción al salir del éxtasis musical para volver de nuevo a la gran ciudad.

Texto: Iván (IVN) Díaz

Fotos: Seves

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