Crónica y fotos del concierto de ZODIAC en Madrid
ZODIAC – Boite Live (Madrid) 10/12/2015…
Ya podemos leer la crónica del concierto de los germanos ZODIAC la semana pasada en Madrid… El texto es de nuestra colaboradora M. Jones y las fotos de Iván Díaz, ¡conciertazo de blues/rock!
Hay noches en las que, de buena gana, nos quedaríamos tirados en el sofá, simplemente viendo una película, leyendo un libro o contemplando desinteresadamente la infinita nada… Sin embargo, en una de estas noches nos hemos comprometido a asistir a un evento y, no sin cierta pereza, nos vestimos y nos dirigimos al centro de un Madrid desbordado de coches, luces navideñas, gente comprando compulsivamente y todas estas cosas que conlleva la Navidad. Y entonces, ¡qué maravillosos los acontecimientos que son capaces de tornar desidia en energía y emoción!
Dan las 22.15, hora programada para el inicio del concierto, y los de Münster (Alemania) saltan al escenario con ganas de disfrutar y hacernos sentir lo mismo a los allí presentes –apenas un centenar de enamorados del cuarteto, si llega-. Al principio, aún algo preocupados por el sonido y pidiendo ajustes al técnico de la sala, tardan apenas un par de temas en entrar en calor, y cuando lo hacen… ¡Menudo subidón! El Blues-Stoner-Rock de ZODIAC es de una calidad que consigue arrebatarte toda noción de tiempo, lugar o dimensión.
Presentando su último álbum, “Sonic Child”, sin dejar por ello de deleitarnos con otros temas de sus dos discos anteriores, Nick Van Delft y los suyos hacen alarde de sentimiento y excelente gusto, sin menoscabo del buen hacer técnico. Su sonido es compacto, cuidado al detalle, con un exquisito dominio de las intensidades y directo como un puñetazo certero. Destacar el detalle de Rubén Claro –bajista y teclista- dirigiéndose a nosotros en un bastante aceptable castellano, así como el momento en que Nick baja del escenario para acariciar sus seis cuerdas entre el público, gesto que Rubén imita sin dudarlo.
El público no deja de bailar durante todo el concierto, moviendo sus cabezas incluso durante esas lánguidas partes instrumentales que, lejos de hacerse largas, se nos pasan volando de puro disfrute. Y al final, como decía Sabina, “al final llegó el final”. Y entonces, con una sonrisa de oreja a oreja, y compartiendo impresiones –todas positivas- con aquellos conocidos de los que nos vamos despidiendo rumbo a la salida, entonces nos decimos para nuestros adentros: “Sin duda ha merecido la pena”. Y es que el Rock, siempre merece la pena.
Texto: M. Jones
Fotos: Iván IVN Díaz
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