Crónica de BASTILLE en Madrid (un poco de pop/rock y mainstream, ¿no?)
BASTILLE – Wizink Center (Madrid) – 04/02/2017…
El pasado 4 de Febrero la banda londinense BASTILLE volvía a Madrid tras habernos dejado con ganas de más a su paso por el Mad Cool Festival. Esta vez la ocasión ya pintaba más apetecible, debido a que los fans de la banda habíamos tenido más tiempo para quemar su último lanzamiento, ‘Wild World’, y a que el concierto tendría lugar en un bastante lleno ‘The Ring’ del céntrico Wizink Center (ndr.: antiguo Palacio de los Deportes como todos sabemos). Antes de nada, y para los menos eruditos de la formación británica, decir que BASTILLE es esa típica banda de moda que suena en todos lados, tal vez, pero que mucha parte de los oyentes no saben que sus hits pertenecen a ellos. Ya con su anterior disco ‘Bad Blood’ dejaron muy en evidencia que son capaces de construir himnos para una generación que parece no quererlos.
El concierto que nos atañe fue dividido en varios grupos de canciones, separadas con interludios de voz en off y videos tipo “informativos”, siguiendo con la temática que habían usado para su nuevo álbum y muy bien adaptado al directo, dando continuidad a los parones entre canciones y añadiendo un ambiente cómico y original a la experiencia. No llevaban una gran producción al estilo MUSE (por ejemplo), y tampoco necesitaron más. Simplemente una pantalla de fondo que cubría todo el escenario, dos pantallas laterales y las figuras humanas de la portada del disco colgadas de lo alto del palacio, sentadas en un banco y mirando hacia el público, haciendo de espectadores de lujo para una noche que se preveía memorable. Y así fue.
Cerca de las 21:15 empezaba la primera intro y podíamos ir vislumbrando a la banda, acompañada de una pequeña sección de vientos, que también ayudarían en las partes corales que tanto se distinguen en el trabajo de BASTILLE. Ya desde el primer corte, ‘Send Them Off’, se pudo apreciar que el concierto iba a ser excelentemente limpio en sonido e increíblemente correcto en ejecución. Le siguió ‘Laura Palmer’, uno de los hits de su primer CD, que despertó a los que aún andaban tímidos y recibió de lujo a la gente que seguía llenando la pista. Cualquiera podría pensar que la voz de Dan Smith, cantante y frontman de la banda, era un playback en toda regla, dado que creo que no falló un tono en todo el concierto y la ejecución fue impoluta. Sin embargo, la interpretación y emoción mostrada ante los requerimientos vocales de cada canción dejó ver que sin duda su voz estaba allí en directo. Faceta vocal que alternaba con el piano en algunos temas y los timbales cuando la cosa se ponía más animada. Con sólo dos canciones ya tenían a los asistentes en el bolsillo…
Los temas de sus dos discos se iban sucediendo hasta que llegamos al primer momento álgido de la noche: ‘Oblivion’. Esa balada preciosa, íntima y de una dificultad vocal altísima, que enmudeció la sala, emocionó a un servidor y nuevamente reflejó la técnica y calidez en la voz de Dan. Volvería el buen rollo con ‘Lethargy’, uno de los mejores cortes de su nuevo disco, justo antes de interpretar una de sus obras más populares, ‘Things we lost in the fire’ que la gente coreo dejándose la garganta. Y es que el éxito de esta banda viene en gran parte por la gran facilidad que tienen para hacer estribillos pegadizos, debido a la cantidad de repeticiones en sus letras. El ritmo del concierto subía y bajaba, pero nunca haciéndose pesado. De estar saltando pasábamos a casi llorar con cortes como ‘Four Walls’, que el propio Dan presentó como una de sus canciones más depresivas. Una montaña rusa de emociones, orquestadas con mucho gusto.
El siguiente momento a destacar de la noche fue cuando Dan Smith apareció en un pequeño escenario central en medio del público para interpretar su versión más mediatizada del mítico hit dance ‘Rythm of the night’ de CORONA. Que el propio frontman coordinara los ‘subidones’ de la interpretación, haciendo que todos nos sentáramos en la pista para volver a subir con los estribillos, hizo que el público se volviera totalmente loco. No había un solo despiste o fallo. Las luces estaban siempre como y donde tenían que estar. Y la banda interpretaba los temas bajo una ejecución perfecta.
Para los bises, una última sorpresa; Dan, cantante, y Will, guitarrista, aparecieron de la nada en una de las gradas laterales más altas del palacio, solamente alumbrados por un foco, para interpretar otra de sus canciones más emotivas de ‘Wild World’, ‘Two Evils’. Momento bonito, que anticiparía un final de concierto apoteósico, con ‘Icarus’, pero sobretodo después con su hit más sonado, ‘Pompeii’ que empezaría el propio Dan al piano preparando a la gente para el momento de más unión entre banda y público. Y es que, a estas alturas, ¿qué amante de la música mainstream no ha escuchado esos coros épicos y tan pegadizos?? Las voces del respetable eran ensordecedoras y el ambiente de buen rollo, toda una alegría para la vista y oído. Un fin de fiesta a la altura de lo vivido.
En definitiva, una noche mágica, emotiva, alegre y divertida. Unos músicos correctísimos, junto a un sonido y setlist perfecto. Un frontman que destaca en cada suspiro al micro o movimiento hacia su público. Pero sobre todo, una audiencia de todas edades y estilos, contagiada por el buen rollo y coreando las canciones como si estuvieran en el mismísimo estadio de Wembley. El propio grupo nos emplazaba a volvernos a encontrar en algún festival de verano en nuestras tierras. Pero los auténticos ‘Stormers’ (nombre que se le da a los fans de la banda), esperamos poder verles de nuevo muy pronto en concierto propio.
Texto: Mario Baños (¡muchas gracias!)
Fotos: Nerea Ramos Mayor
‘ ‘