Crónica de BURNING + LOS ENEMIGOS en las Noches del Botánico
Vamos con la primera de las crónicas de conciertos de las Noches del Botánico, que bien es cierto que este año tiene menos programación “nuestra” que otras veces, pero siempre hay guindas destacables, como por ejemplo con la dupla BURNING / ENEMIGOS:
BURNING + LOS ENEMIGOS – Noches de El Botánico, miércoles 15 de junio (Jardines del Botánico, Madrid)
Tras la primera semana de rodaje, el festival madrileño por excelencia de los Veranos de la Villa va cobrando fuerza y brío. Después de algunas propuestas artísticas más edulcoradas en el arranque del certamen, turno para el rock’n’roll más auténtico y castizo con dos bandas que saben muy bien lo que se traen entre manos, verdaderos adalides en la materia, nuestros queridos BURNING y LOS ENEMIGOS, otra formación señera del asunto, pioneros del ‘Malasaña Sound’, que dieron todo sobre las tablas… Damos todos los detalles a continuación…
BURNING y LOS ENEMIGOS, juntos pero no revueltos, son una especie de cóctel molotov para remover conciencias, y sobre todo para hacer recordar al personal los gloriosos años ochenta (los años de la Movida) donde ambas formaciones tuvieron mucho predicamento, tanto en la cuidad, como a nivel estatal. Rocanrol de veteranos para endulzar una jornada muy calorosa, pero cuya noche fue bastante llevadera, gracias al micro-clima que se produce en el recinto, gracias a la numerosa vegetación del Jardín Botánico.
El concierto registró una buena entrada, sobre los tres cuartos de aforo, con un público algo menos entusiasta de lo esperado –y en su mayoría viejuno– muy acorde con la edad biológica de nuestros protagonistas, si bien, la banda de Johnny Cifuentes, los míticos BURNING, se encuentra parcialmente renovada con bastante sangre joven.
LOS ENEMIGOS, áspero rocanrol a quemarropa
El cuarteto madrileño protagonizó un concierto de rock áspero, en su más pura esencia musical, algo menos ‘malencarado’ de lo que acostumbran en directo. Ataviados muy elegantes, con finas camisas rosas y corbata negra, como las estrellas más glamourosas del ROCK para adultos, al más puro estilo BLUE BROTHERS o SINIESTRO TOTAL. Josele Santiago, como contramaestre a la guitarra y voz. Fino Oyonarte, al bajo y coros, Chema «Animal» Pérez a la batería, más su ‘nuevo’ miembro, David Krahe a la guitarra rítmica (cabe recordar que el gran Manolo Benítez, PORRETAS, FREEDOM, causó baja en 2019) se marcaron un trasiego de pura lija y seda…
Nunca mejor dicho, viendo los tejidos corporales (también los musicales) que llevaban puestos, un fino vestuario poco amigo de la canícula estival. Empezando por las celebérrimas “John Wayne” y “Septiembre”, dieron rienda suelta a sus obsesiones y desvelos, en un set bastante animado que prosiguió al ritmo de rolas como “Señora”, versión ‘macarruza’ de la emblemática canción de Joan Manuel SERRAT, que junto con otras perlas del calibre de “Carnaval”, “Yo, el rey” o “Brindis” animaron bastante a la concurrencia… La zambra rocanrolera siguió al son de viejos clásicos como “Dentro”, “Orilla”, “Calambre” o el clásico “Desde el jergón”, que junto con “La cuenta atrás” y “Paracaídas”, ya en los bises, completaron un repertorio ameno que satisfizo al personal y nos dejó buen sabor de boca.
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BURNING de nuevo en la carretera, ¿o habría que decir que vimos a la banda de JOHNNY Cifuentes?…
Vaya por delante una reflexión que viene muy al caso: estos nuevos BURNING suenan un poco distintos al grupo donde militaban hasta hace nada Eduardo Pinilla a la guitarra solista, Carlos Guardado al Bajo y Kacho Casal a la batería. Ahora están como más tranquilitos, sonando más suave, bastantes virados al country-rock y a los sonidos de raíz americana en líneas generales. Es decir, sin esa fuerza y ese ímpetu (casi cercano al rock duro) que imprimían los citados ex miembros de la banda. Eso se notó también bastante en el público, más relajado y menos pasional de lo que viene siendo habitual en sus descargas.
Tuvimos la sensación que en verdad estábamos contemplando más bien el combo de JOHNNY ‘Burning’, esa formación que hizo su puesta de largo en el Teatro EDP Gran Vía, en Mayo del pasado año y cuya crónica ofrecimos en esta web… Obligado por las circunstancias y el desacuerdo por el nombre con los ya ex miembros tras la ruptura del grupo, Johnny Cifuentes ha recuperado su marca comercial de toda la vida, su ‘sello’ de siempre, de cuya propiedad entendemos que tiene la titularidad, lo cual es de pura lógica por ser el último superviviente de aquella mítica formación donde militaban Toño y Pepe Risi. De cualquier forma, lamentamos mucho la ruptura, pues desde aquí siempre hemos tratado de ser amigos de todos ellos…
La actual banda, está compuesta por nada más y nada menos que 7 músicos en el escenario (más los tres componentes de los metales, que imaginamos causaran baja en algunos bolos, los de menor fuste y postín, y caché). Repasamos sus componentes: Johnny Cifuentes como capataz a los teclados y voz, Nico Álvarez a la guitarra solista, con la participación también de Dani Álvarez a la guitarra rítmica, José Hernández ‘Mac’ al bajo, junto al nuevo (y estupendo) batería Mikel Ferrer, a los que se suman Nico Roca en la Percusión y el veterano Miguel Singluff ‘Maicol’ al saxo solista, todo simpatía y buen rollo sobre las tablas, sin olvidarnos por supuesto, de la sección de vientos compuesta por Charro al saxo barítono, Toni a la trompeta y David al saxo tenor.
Velada animosa que comenzó al ritmo de “Importa como vivir” y “No pares de gritar” y donde regalaron a la concurrencia dieciocho gemas en aproximada hora y media larga, aproximadamente unos cien minutos de puro rocanrol, donde brillaron con luz propia joyas del calibre de “Jim Dinamita”, “Como un huracán”, “Jack Gasolina” junto a las sempiternas: “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este”, “Muévete en la oscuridad” y “Tú te lo llevas todo (y luego te vas)”. Mención especial para la nueva canción “Algo está ardiendo”, que desgranaron en los primeros compases del show y también para las rolas de esos dos últimos elepés hermanados: “Pura Sangre· y “Hagámoslo”, unidos en el espíritu de los áridos ritmos del country-rock arenoso del desierto, con rolas que exploran la naturaleza y los paisajes como “Malas Tierras” o “Águilas”, sin olvidar a la “Bestia Azul” escondida en los garitos rocanroleros más preciados para la banda, o ese “Duro Invierno” (de la crisis, la pandemia y el desconsuelo…) que ya vivimos por estos pagos con la tormenta Filomena y en los horribles meses posteriores.
En el tramo final, sonaron los clásicos por excelencia del grupo, y esas canciones que no pueden faltar en un concierto que se precie de nuestros protagonistas. “Ginebra seca”, “Esto es un atraco”, más las postreras “Mueve tus caderas” y “Una noche sin ti” pusieron el broche final a una velada donde echamos algo a faltar, quizás más ritmo y pasión, por parte de unos curtidos oficiantes que nunca defraudan pero que en esta ocasión mostraron un cierto perfil bajo ante las expectativas creadas de su rutilante regreso a los escenarios.
Texto: Fran Llorente / Fotos: César Lorenzo (gracias por la deferencia)
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