No pasaba por nuestro país, pero estuvimos en Dusseldorf el 14 de noviembre 2015 presenciando la actuación de MÖTLEY CRÜE en el ISS Dome, teniendo nada menos que a ALICE COOPER como invitado. «Telonero» de relumbrón de su “The Final Tour” en la supuesta despedida (parece que en este caso sí, definitiva) de la genial banda californiana, si bien deseamos que no sea así (¿que nos hagan un SCORPIONS?, jeje). A este concierto tanto Pablo como Rocío fuimos a nivel de fans con un nutrido grupo de colegas, sin embargo no queremos renunciar a compartir con vosotros nuestras impresiones de las actuaciones que presenciamos, sobre todo siendo un evento tan especial. Eso sí, disculparnos que tanto el texto en este caso (que no es una crónica en sí) como las fotos no son más que comentarios de fans, que alguna vez nos merecemos quitarnos la máscara de periodistas en los conciertos y disfrutar sin más, sin libreta, sin cámara de fotos, sin estar atentos a cada detalle sino sólo a ver el concierto y punto.

Muchos piensan que MOTLEY CRUE están acabados, muchos se meten con ellos y muchos comentan de todo sobre el grupo, pero lo que presenciamos en la ciudad germana sólo tiene un nombre: ¡Increíble! Os lo contamos a modo de relato e impresiones de nuestra genial experiencia:

Düsseldorf amanecía con un cielo gris plomizo y bajas temperaturas,  nada que ver con el cálido ambiente que se vivía por sus abarrotadas calles del centro, con miles de fans venidos desde toda Europa y, por supuesto desde España. Allí nos encontramos con muchos amigos con tantas ganas de disfrutar como nosotros. Os recomendamos la ciudad germana, aparte de su belleza, por la cantidad de bares y buen ambiente derivado de la gran hospitalidad germana, sobresaliente y que desde aquí agradecemos.

El recinto, el inmenso ISS Dome, está situado a las afueras en un polígono plagado de oficinas y fábricas gigantescas. Llegamos cuando la cola para entrar era bastante considerable y nos sorprendió que abrieron las puertas bastante tarde (cosa rara en Alemania, que ya sabéis que son superpuntuales y formales), no pudiendo acceder a tiempo para presenciar la actuación de una banda telonera a la que poquísima gente pudo ver (y no por falta de ganas). Echamos una mirada al merchandising de las bandas pero quedó en eso, en mirada, puesto que el precio más barato de las camisetas era de 35€, e incluso uno de los modelos costaba 60€ (sí, ¡sesenta euros la camiseta!), y no hablemos de las sudaderas que alcanzaban los 120€. Eso sí, había un póster caricatura de la banda genial, muy gracioso, a 5€, pero por no andar cargados toda la noche con él, allí se quedó, sniff sniff.  Después de la visita al W.C. y de darnos  una vuelta por el pabellón para verlo, cruzamos los vomitorios y nos quedamos de piedra al comprobar que la pasarela por donde se realiza el solo de batería de Tommy Lee, era inmensa.

Para que os hagáis una idea, os contaremos que llegaba casi al final de la pista del gigantesco pabellón con capacidad para 35.000 personas. El dispositivo era una auténtica barbaridad,  ¡monstruoso! Era difícil de creer de primeras que eso estaba ahí para sujetar un instrumento.

No se vendieron todas las entradas, pero el lleno absoluto estuvo muy cerca de alcanzarse, y eso que las entradas no eran nada baratas, al menos para nuestros bolsillos españoles, y es que en ese mismo pabellón las entradas de MANOWAR que actuarán en unas semanas costaban lo mismo que para ver a los CRUE y a ALICE COOPER. Aunque adelantemos acontecimientos, es de ley decir que después de lo visto, disfrutado y oído, la relación entre la calidad de los conciertos, la producción y el precio era proporcionada… Y eso que no todo era maravilloso y genial, ¡que conste! Los accesos desde la grada a las salidas eran la cosa más chapucera, mala y ratonera que he visto en un pabellón. No me podía creer estar en un recinto europeo y moderno pues eran de lo más estrecho, angosto, claustrofóbico y agobiante. Si desgraciadamente llega a pasar algo…., mejor no pensarlo. Fatal.

ALICE COOPER:

El genial artista llevaba un inmenso telón pintado ocultando un escenario con escaleras que ocupa el poco espacio que le habían dejado sus compatriotas, aun así lo aprovechó con creces. Teníamos muchas ganas de ver a Nita Strauss, su actual guitarrista y sustituta de la genial Orianthi. De Nita nos habían hablado maravillas y sería la acompañante de los habituales Ryan Roxie (guitarra),  Chuck Garric (bajista), Tommy Henriksen (guitarra) y el batería Glen Sobel. De lujo, aunque es verdad que no entendemos la presencia de tres guitarras por el sonido, pero visualmente es añadir todavía más espectáculo a la genialidad del artista de Detroit.

Cayó el telón y la banda salió a por todas dejando que Alice se presentara el último, como es habitual en él.  Desafiante, altivo, sabía que estábamos todos como locos por verle incluso antes de salir. Ambiente espectacular, luces y sonido muy bueno, espacio reducido (que se les quedaba pequeño para las carreras de Ryan y sus colegas) y todo estudiado al milímetro. El show que lleva en pabellones es parecido, pero no el mismo, que disfrutamos en Wacken o en el Graspop. Conserva clásicos como la guillotina (espectacular la imagen de su cabeza cortada en manos de su ejecutor), una caja donde le introducen y, tras electrocutarle, aparece un muñeco gigantesco, monstruoso que simula ser él corriendo detrás de los malos.

No faltaban tampoco la enfermera psicópata (espectacular y divertida… y que sigue siendo su hija en la realidad, Calico Cooper, por cierto), el numerito de tirar mil collares de perlas en “Dirty Diamonds” y salir con una pitón de verdad, inmensa, colgada del cuello.  La serpiente nos miraba con cara de pícara viborita, siendo un detalle que a mí, como animalista, no me hizo mucha gracia. Estaba gorda y bien comida, aparte de bastante lustrosa, y seguro que está más que acostumbrada pero no me gustan esas cosas.

Show corto, casi una hora raspadita, en la que ALICE COOPER demostró conservar esa voz cavernosa y un tanto seca, y además presentando un aspecto físico impresionante para la pila de años que tiene. En esta ocasión no lucía un maquillaje  tan exagerado como otras veces, además. Carreras de la banda, una actitud de los músicos de entrega total, Nita luciéndose ante el personal y Alice peleándose mientras con su enfermera psicópata como parte del show. Mientras, cayeron casi todos sus temas punteros.

No me gustó tanto Nita como me esperaba, aunque tuvo una parcela para que se luciera ampliamente, como la tuvo el batera con un momento reservado para un pequeño solo que para mí sobró, al menos teniendo poco tiempo de actuación esta vez. De cualquier manera, la gente estuvo entregadísima con la banda, haciendo que casi se cayera el pabellón con los coros del famosísimo “Poison” o “Feed My Frankestein”, muy gracioso. Al final, un coreadísimo “School’s Out” unido al onmipresente “Another Brick in the Wall” de los PINK FLOYD para terminar subido en una tarima, con la banda alrededor y Alice presentándoles finalizando su genial actuación con eso de … Ryan, Nita, Glen, Chuck, Tommy ….. y ¡YO¡ (¡And me!) – teniendo el detallazo de decir al final “Je Suis Paris”, como homenaje a las pobres víctimas de la espantosa noche anterior en la capital francesa. Una hora pero ¡qué hora!… Genial.

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El setlist de ALICE COOPER en el ISS Dome fue:

1. Vincent Price Intro 
2. The Black Widow
3. No More Mr. Nice Guy
4. Under My Wheels
5. I’m Eighteen
6. Billion Dollar Babies
7. Poison
8. Dirty Diamonds
9. Go to Hell
10. Feed My Frankenstein
11. Ballad of Dwight Fry
12. Killer

1.  I Love the Dead
2. School’s Out  + (parte del Another Brick in the Wall) – Pink Floyd

MÖTLEY CRÜE:

Fue increíble el recibimiento que se le rindió a los californianos que aparecieron en un amplísimo escenario, de forma panorámica, sin nada a los lados, y que fue un marco incomparable para su fantástica actuación. Bajo un impresionante griterío, Mick Mars (un poco mejor de aspecto pero muy fastidiado en general), Nikki Sixx, Tommy Lee y un orondo Vince Neil, salieron a por todas tras la intro habitual para comenzar un recital de pirotecnia, llamas por todas partes, luces espectaculares. El concierto sirvió como confirmación de que han pasado unos años bastante malos pero en este “Final Tour” van a dejar el listón muy alto.

Muy animados, muy sonrientes en general y a muerte. Explosiones continuas (hasta demasiadas), chispas que salían de todas partes y un fondo de escenario que no paraba de ofrecernos un espectáculo de luminotecnia elegante, sobrio y muy acertado, pues nunca llegaba a eclipsar a la banda. Por su parte, ellos mostraban de nuevo actitud de banda que se las sabe y que va a por todas. Todos a bailar desde el comienzo con el divertido “Girls, Girls, Girls” que dio paso al show que también ofrecieron junto a sus actuales “Nasty Habbits”, las dos coristas que llevan con ellos. Nos parecieron infinitamente mejores que las últimas que vimos, y si son las mismas, les han puesto las pilas.

Fueron descargando los temas uno tras otro, sin dar respiro y sin decir ni «hola» hasta pasados muchos minutos de show. Vince Neil estaba cantando mejor de lo que esperábamos, moviéndose arriba y abajo del escenario (con lo orondo y gordinflas que está, increíble) y sabiendo bajar los tonos a tiempo. Todo el show es un continuo despliegue de efectos, de fuerza, de luces en un escenario totalmente abierto, en curva (parecía una tele de plasma) y, quizás, con demasiado fuego y explosiones pero que utilizan adecuadamente para tapar las carencias de la banda.

Todos quedamos encantados con la interpretación de “Wild Side”, (¡cómo se movía todo el mundo en el pabellón!), no podíamos ni respirar. El único defecto a simple vista fue que a Tommy Lee, de momento, no se le veía. Se le intuía allí detrás, como atrincherado entre el humo y los petardos, pero sí que se le oía con esa pegada suya dando cera en “Same Ol´ Situation”, “Looks That Kill” y “Shout at the Devil”, quemando un micrófono colgando de un pentáculo circular  y haciéndonos retroceder 30 años, ¡qué genial! Aún así, todavía quedaba lo mejor. Nos quedamos con la boca abierta de asombro, y  desde este momento  os recomendamos encarecidamente que lo veáis en YouTube: hablamos  del espectacular, increíble, asombroso (y todo lo que termine en oso) del solo de batería que este personaje, Tommy Lee, se marca.

Su kit de batería se eleva por la grúa mientras toca, como si no hubiera mañana, una mezcla entre música disco, rockera, con mucho ritmo. Mientras, todo el mundo permanece atónito viendo como  el batería vuela por encima de su cabeza mientras sigue tocando dando vueltas sobre sí mismo; este hombre no es de este mundo y los ingenieros que le han diseñado eso tampoco. Impresionante no, lo siguiente. Tarda unos 10 minutos en ir y venir no perdiendo el ritmo mientras va dando vueltas como en una feria. Durante el solo, miles de cámaras iluminan el pabellón donde actúen ante la incrédula mirada de los asistentes. Es impresionante. Tras aterrizar en su sitio, vuelve a quedar completamente eclipsado, pero da igual, ya lo has visto todo en esta vida, y ya no puedes asimilar más después de eso…

También hay solo de Mick Mars pero resulta ideal para que se te calme un poco el subidón producido por su compañero metiéndote en la parte final del show que continúa con petardazos y explosiones… pero a esas alturas ya ni sientes ni padeces, intentando cerrar la boca del asombro que has vivido.

De sus últimos tiempos, MOTLEY CRUE sólo descargan “Saints of L.A.”, muy divertida, y «Motherfucker of the year». No hay tampoco referencias al disco homónimo, infumable para muchos pero infravalorado para otros, con John Corabi, pero sí le dan caña a un “Live Wire” brutal y terminan cerrando con “Dr. Feelgood” antes de que llegue el final total. En ese momento aparecen al final de la pasarela para interpretar al piano el sentimental “Home Sweet Home” y terminan volviendo a su puesto original para que veas a dos grúas en las que se suben  Nikky y Vince (a Mick Mars le dejan que el hombre no está para sustos) mientras giran por el pabellón, de nuevo encima de tu cabeza, y terminando un concierto muy bueno, con un espectáculo impresionante y dejándote afónico después de gritar ¡Crüe, Crüe, Crüe!

Y tras  haber visto a la banda en muy buena forma ofreciéndote un show espectacular. Genial, Las cosas buenas como esta, no deben terminar nunca. Falta hacen.

Texto: Rocío Gómez (rocio@redhardnheavy.com)

Fotos: Saskia Van Bever, Sara, Blanca, Miguel, Lolo, Pedro y Lucía ¡Gracias a todos!

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El setlist de MÖTLEY CRÜE en el ISS Dome de Dusseldorf fue:

• So Long, Farewell
• Girls, Girls, Girls
• Wild Side 
• Primal Scream
• Same Ol’ Situation (S.O.S.)
• Don’t Go Away Mad (Just Go Away)
• Smokin’ in the Boys’ Room
• Looks That Kill
• Motherfucker of the Year
• Anarchy in the U.K. (SEX PISTOLS cover)
• In the Beginning
• Shout at the Devil
• Louder Than Hell
• O Fortuna (Carl Orff song) / Solo batería Tommy Lee
• Solo guitarra Mick Mars
• Saints of Los Angeles
• Live Wire
• T.N.T. (Terror ‘N Tinseltown)
• Dr. Feelgood
• Kickstart My Heart 

Bises: 

• Home Sweet Home
• My Way (F.Sinatra) – Outro

P.D.: Como os comentábamos al principio esta crónica es de fans, para fans, por ello las fotos no son profesionales como las que acostumbramos a incluir, pero el espectáculo era tal que merece la pena tener un testimonio gráfico.