Bienvenidos, amigos de UZZHUAÏA: de «Destino Perdición» al presente

Una vez terminadas las (primeras) fechas de recuerdo/vuelta/décimo aniversario del “Destino perdición” de UZZHUAÏA, es buen momento para recordar cómo fue el primer concierto de la reunión, en Madrid.

UZZHUAÏA: Viernes 27 de octubre de 2018 – Sala Cool Stage (Madrid)…

UZZHUAÏA

Me acuerdo que era viernes, fresquito y que había muchas, muchas ganas de ver a la banda de nuevo encima del escenario. De hecho, éramos muchos los que estábamos igual porque la sala estaba hasta arriba. Ellos nerviosos, comprensible e incomprensible, pero así era. Ilusionados y expectantes a la vez, supongo que igual que la mayoría de los presentes, seguidores irredentos de ese disco perfecto que es “Destino perdición” y que homenajean en esta pequeña gira.

Excusa para juntarse y volver a la carretera, también, y no lo disimulan ni falta que hace. Quizás por ello no decidieron tocar el disco de seguido ni hacer una actuación basada sin más en el álbum sino más bien utilizarlo como trampolín del retorno. Para sentirse cómodos y seguros también, ¿porqué no? Pues ellos son los mismos, mantienen una excelente forma y siguen demostrando que, llegaran a primera fila o no (el merecimiento para ello queda fuera de duda), siguen siendo una de nuestras mejores bandas de rock, entonces y ahora.

Y hubo fallos, y ellos lo saben, que la dinámica del primer concierto, nervios y demás son inevitables. Estaban ansiosos incluso, pero fue salir con la sala llena y con la gente como locos cantando todos a una ese “Baja California”, que se convirtió en un himno hasta generacional cuando salió, que todo se despejó de un plumazo. Y ya digo que hubo nervios, que hubo errores e incluso alguna charla de más, seguramente motivada más el nerviosismo de la vuelta y las ganas extremas de agradar al máximo que por la dinámica de show que seguro que sí tienen ya de nuevo más rodados… seis conciertos después. Y habrá más sin duda en este 2019, y festivales, y futuro próximo, y esperemos que nuevas canciones y disco, ¿no?

UZZHUAÏA

Pau mantiene la voz y la forma y el rollo de frontman como siempre (eché de menos su punto de rockstar sobre el escenario que seguro que recupera pronto), Nacho e Isra son dos torbellinos y dos guitarristas de rock de primera (me sorprendió, eso sí, ver a Isra más protagonista y sobre todo echado para delante de lo habitual, y me gustó), Álvaro sigue siendo nuestro Nikki Sixx de la Albufera (y contagia su entusiasmo e ilusión con sólo mirarle) y José le sigue pegando, ¡vaya si le sigue pegando! Y voy a ser sincero, porque creo que no acertaron con la estructura del concierto, empezando y acabando a mil revoluciones por minuto, y como un huracán, pero entre medias tuvieron momentos irregulares.

Además, no creo que moleste a nadie constatar el hecho de que los temas de “Santos y Diablos” bajan el nivel en directo con respecto a “Uzzhuaïa”, “Destino perdición” e incluso “13 veces por minuto”. Al menos el público más roquero fruncimos algo el ceño en momentos puntuales de bajón, siendo injustos quizás, pero siempre sinceros que el corazón y la cabeza no miente en los conciertos… ni las sensaciones. Y el público generalista, que también lo había, quizás no se dan tanta cuenta de estas cosas cómo sí lo hacemos los viejos lobos de mar… ¿o me equivoco?

Bueno, un par de meses después no es momento de repasar el setlist ni de contar aquello de “aquí hicieron esto, acá aquello y antes de ésta Pau dijo esto y el público río ante tal comentario u ocurrencia de Isra”. Lo que está claro es que es un lujazo volver a disfrutar de la fuerza, magia y encanto de una banda como UZZHUAÏA, quizás es ahora o nunca el momento de la revolución. De cualquier manera fue un puto placer cantar y bailar y disfrutar al son de canciones maravillosas como “Cuando ya no quede nada”, “Magnífico fracasado” o saber que “No somos perfectos”… ¿y qué? Y su versión de “La chispa adecuada” me sigue poniendo los pelos de punta (siendo como soy un grandísimo seguidor de HÉROES DEL SILENCIO).

UZZHUAÏA

Personalmente me tocaron especialmente la fibra los momentos de escuchar dos de mis favoritas como son “La flor y la guerra” y aquella intensa (dedicatoria mediante para quién va la canción siempre, y para quien se escribió) “13 veces por minuto”. Seguimos teniendo “Una historia que contar”, en color y “En blanco y negro”, y nuestro camino sigue estando marcado por “Destino perdición”… una de las canciones a medio tiempo más intensas y bonitas escritas en nuestro país, por cierto, y en directo es una puta joya de las que hacen sonreír.

Eso sí, la intensidad de los bises fue superlativa, y reconozco que salí hasta decepcionado de que esta fuerza no se hubiera mantenido en todo el concierto. Egoísta y exigentes que somos algunos, sobre todo cuando tenemos a los mejores delante y/o a alumnos aventajados de la clase encima del escenario. Pero sí, escuchar en directo de un tirón “No quiero verte caer”, “Desde septiembre” y cerrar a mil por hora con “Nuestra revolución”, con la sala explotando, es cosa de las noches grandes.

Resumiendo: No fue su mejor concierto pero sí ha sido el de la vuelta, y eso no se lo quita nadie… ni a los que estuvimos allí para verlo.

Bienvenidos de nuevo, amigos, y que aquel concierto de Caracol, que fue el principio de muchas cosas, y que de alguna manera tuvo posos en la Cool en esta vuelta, no sea cosa del pasado. El presente y el futuro es vuestro, y nuestro. Y yo una vez más estoy aquí por tí…

Texto: David Esquitino

Fotos: José Luis Martín

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