SÔBER en Madrid: Atrapados en su propia red
La banda madrileña actuó en loor de multitudes (con aforo restringido y todo el público sentado por la normativa Covid) en el Auditorio del Parque Tierno Galván, cuajando un animado show del que damos buena cuenta a continuación…
SÔBER – Festival Madrid Escena (Madrid) Sábado 26 de Junio (Parque Tierno Galván)
Al igual que pocos días antes con ASFALTO (como os contamos aquí), lo pasamos muy bien, vaya por delante, pero nos faltaron cuatro o cinco canciones más que hubieran hecho del concierto, un show inolvidable. Ya se sabe, lo bueno es enemigo de lo mejor. Recordemos que se trataba del primer show oficial de SÔBER presentando su reciente nuevo disco.
Lo primero que debemos destacar y que nos sorprendió mucho fue las escasa presencia del nuevo elepé “Elegía” en el trasiego. A priori, dimos por hecho que SÔBER se iban a volcar con su nueva criatura, pero no fue así. Fueron exactamente dos piezas, concretamente los singles “Verona” y “Mi heroína”, las que decidieron vestir de largo el día de autos. Se podría afirmar que facturaron un show muy previsible, pero potente, bien hilvanado por una excelente calidad de sonido así como por unos audiovisuales bastante artísticos y de gran carga simbólica.
El cuarteto formado por los hermanos Escobedo (Carlos al bajo y voz, Jorge a la guitarra), más Antonio Bernardini a la segunda guitarra y Manuel Reyes Jr. a la batería rompieron el hielo al son de “10 años” y “Blancanieve”, dos tonadas que sirvieron para poner a los fans a tope, antes de que asomara “La Araña”, una rola que siempre nos engancha con mensaje explícito: “(…) no intentes la huida (…)” de esta bendita locura que es el Rock n’Roll, “una suave seda te atrapará…” y en honor a la verdad, esos hilos invisibles del pentagrama nos tienen bastante enganchados, dicho sea de paso. Pura terapia emocional para combatir la falsedad de un mundo asquerosamente fenicio (donde todo se compra y todo se vende, incluso “vuestras almas” como canta LOQUILLO), tan vacío de grandes horizontes y expectativas existenciales.
Como narraban nuestros adorados EAGLES en su mítica “Hotel California”; “Estamos preparados para recibir. Podrás pedir la cuenta las veces que quieras, pero jamás podrás escapar…”. Como atrapados en los corredores de un espacio atemporal, “Eternidad” y “Oxígeno” insuflaron nuevas dosis de mordiente a una función que tuvo en “Verona” la primera de las novedades que iban a ofrecer en una noche muy poco sorpresiva pero que dejó bastante buen sabor de boca entre la concurrencia. Tras ellas “La prisión del placer” y “Sombras” hicieron volar las pasiones antes de que asomara “El hombre de hielo” y los claroscuros sonoros se apoderaran de un trasiego donde también hubo espacio para las baladas como “Naufrago” o “Estrella polar”, esta última ya en los bises.
Pero antes de que el romanticismo a quemarropa se apoderara del show, hubo tiempo para “mover el esqueleto” (es un decir metafórico, ya que estábamos todos sentados) al ritmo de clásicos como “Cubos”, “La Nube” o “Arrepentido” canciones que siempre tienen una excelente acogida entre el respetable. También sonó “Mi heroína” como homenaje a todas las sufridas madres en este planeta a la deriva.
Unas dos mil personas disfrutaron de un trasiego espectacular que tuvo un final flamígero con “Vulcano”, más la estupenda “Tic-Tac” y la sempiterna “Loco”, un tema para el desfogue, con el que suelen cerrar sus conciertos. Según nos contó un pajarito, parece que la banda repetirá en el Auditorio Egaleo de Leganés en Septiembre… Un show que todavía no se ha confirmado oficialmente y que esperamos como agua de mayo en un verano yermo de grandes descargas, con las excepciones consabidas que hemos ido narrando en la web, como este concierto que nos alegró la vida y nos hizo despegar un poco de la decadente grisura a la que estamos abocados desde que entró la maldita pandemia en nuestras vidas.
Texto: Fran Llorente
Fotos: Javier Paredes (galería de fotos completa del concierto en este enlace)