Internet da voz a genios e idiotas por igual, eso es lo grande de la red. Gracias a Internet descubrimos grupos y corrientes musicales que, de otra manera, hubiera sido prácticamente imposible localizar… Me encanta bucear por Youtube, por Blogs ajenos, foros y portales de música descubriendo grupos que operan fuera del mainstream metálico. Así descubro a artistas del calibre de ARKONA, NEGURABUNGET, TRONAR, FREITOD…  Grupos formados por personas cultas, instruidas, conectadas a sus raíces que son capaces de crear música que me emociona y eleva; que me abstrae de lo mundano y me lleva a dimensiones cognitivas antaño desconocidas.

Vinculado a la escena del Metal extremo en general y el Black Metal en particular surgen artistas que, inspirados por estos músicos, tratan de plasmar lo que sienten en lienzos, fotografías, poemas, escritos o ensayos. Es así como he descubierto la fotografía de Krist Mort, los escritos de Belisario o los lienzos de Valin Mattheis por poner tres ejemplos rápidos. Siempre he envidiado a dichos artistas y es por eso que me esfuerzo en escribir de vez en cuando con el fin de aportar algo y formar parte de esta escena que amo.

Es indudable que el Metal es un instrumento de difusión de la cultura como ninguna otra música ha sido capaz de ser. Para el oyente despierto el Metal es música que inspira, que incita a leer acerca de la historia, narraciones acerca de pueblos desconocidos, de tradiciones, dioses y costumbres olvidadas en el tiempo. Música que te conecta a la Naturaleza y trata de llenar ese gran vacío que muchas veces percibimos en nuestro interior.  Música que te hace crecer como persona, que te anima a seguir luchando, a no perder la dignidad. Música que te enseña a respetar y a ser respetado.

Pero, acompañando a todo esto, en el ámbito del Metal Extremo hay un fantasma que me incordia, que me hace dudar, que no me permite disfrutar al 100% de este Arte pero que, a la par, me mantiene despierto y crítico. Según vas escuchando más y más música percibes que muchas canciones incitan al conflicto, al odio, a la supremacía de una etnia sobre otra, al sometimiento de los débiles por parte de los fuertes…  Me refiero a su implicación política y sobre este tema versa el presente escrito.

Si el Arte tiene implicación política ésta no puede ni debe obviarse. No me vale el «yo no entiendo las letras, solo me gusta la música». No somos borregos, somos seres con capacidad de análisis, de raciocinio y espíritu crítico. Si eres un borrego y un conformista formas parte de esa masa de amebas que tanto criticamos. Hay que cambiar el mundo, hacia una dirección u otra, pero es necesario cambiarlo. Si lo quieres dejar como está eres parte del problema.

Afirmar que el Black Metal es apolítico es de idiotas. Para empezar existe un género llamado NSBM (Black metal Nacional Socialista) y otro, nacido como respuesta al primero, llamado RABM  (Black Metal Rojo – Anarquist).

La existencia de estas dos etiquetas, y de los numerosos grupos adheridos a ellas, pone de manifiesto que es innegable la relación entre ambos conceptos.

No comulgar con ninguna de las tres ideologías y seguir disfrutando de los grupos que las representan es como decir que estás a favor de los derechos animales mientras disfrutas de una corrida de toros en Las Ventas un domingo por la tarde. No es coherente. Las canciones además de música llevan letras, y dichas letras suelen tener un mensaje que transmitir.  El mensaje casi nunca es claro o nítido pues el género musical no se caracteriza precisamente por la limpieza de las voces a la hora de cantar. Muchas veces es imposible incluso descifrar una frase entre los gruñidos/ alaridos del cantante…

El oyente, no el borrego, debe ser  crítico, inquieto, analista y vivaz. No debe quedarse en las guitarras, los efectos del teclado y el timbre de voz empleado por el cantante. Debe tratar de comprender o interpretar que está escuchando. Analizar las letras, contrastarlas y buscar las referencias que le son desconocidas para hacerse una imagen del cuadro completo. Haciendo esto el oyente se percatará de lo rico que es el mundo del Metal. Literatura, filosofía, teología, historia, mitología, oscurantismo… Las disciplinas que abarca son tan numerosas como para escribir un libro acerca de ello.

Defender la pervivencia de una tradición, una cultura o una mitología no es nazismo, fascismo o nacionalismo.  Proclamar la supremacía de tu cultura, tus tradiciones, religión o tu mitología sobre las demás sí lo es.  Hay una delgada línea que separa ambos campos como hay una línea que separa la brillantez de la estupidez.

Cuidadito dónde te posicionas…

Texto: Daniel Pastor (urk_ithiel@hotmail.com)