Recuperamos crónica RockFest BCN 24 _ Intro y Jornada inaugural

Este año volvimos a RockFest BCN y nos encontramos con una edición más completa y preparada que el año pasado (que se salvaron los muebles con SCORPIONS, SAXON… como os contamos aquí, a modo de Barcelona Rocks). Es el gran Fernando Galicia el que nos pone al día de la edición de 2024: 

Seguimos recuperando crónicas pendientes del verano, en concreto de los grandes festivales, que a veces se nos quedan en cola y hacen bola. Pero no se quedan ahí y por supuesto que aunque sea tarde y a modo de recordatorio, los sacamos adelante y os lo contamos…

BARCELONA ROCK FEST 2024 – 5, 6 y 7 de julio de 2024 – Parc de Can Zam, Santa Coloma (Barcelona)

EL FESTIVAL

Empecemos desde el principio, para ponernos en situación. De forma general, no sorprenderá que os diga que Rock Fest es uno de nuestros festivales fetiche. Hemos asistido, de un modo u otro, a todas sus ediciones excepto dos: la primera y la de 2023, ambas por imposibilidad,  y la experiencia siempre ha sido buena más allá de los detalles puntuales de una y de otra. Y nos gusta especialmente por varios motivos:

Cartel 2024

El primero es que es el más “clásico” de todos los que se celebran en España en época estival, reuniendo un elenco de artistas entre los que siempre figuran muchos de los que han sido (y siguen siendo) nuestro acompañamiento desde que comenzamos en esto del heavy metal. Y eso nos gusta, y mucho. El segundo motivo es que es un festival muy cómodo, al que se llega bien desde Barcelona y desde otras localidades, bien conectado por transporte público y a una distancia asequible como para poder coger un taxi si no se quiere ir en vehículo propio. Pero cómodo sobre todo por sensación, en su extensión, en su distribución y en su aforo, lejos de las grandes masificaciones y espacios inabarcables si se quiere ir a comer, a ver el merchandising… o simplemente a ver a los grupos de manera más relajada.

En tercer lugar, es un festival muy familiar, donde los niños son bienvenidos y donde muchos ya nos conocemos de año en año. Y en cuarto lugar por la fecha, en la primera semana de julio, cuando ya se han terminado los colegios y ya hay ambiente de vacaciones recién estrenadas (aunque sean efímeras). Pero vayamos profundizando…

A nadie se le escapa que Rock Fest es el festival más “perezoso” de todos a la hora de anunciar su cartel, ya sea completo o parcial; y eso, en los tiempos que vivimos de prisas e impaciencia, ha jugado siempre en su contra a la hora de atraer a su público potencial. Perdonadme la comparación, pero me recuerda a mi Atleti cada verano, cuando anuncia fichajes casi sobre la bocina mientras otros ya tienen la plantilla completa desde hace meses entrenando. Así las cosas, lo cierto es que al final casi siempre ha conseguido salir airoso, entre otras cosas porque abarca un nicho de mercado que, actualmente, no tiene excesiva competencia con el resto de grandes citas, más preocupadas por traer bandas más modernas o de otros sub-estilos más actuales, como Resurrection Fest, o por abrir más el abanico estilístico, como puede ser el caso del Rock Imperium.

La edición de 2024 de Barcelona Rock Fest era, sinceramente, una incertidumbre, teniendo en cuenta que los precedentes de los dos años anteriores no lo avalaban demasiado. Haciendo un poco de memoria, antes de la pandemia el festival fue creciendo a pasos agigantados, mejorando el recinto y servicios. Sin ir más lejos, para la tercera edición del festival ya se había cubierto toda la explanada con césped artificial que no solo quitaba toneladas de polvo en el ambiente, sino que invitaba a sentarse cómodamente y ofrecía una imagen mucho más cuidada. Los dos años de vacío por el Covid dieron al traste con todo eso, y en 2022 era evidente un declive galopante en lo que respecta a instalaciones (no en cartel, por donde pasaron, entre otros, KISS, JUDAS PRIEST, MEGADETH, ALICE COOPER o MERCYFUL FATE). El deterioro se notaba en todos los detalles: el césped artificial era reciclado de campos de fútbol y puesto sin ningún tipo de cuidado, los baños se limpiaban muy poco, había barras cerradas… un desastre solo salvado por los buenos grupos y las ganas del público. Si le unimos el desastre en la planificación económica, que llevó a Rock and Rock, promotora del festival, a la suspensión de pagos, el hundimiento estaba asegurado.

Para sorpresa de todos, en 2023 y con una nueva organización apareció una tabla en medio del naufragio a la que se agarraron para mantenerlo con vida: un festival de un único día en un recinto cerrado (Sant Jordi Club) con las actuaciones de SCORPIONS, SAXO, ÁNGELUS APÁTRIA Y ECLIPSE, que funcionó a modo de concierto con unas 3000 personas (como os contamos en esta crónica). La moneda estaba en el aire, y aunque se aseguró que en 2024 habría Rock Fest en su ubicación habitual y con varios días de duración, era difícil apostar por ello.

Escenario Principal

Es por ello que, cuando se anunció la edición de 2024 algunos nos llevamos una alegría y, a pesar de la perspectiva, decidimos acudir a nuestra cita anual. El cartel estaba lejos de ediciones anteriores, las cosas como son, e incluso lejos de los carteles ofrecidos por el resto de festivales, que ya habían atado grandes cabezas de cartel y las puñeteras “fechas exclusivas” que sólo perjudican a los fans. No obstante, había caramelos interesantes, como la gira de PANTERA (que sólo pasaba por aquí este año), EUROPE, DEEP PURPLE, MSG, WASP, PARKWAY DRIVE y tantos otros que, sin conjugar nada espectacular, sí conformaban, en justicia, un buen elenco. Y sorpresas hubo, para bien y para mal, aunque eso lo dejo para más adelante.

Yendo a lo meramente organizativo, sigo pensando que Rock Fest cuida poco la fidelidad de su público. Este año ofrecían un pequeño descuento a los que fueron en 2023 a ver la edición de concierto, pero me sigue fastidiando que no se premie a los que han ido año tras año, soportando subidas y bajadas, éxitos y fracasos, fiestas y pandemias. Esa es la gente que de verdad ha mantenido el festival, y en un mundo de competencia salvaje como el de los promotores se me antoja diferencial conseguir fidelizar a tu público, especialmente cuando el entorno tampoco es especialmente atractivo (entre nosotros, y sin ánimo de ofender a nadie, comparar Viveiro y Cartagena, por ejemplo, con Santa Coloma, es complicado). Cierto es que no es el festival más caro de cuantos tenemos en España, pero también lo es que como trate de ponerse en otro nivel estarían firmando su sentencia de muerte.

¿Y dentro, qué? Pues dentro el recinto lucía como en sus mejores épocas, alfombrado de césped artificial desde la entrada hasta el fondo, lo cual ya supuso una enorme sorpresa. Más aún cuando descubrimos que dentro de la carpa también lo habían puesto, cosa que no pasaba en ediciones anteriores (y la polvareda que se armaba era terrorífica para público y músicos). A diferencia de otros años, habían quitado los hinchables de la entrada (el “Rosendo”) y los pulverizadores de agua, y habían desplazado los baños hacia el fondo, donde en otras ediciones estaba la “Motörtent” (que a su vez habían colocado esta vez en la entrada, en la zona del mercadillo). Los dos escenarios principales, el tercero (en la carpa) y las zonas de restauración se han mantenido donde siempre.

Otra de las cosas que se ha mantenido con acierto ha sido todo el atrezzo: las guitarras enormes, el “trono de hierro”, la silla eléctrica… y el tren de la bruja, que además volvía a funcionar en horario de tarde. No quisimos perdérnoslo, ya que habían renovado la atracción con gafas de realidad virtual, y a lo largo del recorrido ibas pasando entre esqueletos, calabazas y dragones que querían echarte mano. Puede parecer una tontuna, pero lo cierto es que aporta algo diferente, y sobre todo a los niños les encanta. ¡Tan llamativo es que Phil Anselmo y Charlie Benante tampoco dejaron pasar la oportunidad de subirse!

Barcelona Rock Fest 24

Una de las cosas que más miedo me daban eran los baños: había menos cantidad (o esa impresión daba) que otros años, y el riesgo de que se desbordaran y terminara todo hecho una mierda (literalmente) era preocupante. Sin embargo hay que mencionar que se mantuvieron relativamente limpios durante todo el festival. Desde luego mejor que otras veces… aunque es cierto que la cantidad de público había disminuido considerablemente con respecto a otros años (aunque no tanto como pensábamos), suponemos que se hizo un buen mantenimiento, lo cual fue muy positivo.

Una de las cosas que me sorprendió fue el precio de las bebidas. Como os podéis imaginar la cerveza era cara: 12 euros (más 1 del vaso) la grande (que es significativamente más pequeña que la grande “no retornable”) y 4 la pequeña (pequeña de verdad, tamaño caña). Casi te compensaba pillar un cubata grande por 15 pavos, que al final bebes menos veces y tiene hielo. Pero lo que me pareció un acierto total fue el precio de las botellas de agua, 1 euro, más baratas que en los bares y chiringuitos de fuera del festival (donde costaban 2 euros). Bien por la organización en este sentido.

Las barras funcionaron a buen ritmo, y a excepción del sábado, donde sí se notó una mayor afluencia de gente, no había que hacer grandes colas para conseguir una cerveza, agua o algo de beber. De hecho, en algunas de ellas prácticamente no había que esperar más allá de un par de minutos. El pago se hacía en efectivo o con tarjeta, con barras separadas y señalizadas para tal fin. Nada de pulseras de recarga donde también hay que hacer colas para “meterles dinero”. Sigo pensando que, de cara al público, funciona mejor lo de toda la vida, y me da que no soy yo solo el que lo piensa.

Sí hubo un detalle que no me gustó: los vasos reciclables y la engañifa de siempre con la “fianza”. Que si hay que cargar con el vaso, se carga, no hay problema. Pero si se dice que luego se devuelve la fianza por el vaso, también hay que cumplir. Yo lo intenté varias veces, y siempre me decían que al final. Y al final… que no se devolvía, pero que me daban un vaso conmemorativo a cambio. Señores, para eso me lo llevo de casa y ni gasto más, ni me vuelvo obligatoriamente con otro trasto… ni me lo llevo para tirarlo o regalarlo después.

La zona de restauración tenía menos oferta que otros años, y todo era mucho más caro que en ediciones anteriores. Una media de 10 euros para comerse algo, desde bocatas hasta perritos calientes, hamburguesas, kebab o carne argentina (esta era lo más caro, superando los 11 euros). En un restaurante por ese precio ya te dan menú del día con bebida, pan y postre, yo ahí lo dejo. Igual también por eso los baños consiguieron mantenerse…

El Drogas

A la entrada de la zona del mercadillo estaba la “Motörtent”, donde MOTÖRHITS despachaban clásicos de MOTÖRHEAD con pases cada hora de la tarde. Un clásico ya del festival. La zona de mercadillo se me hizo muy escasa, con menos puestos que otras veces y con menos género. Apenas un par de pasillos cortos. Además las camisetas eran más caras, lo cual hacía menos atractivo meterse a mirarlas (hasta 25 euros por camisetas que no son del merchandising oficial de las bandas no es que me parezca caro, es que lo es, y mucho). Consecuencia: poca gente pululando por la zona, y vendedores con cara de poca fiesta. Cierto es que lo “oficial”, que se vendía en una carpa nada más entrar en el festival, es aún más caro. Pero esto se nos va de las manos de manera absurda.

Por resumir mucho todo lo anterior, el festival estuvo, en lo que no concierne a la música, bien organizado en lo general (infraestructuras, espacios, disposición…) y en detalles como el precio del agua, pero patinó en precios de cerveza, comida y merchandising. Se ha notado un esfuerzo por recuperar lo perdido, y se agradece con creces, pero aún queda por remontar. La línea, desde luego, es la correcta.

LOS CONCIERTOS

La fiesta comenzaba el jueves por la noche con la actuación principal de EL DROGAS, aunque no pudimos llegar a tiempo a causa del viaje desde Madrid. Por los comentarios de varios de los asistentes podemos deducir que fue una fiesta, y a raíz de las fotos publicadas por el propio festival, hubo una gran cantidad de público. Sin embargo, seguimos pensando que “sacarle” de los tres días oficiales fue un punto negativo, toda vez que era un buen reclamo para muchos de los que habían sacado su abono y, como en nuestro caso, no pudieron asistir el jueves.

En su lugar, colocarle como final de fiesta el domingo seguramente hubiera sido muy interesante. Cuestión de gustos, está claro, pero lo cierto es que hubo quejas del mismo modo que las hubo por el cambio de día y escenario de SODOM (esto lo hablaremos en su momento). Sea como sea, lo cierto es que tuvo poder de convocatoria y a tenor de las opiniones de los presentes como decimos ofreció un gran concierto.

Texto: Fernando Galicia Poblet / Fotos: Manuel Damea Morenas

Galería completa de fotos de EL DROGAS en la primera jornada de RockFest en este enlace.

Antes de desgranar los tres días de festival conviene avisar de que cubrir un festival con tres escenarios no es tarea fácil cuando solo hay un redactor. Es por ello que hubo que hacer una selección de los conciertos, intentando abarcar los máximos posibles en función de diversos factores. Así, la simultaneidad de grupos, el atender a otros aspectos del evento que no sean los estrictamente musicales, el cansancio, las preferencias y curiosidades han marcado nuestra hoja de ruta. En este caso se dio prioridad a los dos escenarios principales, aunque también se hizo alguna escapada puntual al escenario de la carpa. A destacar el gran sonido de prácticamente todas las actuaciones, así como la puntualidad británica (con alguna excepción sonada).

¡Vamos con ello!

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