¡Hemos vuelto a ir a un festival internacional!
Acabamos de aterrizar de un nuevo evento y que nos ha encantado, el “ALCATRAZ HARD ROCK & METAL FEST” que se ha celebrado en Bélgica este pasado fin de semana… Esto no es una crónica del mismo pero sí os contamos nuestra experiencia en nuestra vuelta a los festivales Ahí va lo que nos ha parecido…
Del 13 al 16 de agosto de este 2021, en plena crisis pandémica, una preciosa localidad belga ha podido celebrar un evento casi como los de antes, como un festival de la “antigua normalidad”. Mira que íbamos con el convencimiento de que iba a ser más cercano con lo últimamente vivido en conciertos en nuestro país en los últimos meses, pero nos llevamos una sorpresa bastante grande al comprobar que era casi como los de antes. Es decir, de cuando éramos felices y en vez de perdices hacíamos el metalhead… Claro que todo hay que especificarlo y relatarlo en condiciones, porque este horror del COVID19 lamentablemente no se ha acabado y no hay que venirse arriba al 100% aún. Sí pero no, que todo llegará más pronto que tarde, esperamos.
Empecemos por las normas a la hora de volar: pasaporte COVID19 en condiciones y preferiblemente descargado en el móvil. Mascarilla obligatoria todo el rato (mejor una FP2) controles de temperatura además de los normales de seguridad, y unos requisitos de obligado cumplimiento por las autoridades sanitarias (tanto belga como de aquí) y que o lo haces o te quedas en tierra. Mejor explicado en Ryanair que en Air Europa, por cierto, pero lo hicimos y en Bélgica entramos sin problema. Había que darse prisa ya que Kortrijk, donde es el festival, está a una hora y media de tren de Bruselas, cerca de la frontera con Francia y, aunque está muy bien comunicado, se hace largo sobre todo cuando las ganas de festival te están matando.
Llegada a este bonito lugar, Kortrijk y a buscar el autobús que te lleva a cerca del recinto (está en el campo, se llama “Sport Campus Lange Munte”). Allí vemos que había un aparcamiento del festival, que ya había muchísima gente y que era un filtro para comprobar la documentación de cada asistente… Pero, ¡oh, sorpresa!… A partir de que comprobaban que el público estaba “limpio”, digamos, la mascarilla no era obligatoria y se entraba como dentro de una burbuja del Metal, como las de antes. Un camping dividido en zonas (de pago, muy caras por cierto), para grupos, para caravanas un tanto alejado… y el normal, que es al que fuimos.
No sabéis lo que fue para mí ver esa imagen de las tiendas, en una llanura verde y ese olor a festival europeo, una bendición para los sentidos. Mira que me gustan las colonias, y cuanto más caras mejor, pero ese aroma a mi vida, a festival, a Metal, es la sensación más agradable que he tenido en dos años de terror que se olvidaron en cero coma. ¡No me lo podía creer! Por cierto, curioso que todos los días había que salir del camping para recoger otra nueva pulsera según el día así que tenemos 5: el festi entero, el acceso al camping global y otras tres diferentes para cada día. Cuantas más mejor, venga, otra, otra…
El camping muy bien, por cierto, en llanura (es Bélgica, claro), con surcos de los tractores en tu espalda pero con duchas gratis en cabinas individuales, con agua caliente y unos WC´s muy limpios y sin esperas. Algo también curioso era la existencia de un cementerio de verdad justo dentro del recinto del camping, por supuesto todo acotado y respetado por todos. Era sorprendente ver gente que venía a honrar a sus seres queridos rodeados por los asistentes al festival, pero los dos sentimientos se fundieron en total respeto. Todo perfecto… ¡Ay!, cómo echaba yo de menos el caer en coma en la tienda y que te pongan el “Kill’em all” a todo trapo en el oído los vecinos de al lado… ni en el mejor hotel se duerme tan a gusto.
Si la sensación maravillosa del olor y color del camping y el plantar la tienda era genial, más fue pasar dentro del recinto de conciertos y comprobar que volvía a vivir, que volví a sonreír después de los dos años más repugnantes de mi vida. La gran carpa con música, el merchandising con gente, los olores de las comidas y… ¡ohhhhh!, un escenario grande, “Prison”, enclavado en una inmensa pared decorada como si fuera las murallas de la cárcel de Alcatraz pero estilo medieval, con torreones de donde en la noche salían llamaradas y que me ayudó a pasar el frío nocturno.
El entorno no era bonito, ¡era lo siguiente!, y además estaba lleno de muchos detalles con alusiones a la situación sanitaria (la imagen del festi, brutal), a los fans y al buen rollo de la Metal Family. Se oía bien, se veía genial y te dejaban hacer crowdsurfing recogidos por un equipo de seguridad excelente, con el buen rollo del Wacken que tanto echaremos de menos este año… También ellos bailaron, rieron, ayudaron… y no paraban de hacer bromas haciendo que todo fuera estar en el paraíso. Ni un problema de nada. De diez.
Si el escenario grande, el “Prison”, era estupendo, también lo fue el estar en la carpa principal (Swamp), muy parecida a las que están en GRASPOP, con su bar, con ese olor a humanidad contenta, al barro-lodo de la entrada y donde podías ver conciertos de bandas tan grandes como EMPEROR, MARDUK o los divertidísimos FREEDOM CALL (que fueron invitados a participar en el festi a última hora por la ausencia obligada de VIO-LENCE). Se oía y veía bien, con muchos pogos y fiesta en el centro, con incesantes pogos y Walls of Death, ¡un fiestón! Resumiendo: ambiente estupendo, muchas sonrisas y unos conciertos de lo más intenso, ya que las bandas necesitaban el tocar más que el comer.
También había una carpa muy pequeña, escondida donde grupos locales y donde vimos a los curiosos RAW-DRIGUEZ, cuyo Hard Blues Rock nos gustó mucho. Al lado dos carpas para sentarse a modo de merendero (creo que son las mismas que en el Sweden), un bar de moda atestado de gente que era un tanto agobiante. Claro está que después de tanto tiempo de no relacionarte, y aún menos percibir la cercanía social, resultaba chocante. Hablando de bar, aprovechamos para comentar que la bebida bien de precio (1 Token = 2,90€ la cerveza), variedad de ellas (viva la Hoegaarden Rose, ¡qué buena!), pero la comida… no se llevan el premio al MasterChef del Metal, no. Poca variedad (por lo menos sí había opción vegana) pero mala, cara, escasa y encima en el camping no se podía comprar mucho más. Lo mejor, los croissants de Kortrijk, deliciosos.
Tenemos que comentar el tema de camisetas y cosas propias del festival: había dos modelos, a 20/25 € (las de tirantes eran más baratas), buena calidad, por ambas caras y muy bonitas, teniendo además posibilidad de comprarte de otros años a precios muy asequibles. Las de los grupos, a 25€ y chupas a 45€, teniendo un mercadillo no muy grande pero que había sobre todo CD´s a precios que ya podían ponerlos aquí. Daban ganas de traerte el festi entero en la maleta. Más de uno creía yo que el precio era la referencia, porque todavía no me lo puedo creer.
No os vamos a hacer la crónica de las actuaciones, porque ya hemos dicho que esto no es una crónica sino un artículo para resaltar la felicidad de volver a un festival internacional de manera casi normal. Además, las actuaciones están disponibles muchas de ellas gracias a ARTE.TV, pero sí os diremos que salvo ORDEN OGAN, que para mí han perdido su identidad por no decir el Norte, el resto lo dio todo y más. Emociones a raudales, con lágrimas en los ojos más de uno, ellos y nosotros, con una producción increíble (como en el caso de EPICA, apoteósico) y con una entrega y actitud que ole a todos.
Vivimos momentos inolvidables con TARJA, guapísima diciendo “cuidaos mucho” con su hija en los brazos, con pedida de mano en el escenario cuando MARDUK por ejemplo, y no os quiero decir nada de la conexión HEILUNG con el público, y nosotros con aullidos participando en esa impresionante ceremonia ancestral que esta peculiar formación ofrece. Todo bajo un ambiente de serenidad, de paz y reencuentro lleno de emotividad. Yo seré muy Metalhead pero he echado más lágrimas que cuando se cortó el pelo Bruce Dickinson, aunque en esta ocasión han sido de felicidad total.
No os puedo comentar más (que muchos recuerdos y momentos me los guardo para mí o quedan en la intimidad) salvo que el Alcatraz ha sido añadido a la lista de mis festivales favoritos, que me ha devuelto la sonrisa además de que ha sido mi carga de pilas positiva en una época terrorífica para mí. Gracias porque me ha devuelto a la vida.
Desde aquí, quiero agradecer a la crew del festival lo profesionales que han sido todos, y su esfuerzo, a Seguridad por habernos cuidado tan bien, a los grupos por dar lo mejor de ellos y a la gente que quiero, a los que he vuelto a ver en nuestro entorno. Ha sido precioso.
Crónica: Rocío Gómez (rocio@redhardnheavy.com)
Galería de fotos oficiales en este enlace del festival
Para terminar, aquí hay una visión general:
En YouTube podéis encontrar los shows completos de JINJER, HEILUNG y algunos más. ¡Disfrutadlos!