Excelente noche negra con LACRIMOSA de nuevo en Madrid
Ni era un color desconocido, ni un “dress code”. Simplemente el negro era la tonalidad elegida para pasar una velada con la banda de metal gótico LACRIMOSA. Y nosotros por supuesto nos vestimos oscuros y acudimos a disfrutar de la noche con los míticos germanos. Os lo mostramos y contamos:
LACRIMOSA – viernes 5 de mayo de 2023 (Sala Shoko, Madrid)
Tras diez años de ausencia, la banda liderada por Tilo Wolff y Anne Nurmi regresaba a Madrid, concretamente a la sala Shôko, para presentar parte de sus nuevas canciones, pero también para recuperar aquellos temas históricos que forman parte del sello LACRIMOSA.
A las 20:30 la intro abrió la velada… Cada integrante ocupó su lugar en el escenario: Yenz Leonhardt al bajo, Jan Genkel a la guitara y Julien Schmidt a la batería, sin olvidar, por supuesto, a Anne Nurmi a los teclados y cantante de algunos de los temas. Entre el humo se vislumbró a Tilo Wolff que, ataviado con una chaqueta con hombreras de plumas, daba voz a “Schakal” cual ángel enigmático, uno de los temas que nunca falta en su repertorio. Seguiría otro de los hits de la banda como “Malina”, para, justo después, atacar con “Liebe über Leben”, corte que abre el hasta ahora último álbum publicado.
A continuación, Anne dejó los teclados para interpretar el siguiente tema “The turning point” y el público aclamó la llegada de la reina de la oscuridad. Se podría caer en la tentación de pensar que uno de los grupos con más solera de la escena gótica alemana iba a ser frío por provenir de tierras norteñas, y su conexión con lo mundano iba a estar definido por un acercamiento gélido, distante e infranqueable al público… sin embargo, nada más lejos de la realidad. Tilo fue muy cercano en todo momento, que daba gusto ver como reinaba la armonía en el escenario. La banda estaba cómoda y el público también.
En los momentos en los que se daba prioridad a la música, Tilo se apartaba discretamente y dejaba hacer a los músicos su parte. Su carisma contagió a toda la sala de buen rollo y cuando llegó el momento de uno de sus temas más conocidos “Alleine zu zweit,” a la petición de Tilo a Anne “tanz mit mir” (baila conmigo) para salvar un amor muerto, no sólo bailaron ellos sino que todo público estaba entregado. Sus voces se fundían y el paisaje sonoro que solo ellos son capaces de transmitir fluía en la sala.
Sólo LACRIMOSA tiene la capacidad de crear atmósferas pesadas, misterio, sosiego, pesadumbre en definitiva, atmósferas que nos envuelven en estados de ánimo y nos vapulean desde la melancolía extrema de lo inasible, hasta el júbilo de la celebración. Era, por tanto, el momento en que Anne dulcificaba la noche con su “Celebrate the darkness”. Para terminar con esta primera parte, se conjugó nuevamente presente y pasado de la banda con “Rote Sinfonie” y “Stolzes Herz”, temas que pondrían el punto y aparte antes de los bises. Desde luego que nuestros corazones no podían estar más orgullosos y pletóricos.
El público se había dejado embelesar en estas dos horas que estaban dando paso a su fin. Y se agradece que no se hicieran de rogar con los bises. En seguida salieron con otro de los temas más conocidos de la banda, “Lichtgestalt”, con el poderío interpretativo de Tilo, que puso a la sala en éxtasis, seguido de “Feuer” y “Ich bin der brennende Komet”. Se habían cumplido dos horas exactas del concierto y no había tiempo para más.
Para mi gusto se quedaron algunos temas sin tocar como “Alles Lüge” o “Der Morgen danach”, sin embargo, es difícil dar espacio a todas las canciones y complacer a cada uno de sus fans en una carrera tan longeva como la de la banda. Ahora sí que era el final y la desnudez de las luces encendidas mostraba cómo la banda estaba emocionada ante la acogida del público, que les había añorado profundamente durante estos diez años de silencio escénico.
No sólo Madrid les había echado de menos, pues entre los asistentes también había banderas de Colombia y México (ndr.: que en Latinoamérica el grupo siempre ha sido popular). La ovación final fue el grito para recordarles que no pueden dejar pasar tanto tiempo hasta su próxima visita.
Texto: Patricia Benet Rubio / Fotos: Javier Paredes
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