Gran noche de GUNS N’ ROSES + THE PRETENDERS en Madrid

¡Tres horas y media, qué barbaridad! Depende… Si son al menos tres horas de calidad, pues se agradece. Eso fue lo que yo vi y viví el pasado 9 de junio en Madrid, viendo a unos GUNS N’ ROSES sorprendentes, y, antes, a unos PRETENDERS estupendos. os contamos nuestra visión del concierto:

Crónica de GUNS N’ ROSES + PRETENDERS – Estadio Civitas Metropolitano, viernes 9-6-2023 (en Madrid)

GNR – Civitas

Si se renuevan, porque se renuevan. Si no lo hacen, porque no lo hacen. Si hacen conciertos cortos, porque son cortos. Si son largos, porque son largos… Está visto y comprobado que nunca vamos a ponernos de acuerdo en si GUNS N’ ROSES son una banda buena o no, en si tienen calidad o no, en si lo hacen bien o no. Más aún, está también la cuestión del público (dicen que unos 45.000 esta vez): si acudimos por nostalgia, mal pero si vamos por postureo, también mal. Si aclamamos y ovacionamos, mal. Si estamos callados, también mal. Pues nada, no seré yo quien defienda ni critique posturas u opiniones. Me limitaré a intentar contar lo que yo vi y viví, y punto.

Antes de empezar, un (seguramente inútil) intento de defender mi esfuerzo por ser imparcial: es cierto, “crecí” cual estudiante con foto de Axl en la carpeta (aunque los que me ponían de verdad eran Slash y sobre todo Duff), aprendiendo las canciones de GUNS N’ ROSES y empapándome de ellos en la MTV de entonces. Y sin embargo, rebato toda esta información propia, que me puede hacer parecer muy parcial, con lo que sucedió hace 5 años cuando les vi en el Download de Madrid: me llevé la decepción del siglo con lo que estaba viendo y oyendo, tanto que a la mitad de su concierto me fui al césped a seguir aburriéndome por las pantallas, y me vine arriba de nuevo cuando PARKWAY DRIVE nos puso a todos a saltar y bailar.

Este pasado viernes 9 de junio fui al estado Civitas Metropolitano de Madrid con poquísimas expectativas, pensando que iba a volver a sufrir lo mismo, y feliz de que a la prensa nos pusieran sentados en grada, para aguantarlo mejor. ¿He recuperado algo de mi credibilidad con esta explicación? Pues venga, a contarlo por orden, que por cierto… los legendarios THE PRETENDERS también actuaban, y lo hicieron muy bien.

THE PRETENDERS

Foto: The Pretenders Official

Los anglo-americanos tiraron de puntualidad británica, y la intro clásica de la ópera “Carmen” de Bizet empezó a sonar cuando apenas se marcaban las 8 en punto en el reloj. Fue un concierto muy corto, por eso esta crónica también lo será (y porque después hay mucho que detallar). Tan solo una hora exacta, pero magníficamente interpretada por la incombustible Chrissie Hynde, en perfecta forma física (al menos, eso parecía desde el lejano puesto en que nos situaron) y, desde luego, vocal. Lástima que les faltara mucho público del que sí llegó puntual a la actuación del grupo estrella (tirón de orejas al respetable). THE PRETENDERS eran los “invitados especiales” en lo que para mí era un doble cartel de grandes bandas. Por eso, lo de los teloneros me resultó muy corto.

Ella y el batería británico Martin Chambers, únicos miembros fundadores que permanecen, se dejaron acompañar por el bajista Nick Wilkinson y por el guitarrista James Walbourne, que tuvo momentos brillantes también. Fueron de menos a más, mezclando el tema “Let The Sun Come In”, que se incluirá en su próximo disco “Relentless”, con superéxitos como “Back on the chain gang”, “Middle of the Road”, y los imprescindibles “I’ll Stand By You” y “Don’t Get Me Wrong” (donde a la petición de Hynde de “¡a bailar!” la reacción fue “¡a grabar!”). “Junkie Walk” y “Cuban Slide“ sonaron rítmicas y animadas, pero mi momento favorito fue la intimidad que nos ofreció en su versión especialmente tierna del “Hymn To Her”.

Estábamos muy lejos para apreciar detalles pequeños, pero al menos pudimos percibir cierta cercanía con el público, hasta donde les permitía el separado escenario (sin pasarela entre el público ni nada similar), un sonido aceptablemente bueno y a una Hynde perfecta en su voz, en su guitarra y hasta en su armónica.

GUNS N’ ROSES:

Para resumir tres horas y media en unas pocas líneas solo se me ocurre tratar de ser justa. Y para ello, contar lo que hubo de bueno y de regular. Fue especialmente bueno ver que empezaban con puntualidad, casi británica también. Y seamos justos, a partir de ahí comenzó un viaje de momentos más altos y más bajos, momentos de casi éxtasis y momentos valle de apaciguamiento temporal. Personalmente, no veo el problema en esto, ocurre en muchos conciertos. Comenzó potente con un “It’s So Easy” con el que, los que íbamos buscando algo más que las baladas de vídeos peliculeros largos, nos empezábamos a fijar en qué estaba pasando y cómo iba a ser aquello, y la sorpresa, al menos la mía, fue descomunal.

Sigo siendo justa, el sonido al principio deslució mucho ese mismo “It’s So Easy” y el principio heavy con el que arrancaron. “Bad Obsession” (¡primer regalazo para la nostalgia!), “Chinese Democracy”, “Mr.Brownstone” (¡otro!), sonaban mucho más “sucias” de lo que se esperaba de ellas, pero mostraban a una banda fresca y con energía. Habría que ver cuánto duraba esa energía, sobre todo en un Axl que ya nos sorprendía con una voz algo mejor de lo esperado (desde luego, mejor que hace 5 años), y que presumía de menos barriga y más agilidad, con carreritas por el escenario. Vuelvo a ser justa otra vez: un escenario sin duda menos grande que en ocasiones anteriores, repito que sin pasarela entre el público y con una tarima de no muchos escalones.

Afortunadamente, el sonido mejoró después, al menos donde yo estaba. El “Slither” del VELVET REVOLVER de Slash y Duff fue un momento valle, justo antes de ascender como un cohete con el inevitable “Welcome To The Jungle”, primer momento de locura generalizada. Y de nuevo, Axl sorprendiéndonos: no corre como antes (tampoco tiene la misma edad), pero corre. No llega a los agudos de antes, pero, al menos esta noche, supo defender correctamente la mayoría de los temas. Más clásicos para los y las de la foto en la carpeta de los apuntes: “She’s Pretty Tied Up”, la áspera y dura “Reckless Life” de su EP “Lies”, “Double Talkin’ Jive”… y la memoria se te va al Axl de la falda escocesa y la bandana roja en la melena ya inexistente.

Otro momento valle: nuevos temas con “Hard Skool” y “Absurd”, que sonaron bien, pero fueron otro momento de descanso relativo para todos. No estoy mencionando mucho a la banda, es verdad, pero es porque, si Axl me sorprendió gratamente, lo del resto de la banda sí me lo esperaba. Duff fue el encargado de marcar las primeras notas y, a partir de ellas, fue un sostén perfecto de principio a fin, en perfecta sintonía con el potente batería Frank Ferrer. Supongo que formaron buen tándem los teclados de Dizzy Reed con los sintetizadores de Melissa Reese. Siendo justa, debo decir que, desde donde yo estaba, a ella ni la veía ni la escuchaba, para mí pasó totalmente desapercibida. Lo de Slash fue como siempre: estratosférico. Desde el primer alarde de guitarra flamenca al acabar la ya mencionada “Double Talkin’ Jive” hasta todo lo que os contaré después.

GNR

Seguimos subiendo poco a poco, con la aclamada versión de “Live And Let Live” (con gritito final incluido) y la ¿prescindible? versión de “Wichita Lineman”, para llegar a otro pico máximo en “You Could Be Mine”, donde me pareció que la voz de Axl flojeaba algo. Casi normal con lo exigente que es el temita, tras lo cual la preciosa “Stranged” suponía casi un descanso para la machacada garganta, que seguía en tono bajo en “Down On The Farm”. La voz de Axl no se recuperó del todo para “Rocket Queen”, otro de los puntos álgidos, donde Richard Fortus precedió con un solo brillante a Slash con su “talk box”, ingenio que mantuvo hasta el final del siguiente tema, “Anything Goes”, otro regalo para los fans nostálgicos.

Definitivamente, Axl necesitaba un descanso y se lo dio Duff, cantando el “T.V. Eye” de THE STOOGES. Este nuevo “momento de calma” inició su ascenso con Axl cantando su “There Was A Time” de SU disco de SU GUNS particular, y a partir de ahí se produjo la remontada y ascenso irrefrenable: en cuestión vocal, musical, de setlist, de solos apasionantes de un Slash en auténtico estado de gracia, y de locura general: “Don’t Cry”, con un estadio emocionado lleno de lucecitas; “Shadow Of Your Love”, una de las caras B o temas que quedaron fuera de “Appetite for destruction”, regresión a la macarrería más primitiva de los primeros GUNS (qué frutos sabrosos salieron de ese debut, insuperable 35 años después, y cuántos de ellos sonaron esta noche…), cerrando las bocas de los posers y abriendo las de los nostálgicos; “Civil War”, con la bandera de Ucrania en la pantalla del fondo (fue casi lo único que pude distinguir en esa pantalla, bastante escondida para mi posición), larga, dramática y maravillosa como en su versión original.

Axl, que en todo momento se mostró como cercano y empático con sus compañeros de grupo, presentó a toda la banda, dejando para el final a un Slash que se mostró más bien frío con el frontman, y que se quedó haciendo otro solo virtuoso y afinado, con ritmo muy rockanrolero y apoyado por el resto de la banda. Llevábamos 2 horas y 10 minutos de concierto y la intensidad empezaba a ser máxima. Siguió el ascenso a la cumbre del mejor heavy rock con “Sweet Child O’ Mine”, con esa entrada de ensueño de Slash, muy ovacionado. Apareció el piano, y Axl, con chaqueta plateada y con cara de felicidad extrema a las teclas, entonó “November Rain”, con Duff haciendo coros. El público ya ha aprendido a poner lucecitas con los móviles sin que se lo pidan.

“This I Love” nos erizó los vellos con los tonos más agudos de Axl esta noche, con marcados teclados, ahora sí, de Reed y Reese.  “Locomotive”, presentada como “otra canción de amor”, recuperó el ritmo frenético, antes de suavizar con “Knockin’ On Heaven’s Door”, otra versión muy bien recibida, tal vez por la elegancia de la brillante chaqueta de Axl, o por los juegos de coros entre el público y él, o, más probablemente, por el diálogo de guitarras entre Fortus y Slash, que ojo: si el segundo es extremadamente brillante, el primero tampoco es manco.

GNR

Con la potentísima “Nightrain” de los primeros tiempos jugamos el juego de subirnos al tren de la despedida y marcha, pero no, aún faltaban sorpresas muy agradables en los bises. Repito: sobre todo para los nostálgicos: de momento, nos entró curiosidad al ver a Fortus, Duff y Slash sentados en la mini escalera tocando “People Get Ready” (¿homenaje al fallecido Jeff Beck, aunque no sea un tema original suyo?), en acústico. Y llegó la traca final: “Yesterdays”, un gran regalo que no han tocado en sus últimos conciertos; y la bonita “Patience”: descansemos por última vez antes de darlo todo en “Paradise City”, broche de oro a una fiesta inesperada. Me vais a perdonar si pierdo un poco la parcialidad que he intentado mantener de principio a fin, pero sí, hubo un micro segundo en que toda la banda me recordó ligeramente a la de antes, con alguna carrerita y bailoteo con el pie de micro de Axl, con Duff posando guapo y sonriente mientras machacaba su bajo, y con Slash tocando tumbado, como si estuviera derrotado de tanto esfuerzo (mentira, le quedó algo de energía para regalar púas y hacer el pino al salir).

Empezamos a las nueve y media, y es casi la una de la madrugada. ¡Tres horas y media, qué barbaridad! Hace cinco años renuncié a ver más veces a GUNS N’ ROSES, por la decepción que me llevé. Esta vez, al final me picó el gusanillo de la curiosidad (lo que te engancha en tu juventud te deja marca, eso dicen), fui, y se me pasó por la cabeza irme a Vigo, donde tocarían tres días después. Los comentarios generalizados que se escuchaban por el camino de salida del recinto eran positivos, de sorpresa agradable, y ahí había maduritos, jovenzuelos y, afortunadamente, unos cuantos niños aprendiendo a valorar este heavy rock de calidad, o al menos con la oportunidad de hacerlo y juzgarlo por sí mismos. Que no sea porque no se les puso en bandeja, ¡bravo por sus padres!

Nada más que añadir, señoría, cada uno que saque sus conclusiones… cada uno de los que estuvieron allí, por favor… Volvieron los GUNS N’ ROSES heavies, macarras, sucios (aunque menos) y salvajes (ídem), con más años y algo menos de energía, pero con un setlist que sigue siendo imprescindible 30 años después.

Gracias, GUNS N’ ROSES y PRETENDERS, por todo. Y gracias, Live Nation, por hacerme recuperar una fe perdida.

Texto: Mar Fuertes / Fotos: Guns N´Roses Oficial

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