DEEP PURPLE: Reedición del famoso bootleg del Long Beach Arena del 71
DEEP PURPLE: «Long Beach Arena 1971» (earMusic)…
En el Long Beach Arena, en Los Angeles (Califoria, U.S.A.) se celebró un concierto memorable de DEEP PURPLE, concretamente el 30 de Julio de 1971, que ahora sale a la venta de manera oficial (que piratas, bootlegs y además ha habido varios del mismo durante estos años) para coleccionistas, para súper fans y para todo aquel que tenga interés de saber lo que se cocía en plena psychodelia por tierras americanas. No se han molestado mucho en el nombre de este álbum, y al loro que son 4 temas que duran unos 74 minutos, impresionante. Como podemos ver, la improvisación, momentos instrumentales, alargar los temas hasta la saciedad y la locura instrumental, para mal y para bien (casi siempre para bien en estos casos… aunque también a veces la cosa se iba un poco de madre con las improvisaciones, jams y demás).
Este pequeño CD pertenece a una serie llamada “The Official Deep Purple (Overseas) Live” y que comprende unos cuantos maravillosos conciertos de la banda en sus comienzos. En éste concretamente, la formación es digamos “la de verdad”, al menos la clásica y que conformaba en legendario Mark I. Es decir: Blackmore, Gillan, Glover, Lord y Paice, que ahí es nada, encima de jovencitos y con todas las ganas de aquella edad de comerse el mundo. El sonido es muy bueno porque además conserva el tonillo entrañable y añejo de entonces, y te hace transportarte tú solo (sin necesidad de los famosos caramelos de la época) a ese inmenso auditorio donde tantos buenísimos discos en directo se han grabado.
Comienza este “Long Beach 1971” con “Speed King”, uno de los más conocidos temas de la banda. Un poco antes, por favor, coge tu sillón favorito, tu birrote y ponte una cinta hippy en el pelo, dale al “Play” y comienza a disfrutar porque estas grabaciones han sido de las que han etiquetado a la banda como de las mejores de la Historia. “Speed King” fue retransmitido para la radio (KUSE 91.5 FM) en América entonces, y aquellos que lo escucharon en su día creo que todavía están flipando. En el tema hay de todo, la voz de Gillan de joven (impresionante), volviéndose loco y poniéndote los pelos de punta con sus notas altas para dar luego paso a lo que marca el protagonismo del tema, de este corte de 11 minutos (que saben casi a poco), Ni más menos que son las rayadas entre nuestro amigo Blackmore a la guitarra mientras Ian Paice le da la batería con esa clase y potencia marca de la casa, y Jon Lord hace hablar a su órgano Hammond mientras se oye la base rítmica por ahí de fondo (manco también el amigo Roger Glover, jeje). Y tú mientras tanto, moviendo la cabeza en tu casa como los Teleñecos cuando les gustaba algo.
Se oye muy lejos, muy susurrante esa base hasta que aparecen los deditos de mi amigo Ricardo Blackmore sacando unas cristalinas y limpias notas que parece que no pegan en la estructura del tema pero que luego son respondidas por Jon Lord con su teclado – y tú en medio del partido en tu casa repanchingao en el sillón flipando por tus oídos mientras se tiran un buen rato mientras Paice en su batería les acompaña suavemente. Lo que no se escucha (puede que no estuviera en esos momentos en escena) es a Ian Gillan acompañándoles con la pandereta mientras, pero si cierras los ojos puedes imaginarte a la banda, muy melenuda por aquella época, dándole a todas las notas que existen y otras inventadas. Genialidad de la banda y genial cómo han captado ese sonido de nuevo en 2015. Para terminar, el caos de los músicos todos a saco, provocando a Ian Gillan que entra al trapo con ellos, con pinceladas de “Miss Molly” y “Tutti Frutti” haciendo esas barbaridades para aquella época que, gracias a este álbum, podemos rememorar ahora haciendo que los 11’ del tema se pasen en nada.
Un emocionado Ian Gillan es el que explica que le han dedicado el “Strange Kind of Woman”, el segundo corte del álbum, a una conocida amiga suya de vida alegre y que tenía una vida muy intensa. Casi no se le escucha de la emoción pero tras esas palabras aparecen las notas de ese medio tiempo que, ¿quién no ha bailado o tarareado alguna vez el I want you, I need you…? para luego el vocalista pasar a la parte lenta y melancólica que es la antesala otra vez de la parte instrumental de sus compañeros, y en la que puedes apreciar hasta el más mínimo detalle con ese sonido que han conseguido con las nuevas tecnologías. ¡Qué guitarreos del Dios Blackmore, por ídem! Ahí crearon, creo yo, esa mezcla casi imposible de Blues con un pelín de Funky, en plan gracioso y vacilón que arrulla tus oídos, con Gillan con sus “uh, uh, uh, uh” tan conocidos en semifalsete para dar paso a escuchar a Paice y cómo no pierde la concentración ni un solo segundo. Es una muestra grabada de lo que puede dar una banda tan grande como ellos cuando les dejas tiempo y tienen el día bueno (y hace más de 40 años, todo sea dicho), pues maravillas como ésta ya no se hacen ni se escuchan. De nota. ¡Ole, ole y ole!… cómo termina cantando este tema Ian Gillan, ¡madre de DIO!
Ya han pasado más de 22’ y seguro que estás ya todo alucinado en tu sillón con ganas de coger el chaleco de flores y los pantalones de campana para irte al Woodstock ’69 a hacer el hippy, pero todavía queda maravilla para el niño y la niña. Nada menos que escuchar a Ian Gillan diciendo bajito “ésta que viene ahora es el “Child in Time” y… ¡katapun! Bombazo de canción. Empezando Jon Lord suavemente a introducir el tema con esas maravillosas notas, improvisadas porque no son las originales, para ya dar paso a Mr. Ian Gillan que te llene los oídos de rosas aromáticas (toma ya cursilada). Y es que, aunque seas tan burra y poco romántica como una servidora, se te pone cara de enamorada escuchando este tema. ¡Qué pasada ese ritmo lento con Gillan con sus famosísimos “uuuuuuhhhhh´s” tranquilos para pasar a los desgarrados alaridos que se marca después!, tan lastimeros, tan dolidos y que son in crescendo, y suben más y más. El éxtasis del álbum, el tuyo y el mío, ¡qué barbaridad!, y más barbaridad cuando Paice coge sus baquetas y a la carga con la batería, Glover con su bajo (el menos oído en todo el disco, todo sea dicho, pero estar está) y Jon Lord haciendo de las suyas para entrar a saco en una parte cañera. Relájate y disfruta sin más, que es para ponerlo treinta veces o usarlo para antes de entrar a currar: te da alas como la bebida pero cuidado que son 20’ de tema a ver si vais a llegar tarde por mi culpa, jeje.
Ya para cerrar la gloria bendita de álbum que nos ocupa, viene “Mandrake Root”, ya con sus 27’ (casi nada) en el cual la banda se explaya, se desata y ya culmina. Aquí, en este tema-temático-fantástico, la banda inventa, explora nuevos sonidos, improvisa y se adelanta a su tiempo que más o menos es lo que han hecho siempre: ir un paso por delante de lo que se llevaba en sus épocas. Éste es el final de un álbum genial, donde te encuentras de todo, como las notas que siempre has querido escuchar, los ritmos imposibles en una estructura de un tema como éste pero que encajan en el caos a la perfección. También tenemos a Blackmore cogiendo ciertos detalles de Hendrix para hacerlos suyos y enseñarnos lo que 5 maravillosos músicos pueden hacer. Son ritmos raros, a veces sonidos y cambios de ritmo extraños pero a medida que los escuchas te van cautivando. Para mí es el tema que menos me entra del álbum pero reconozco que para el tiempo donde transcurre el concierto, más de 4 décadas atrás, esto tenía que ser una especie de revolución sonora.
Por aquí DEEP PURPLE sale ya más como banda adelantada a su tiempo pero quizás un poco demasiado, y llega a ser un poco difícil de digerir en las rayadas del Lord con Paice (es que telita los dos) pero en un tema de más de 27’ hay para aburrirse, flipar, cantar, alucinar y de todo. Todo a la vez, con drogas, con colacao, sin nada o con lo que te echen. Se le da mucho protagonismo a cada uno por trozos, por decirlo así, y puede que eso sea un pelín de relleno pero es que en ese tiempo lo hacían en conciertos y era lo máximo (ahora les tirarían de todo, seguro). Un poco denso, difícil quizá esta parte pero que no quita que sea pura genialidad, lo que pasa es que es muy experimental creo yo y además se oye más en la lejanía. Vamos, que tienes que estar mucho más atento y ser bien abierto de mente para apreciarlo en su totalidad.
En resumen, porque nos podíamos estar horas hablando de este fantástico álbum “Long Beach Arena 1971”, que si queréis tener una joya, pillároslo. Entenderéis mucho luego de cómo ha ido desarrollándose la MÚSICA en estos años porque aquí están las bases de todo lo actual… y lo que es, lo que fue y lo que vendrá. Una verdadera pasada emocional, entrañable y que muestra a unos DEEP PURPLE sublimes en una época y momento inolvidable.
Texto: Rocío Gómez (rocio@redhardnheavy.com)
Tracklist – DEEP PURPLE “Long Beach Arena 1971”
- Speed King (11:04’)
- Strange Kind of Woman (11:11’)
- Child In Time (20:24’)
- Mandrake Root (27:17’)