Cronicas Malhechoras II: LEIZE (Madrid, sábado 18 de octubre de 2014, sala Live)
Vamos con un segundo capítulo de las fantásticas y ácidas contracrónicas de Elena Sánchez Benito, desde su cuartel del mal en Hortaleza. En este caso nos habla del concierto de LEIZE del pasado sábado en Madrid (junto a CICLÓN y ETHOS), banda muy querida por nosotros y también por Elena. Ya sabéis, están contadas con cariño y respeto, ¡pero con huevos! (digo ovarios). A por ella!
Pues resulta que de repente y sin previo aviso sale un leñador. Echa el ancla en el escenario una pierna p´alante y otra p´atrás y no corta leña, empieza a repartirla. Él se ríe… pero no porque esté feliz, sino porque sabe perfectamente que por su culpita nos va a estar doliendo el cuerpo tres días más tarde. Empiezan cuatro mulas pardas a cortar cuellos y desgarrar gargantas y sólo dan un respiro de 10 segundos para hacer una rifa que ni esperan a que salga el ganador. Ya si eso que se acerque a recoger el disco luego, en la siguiente canción. Deben ser muy importantes porque había muchos fotógrafos. Y como tienen mucho vicio montaron una muralla imposible de traspasar y encima te miran mal si les dices que dónde está la boda. Cantan canciones de hace 30 años que les valen ahora, así cualquiera. Dicen que quieren estar contigo en la habitación, que cogen tu mano y buscan el rincón, nos piden que vayamos, que si hace demasiado tiempo que no están contigo…, por lo que me temo que se confirma aquello de que en el norte no se folla.
Mención especial al bajo que es como cuando saco a mi hijo al parque, que la gente nos mira como si no lo hubiésemos sacado nunca a la calle. Porque empieza a brincar, a trepar, a tirarse por el suelo y corren rumores que una vez saltó tanto que no bajó y se lo tuvieron que llevar atado con una cuerda a su casa. Luego va y sube otro cantante, que al pobre le había dado una alergia debe ser, porque salió con los brazos y el pecho hinchados, que era más fácil saltarlo que rodearlo y que le dolía además la cara de ser tan guapo.
Imprescindibles si quieres entrar en un túnel del tiempo relativo en el que hora y media se pasan como 20 minutos. Recomendables si te gusta más un puño que un cuerno y si te gusta más tu barrio que comer con las manos. No se los pueden perder.
Texto: Elena Sánchez Benito
Fotos: David Esquitino