Crónica de THE CURE en Madrid

Crónica y fotos de THE CURE en Madrid

Nov 22, 2022 por Red Hard´n´Heavy en Conciertos

Los viernes, Robert Smith, cantante y líder de THE CURE, está enamorado, desde hace 30 años. Tal vez por eso, hace un par de viernes llegó a Madrid y llenó de amor el abarrotado pabellón WiZink, incluso casi consiguió enamorar a alguna asistente menos fiel. Os cuento cómo pasó.

THE CURE en Madrid (Wizink Center) – Viernes 11-22-2022

The Cure – Foto Sergi Paramés

Los viernes hay que enamorarse. Eso nos lo enseñó el mítico grupo británico de rock gótico THE CURE hace ya unas cuantas décadas. Así que el pasado viernes 11 de noviembre, fui al pabellón WiZink Center de Madrid, a ver cuánto amor se respiraba por allí.

A este concierto había que ir con la mente muy abierta. En mi caso, adicta al hard rock bailón y al heavy metal más melódico que extremo, y habiendo probado de manera satisfactoria otros géneros (rock bluesero, sureño, alternativo, incluso punk y callejero, y hasta algo de thrash metal), ir a ver a THE CURE era una novedad y una prueba. Tengo buenos recuerdos de una etapa muy juvenil en la que escuché y bailoteé bastante a ritmo de THE CURE, obviamente a ritmo de sus temas más comerciales, los que salían en la MTV a todas horas, y después debo reconocer que les perdí la pista.

Por eso me apetecía sumergirme en lo que para mi iba a ser “los nuevos (o actuales) THE CURE”, y una de mis escasas experiencias con el postpunk gótico, tal vez la única. Eso sí, tal vez no supe sumergirme bien, o no abrí la mente lo suficiente, pero las primeras dos horas me resultaron algo monótonas y lentas. Pero la espera mereció la pena, para llegar a la vibrante y gloriosa recta final, así fue como yo lo viví.

Eso sí, seamos justos: el cantante y líder Robert Smith, estático y algo envejecido (el tiempo pasa para todos), me asombró por el magnífico estado de su voz. Y las cosas como son, aguantó dos noches seguidas dando conciertos de casi tres horas en dos ciudades distintas (aunque fuera sin moverse mucho), consiguió llenar todo un pabellón Wizink hasta las gradas más altas, y logró agrupar a una multitudinaria horda de personas de edades bastante variadas (aunque no hubiera demasiada diversidad de estilismos).

The Cure – Foto Sergi Parames

Y tanto él como todo su grupo demostraron ser grandes músicos, muy profesionales y virtuosos. El sonido excepcional, la puesta en escena con impactantes diseños y decoraciones en la pantalla gigante, y los juegos de luces, convirtieron el evento en un show espectacular. Así que a lo mejor el problema lo tuve yo… Esto es lo que vi.

THE TWILIGHT SAD:

Nunca antes había ido a un concierto de THE CURE, así que nunca antes había visto a este grupo post-punk escocés, que parece ser que telonean a menudo a sus “padrinos”. Empezaron muy puntuales con una sala solo medio llena… y me dejaron fría. Sonaron muy electrónicos, muy industriales, psicodélicos a ratos, con mucha carga de sintetizador… Me pareció un sonido poco dinámico, con una banda completamente estática (como volvería a ver después), salvo una importante excepción: la atención se va inevitablemente al único protagonista de la actuación, el cantante James Graham, que con un descuidado estilismo de mono negro en un escenario muy oscuro, al menos se molesta en moverse, interactuar con el público, agradecerles su presencia y ofrecer su producto. ¡Ah!, y puede presumir de muy buena voz, eso también.

Poco más que añadir, son una buena banda para quien le guste ese estilo más indie, no es mi caso, lo siento. Y no sé si sería el caso de los presentes, el cierre intentó ser enérgico y, por parte de Graham, muy agradecido, pero a mí me pareció que el público se quedaba algo frío.

THE CURE:

Hacia las 9 de la noche, la sala se llenó de público hasta la bandera, y el escenario se llenó de estrellas y humo para crear la atmósfera ideal para lo que comenzaba ya. Tras una entrada instrumental, comenzaba la mezcla de temas novísimos (tanto que aún no están publicados, solo están sonando en esta gira, y serán los cortes de un futuro nuevo disco) con auténticas “reliquias” de los años 80. Ya en el arranque, el nuevo “Alone” daba paso al clásico “Pictures Of You”.

The Cure – Foto Sergi Parames

Después, más temas nuevos, como “And Nothing Is Forever”, “A Fragile Thing” o “Endsong” (en general lentos y melódicos), se iban mezclando con cortes clásicos no tan conocidos como esos que bailaba yo cuando veía la MTV: “Closedown”, “A Night Like This”, “Lovesong”, “Burn” (más movida, y con Robert Smith tocando la flauta) “At Night” (con una gran carga instrumental), “Charlotte Sometimes”, “Push”, “Play For Today” (muy coreada), “Want”, “Shake Dog Shake” (que levantó de nuevo al público) o la profunda “From The Edge Of The Deep Green Sea”… Por ahora el público recibía bien los temas nuevos, pero se mostraba más feliz con los clásicos. Y todo ello en un ambiente más bien relajado, incluso en las gradas, donde todo el mundo permanecía sentado.

Tras la típica pausa que sabíamos que no era el final, llegaron los primeros bises con otra canción novísima, “I Can Never Say Goodbye”, siguiendo más o menos con el ritmo anterior, profundo, sentido y más bien lento. Remataron este primer bis con la clásica “A Forest”, que con su pegadizo coro “(…) and again and again and again…” animó bastante al público, incluso al de las gradas, que por fin empezaba a ponerse de pie. Y en la pista empezaba a aumentar la vibración.

Y tras otra pausa que también sabíamos que no era el final (¿dónde están mis clásicos de la MTV?), ahora sí: el estallido, la recta final que yo estaba esperando, y me atrevo a decir que el resto del público también, porque se notó la diferencia, ¡y de qué manera… “Lullaby” se me hizo tan corta! El público se volvió loco y se puso a bailar con “The Walk” (incluso aunque Robert, y de hecho todo su grupo, seguían estáticos, con la notable excepción del eterno bajista de la banda, Simon Gallup, el único que se dejó la piel y el sudor durante todo el concierto correteando, saltando y bailoteando).

Con la archiconocida “Friday I’m Love” la locura casi se descontroló, por fin parecía que Wizink se venía abajo. Y en “Close To Me” por fin Smith se decidió a soltar la guitarra (que iba cogiendo y dejando) y recorrió tranquilamente el escenario, saludando a los fans de los laterales. “In Between Days”, en la que Smith volvió a la guitarra, desató otro nuevo ataque de locura colectiva. Y finalmente “Just Like Heaven” y sobre todo la maravillosa “Boys Don’t Cry”, que nos lleva a imaginar a chavales mugrientos en los callejones de Crawley, West Sussex, pusieron el broche de oro a la noche. Me faltó la divertida “Why Can’t I Be You?”, se la reclamaré la próxima vez.

Al final, el incombustible Robert Smith de eternos pelos desordenados y desdibujados labios rojos, con actitud casi modesta y tímida, se quedó solo en el luminoso escenario, recibiendo la ovación unánime de los más de 15.000 asistentes (la mía también), muy merecida, las cosas como son. Quedó claro que THE CURE es el grupo de Robert, y que yo puedo opinar que físicamente está mayor y se mueve poco, que A MI sus temas nuevos me resultan algo lentos y lineales (cuestión de gustos). Pero como cantante y artista, que es lo que vino a hacer aquí, está en un estado de forma inmejorable, y sus himnos nunca pasarán de moda… La actitud de 15.000 almas leales fue la mejor prueba.

Texto: Mar Fuertes (Madrid) / Fotos: Sergi Paramès – Furalabfoto (Barcelona)

Setlist de THE CURE en Madrid: