Crónicas ROCKFEST Barcelona – Segunda parte (viernes)
Tras contaros la intro y el primer día, el jueves, vamos ya con el viernes, una segunda jornada muy completa y dónde disfrutamos de actuaciones tan interesantes como las que nos cuentan «los Fernandos» a continuación:
ROCK FEST BCN – Viernes 5 de Julio de 2019:
Reiteramos una vez más: es imposible cubrirlo TODO (ni estar a la vez en los escenarios grandes y en las carpas y llegar a todos los conciertos), pero espero que os guste nuestro completo resúmen del segundo día del festival.
BEAST IN BLACK
El primer “día largo” de Rock Fest se abría a las 14:30 con la actuación de los finlandeses BEAST IN BLACK, la banda del ex – guitarrista de BATTLE BEAST, Anton Kabanen, que ha cosechado en apenas cuatro años respuestas muy positivas. Por ello mismo había expectación por ver su propuesta, y sobre todo por ver cómo la defendían en directo, después de dos discos editados. Y no sólo no defraudaron, sino que dejaron el listón muy alto para los grupos de la jornada del viernes. Su power metal de aires discotequeros y festivos, aún bajo un sol de justicia, consiguió atraer, a pesar de la hora, a un buen número de seguidores que no querían perderse el primer gran show del día.
Durante la hora completa que estuvieron sobre el escenario destilaron mucha calidad, muy buen rollo, y se llevaron de calle a un público compuesto en su mayoría por las nuevas hornadas de metaleros (los mismos que pueblan los conciertos de grupos como SABATON o POWERWOLF, y que poco a poco van perfilando el relevo generacional). La particular voz aguda de Yannis Papadopoulos (ex FIREWIND, por cierto), que por momentos recordaba a una voz femenina, dio color a unos temas sólidos, a los que tan sólo se puede poner la pega de llevar excesivas pistas instrumentales grabadas. Tal vez la inclusión de un teclista en directo eliminaría parte de ellas, y daría a su música una presencia más real.
El setlist estuvo compuesto, evidentemente, por temas de sus dos discos hasta la fecha: Berserker (“Beast in Black”, “Blind and Frozen”, “Born again”, “Crazy, Mad, Insane”, “Fifth Angel”, “Eternal Fire”, “End of the World”) y From Hell with love (“Cry out for a Hero”, “Die by the blade”, “From Hell with love”, “Sweet true lies” y “Unlimited sin”). Una fiesta para abrir el día nunca puede estar mal, y la gente terminó muy animada. No creo que tardemos en verles en puestos de mayor privilegio en futuras ediciones. (Texto: Fernando Galicia)
THUNDER
Una de las grandes polvaredas de esta edición de Rock Fest ha sido el diseño de los horarios. Y es que había muchos grandes grupos en puestos habitualmente destinados a bandas que están intentando empezar a asomar la cabeza en este negocio. Personalmente creo que la inclusión de THUNDER a las 15:30 fue una falta de respeto hacia una auténtica institución del hard rock británico, y que la organización patinó tremendamente en este aspecto. No obstante, Danny Bowes y los suyos no se dejaron amedrentar por el sol, por la hora, o por las altas temperaturas, y salieron a comerse el escenario con una elegancia suprema.
Danny aprovechó la pasarela del escenario en numerosas ocasiones para acercarse al público, preocupándose por el calor y por si estábamos bien ahí abajo. Su actuación fue pura clase, con una sucesión de clásicos que se mezclaron con algunos cortes de sus trabajos más recientes. De esta manera, canciones como “Higher Ground”, “On the Radio”, “Backstreet Symphony”, una vacilona “The Devil made me do it”, la elegante “In another life”, la siempre celebrada “Love you more than Rock and Roll” o “Serpentine” fueron una master class de hard rock impecable… pero a la hora de la siesta en vez de por la noche, cuando las luces y la buena temperatura hubiera dado mucho más brillo a la calidad musical del espectáculo.
Aún no habían atacado “Dirty love” cuando desde el otro escenario empezó a atronar un ensayo de la orquesta que RAGE había preparado para su actuación, justo después de la de THUNDER. Nueva falta de respeto, que Danny se encargó de zanjar pasando al escenario contiguo y abroncar al director de la orquesta, y diciéndole que esperara “cinco jodidos minutos” a que terminara su tiempo, con los consiguientes aplausos y vítores del público. Esto, que quedaría en una mera anécdota, quiero resaltarlo, porque no es la primera vez que ocurre en el festival. Hace unas ediciones le ocurrió lo mismo a TWISTED SISTER, y fue Dee Snider el encargado de mostrar su enfado al técnico de guitarra de EUROPE, que actuaban detrás por aquel entonces. Mal la organización, que tiene que vigilar este tipo de cosas.
Volviendo a la actuación de THUNDER, sorprendió que dejaran fuera grandes clásicos, habituales en sus setlist, como “Love walked in”, “River of Pain” o “Low life in high places”. Una apuesta valiente que les salió bien, defendiendo su material más reciente, y que muchos agradecimos. La de THUNDER fue una de las actuaciones más elegantes de todo el festival, mermada únicamente por el horario. Habrá que cruzar los dedos y esperar una gira por salas para poder disfrutar en plenitud de su propuesta… y porque vuelvan al festival, pero en una posición mucho más acorde a su trayectoria y calidad. (Texto: Fernando Galicia)
RAGE & BARCELONA ROCK ORCHESTRA:
Me encantan RAGE, prácticamente todos sus discos me parecen una verdadera maravilla, y siempre he creído que es una banda que, pese a tener un amplio número de seguidores en nuestro país, deberían ser mucho más grandes. La capacidad compositiva de Peavy Wagner está fuera de toda duda y ello se le suma una voz que siempre me ha hecho emocionarme. Comienzo diciendo esto porque, si bien tenía muchas ganas de volver a verles en directo, en esta ocasión mi sensación no fue todo lo positiva que me hubiera gustado.
Es cierto que la propuesta de montar una actuación con una banda sinfónica no siempre es del agrado de todos y yo es posible que sea muy tarugo, pero siempre he pensado que buena parte del secreto de RAGE es crear un universo sonoro con tres músicos impresionantes que parece que multipliquen el sonido de sus instrumentos por diez. Podríamos pensar que en los discos las remezclas llevan a ese sonido, pero les he visto en directo las suficientes veces como para saber que su solvencia está precisamente sobre las tablas. No es nuevo, en cualquier caso, el gusto que Peavy tiene por mezclar el trío con el acompañamiento sinfónico. Sus colaboraciones con la “Lingua Mortis Orchestra” son muy apreciadas por una base de sus seguidores, aunque no me encuentro yo entre ellos…
No obstante, dado que el concierto en RockFest era una oportunidad de ver a la banda acompañada de una orquesta completa (algo que nos recordó la propuesta de SÔBER el pasado año en el mismo marco), me apresté a abrir mi mente e intentar ver una perspectiva diferente de la banda. Y, pese a que a un número considerable de fieles al grupo les resultó un acierto, tengo que reconocer, de forma agria, que me aburrí. Tal vez fuera por algunos problemas de sonido que llevaban a que en ocasiones el viento pareciera llevarse la fuerza de las composiciones. O a lo mejor fue el calor que a las cinco de la tarde apretaba de lo lindo. O simplemente el que a mí este tipo de planeamientos no llega a convencerme. Pero yo disfruto de temas como “Sign of Heaven” crudos y limpios, tocados con tres instrumentos. “Heartblood” la disfruto en su crudeza sin ningún artificio. Incluso del “Higher tan the Sky” en su versión más fiestera y compartida con el público.
En suma un concierto que hizo las delicias de aquellos con una mentalidad más abierta, sin duda, pero que se me hizo tan denso como el sonido del didgeridoo, el instrumento de viento con el que se abrió “Just Alone”. ¿Positivo ver a RAGE en estas tesituras? Sin ninguna duda, sí, aunque estoy deseando verles de nuevo en su formato más clásico.
¿Qué se le va a hacer?, tal vez algunos seamos demasiado heavys para estos planteamientos… (Texto: Fernando Checa)
KING KING:
Al mismo tiempo que RAGE arrasaban el escenario “Fest”, en la carpa actuaban los escoceses KING KING, y pudimos escaparnos a ver al menos una parte de su concierto. No muy conocidos todavía por estos lares, su primera incursión para darse a conocer en España fue como teloneros de EUROPE, en su gira más reciente (octubre de 2018). Ya entonces dejaron una buena muestra de buen hacer, y en RockFest no sería menos. Con una afluencia de público muy aceptable, más numerosa de lo que había imaginado inicialmente al ver los horarios, KING KING volvieron a dejar claro que han venido para quedarse.
Su propuesta, basada el blues-rock, ofrecía una alternativa estilística al heavy metal imperante en el festival, enriqueciendo la experiencia sonora. Temas como “(She don’t) gimme no lovin”, “Rush hour” o “Let your love shine” dieron fe de la calidad de Alan Nimmo y los suyos… un Alan Nimmo tan grande como su propia voz, y cuya banda atesora un potencial tremendo. KING KING no defraudaron en absoluto, ratificaron lo que ya habíamos visto de ellos hace menos de un año, y sorprendieron a los curiosos que se habían acercado a la carpa. Un grupo muy a tener en cuenta a partir de ahora. (Texto: Fernando Galicia)
TURILLI / LIONE RHAPSODY:
El culebrón de RHAPSODY desde hace unos años, con espantadas, cambios de nombre, proyectos paralelos, gira de reunión, separaciones, etc., ha dado otro paso con la creación de TURILLI / LIONE RHAPSODY, una nueva reencarnación de la banda italiana con sus dos pesos pesados, Luca Turilli (guitarrista) y Fabio Lione (cantante), comandando el barco de un grupo basado en el line up de su gira de reunión, con Alex Holzwarth y Patrice Guers en sus filas, y con el guitarrista francés Dominique Leurquin, habitual en los RHAPSODY y proyectos de Luca Turilli.
Da la casualidad (o no) de que el primer concierto con esta denominación fue el de Rock Fest, así que los fans estaban de enhorabuena… ¡doble, porque su primer disco, Zero gravity (rebirth and evolution), también salía justamente este mismo día! No obstante, a pesar de empezar con uno de sus temas (“Phoenix Rising”), y de presentar “Zero Gravity” y “DNA (Demon and Angel)”, tiraron de clásicos para levantar al público.
Por eso mismo, junto a las nuevas, sonaron una celebradísima “Dawn of Victory”, “Sea of Fate”, “The Wizard’s last rhymes” (fantástica, basada en la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorak), “Reign of Terror”, “Lamento Eroico”, “Riding the winds of Eternity” (que Lione dedicó al fallecido actor Christopher Lee, amigo de la banda) o “Unholy Warcry”. Con el setlist avanzaron la diferencia entre los nuevos temas, más modernos, oscuros y alejados de los RHAPSODY “de siempre”, y los antiguos, algo que aún los fans deberán ir asimilando de manera paulatina.
La banda sonó bien, compacta, con un Fabio Lione que da la sensación de que ha ganado enteros como vocalista, pero con una guitarra que apenas se escuchaba (o al menos como debiera, tratándose del solista y fundador del grupo). La respuesta del público, en cualquier caso, fue muy buena y numerosa, recibiendo bien tanto el nuevo material como el antiguo. Habrá que medir su potencial en la gira de salas que suponemos que no tardarán en anunciar. (Texto: Fernando Galicia)
OBÚS
Nuestros queridos amigos se merecían, por fin, aparecer en un festival como Rock Fest, y en un horario decente. Y aunque las 18:50 era, sin duda, mucho mejor que las tres o las cuatro de la tarde, me sigue pareciendo agridulce que no pudieran salir a escena como lo hicieran hace unas ediciones BARÓN ROJO, antes de los cabezas de cartel. Más aún después de lo visto… Porque OBÚS no es un grupo dado a las lamentaciones, y desde el primer momento de su actuación dieron un golpe en la mesa del festival, con una fuerza arrolladora. La simple disposición sobre el escenario, con los amplis y la batería muy al frente del mismo, achicando espacios, ya fue una demostración de intenciones.
Redujeron la profundidad a más o menos un tercio de la caja escénica, y Fortu aprovechó la pasarela mejor que nadie en los cuatro días de Rock Fest; la hizo suya. Quería estar cerca de la gente, su gente, y de allí era difícil sacarle. Cantó, bailó, vaciló, habló… arengó a un público que a medida que iban pasando los minutos iba abarrotando el Stage Fest, y se lo metió completamente en el bolsillo. Fortu fue el frontman de las grandes ocasiones, y no dejó indiferente a nadie. Pero no estaba solo: detrás de él, en la sala de máquinas, un incombustible Paco Laguna lanzaba riffs que coreaba todo el mundo, y la sección rítmica, con Carlos Mirat a la batería, y Luisma al bajo, fabricó una base sólida, muy sólida, que sonó como un cañón. El conjunto era demoledor, y los que les hemos visto ya innumerables veces comentábamos que era posiblemente su mejor concierto desde los dorados ochenta.
Temas como “Juego sucio”, “Te visitará la muerte”, “Corre mamón”, “Que te jodan”, “Autopista”, “Dinero, dinero” o “Va a estallar el Obús” nos hicieron desgañitar. Allí cantaba y daba palmas hasta el más escéptico. Creedme, ¡aquello fue una verdadera fiesta! Tanto que entre bambalinas se podía adivinar la presencia de ilustres como Billy Gibbons (ZZ TOP), presenciando el show (y que luego les pidió que le enviaran material a su casa, en California). Al final, sin aflojar el ritmo en ningún momento, dio tiempo para ver a Fortu a la batería mientras Carlos Mirat hacía un solo… de estructura de montaje… y para que varios niños subieran a cantar a coro un “Vamos muy bien” muy celebrado (aunque, todo hay que decirlo, quizá no fue la mejor elección para invitarles al escenario).
Concierto para enmarcar, que hubiera quedado para la historia si hubiera sido justo antes de ZZ TOP. Se merecían un baño de masas, y supieron montárselo mejor que nadie a pesar de la hora. ¡Larga vida a OBÚS! (Texto: Fernando Galicia)
BÖHSE ONKELZ
Ya dije en la previa del festival que uno de los puntos a seguir en esta edición de Rock Fest era la visita de BÖHSE ONKELZ. Los alemanes, con cuarenta años de carrera, no habían venido nunca a España, y tampoco ha trascendido mucho su música por aquí, de modo que era la ocasión perfecta para verles. Un grupo que llena pabellones en su país natal, que ha colocado casi todos sus discos en el número 1 de las listas alemanas, que ha vendido millones de copias y que tiene legiones de seguidores, hacía obligatorio no perdernos nada de su show. Parte de esos seguidores ya se agolpaban delante del Stage Rock desde hacía más de una hora, con pancartas y banderas, cantando a grito pelado como los hooligans del fútbol, lo cual resultaba sin duda llamativo. Una de esas banderas era de España, en la que se podía leer claramente “Barcelona Onkelz Family”, lo cual da buena muestra de hasta dónde llega la afición por la banda.
A pesar de cantar íntegramente en alemán, el concierto fue muy festivo, y los fans alemanes supieron contagiar parte de su entusiasmo a los españoles. El bajista, Stephan Weidner, hablaba algo de español, lo cual facilitó la comprensión de lo que querían decirnos, dando las gracias por una tan calurosa bienvenida en su primera visita a España. La actuación se vio lastrada por un fallo catastrófico de la P.A., que dejó en silencio durante un buen rato los altavoces. Pero lejos de lamentarse, el grupo continuó tocando gracias a los monitores, y el público no dejó de cantar en ningún momento, creándose un momento mágico de esos que se ven sólo de vez en cuando. Una comunión perfecta.
Un diez para un público entregado como pocos, que les mantuvo en volandas durante toda la hora que estuvieron sobre el escenario a pesar de los problemas de sonido. Durante la interpretación de “Danke für nichts”, último tema, la P.A. volvió a fallar de forma intermitente hasta cuatro veces. Un problema que lastró un show enérgico, divertido, y que pudo ser épico. Todo un descubrimiento (al menos para nosotros, claro). (Texto: Fernando Galicia)
GAMMA RAY
Tras la exitosa gira de reunión de HELLOWEEN (que ya pasó también por RockFest en la pasada edición), hacía ilusión volver a ver a Kai Hansen con sus GAMMA RAY, que se habían quedado aparcados durante una buena temporada. He de reconocer que aún me cuesta acostumbrarme a la presencia de Frank Beck como co-vocalista de la formación germana pero, para ser sincero también he de reconocer que desde la última vez que les vi, le he notado mucho más cómodo sobre las tablas, y menos “figurante”.
No obstante, Hansen sigue cantando canciones, y muchas partes de otras, y la química entre los dos ha ganado enteros… tanto que por primera vez no se me hizo artificial. Arrancaron, de manera sorprendente, con “Heaven can wait”, única concesión a sus primeros discos (digo “sorprendente” porque es un tema que suelen reservar para los tramos finales de los conciertos), y desde el comienzo se vio que iba a ser un show lleno de energía.
El setlist dio preferencia a su etapa más clásica, con la que consiguieron situarse en el olimpo del power metal mundial, gracias a discos como Land of the free (del que interpretaron sus hits “Man on a mission”, “Rebellion in Dreamland” y “Land of the free”), Powerplant (“Gardens of the sinner”, “Send me a sign” y “Heavy Metal Universe”) y No World Order (“Dethrone Tyranny” e “Induction”). Llamó la atención que no sonara nada de su también aclamado Somewhere out in Space, al que el propio Hansen se ha referido en más de una ocasión como su álbum favorito de la banda, pero en cualquier caso el repertorio fue tan sólido que poca gente lo echó en falta.
De su última etapa interpretaron únicamente “Master of Confussion” (Empire of the undead, del que curiosamente era el telón que lucieron de fondo durante todo el show). El público, muy numeroso, deba cuenta de lo que se echaba en falta al grupo alemán, y del cariño que se les tiene en España. La comunión con los músicos fue total, y no hubo estribillo que no fuera coreado por miles de personas. Muy buen concierto, que dejó con ganas de más. Al final Kai Hansen dijo que nos veríamos el año que viene…
¿Se refería a GAMMA RAY… o fue un desliz que podría estar anunciando la presencia de HELLOWEEN con nuevo disco? El tiempo lo dirá, pero podría ser una pista importante de cara al Rock Fest 2020… (Texto: Fernando Galicia)
POWERWOLF
Que POWERWOLF se ha convertido en una banda multitudinaria es algo que ya no es posible poner en duda. Y que además de al público más joven atraen a fans del heavy de toda la vida también es una certeza. Obviamente su propuesta musical es bastante sencilla e incluso un tanto atípica, al enfrentarse a sus conciertos sin la presencia de un bajista. Pero visualmente la banda ofrece un espectáculo que convierte sus actuaciones en una auténtica “misa metalera”, como su cantante Attila Dorn recuerda en múltiples ocasiones. Una suerte de músicos transmutados en licántropos, con ropajes y maquillaje muy atractivos y agitados permanentemente en las primeras filas por el teclista Falk Schlegel, tanto o más participativo que el propio Attila, lanzando tema tras tema potentes a la par que coreables.
“Amen & Attack” o “Armata Strigoi” son perfectas muestras de cómo POWERWOLF se meten desde el primer minuto al público, entregado a la épica y dispuesto a brindar a la salud del heavy metal acompañando al cantante rumano en “We Drink Your Blood”. Musicalmente eficientes, en el escenario de Barcelona lo tuvieron bastante fácil para triunfar y, de hecho, fue una de las bandas que más gustaron. No obstante reconozco que personalmente sigo pensando que su sonido me produce un cierto cansancio. Tal vez sea muy exigente y le pida a un grupo que realmente empieza a estar en lo más alto de los festivales más, mucho más… Pero al menos hay que reconocer que empieza a haber alternativa a los grupos más clásicos.
Eso sí, sin olvidar que POWERWOLF no son precisamente nuevos y que llevan desde 2003 seduciendo a las nuevas generaciones metaleras. Criticables o no, la realidad es que su concierto en RockFest alcanzó un punto de majestuosidad que para unos cuantos miles de asistentes se situaría en lo mejor del día. (Texto: Fernando Checa)
ZZ TOP
Hacía más de una década que no tenía la posibilidad de ver a ZZ TOP, de manera que su concierto en Barcelona era un aliciente más del festival. Ciertamente me parece que los tejanos suponían un punto de inflexión un tanto complejo para un festival de estas características… y no por ser unos clásicos incontestables o por la inmensa calidad como músicos que atesoran Billy, Dusty y Frank. Pero incorporar una banda de blues, por mucho que algunos de sus álbumes ochenteros coquetearan con el Hard Rock y tuvieran un éxito planetario, me parecía un riesgo elevado. Y a la postre creo que fue así.
Vaya por delante que su planteamiento no ha cambiado desde hace décadas: vestidos de forma llamativa, con sombreros tejanos, gafas de sol y sus barbas perennes, ZZ TOP muestran lo que cualquiera que haya visto un vídeo suyo ya sabe. Poder bailar al son de “Got Me Under Preassure”, “Waitin’ for the Bus” o “Jesus Just Left Chicago”, vacilar con “Gimme all your Lovin´” o dejarse llevar con el son escuchado una y mil veces de “La Grange” es una experiencia fantástica, y como tal buena parte de los asistentes que habíamos esperado frente al escenario mientras POWERWOLF oficiaban su ritual lobezno metalero, disfrutamos de lo lindo.
Aunque, del mismo modo, muchos de los fans más heavys aprovecharon el show para hacer un pequeño descanso e incluso empezar a abandonar el recinto del festival. Sorprendentemente los horarios estaba planteado un set que terminaría a las 00:40 para dar paso al cierre de la noche, el Michael Schenker Fest, pero a eso de las doce y cuarto de la noche, y tras unos minutos de espera, una versión de “Jailhouse Rock” echaría un cierre demasiado rápido y tras el que el grupo apenas se despediría del público para ya no volver a salir al escenario.
La realidad es que el setlist no fue muy diferente de los que han ido descargando en sus últimos conciertos, pero la rápida despedida sí generó cierto malestar entre buena parte del público. No se termina de entender cómo, por muy míticos que sean unos músicos, no son capaces de reconocer a los fans el esfuerzo de llevar horas esperándoles despidiéndose de una forma cuando menos tan fría. Al margen de ello, concierto muy correcto de ZZ TOP pero tras su finalización me reafirmo en que tal vez una banda más heavy habría tenido un mejor encaje en la noche del viernes. (Texto: Fernando Checa)
MICHAEL SCHENKER FEST
La segunda noche del Rock Fest se cerraba con una nueva venida del gran guitarrista germano, acompañado por tres de los cantantes que le han acompañado a lo largo de su carrera. Pensábamos incluso que Graham Bonnet podría sumarse pero, al menos en esta ocasión, los escuderos de los que se rodeó Schenker se limitaron a Doggie White, Gary Barden y Robin McAuley. Y de nuevo, como afortunadamente ya nos viene acostumbrando en los últimos años, pudimos ver a Michael Schenker pletórico, sonriente y participativo, tocando impresionantemente bien y muy lejos de aquellos tiempos pasados en los que se había convertido en una sombra de lo que realmente fue.
El MICHAEL SCHENKER FEST está planteado como una inmensa fiesta desde el primer momento. Un homenaje a canciones míticas que todo el mundo conoce y quiere cantar y que se hacen más grandes aun por la posibilidad de verlas interpretadas por vocalistas de registros muy variados. Así, desde el primer momento, arrancando directamente con “Doctor, Doctor”, con los tres cantantes encima de las tablas, el concierto se encaminó a una sucesión de grandes temas de la historia del Rock. Con Doogie White cumpliendo suficientemente (de acuerdo, yo no me encuentro entre sus mayores fans), Gary Barden bastante limitado en sus recursos y Robin McAuley como si por él no pasara el tiempo, tanto en su imagen como en su voz.
Obviamente Schenker es consciente de que algunas de las piezas instrumentales que él creó son claves para entender la historia de la guitarra heavy, de forma que ya en el comienzo del concierto dejó claro en “Into The Arena” que su estado de forma actual le vuelve a poner en el plano musical del que nunca debió salir. “Armed and Ready” y “Attack of the Mad Axeman”, pese a las limitaciones de Barden, nos llevaron a tiempos tan pasados como gloriosos y nuevamente con “Captain Nemo” los solos parecieron saltar desde las tablas a los dedos de no pocas guitarras imaginarias entre el público.
McAuley interpretó en su tesitura más melódica “Save Yourself” y “Heart and Soul”, demostrando una vez más que su voz sigue siendo absolutamente brillante y cálida, y de nuevo, tras “Coast to Coast” para lucimiento de Michael, White tomó el testigo con temas más actuales como “Vigilante Man” y “Take Me To The Church”. Aún quedaba tiempo para llegar a la recta final con “Rock Bottom” y “Lights Out”, de UFO, en las que curiosamente no se hizo ninguna mención a la trágica desaparición de Paul Raymond, algo que todos esperamos y que no llegó.
No obstante, magnífico concierto una vez más del mago alemán de las seis cuerdas que daba el perfecto carpetazo al ecuador del festival. (Texto: Fernando Checa)
Texto: Fernando Galicia y Fernando Checa / Fotos: Oficiales Rock Fest (Sergi Ramos)
¡Casi nada la jornada del viernes! Vamos ya con la del sábado en el próximo capítulo, pero antes vemos el vídeo resúmen correspondiente, ¿no?
P.D. – Sabemos que falta la sección de metal más extremo y/o duro y oscuro por «cubrir» y comentar del viernes, pero en este caso nuestro espectro era mucho más clásico. Por eso en las elecciones del día grupos tan interesantes como CANDLEMASS (a los que sí vimos en el Leyendas), ENTOMBED o NAPALM DEATH se quedaron fuera de nuestra criba corsaria del segundo día.