Crónica de QUIREBOYS y PÖLISONG en Madrid.

Spike y sus QUIREBOYS de vuelta en Madrid.

Prácticamente como cada año, THE QUIREBOYS volvían a visitarnos, y nosotros hicimos lo propio para no perder la (buenísima) costumbre. Y es que es la cuarta vez en dos años que vienen a Madrid para ofrecernos su Rock & Roll desenfadado (en 2016 hicieron doblete, con una actuación acústica a finales de año).

En esta ocasión cambiaron de sala, y nos citaron en Caracol, en una tarde… muy inglesa… fría, lluviosa y desangelada.

QUIREBOYS + PÖLISONG: Madrid, sala Caracol, 4 de marzo de 2018

Si hay algo que me gusta en la forma de proceder de THE QUIREBOYS es la elección de una banda nacional para abrir sus conciertos. Es un detalle para los músicos locales, y una buena oportunidad para descubrir y escuchar nuevos (y no tan nuevos) valores de nuestro rock. En esta ocasión los elegidos fueron los gallegos PÖLISONG, a quien admito que no conocía… y ¡qué diablos! ¡Vaya grupazo! (¡y cómo me gusta poder decirlo con todas las letras!).

PÖLISONG:

Formados en 2011 en Ferrol, por Otto Mackinley (voz y guitarra), Diego Díaz (guitarra), Juan Vázquez (bajo) y Berto Regueiro (batería, aunque para esta gira tuvieron que tirar de sustituto), destilan un hard rock en el que se palpan influencias de los grandes clásicos de los setenta (especialmente europeos, desde THIN LIZZY hasta CREAM), pero sin perder la noción del rock actual, con cierta tendencia hacia la corriente sueca de hard rock de los últimos años.

POLISONG: «say my name»!

Durante una hora completa se dedicaron a calentar al público que, aún a esas horas, seguía tan frío como estaba el día, y que poco a poco fue cogiendo el pulso a su show. De esta manera, si bien es cierto que comenzó siendo un pulso de titanes, al final habían conseguido su cometido, y no sólo se notaba en el ambiente que el hielo se había roto, sino que éste había dado paso al calor, y se escuchaban comentarios, entre la sorpresa y la celebración, acerca de su calidad y de su actitud. Porque si de algo andan sobrados PÖLISONG es de actitud y buen hacer sobre el escenario, desprendiendo un buen rollo contagioso, y con una calidad fuera de duda. Incluso cantando en inglés lograron meterse al público en el bolsillo, y eso no es fácil.

No creo que dejaran indiferente a nadie esta noche mientras desgranaban los temas que componen su último trabajo, High (del que han conseguido agotar su primera edición) y de su anterior EP Strength and soul. Aún no sé si el hecho de que se despidieran cuatro temas antes de terminar fue fruto del subidón o de que finalmente les dejaran más tiempo para tocar, pero bienvenida sea cualquiera de las dos cosas. Fue una hora para disfrutar, y que les (/nos) quiten lo bailao. Galicia Calidade… ¡de la buena!

Setlist PÖLISONG:

  • Shake it
  • Save me

    POLISONG

  • Warrior
  • Way of love
  • Stand up
  • Dream of you
  • Light
  • Kisses from he Bar
  • Bodies
  • We are free playing Rock N’ Roll
  • Say my name

¿Vemos un vídeo suyo para seguir calentando el ambiente?

THE QUIREBOYS

Spike lesionado, pero a pleno rendimiento.

Salieron a escena sobre las 21’45, con un saludo de Spike cuando aún no habían siquiera abierto el telón (sí, en Caracol han puesto un telón-pantalla que le da un rollo muy curioso al escenario), y con una sala que presentaba un aspecto espléndido. Que THE QUIREBOYS es un grupo diferente está claro.

Puede que no sea, sobre el papel, una de esas grandes bandas para llenar pabellones; puede que tuvieran la mala suerte de aparecer en un momento en el que despuntaron los grandes de los noventa, como GUNS N’ROSES… pero lo que es innegable es que tienen una complicidad con su público que va mucho más allá de la propia música, y que convierte cada visita en una fiesta del rock and roll. Una fiesta de esas de andar por casa, con los colegas, unas cervezas y unas guitarras… y en la que te lo pasas como nunca. Pues así fue una vez más.

Aunque venían presentando su nuevo disco, White Trash Blues, arrancaron con “Too much of a good thing”, y ya desde entonces era fácil percatarse de dos cosas: la primera es que Spike, con un “mini” en la mano, estaba más “contento” que de costumbre… lo justo para que se le trabara la lengua entre canción y canción, pero no tanto como para impedir que su interpretación fuera impecable. Y la segunda es que, como ya ocurriera hace unos años, le iba a costar más moverse debido a una fractura en su pie izquierdo que le obligaba a llevar una bota especial para inmovilizárselo. Pero ojo, que cuando digo que le iba a costar más moverse… es siempre según su propio baremo, claro… es decir, que sigue de pie y sin parar quieto, pero un poco más moderado.

¿Preparados para una «Sex Party»?

En definitiva, que íbamos a ver a un Spike con un poco más de “chispa” y menos libertad de movimientos, lo cual podía ser una combinación cuando menos curiosa, y que efectivamente provocó algunas situaciones cómicas (ejemplificadas al comienzo de “I don’t love you anymore”, donde tuvo que parar la intro entre risas farfullando algo parecido a “estoy demasiado borracho para esto”). Mientras tanto, un brindis con toda la sala cada vez que podía, regalo de cervezas mediante entre las primeras filas.

Pero que nadie me entienda mal: a pesar de todo, nuestro borrachín favorito (con permiso de Yosi) fue hilando un show magnífico en el que hubo una gran interpretación (de toda la banda, no sólo suya), un setlist bien escogido, momentos para la complicidad con el público, y todo ello envuelto en un sonido espectacular (en este sentido es digno de mencionar que la sala Caracol ha hecho una inversión muy de agradecer, y de la que deberían tomar nota en otros locales).

Metiéndonos un poco en los detalles, y volviendo al setlist, es evidente que THE QUIREBOYS son sabedores del peso que el memorable A bit of what you fancy tiene en su discografía, y por ello basan todo el espectáculo en desgranar un álbum que , nunca me cansaré de decirlo, debió llegar mucho más alto de lo que lo hizo. ¿Problema? ¡ninguno! Es más, estoy seguro de que si no fuera así muchos de los asistentes saldrían decepcionados (evidentemente estoy generalizando, pero es una realidad).

¡Por allí:! «There she goes again»

Dicho esto, equilibraron muy bien este disco con los demás, dejando la mitad del repertorio para interpretar otros temas que también se han convertido ya, por derecho propio, en clásicos de la banda, como “Mona Lisa Smiled”, “I love this dirty town”, “Tramps and Thieves”, “This is Rock n’Roll” o la propia “Too much of a good thing”; y algunos cortes de su reciente lanzamiento, White trash blues, que no es otra cosa que un homenaje a varios de los grandes del blues (en este caso sonaron “Going down”, popularizada por Freddie King; “Leaving Trunk”, de Taj Mahal; y “I’m a King Bee”, de Slim Harpo) llevados a su terreno.

La actuación por parte de los músicos fue, como siempre, de manual. Cada vez es más evidente el peso que Guy Griffin tiene no sólo en las composiciones, sino también en el manejo, junto a Spike, del timón del grupo, tanto en estudio como en directo. Serán los galones de saberse el más veterano, o el único superviviente, junto al vocalista, de la primera etapa de THE QUIREBOYS (desde 1990); o tal vez también el hecho de saber que alguien tiene que encargarse de la parte “seria” del show cuando Spike se dedica a hacer “sus labores”, pero lo cierto es que ejerce de forma obvia y efectiva de director de orquesta. Paul Guerin (y su eterna sonrisa) y Keith Weir (y su eterna gorra), fuera de los focos principales, dan soporte a ambos de manera ejemplar, resultando fundamentales para el actual sonido tan característico de la banda.

En la batería estuvo, correctísimo, Dave McCluskey, que ya ha girado con ellos en varias ocasiones; y en el bajo Gary Ivin, que entró a formar parte del line up para el tour de 2017. Si hay que poner una pega al concierto viene por aquí: dejando a un lado su semblante no ya serio, sino como de estar cabreado (en contraste con Paul Guerin, a quien tenía al lado), en algunos temas como “Roses & Rings” o “Mona Lisa Smiled” se le notó algo perdido, con la consecuente merma en la interpretación colectiva de ambos (y eso, cuando se trata de clásicos como estos, se nota demasiado… aunque afortunadamente no llegó la sangre al río).

¡Por allí!

Por lo tanto, no sorprenderé a nadie si digo que el concierto en sí fue una hora y veinte minutos de buen rollo. Buenísimo… ¡y contagioso! THE QUIREBOYS transmiten ilusión, y ya nos han acostumbrado a que cada una de sus apariciones en Madrid son sinónimo del rock and roll más auténtico, amable y simpático que se puede ver en nuestros escenarios a lo largo del año. Por eso mismo podrían venir una vez al trimestre, y aún así la sala seguiría llena.

Nunca llegaron a obtener la fama de otros músicos, ni el reconocimiento masivo de la industria, pero sinceramente desde que volvieron en 2001 he llegado a la conclusión de que ni la necesitan ni la quieren. Su medio natural son las salas pequeñas, con su público cerca para sentir su calor… y con unas copas de vino y/o cerveza en la mano. Y así todos felices, tal y como se pudo constatar a la salida.

Rock and roll con una categoría brutal, sin más pretensiones que la de ser precisamente eso: auténtico rock and roll. Y de vez en cuando, en los tiempos que corren, es bueno recordar lo que esto significa. Cheers!

Setlist THE QUIREBOYS:

  • 7 o´Clock, time for party!

    Too much of a good thing

  • Misled
  • Going Down
  • There she goes again
  • Leaving Trunk
  • Mona Lisa Smiled
  • Roses & Rings
  • This is Rock and Roll
  • I’m a King Bee
  • I don’t love you anymore
  • Tramps & Thieves
  • Hey You
  • Sweet Mary Ann
  • 7 O’clock
  • I love this dirty town (bis)
  • Sex Party (bis)

Good drinkers in Madrid? Lo vemos en el vídeo!

 

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