Crónica de HAMLET en Madrid cerrando gira
Tras cuajar más de cuarenta conciertos por toda la geografía estatal con su última gira, “Revolu-Insomnio”, la banda madrileña cerró a lo grande este hercúleo tour de force, en su sala fetiche de los últimos años en la capital. Fuimos testigos de lo ocurrido y damos todos los detalles a continuación…
HAMLET – Sala But, Sábado 4 de Febrero 2023 (Madrid)
Con una docena de elepés a sus espaldas, la banda formada por J. Molly a la voz, con Luis Tárraga y Ken HC como destacados guitarritas, Álvaro Tenorio al bajo y Paco Sánchez a la batería, son por méritos propios un clásico de la escena metalera ‘crossover’ de nuestro país. Acumulan un público nutrido y variado, que se han ido ganando a lo largo de las tres últimas décadas. Y en esta gira están recordando dos de sus discos más renombrados de sus primeros tiempos (de finales de los 90 en concreto), aunque en esta velada de fin de gira hubo alguna ligera pincelada extra.
Eso sí, lo primero que me sorprendió en la noche de autos fue contemplar muchas furgonetas de la Policía Municipal a la entrada del recinto (como si nuestros protagonistas fueran un combo de alto riesgo), que quizás los Agentes de la Ley estuvieran allí por otros motivos, vaya usted a saber… y una vez dentro, ver a tantos cuarentones barbudos agitándose como posesos ante la caña ‘burraca’ que manejan con maestría estos alquimistas de los sonidos volcánicos.
Leña al mono, que es de trapo… Así podría resumirse una actuación que comenzó al ritmo de “Denuncio a Dios”, “Vivir es una ilusión” y “Tortura visión”. Parafraseando a la propia banda, han salido de un lugar al que cuesta entrar y es fácil despeñarse en un gran salto desde el antaño Muro de “Berlín”. De ese Inferno al que recordaron con temas como estos. Al cuarto de hora, empiezan con su particular giro de compás, hacia la temática ‘Insomne’ de rolas como “Dementes cobardes” o “Muérdesela”, dedicada a la plaga de maltratadores que pululan por ahí, jodiéndole la vida a los más indefensos.
No sé por qué razón, quizás sea por tener unos seguidores muy de clase media, bastante alejados de la ‘costra’ más punk, pero las consignas combativas que maneja el combo (normalmente en onda anti patriarcal) no me suenan tan verídicas como en otros grupos radicales que lo llevan tatuado en la sangre. Que nadie interprete con acritud estas palabras, los miembros de HAMLET van tatuados hasta las cejas y son de los más duros de la escena, pero su rollo no es definitivamente el tema político, aunque suelten algunos latigazos en esa onda. Antes habían sonado “Creerse dios”, “El mejor amigo de nadie” y “No me jodas”, títulos explícitos de la lírica que se traen entre manos desde siempre.
Con un sonido de pura lava, el show transcurrió al son de incandescentes perlas como “Mi nombre es yo”, “Buena suerte” o “Crónica antisocial”, antes de llegar al nudo gordiano del último tramo y escupir a quemarropa, como si de una ametralladora se tratara piezas del calibre de “Donde duermo hoy”, “No soy igual” y “El color de los pañuelos”, rematando la faena con “Odio”, “Habitación 106” y “Egoísmo”. Faltaba poner el broche con los clásicos “No me arrepiento”, “Antes y después”, ya en los bises, especialmente con la venenosa “Tu medicina” más la celebérrima “J.F.”, es decir, cerraron la función recordando al Jodido Facha que atiborra este país nuestro de los milagros. Y eso que todavía el anciano Tamames no había cruzado el rubicón en una de las Mociones más surrealistas que se recuerdan por estos pagos.
De este modo, con las cosas claras y el ruido espeso, volvimos a casa, enarbolando una sonrisa burlona de cómo está el patio últimamente y cómo gusta la tralla entre cierta tropa. No perdamos nunca el buen humor, por mucho frío que haga o árido y desolador que se presente el panorama.
Texto y fotos: Fran Llorente – Galería de fotos del fin de gira de HAMLET en Madrid.
(NDR.: Ni dejemos de ver buenos conciertos y buenas bandas en directo).