Crónica de DREAM THEATER (de aniversario) en Madrid
Volvía Mike Portnoy, volvían DREAM THEATER en concierto exclusivo en nuestro país (y en Madrid) y volvíamos nosotros a verles una vez más. Y por supuesto lo disfrutamos y aquí os lo contamos con pelos y señales, y mostramos. De la mano del gran Fernando Galicia y Boliche Angeles:
DREAM THEATER, 40TH ANNIVERSARY TOUR – Martes 17 de noviembre de 2024 – Nueva Cubierta, Leganés (Madrid)
Muchos eran los reclamos que hacían del concierto de DREAM THEATER una cita imprescindible en al calendario de conciertos de este 2024. Muchos, sí, e importantes, pero no nos engañemos: el principal de todos para la base de fans de la banda era la vuelta del hijo pródigo, de un Mike Portnoy que ha estado ausente la friolera de 14 años, en los que los de Boston (EEUU) han lanzado cinco álbumes de estudio. Quería decirlo nada más empezar para evitar que eclipse el resto del relato, pero también porque, más allá del populismo en el que sería fácil caer, lo cierto es que este hecho tiene más peso del que se puede percibir a simple vista.
Empezando por el principio, el tour que conmemora el 40 aniversario de DREAM THEATER era ya de por sí un caramelo, pero el hecho de que además se convirtiera en “la gira de reunión” no hacía sino cargarla de significado y dotarla de una connotación histórica. Que haya pasado por España con una fecha única aseguraba un ambientazo, tal y como se pudo comprobar desde varias horas antes de la apertura de puertas, con los bares de la zona abarrotados y largas colas que daban la vuelta al recinto. La lástima es que (una vez más, en lo que ya desgraciadamente es costumbre) fuera un domingo por la noche, restando posibilidades de asistencia a mucha gente que, de no haber sido laborable el día siguiente, hubiera acudido al concierto sin pestañear. Y no hablo solo de personas de fuera de Madrid, sino también de residentes en la región.
Eso sí, hubiera hecho falta un recinto más grande (que, por otra parte, les hubiera lucido mucho más). Centrándonos en el que nos ocupa, las largas colas derivaron en un caos importante a la hora de entrar. Y eso que abrieron dos horas antes, pero la realidad es que cuando cayó el telón aún había gente fuera protestando después de toda la espera. De nada sirven los avisos del promotor a este respecto si a la hora de la verdad no se agiliza el proceso por parte de la organización.
El formato elegido para la gira es el que ya han empleado en otras visitas: “An evening with DREAM THEATER”, que personalmente creo que todos los seguidores del grupo agradecemos con creces. Un espectáculo de tres horas con un breve descanso en medio en el que se aseguran poder ofrecer un mayor repertorio y un control absoluto del escenario, toda vez que no tienen que compartir los recursos con ningún invitado. La ocasión sin duda lo merecía, sobre todo teniendo en cuenta que repasar una carrera de 40 años requiere su tiempo. Si no me falla la memoria, la primera vez que lo hicieron fue hace veinte años, precisamente en este mismo escenario, en la presentación del disco Train of Thought, en febrero de 2004. Y de hecho retomaron algunas ideas de aquel entonces, como la triple pantalla de fondo o el vídeo repasando su discografía portada a portada (que esta vez proyectaron al comienzo de la segunda parte… y que como es lógico tenía que ser ampliado casi al doble que en 2004). Todo estaba perfectamente medido. Tanto que incluso el propio Portnoy reconocía que él mismo ha hecho la selección de música de ambiente que escucha el público antes del show, en el descanso o a la salida. Sí, Mike ha vuelto…
El concierto comenzó con puntualidad británica, a las 21:00. Ya se había avisado de que serían inflexibles con eso, y que por favor se acudiera con tiempo suficiente. A esa hora, con la banda sonora de Psicosis resonando en la plaza, se apagaban las luces y se iluminaba el enorme telón frontal con la ilustración de la gira. Los primeros compases de “Metropolis pt. 1: The Miracle and the Sleeper” desataban el estado de euforia entre el público, y más aún cuando cayó el telón y mostró a los cinco músicos sobre el escenario. “Overture 1928” y “Strange Dejà vu” desfilaron una detrás de otra en un apabullante ejercicio de virtuosismo que, no por estar previsto, deja de ser siempre impresionante.
El setlist (detallado al final de la crónica) tuvo detalles interesantes, como por ejemplo que este principio fuera simétrico al final del espectáculo, con un tema de Images and Words y dos de Metropolis Pt.2: Scenes from a Memory (“Metropolis pt. 1: The Miracle and the Sleeper” – “Overture 1928” – “Strange Dejà vu” vs “Home” – “The Spirit Carries On” – “Pull me under”). No es casualidad que sean sus álbumes más celebrados y los que mayor representación tuvieran esta noche. O por ejemplo que dicho principio fuera idéntico al comienzo de Metropolis pt. 2… sustituyendo la inicial “Regression” por “Metropolis pt. 1”, germen de la historia del álbum, y mostrando así la conexión entre ambas obras. Cabía la duda de si interpretarían algún tema de la “era Mangini” o si por el contrario se centrarían en su etapa clásica, y finalmente cayeron hasta dos (“This is the life” –A dramatic turn of Events- y “Barstool Warrior” –Distance over time-). Puede parecer una tontería hacerse la pregunta sabiendo que era una gira de 40 aniversario, pero lo cierto es que no sería la primera vez en la que un grupo obvia una etapa completa (que se lo digan a JUDAS PRIEST y a Halford con la etapa de Ripper Owens, por ejemplo).
Por el contrario, me llamó más la atención que se quedaran sin representación dos de los discos clásicos a los que ellos mismos dieron tanta importancia en su momento: Six degrees of inner turbulence y Black clouds and silver linings. Está claro que es complicado dar cabida a todo, especialmente sabiendo que las canciones de DREAM THEATER son extensas, y por eso también me sorprendió que incluyeran en el setlist, en vez de un par de canciones de los discos mencionados, la interpretación completa de “Octavarium”, con sus más de 24 minutos de duración.
El show tuvo dos partes claramente diferenciadas no solamente por un descanso de veinte minutos, sino por el tipo de las piezas interpretadas. Así, en la primera parte hicieron un mayor repaso de la carrera de la banda con canciones más variadas en carácter y más comedidas en duración (“Metropolis pt. 1: The Miracle and the Sleeper” –Images and Words-, “Overture 1928” y “Strange Dejà Vu” -Metropolis pt. 2: Scenes from a memory-, “The Mirror” –Awake-, “Panic Attack” –Octavarium-, “Barstool Warrior” -Distance over time-, “Hollow Years” –Falling into Infinity-, “Constant Motion” –Sistematic Chaos- y “As I Am” –Train of Thought-). Fue emocionante poder volver a escuchar temas como “The Mirror” o “Hollow Years” después de tanto tiempo. No son DREAM THEATER un grupo conformista con respecto a sus repertorios y lo que ofrecen a sus fans, por lo que algún giro de guion era factible. Llegó precisamente en “Hollow years”, para la que no interpretaron la versión de Falling into Infinity, sino la contenida en las demos del año 96. Personalmente prefiero la del disco, pero es de agradecer que los de Boston sigan arriesgando en directo para mostrar algo distinto.
La segunda parte, salvando un principio de contrastes, fue el lugar para obras más largas y sesudas. De esta manera, tras el vídeo con la evolución de los discos a lo largo del tiempo y que contenía una obertura orquestal (grabada) a partir de pequeños fragmentos de cada uno, arrancó con su más reciente creación, “Night Terror”, adelanto de su próximo álbum Parasomnia, previsto para febrero de 2025. Otra apuesta sorprendente para una gira de 40 aniversario, pero que a tenor de lo visto fue un acierto. Subieron la apuesta con otra mirada a Images and Words y una muy celebrada “Under a Glass Moon”, volviendo a su etapa más reciente con “This is the Life”, y produciéndose el efecto contrario: una sensación de fase valle, de excesivo relajamiento en la que incluso se notó más movimiento de entradas y salidas en el público que durante el resto del concierto. Fue la peor elección para el setlist de la noche, toda vez que de ese mismo disco podrían haber escogido alguna más intensa o valorada por los fans, como “Bridges in the Sky” o “On the backs of Angels”.
Sea como sea, en breve llegaría otro ascenso al clímax con el tramo más “sinfónico” del concierto, en la que atacarían dos de sus obras más extensas: “Stream of consciousness” y “Octavarium”. La primera de ellas, precedida de “Vacant” (que ya en el disco hace las veces de introducción de la misma), fue otra de las sorpresas del repertorio. Un tándem de más de 14 minutos de duración que asciende desde la fragilidad vocal de “Vacant” hasta el delirio instrumental de “Stream of Consciousness”, una de las composiciones instrumentales más extensas de su discografía. Y con el público totalmente enchufado llegó “Octavarium”, la más larga de la noche, para poner la bandera en el punto más alto. Fue una interpretación excelsa, realmente espectacular; una apuesta arriesgada sobre el papel que en directo les salió a la perfección y dejó a más de uno boquiabierto y con ganas de revisitar el disco completo. Habría que ver si las escuchas del álbum se han disparado en los últimos días, porque yo me atrevería a decir que sí. Para los bises, con el público totalmente metido en el bolsillo, fueron a caballo ganador: “Home”, “Spirit carries on” (con las luces de los móviles poniendo la nota pastel de la velada) y la siempre celebrada “Pull me under” pusieron el broche final a un concierto memorable.
De los músicos es complicado hablar sin repetirse una y otra vez. El virtuosismo musical de la banda está fuera de toda duda, y a estas alturas ya sabemos todos el papel que juega cada uno. El debate viene siempre por el estado vocal de James Labrie, sin duda el eslabón más débil de la cadena. Al respecto he de decir que, aun estando muy lejos de sus mejores tiempos, en esta ocasión arriesgó menos en las notas agudas, sabiendo rehacer las líneas melódicas más comprometidas para no perjudicar el resultado. No obstante, es innegable que su nivel actual es bastante pobre en comparación con el resto y que debería buscar soluciones para intentar, al menos, mantener un nivel decente cada noche.
Respecto a los demás, Petrucci sigue siendo el gran capitán del barco… pero Mike Portnoy parece que ha vuelto por sus fueros. Aunque esta noche, a pesar de ser sabedor de que los focos le apuntaban a él, se mantuvo en un discreto papel, parece claro que volverá a recuperar su labor como el otro peso pesado de la formación, tanto en lo que respecta a composición como en el control de todo lo que rodea a la banda. Por su parte, John Myung sigue siendo uno de los mejores bajistas del mundo, pero está muy cómodo en ese papel excesivamente discreto, sin llamar la atención por otra cosa que no sea su habilidad para tocar; todo lo contrario que un Jordan Rudess más histriónico, cada vez más rodeado de aparatos, soniquetes y luces innecesarias al que, reconociéndole que es un excelente músico, creo que ha tomado excesivo protagonismo en todos los aspectos que rodean al grupo, especialmente en la composición, entrando como un elefante en una cacharrería cuando la música está pidiendo lo contrario. Llamadme loco, pero cada vez echo más de menos a un Kevin Moore que nunca debió irse.
Sea como sea, y más allá de los debates, una vez más DREAM THEATER llegaron, vieron y vencieron ante una abarrotada Cubierta de Leganés. Había muchos reclamos para hacer de este concierto una cita imprescindible… Muchos reclamos sí, e importantes, pero lo dije al principio para no eclipsar el relato, y lo retomo aquí: Mike Portnoy ha vuelto, amigos, y tiene más importancia de la que parece. No es solo lo que aporta como músico (“Night Terror” es el mejor ejemplo, con unas hechuras que vuelven a mirar a discos como Black Clouds and Silver Linings), sino el carisma que desprende, muy por encima del de sus compañeros de equipo. Mangini es un grandísimo batería, y hay que agradecerle el enorme papel que ha hecho durante estos últimos 14 años. Fue capaz de adaptarse a una banda tan complicada como DREAM THEATER y de sustituir con soltura a uno de los mejores baterías del mundo, y eso no es fácil. Pero hacía falta algo más, y se pudo ver esta noche. Quizá sea sólo una impresión, pero DREAM THEATER han sonado distintos hoy, con más pegada, con más garra, más sólidos. Y eso no lo consigue un batería: lo consigue un líder.
Bienvenidos a una nueva etapa de viejas costumbres. Bienvenido a casa, Mike.
Texto: Fernando Galicia / Fotos: Boliche Angeles
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Setlist del concierto en Madrid:
Parte I
- Metropolis Pt. 1: The Miracle and the Sleeper
- Overture 1928
- Strange Déjà Vu
- The Mirror
- Panic Attack
- Barstool Warrior
- Hollow Years
- Constant Motion
- As I Am
Parte II
- Night Terror
- Under a Glass Moon
- This Is the Life
- Vacant
- Stream of Consciousness
- Octavarium
Bis
- Home
- The Spirit Carries On
- Pull Me Under