Crítica del nuevo disco de los noruegos TRIOSPHERE
TRIOSPHERE: “The heart of matter” (AFM)
Es gratificante encontrar, de vez en cuando, músicos y grupos que despuntan de la media en este sobrecargado mundo del Rock y el Metal. Cada vez hay mejores músicos, técnicamente muy superiores a los padres que inventaron el Rock, pero afirmar si son mejores compositivamente es harina de otro costal. Particularmente, para medir la calidad de los grupos he ido dejando el análisis de la técnica o la producción sonora de los trabajos en un segundo plano porque, en la mayoría de los casos, es exquisita en la actualidad. Así que para encontrar la esencia y calidad de una banda tenemos que volver, curiosamente, a planteamientos de hace muchos años, y retomar la sencillez de la pregunta: ¿qué me dicen los temas de este grupo? ¿Hay inspiración tras la técnica? Por sorpresa, muchos no pasan la criba…
Dicho esto, llegó a mis manos hace poco el nuevo trabajo de TRIOSPHERE, «The Heart Of The Matter», y el análisis resumido es fácil: IMPRESIONANTE. Los noruegos se destapan con un disco que está muy por encima de la media en cuanto a calidad compositiva y acierto en la ejecución. Tenemos ante nosotros a unos musicazos que, además, componen unos temas absolutamente redondos y adictivos. La banda lo tiene muy claro, y se nota.
TRIOSPHERE basan su sonido en una inteligente mezcla de metal sinfónico con mucha base progresiva en sus fundamentos rítmicos. Conjugan todo esto con unos estribillos abiertos, melódicos, épicos y muy poderosos, con lo que se acercan bastante a la fórmula perfecta para lograr grandes canciones de la duración justa, donde todo está estudiado para que todo cuadre y nada se haga pesado o sobre. El cuarteto cuenta además con una de las voces femeninas más feroces, llenas y poderosas que he escuchado en mucho tiempo. Ida Haukland sigue la senda de las vocalistas al estilo de Doro Pesch (DORO y WARLOCK), Cristina Scabbia (LACUNA COIL) o la española Elisa C. Martín (DARK MOOR y DREAMAKER). Viene a ser como una versión femenina del poder vocal de Bruce Dickinson y, en su forma de cantar, vas a encontrar fuerza y potencia, nada de voces delicadas haciendo gorgoritos operísticos.
Centrados ya en el contenido de su último trabajo, «The Heart O The Matter», el primer corte, «My Fortress», nos arrolla con su velocidad, los riffs endiablados y cañeros de Bergersen y Byberg, conducidos a la perfección por la sólida base rítmica que crean el batería Ørjan Jørgensen y la propia Ida… que además es bajista de la banda. El tema nos arrolla con sus rítmicas ajustadas, sus cambios, su rapidez y su frescura. El tema de apertura es para quitarse el sombrero. La cosa se pone aún más interesante con «Steal Away The Light», un tema aún más directo, que comienza con un unísono de guitarras de alta escuela, con una base muy marcial que abre a un verso obligado y cadente, sin dejar mucho espacio hasta llevarnos a un estribillo perfecto, construido para que no se vaya de la cabeza. Los desarrollos de guitarra, los arreglos secundarios en acústico y un solo impresionante terminan por dar forma a otro temazo directo y redondo.
«The Sentinel» comienza delicado, con una pequeña intro orquestal, pero en seguida nos vemos introducidos en otro tema rápido y ajustado de virulentas rítmicas, abrazados por esa gran voz que lo llena todo y otro estribillo de libro, todo conjugado, nuevamente, con las partes solistas de guitarra, muy inspiradas, que le dan ese punto extra a las canciones. «Breathless» más directa y tranquila, más melódica y dinámica, sigue ahondando en la propuesta general de la banda mostrada en los primeros temas. Lo mismo que ocurre con «Departure», «The Heart’s Dominion» y «As I Call», está última con muchas reminiscencias a KAMELOT, aunque con un puente y un estribillo más interesante de lo que hacen los americanos hoy en día.
Mención especial para «Relentless» el mejor tema del disco para el que escribe, con un comienzo rápido y cañero que no abandona la cadencia en ningún momento, con una base a doble bombo matadores y unas rítmicas casi thrashers que te hacen apretar la mandíbula. El virtuosismo y elegancia del solo hacen que, con este corte, terminen de firmar un disco de donde muchos músicos deberían tomar nota. El trabajo termina con «The Sphere», «Remedy», «Storyteller» y la balada «Virgin Ground», donde los noruegos no hacen sino apuntalar de manera magistral su propuesta musical actual.
«The Heart Of The Matter» ha resultado ser uno de los discos del año para mí, por su calidad, sus canciones perfectas y la inteligencia compositiva de sus músicos. Es fácil perderse en el mar de lanzamientos continuos y la cantidad de bandas que pueblan todos los estilos, pero no te distraigas y dale una oportunidad a TRIOSPHERE. Te aseguro que están un peldaño por encima de gran cantidad de bandas… y por derecho propio.
Texto: Javier Paredes