El viernes 15 de noviembre, en la sala Opción de Pinto, AVALANCH dio el segundo concierto de una gira unplugged. Un evento muy interesante que os contamos en esta crónica:

AVALANCH (acústico) – Viernes 15 de noviembre (sala Opción – Pinto, Madrid)

AVALANCH

Debemos mencionar como primera impresión la variedad de anuncios del concierto con distinto horario, y algunos llegamos a las 20:00, para que nos dijeran al llegar que realmente el concierto era a las 22:00… Bueno, una vez pasado este tiempo, los horarios siguieron una puntualidad digna de destacar. También debemos resaltar el hecho de que era un acústico (sin teloneros además). Tal como anunció Alberto Rionda al comenzar, este formato se ideó como una necesidad de acercarse al público y rodearse de sus fans.

La idea es crear un ambiente íntimo y cercano, algo que sin duda consiguieron y todos nos sentimos en un contexto cálido y casi familiar. Cabría hacer un inciso explicando que el vocalista que forma parte del grupo actualmente (al menos oficialmente), Isra Ramos, sigue de baja y fue sustituido, como en las fechas de verano, por Jorge Berceo (cantante de ZENOBIA, y aquí también guitarrista de apoyo), fenómeno que seguirá con toda esta gira. Por cierto que al ser el formato reducido ampoco estaban Jorge Salán (guitarrista), Dirk Schlächter (bajo) ni Manuel Ramil (teclados).

Comenzaron con “Mar de lágrimas”, con un público que ya conocía la canción y no dudó en acompañar a la banda. Ocurrió lo miso con otras composiciones clásicas del grupo que siguieron a esta como “Antojo de un Dios” o “El hijo pródigo”. A la voz de Berceo se le sumaban la acústica de Rionda y el cajón que tocaba Mike Terrana, quien además añadía ornamentos con los platos de su batería.

AVALANCH

En este punto Rionda, se sincera aún más con los espectadores y aprovecha para explicar el origen de sus canciones: Asturias, lo que le sirvió de presentación para una de sus más míticas canciones, “Xana”. Fue una de las piezas que más disfrutó el público y los mismos artistas en el escenario, que animaron a sus fans a cantar a capella el estribillo. A continuación, a pesar de ser acústico se convirtió en una canción muy potente.

Destacó la comunicación con el público tan cercana que tanto Rionda como Berceo entablaban. Terrana, por su parte, apenas habló, quizá por la dificultad del idioma… y porque es más reservado en este sentido. Con tan solo 7 canciones, el vocalista dejó claro su potencial, y nos contagió con su actitud joven y arrolladora, definitivamente clave para la visión global del concierto.

En este momento, con “Delirios de grandeza”, Jorge Berceo cogió el bajo y Mike Terrana pasó a su batería, mientras Alberto R. seguía con su guitarra acústica, y bromeaba con sus compañeros sobre su concepto de “acústico”. Y en las dos siguientes canciones, “Papel roto” y “El peregrino”, nos sorprendieron con la colaboración de Jezabel Martínez con un violín, dotando a la melodía de un sonido dulce, difícil de olvidar. En este momento, debo puntualizar sobre el buen sonido de la sala y el gran partido que le sacó el técnico a los medios de los que disponía… siendo, sin duda, un aspecto fundamental para las sensaciones del concierto.

A modo de anécdota, con “Alas de cristal”, se dio una situación muy cómica, ya que Mike Terrana tenía que dar comienzo a la pieza, pero sin embargo, cuando Alberto Rionda le dio pie a ello, se confundió, y la banda se quedó en blanco, pero que rápidamente solucionaron bromeando y sacándonos a nosotros una carcajada. A esto se le sumó el directo en Facebook que el guitarrista inició, lo que hizo que el público estuviera aún más emocionado e incluso nervioso.

En “Pies de barro”, finalmente, pudimos deleitarnos con Alberto R. a la guitarra eléctrica y con una muestra del control de Jorge Berceo sobre su voz, ambas cosas nos hicieron aplaudir con ganas y perplejos. Y con “Otra vida”, el guitarrista nos dejó boquiabiertos con un solo, demostrando una vez más que es uno de nuestros instrumentistas más reputados.

AVALANCH

Después de esta canción tuvo lugar el solo de batería de Mike Terrana, quien toma como base el galope final del “Orfeo de los Infiernos” de Jacques Offenbach, más conocido como el “Can-Can”. Un show en toda regla que dejó al público aplaudiendo al maestro de las baquetas, exponiendo su calidad musical, su cadencia y buen golpeo en la batería. Se hizo corto para muchos, pues encantó a la gran mayoría, lo que hizo que un grupo comenzara a gritar su nombre al ritmo de bombo.

Para nuestra sorpresa, el guitarrista anunció que habría un concurso y un sorteo. El primero consistió en que Alberto Rionda tocaría el principio de unos acordes de algunas de sus canciones, y quien gritara el título primero tendría un premio (ej.: “Alborada”), el cual se trataba de subir al escenario a cantar con ellos “Lucero”. Fue así como acabó el escenario con 3 personas del público, el técnico de sonido y, de nuevo, Jezabel y su violín; como momento zenit de este gran concierto.

Me llamó la atención el concepto del concierto en cuanto a la evolución del mismo: partiendo de un acústico, mezcla entre una guitarra acústica, batería, bajo y voz; y culminar con una guitarra eléctrica y el resto de factores mencionados. Sin duda, agradó a casi todo el público, y seguramente repetiremos con la banda la próxima vez que anuncien concierto en la capital.

De hecho, al menos desde mi punto de vista, el ambiente que crearon hizo que sintiéramos cercanía hacía lo que para muchos son ídolos, y si repiten gira con este concepto, este concierto es visita obligada.

Texto: María D. Carballeda / Fotos: David Macarrilla

Podemos ver las fotos del evento tanto en este enlace como debajo en el slider:

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