Crónica: SÔBER y su Sinfonía del Paradysso en Madrid

Sober

A punto de editarse el nuevo trabajo de SÔBER, estamos expectantes ante la forma que tomará este nuevo trabajo y si llevará incluido al completo, en el DVD, el concierto que la banda madrileña ofreció en el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones.

Un día antes de la edición oficial es momento perfecto para rememorar la noche en la que se grabó «Sinfonía del Paradysso» en Madrid…

SÔBER  – Sinfonía del Paradysso – Madrid, sábado 24 de febrero de 2018, Palacio de Congresos del IFEMA

Foto de Javier Bragado para SÔBER oficial

Repasamos a grandes rasgos, como fue aquella noche y ofrecemos a continuación algunas pinceladas de cómo se ha gestado esta SINFONÍA DEL PARADYSSO que toma cuerpo en formato sinfónico… 

Jorge Escobedo, Carlos Escobedo, Antonio Bernardini y Manu Reyes se suman a la moda de los trabajos sinfónicos (las grandes canciones del grupo con orquesta detrás) que ya mostraron recientemente CELTAS CORTOS, MAGO DE OZ o el ‘rey del rock español’, nuestro admirado y querido MIGUEL RÍOS.  En esta ocasión, han regrabado el álbum que les llevó en volandas hacia la gloria (y con el que ascendieron a la primera división del ROCK estatal). El trascendental “Paradysso” (2002) es resucitado con cuerdas a flor de piel y orquestaciones varias, en una especia de ‘bondage’ de suave tacto y sutil amarre, a cargo del maestro Manuel de Paz.

En la noche de autos sorprendió la solemnidad del lugar, acentuada por la Orquesta O.C.A.S. (embutidos en túnicas negras como sumos sacerdotes del Templo de Syrinx) desfilando por las butacas, hasta llegar al escenario en una siniestra procesión, metáfora cruel de los tiempos que acontecen. Varias imágenes surcaron nuestra mente, mientras contemplábamos a estos custodios de la MÚSICA con mayúsculas y sus ritos ancestrales, al más puro estilo “Eyes Wide Shut”.

Sinfonía del Paradysso

Como nuestra cultura cinematográfica y musical es amplia, viendo ese desfile de almas en penitencia (esta Santa Compaña sin antorchas, marcha fúnebre de una era terrible, réquiem por las devastadas aldeas en llamas de países como Siria o Irak)  se nos vino a la cabeza la película “El Nombre de la Rosa”, magistral recreación de la novela homónima de Umberto Eco. Parece que algunos (jueces y políticos, principalmente) quisieran encarcelar la risa y secuestrar la poesía y el rocanrol, pero no dejaremos que se salgan con la suya…

Una vez iniciado el espectáculo, disfrutamos de una preciosa y singular escenografía para arropar las composiciones, con diversas imágenes proyectadas en las pantallas de fondo, para deleite de los asistentes. “Una vida por exprimir”, “Animal” y “Reencuentro” rompieron el hielo, transitando por la estrecha vereda de un camino sin retorno, que empezó a tomar cuerpo con “Blancanieve”, “Eternidad”, “Lejos” y la balada ambiental “Náufrago”, que una vez más nos recordó los dulces aromas de unos QUEENSRŸCHE estelares, proyectando la sombra alargada de su “Silence Lucidity”…

Con lo que más alucinamos, con diferencia, fue al contemplar como un mar de cuerdas embravecidas zarandeaban las canciones como un barco a la deriva y terminaban sepultándolas en una tormenta de ritmos sinfónicos sobrecogedores. Los momentos en que la Orquesta O.C.A.S. tomaba el mando fueron realmente espectaculares… todo ello mientras, los miembros de SÔBER se agarraban al mástil de sus instrumentos como Ulises en plena Odisea. Una “Cápsula” de “Hemoglobina” que hacía palidecer a “El Hombre de Hielo”. Desafiando al “Vacío” existencial (en este tiempo tenebroso de regresión de libertades y derechos democráticos), hasta escribir con letras doradas la “Sinfonía del Paradysso”. Quizás haya que doblar la esquina y levantar los adoquines para encontrar la ansiada arena de playa…

Foto Finish del concierto

En los bises, nos relamimos con “Estrella Polar” (y ese mundo fantasmal que evoca…), la sempiterna “Arrepentido” (con un fondo de Catedral Gótica, proyectado en las pantallas) y especialmente con “Superbia” (con esa apocalíptica atmósfera, tan turbadora a su alrededor). La soberbia humana y el desarrollo tecnológico versus la devastación del planeta, y la Madre Naturaleza -Gaia­- prometiendo cumplida venganza. “Mis cenizas” y “Diez años” pusieron la guinda final a un show que tardaremos bastante en olvidar…

Texto: Fran Llorente

Fotos: SÔBER oficial, Javier Bragado y Fran Llorente

 

POSDATA: Esperamos que estas magníficas sensaciones tengan pronto reflejo en un rutilante DVD, que haga justicia a una velada maravillosa como pocas.

 

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